NOTICIAS: NOTICIAS 2003

16 de junio de 2003
PROGRAMA DE DOHA PARA EL DESAROLLO: SIMPOSIO

Supachai dice que las conversaciones de Doha son fundamentales para la reactivación de la economía mundial

Sesión de apertura — Intervención del Director General

Buenos días, señoras y señores. Es para mi un gran placer darles hoy la bienvenida. Me impresiona sobremanera el gran número de participantes que han acudido a Ginebra para asistir al simposio público del presente año sobre los “desafíos futuros en el camino hacia Cancún”. Recibimos más de 750 solicitudes de asistencia al simposio y, a juzgar por el aspecto de esta sala, muchos de ustedes han podido venir a Ginebra. Les agradezco su presencia aquí. Es una prueba de que estos simposios merecen realmente la pena y de que incluso, son muy necesarios, porque ofrecen a los participantes de organizaciones no gubernamentales, instituciones de investigación, gobiernos y parlamentos, círculos académicos, asociaciones del sector empresarial y medios de comunicación la oportunidad de abordar y debatir algunas cuestiones clave que conciernen a la OMC y a la situación actual de las negociaciones, y reflexionar abiertamente sobre ellas.

Permítanme reiterar la importancia que concedo a tales esfuerzos y aprovechar esta oportunidad para informarles de algunas iniciativas conexas que he tomado en mi calidad de Director General. He constituido dos órganos asesores informales, uno para las ONG y otro para las empresas, con el fin de facilitar mi diálogo con ellas. Confío en que esta iniciativa personal me permita contribuir a hacer más transparentes y comprensibles las complejidades de la OMC. Ambos órganos celebraron ayer reuniones preliminares muy constructivas.

Tengo asimismo gran interés en fortalecer a la OMC como institución que responda eficazmente a los desafíos del futuro. Nos conviene conocer nuevas ideas, y por ellos he pedido a un grupo reducido de personalidades eminentes que me sirvan de Consejo Consultivo y preparen un informe sobre el modo de fortalecer y equipar a la OMC. Hoy y mañana me reuniré con ellos, ya que algunos participan en el simposio.

Antes de presentar a los oradores invitados esta mañana y darles la bienvenida, quisiera referirme brevemente a este simposio. En los tres próximos días tendrán la oportunidad de asistir a una serie de sesiones de trabajo en las que se abordará una amplia variedad de temas, que van desde la agricultura, el comercio de servicios y las cuestiones del desarrollo, hasta el comercio y las cuestiones de igualdad entre el hombre y la mujer, los OMG y la seguridad biológica, el etiquetado ecológico y las cuestiones vinculadas al comercio y la competencia, así como al comercio y las inversiones. Está previsto celebrar 22 reuniones de trabajo, lo que hace de este simposio el más ambicioso que ha organizado la Secretaría de la OMC hasta la fecha. La fórmula que empezamos a utilizar el pasado año -los representantes de la sociedad civil organizaban sesiones sobre temas de su elección- resultó tan satisfactoria que seguiremos utilizándola este año. De las 22 sesiones de trabajo, cinco han sido organizadas por la Secretaría de la OMC y 15 por organizaciones no gubernamentales u organizaciones internacionales. Dos sesiones han sido organizadas por gobiernos; ésta es una novedad positiva que refleja el hecho de que, en la actualidad, un gran número de gobiernos están muy interesados en entablar un debate público sobre lo que verdaderamente está en juego en estas negociaciones. La Secretaría de la OMC ha tratado de contribuir, en la medida de lo posible, a costear los gastos de viaje y alojamiento de los representantes de la sociedad civil y de los gobiernos de los países menos adelantados.
Antes de ofrecerles una breve exposición general de lo que a mi juicio son los desafíos más importantes a que haremos frente antes de Cancún y en Cancún, les ruego me permitan expresar mi agradecimiento al Gobierno de Noruega, cuyo apoyo financiero ha permitido a la OMC planificar este ambicioso simposio y garantizar la presencia aquí de muchas personas que de otro modo no se lo habrían podido permitir. Por ello el personal de la OMC y yo mismo estamos sinceramente agradecidos a la Sra. Thorhild Widvey, Secretaria de Estado para el Comercio de Noruega, como lo estarán seguramente todos los aquí presentes.

  
Antecedentes económicos y políticos


Considerando que muchos de los participantes en el Simposio acudirán en menos de tres meses a Cancún para asistir a nuestra Conferencia Ministerial, voy a referirme ahora a las negociaciones del Programa de Doha para el Desarrollo. En mi opinión, si queremos un mundo más próspero, equitativo, justo y estable, debemos conseguir que el resultado de las negociaciones de Doha sea satisfactorio y oportuno. Creo además que tal resultado es posible si los gobiernos están políticamente dispuestos a comprometerse en el empeño conjunto y dan prueba del valor y la determinación necesarios para negociar con firmeza y flexibilidad. Me satisfacen las recientes y alentadoras muestras de compromiso político de alto nivel con la Ronda y su oportuna conclusión por parte de los Ministros de Comercio de la OCDE, los dirigentes del G-8, los Ministros de Comercio del APEC y otros Ministros de todo el mundo. Agradezco asimismo a los dirigentes de las Naciones Unidas sus recientes muestras de apoyo al Programa de Doha. Es preciso que traduzcamos urgentemente estas palabras en hechos.

Entorno económico: Actualmente en todas las regiones del mundo se experimenta una incertidumbre económica y un crecimiento económico lento. Tras registrar en el decenio de 1990 un coeficiente medio de crecimiento del 6,7 por ciento, el comercio mundial disminuyó un 1 por ciento en 2001 y aumentó solamente un 2,5 por ciento en 2002. Según indicios preliminares, en 2003 el crecimiento de volumen del comercio apenas será superior al de 2002, o ni siquiera eso. Cada vez se hace más evidente para los dirigentes políticos y empresariales de todo el mundo que la débil economía mundial necesita urgentemente el estímulo que puede representar un aumento significativo de la liberalización del comercio mundial. Por consiguiente, la conclusión satisfactoria de la Ronda es fundamental para la reactivación de la economía mundial. El fracaso no es una alternativa, puesto que enviaría un mensaje muy perjudicial a todo el mundo con respecto a las perspectivas de recuperación económica.

Entorno de desarrollo: Nunca se había reconocido tan ampliamente el papel que desempeña el comercio en el proceso de desarrollo. Las investigaciones demuestran claramente que ninguna otra esfera de la cooperación económica internacional o la asistencia al desarrollo –sea en forma de alivio de la deuda o de ayuda exterior- puede ofrecer a los países en desarrollo los beneficios que cabe obtener de una ambiciosa liberalización del comercio. Según las estimaciones del FMI/Banco Mundial, la eliminación de los obstáculos al comercio de mercancías en los países industrializados y en desarrollo puede aportar una mejora del bienestar económico que representaría de 250.000 a 620.000 millones de dólares EE.UU. anuales, de los cuales entre un tercio y la mitad beneficiaría a los países en desarrollo. Compárense estas cifras con los 50.000 millones de dólares que se proporcionan cada año a los países pobres en concepto de ayuda, o con los 50.000 millones de dólares que se necesitan (adicionalmente) cada año para alcanzar los objetivos de desarrollo del milenio. Los países pobres necesitan abrirse camino para salir de la pobreza, y el comercio es un poderoso motor de crecimiento.

Entorno multilateral: Nos encontramos en un período de creciente incertidumbre a escala mundial y de profundos desafíos para el multilateralismo. Las negociaciones de Doha ofrecen a los gobiernos la oportunidad de demostrar el compromiso renovado con la cooperación multilateral y la responsabilidad compartida de abordar problemas tales como la pobreza y el desempleo, tan estrechamente vinculados a las cuestiones relativas a la seguridad y la estabilidad internacionales.

  
Situación general


Han transcurrido 19 meses desde que se iniciaron las negociaciones del Programa de Doha para el Desarrollo; está previsto que concluyan dentro de otros 18 meses. Entretanto, sólo disponemos de 53 días hábiles hasta que los Ministros se reúnan en Cancún, México.

¿En qué punto nos encontramos? Hace algún tiempo advertí que la Ronda sufriría una paralización inminente a menos que se concentrara la energía política necesaria para impedirlo. Hasta ahora, hemos evitado lo peor, y es de agradecer la responsabilidad con que los gobiernos se han comprometido en el proceso de negociación. Aunque los plazos clave no se han cumplido, los Miembros prosiguen sus debates constructivos y se esfuerzan con determinación en encontrar soluciones.

Me alienta también el compromiso de los Miembros de no ceder en los ambiciosos objetivos y concluir la Ronda de forma satisfactoria y oportuna. Es fundamental que nos preparemos para Cancún con esos objetivos firmemente establecidos, independientemente de lo complejo y difícil que pueda ser alcanzarlos. Reducir nuestras expectativas sobre el resultado de la Ronda no facilitaría el logro de ese resultado, sino que podría incluso hacerlo más difícil.

Hay otros signos alentadores, como la plena dedicación a las negociaciones por parte de casi todos los Miembros, tanto desarrollados como en desarrollo; la presentación de propuestas ambiciosas sobre numerosos temas de negociación (por ejemplo, las propuestas de aranceles nulos en el sector industrial); la evidencia clara de que los Miembros empiezan a establecer vínculos positivos en las negociaciones; el creciente compromiso por parte de los altos funcionarios y las capitales, junto con el apoyo creciente a las iniciativas encaminadas a implicarles más plenamente en el proceso, y el activismo y la participación cada vez mayores de los Ministros de Comercio.

Sin embargo, subsisten preocupaciones fundamentales. No podemos disimular el hecho de que se han incumplido los plazos con respecto a los ADPIC y la salud, el trato especial y diferenciado, las cuestiones relacionadas con la aplicación y, más recientemente, las relativas a la agricultura y el acceso a los mercados de los productos no agrícolas. No podemos hacer como si los reveses registrados hasta ahora no hubieran tenido consecuencias. La incapacidad de cumplir los plazos relativos a las cuestiones que debían abordarse antes de Cancún ha retrasado nuestra labor previa a la Conferencia Ministerial. Si no somos capaces de adoptar una mayor flexibilidad y alcanzar por lo menos un entendimiento sobre algunas de esas cuestiones, los Ministros podrían encontrarse ante una tarea inviable en Cancún.

No voy a considerar ahora en detalle estas cuestiones, que serán debatidas durante los tres días del simposio. Sugiero que cedamos la palabra a nuestros oradores invitados. Gracias.