OMC: NOTICIAS 2010

CONSEJO GENERAL

> Resumen de la reunión del Consejo General

 

Declaración del Director General — Ayuda para el comercio — Preparativos del tercer Examen Global

Permítanme empezar mi declaración con esta pregunta: “¿Está funcionando la Ayuda para el Comercio?” Ésta es la pregunta que el Secretario General de la OCDE, Angel Gurría, y yo mismo les planteamos en las cartas que les acabamos de enviar a ustedes y a sus Ministros.
Nuestra intención es hacer de esa pregunta y de las respuestas que ustedes le den al tema central del Tercer Examen Global de Ayuda para el Comercio que tendrá lugar en julio de 2011. En mi declaración de hoy ante el Consejo General quiero exponer:

  • cómo tenemos previsto utilizar el ejercicio conjunto OCDE-OMC de vigilancia y evaluación para reunir y presentar sus respuestas; y

  • cómo concibo, a grandes rasgos, el desarrollo de ese proceso desde ahora hasta que se celebre el Tercer Examen Global en julio de 2011.

Nuestro último Examen Global de 2009 tuvo como telón de fondo la propagación de la crisis económica mundial. A pesar de ello, cuatro miembros (el Japón, Francia, los Países Bajos y el Reino Unido) se comprometieron a seguir brindando apoyo financiero a la Ayuda para el Comercio. En la cumbre del G-20 celebrada en junio en Toronto, los dirigentes se comprometieron asimismo a mantener el impulso de la Ayuda para el Comercio. Además, el Presidente coreano de la Cumbre del G-20 que tendrá lugar en Seúl el mes próximo ha expresado ya su gran interés por asegurar que en la Cumbre se preste especial atención al desarrollo, con inclusión de la Ayuda para el Comercio.

En el lado de la demanda cada vez hay mayor conciencia de que es necesario incorporar el comercio a las políticas nacionales y regionales de desarrollo y avanzar hacia ese objetivo. Más de la mitad de los 88 países asociados que respondieron al cuestionario de autoevaluación distribuido antes del Segundo Examen Global declararon que habían incorporado plenamente el comercio en sus estrategias nacionales de desarrollo. Confío sinceramente en que esa tendencia positiva continúe, en particular entre los países menos adelantados (PMA), ahora que se ha completado la mejora del Marco Integrado.

Sin duda, hemos avanzado significativamente en la aplicación de las recomendaciones del Equipo de Trabajo, que, en julio de 2006, informó al Consejo General sobre la forma de hacer operativa la Ayuda para el Comercio. Los asociados están determinando las prioridades de los objetivos comerciales en sus planes nacionales y los donantes están aportando fondos adicionales. Y lo que es incluso motivo de mayor satisfacción: según parece, las comunidades del comercio y del desarrollo se comunican entre ellas. Podemos decir sin temor a equivocarnos que el proceso está encauzándose mejor y empezando a funcionar más eficazmente.

Pero, ¿significa eso que la situación ha cambiado? ¿Está la Ayuda para el Comercio teniendo los efectos que deseamos a nivel local? ¿Está dando los resultados previstos? Estas preguntas son ahora acuciantes. Debido a la necesidad de sostenibilidad de la financiación el gasto público está siendo objeto de un examen más detenido. Muchos donantes están llevando a cabo evaluaciones exhaustivas de sus gastos en ayuda.

Siempre he creído que debemos considerar como una oportunidad esta “cultura de la responsabilidad” cada vez más extendida. Desde que ustedes me confiaron este mandato en 2005, no he dejado de insistir en la necesidad de centrar nuestra atención en la evaluación de los efectos de las intervenciones de Ayuda para el Comercio en los países en desarrollo. Para que la Iniciativa de Ayuda para el Comercio siga gozando de apoyo político es necesario que demostremos de forma clara y convincente que funciona sobre el terreno. Si la crisis mundial ha hecho que la Ayuda para el Comercio sea indispensable para los países en desarrollo, también ha hecho perentoria la necesidad de mostrar resultados en los países donantes.

Por ese motivo tengo gran empeño en que apliquemos enfoques de gestión basados en los resultados a nuestros propios programas internos de Ayuda para el Comercio, aspecto en el que ya hemos empezado a trabajar.

Contamos con algunos elementos prometedores, pero queda mucho más por hacer. Aquí es donde necesitamos sus aportaciones. El marco de vigilancia y evaluación que hemos establecido conjuntamente se basa en tres elementos principales:

  • el seguimiento de las corrientes de Ayuda para el Comercio por la OCDE;

  • los cuestionarios de autoevaluación que están enviándose a las comunidades económicas regionales, los asociados, los donantes y los participantes en la cooperación Sur-Sur; y

  • los relatos de experiencias concretas que ponen de manifiesto lo que funciona y lo que no funciona

Las cartas que ya habrán empezado a recibir contienen los cuestionarios de autoevaluación y la petición de relatos de experiencias concretas. El plazo para la presentación de esa información es el 31 de enero del año próximo.

Como observó Oscar Wilde, “la verdad pura y simple es rara vez pura y nunca simple”. Por eso no pedimos únicamente su opinión sobre lo que funciona, sino su experiencia sobre lo que no ha funcionado y su parecer sobre lo que podría funcionar mejor. Creo que nuestras conclusiones tendrán más peso si podemos determinar los aspectos en los que es posible mejorar la Ayuda para el Comercio.

La información que reunamos a través de los cuestionarios y los relatos de experiencias concretas se incluirá en la próxima edición de nuestra publicación conjunta “La Ayuda para el Comercio en síntesis”, y también podrá consultarse en el sitio web.

¿Tendremos para el próximo mes de julio una respuesta definitiva a la pregunta de si está funcionando la Ayuda para el Comercio? Eso espero, pero también creo que es realista insistir en lo que queda por hacer para establecer los necesarios criterios y referencias que nos permitan medir los progresos que se realicen a lo largo del tiempo. Es preciso que la labor sobre los indicadores avance más para que podamos completar el eslabón que falta entre las intervenciones y sus efectos. Espero que el conjunto de datos que recibamos de los Miembros permita establecer correlaciones positivas, que habrá que seguir analizando en nuestro programa de trabajo futuro.

Pero no quiero adelantarme a los hechos. No vendamos la piel del oso antes de cazarlo. Lo que hoy me propongo es insistir en el llamamiento a la participación en este nuevo ejercicio de evaluación y vigilancia de la Ayuda para el Comercio, que será el pilar central del Tercer Examen Global de la Ayuda para el Comercio.

Como los Miembros recuerdan periódicamente a la Secretaría, son los países en desarrollo, las comunidades económicas regionales y sus asociados para el desarrollo los encargados de hacer operativa la Ayuda para el Comercio. Por extensión, ustedes son los más indicados para juzgar qué medidas están o no funcionando. En pocas palabras, para que el Tercer Examen Global de la Ayuda para el Comercio tenga éxito necesitamos su contribución, que espero con impaciencia.

Por último, quiero dar las gracias al Embajador Erwidodo por su capacidad de iniciativa para impulsar esta labor como Presidente del Comité de Comercio y Desarrollo (CCD).

 

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