OMC: NOTICIAS 2013

FORO PÚBLICO DE LA OMC: 1-3 DE OCTUBRE DE 2013


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Sesión de trabajo 20: Las reservas alimentarias en unos mercados en evolución: una herramienta esencial para renovar la confianza en el comercio

Según el panel, si se pudiesen corregir los sesgos de las normas de la OMC, se podría resolver parte del problema de la constitución de existencias públicas. Lo primero que había que hacer para tener un debate transparente sobre la constitución de existencias públicas como medio de lograr la seguridad alimentaria era revisar esas normas, que se podían cambiar sin necesidad de cambiar los objetivos perseguidos.

El panel dijo que reducir la inestabilidad de los precios redundaba en la seguridad alimentaria; haría que hubiese más certidumbre y aumentase la inversión en la agricultura. La inestabilidad de los precios desincentivaba las nuevas tecnologías. Cuando las partes interesadas sabían a qué atenerse en cuanto al precio, sabían dónde podían ahorrar, cuánto vender y dónde invertir. La infraestructura de transporte era imprescindible para la seguridad alimentaria. Asia llevaba cuatro decenios de estabilización de precios, y ello había contribuido positivamente a elevar la producción agrícola y había promovido el desarrollo. Tanto en la India como en Indonesia había un compromiso permanente y a largo plazo del gobierno que había reducido enormemente la inestabilidad. Para estabilizar los precios, un país necesitaba capacidad logística para vigilar los mercados. La acumulación de existencias entrañaba costos muy elevados (entre el 15 y el 20% del valor de las reservas).

Los países de la CEDEAO (Comunidad Económica de los Estados de África Occidental) contaban con tres niveles de defensa frente a la contracción de los precios. Dichos países se veían obligados a recurrir a la ayuda internacional, lo cual demoraba la respuesta; además, esa ayuda había desestabilizado los sistemas de producción y la creación de reservas. Se podía actuar sobre el precio a lo largo de la cadena de suministro; de hecho, varias disposiciones se encargaban de ello. Era preciso conectar la producción y el consumo para garantizar la seguridad alimentaria.

A juicio de Indonesia, el arroz debía ser uno de los pilares de la producción agrícola dada su importancia como alimento básico.

 

Sesión de trabajo 21: El impacto de Doha en los PMA: escuchar la voz de los productores y consumidores

En esta sesión se examinó cómo podía ayudar el Programa de Doha para el Desarrollo (PDD) a los países menos adelantados (PMA) a participar de manera más eficaz en el comercio mundial. En opinión de los panelistas, los instrumentos proporcionados por la OMC -a saber, la Ayuda para el Comercio y las disposiciones relativas al trato especial y diferenciado- tenían sus ventajas y sus limitaciones. Concluyeron que había que reforzar el componente de desarrollo para cumplir el objetivo de inclusión, y sugirieron actuaciones para el futuro.

Los panelistas expusieron los resultados del análisis econométrico y el estudio socioantropológico "Voices of the People" ("voces del pueblo") llevado a cabo en Madagascar y Camboya. Sobre esa base, trataron de examinar cómo el PDD beneficiaba a los PMA.

En cuanto a la Ayuda para el Comercio, los oradores argumentaron que la política de ajustes comerciales y los bajos presupuestos, así como la escasa inversión extranjera directa en los países de ingresos bajos, eran insuficientes para facilitar su integración en el comercio mundial. Hacía falta una "Superayuda para el Comercio" en la que los organismos dedicados al desarrollo y los gobiernos de los PMA trabajasen conjuntamente para definir y coordinar proyectos.

En lo relativo al trato especial y diferenciado, un orador criticó la ambigüedad de su fundamento jurídico; la definición del concepto de "países en desarrollo", por su escasa claridad; la dependencia de las exenciones; y el hecho de que la selección de los beneficiarios se dejase a discreción de los países donantes. Como alternativa se sugirió introducir el trato especial y diferenciado en los acuerdos comerciales regionales entre el Norte y el Sur.

En Madagascar, la liberalización del comercio había aumentado la competitividad en las zonas urbanas y el acceso a prendas de vestir y medicamentos más baratos y de mejor calidad. Sin embargo, el sector informal seguía representando en torno al 90% del mercado de trabajo. Los panelistas dijeron que Madagascar había logrado crear un sector de las prendas de vestir orientado a la exportación.

El acceso a los mercados libre de derechos y de contingentes que otorgaban los donantes a los países en desarrollo y a los PMA (como, por ejemplo, la Ley sobre Crecimiento y Oportunidades para África) había aumentado la IED y la capacidad de exportación de los productores. Sin embargo, en el caso del mercado japonés, los beneficios obtenidos por los países de ingresos bajos eran mediocres en comparación con los de los países de ingresos medios-bajos. Los PMA se enfrentaban a otros obstáculos al comercio, como la infraestructura, los obstáculos no arancelarios, la distancia geográfica y las diferencias culturales.

En Madagascar, la suspensión del régimen preferencial estadounidense había tenido una repercusión mucho mayor que la inestabilidad política interna, según los panelistas. Sin embargo, los efectos negativos se habían visto mitigados por la existencia de otro régimen preferencial con el mercado de la UE.

Los panelistas sugirieron realizar encuestas entre los ciudadanos de a pie de los países más pobres, cuyos resultados se podrían incorporar posteriormente a los debates de la OMC.

Al final de la exposición del panel, un miembro del público señaló que los ajustes no sólo necesitaban tiempo ya de por sí, sino que además se podían ver retrasados por la situación de la economía local. Uno de los panelistas criticó la definición del concepto de ajuste comercial por ser demasiado estricta. En realidad, la Ayuda para el Comercio se centraba únicamente en las exportaciones. Las encuestas realizadas en los PMA habían puesto de manifiesto que la Ayuda para el Comercio tenía escaso efecto en bienes públicos como la infraestructura. Un panelista instó a los gobiernos a aumentar las políticas orientadas al desarrollo. Otro panelista abogó por un "híbrido entre el Programa de Doha para el Desarrollo y los Objetivos de Desarrollo del Milenio", para lo cual proponía seguir debatiendo el intercambio de información a nivel internacional.

 

Sesión de trabajo 23: El programa de la CCI para el comercio mundial: prioridades del sector empresarial para avanzar "más allá de Doha"

En la sesión se presentó el punto de vista de las empresas sobre la Conferencia Ministerial de Bali. Todos los oradores se mostraron a favor de que se alcanzara un resultado significativo en Bali que incluyese un Acuerdo sobre Facilitación del Comercio; el acceso a los mercados libre de derechos y de contingentes para los productos originarios de los países menos adelantados (PMA); una exención destinada a los PMA que les diese un trato preferencial a los proveedores de servicios de esos países, y decisiones relativas a la seguridad alimentaria y los controles de exportación de los productos alimenticios.

El panel dijo que, si no se alcanzaban resultados concretos en Bali, todo el sistema estaría en peligro. Se trataba de una cuestión urgente. Se subrayó la necesidad de incluir algún elemento de importancia para los países en desarrollo. Asimismo, indicó que los defensores más entusiastas de un paquete de Bali, pero también los más preocupados estaban al respecto, eran las empresas de los países emergentes y en desarrollo.

El Sr. Cliff Sosnow, Miembro de la Comisión de la Cámara de Comercio Internacional (CCI) sobre Políticas de Comercio e Inversiones, centró sus observaciones en los elementos de facilitación del comercio del paquete que podía resultar de la Conferencia de Bali, y sugirió establecer un enfoque en dos etapas en caso de que no se lograse alcanzar un acuerdo en Bali: los países desarrollados y los grandes países en desarrollo aplicarían las normas inmediatamente, mientras que los demás países en desarrollo las aplicarían más tarde y mientras tanto se beneficiarían del trato de la nación más favorecida (NMF). El Sr. Stuart Harbinson, Miembro de la Comisión de la CCI sobre Políticas de Comercio e Inversiones, destacó la importancia que tenían para las empresas la ampliación del Acuerdo sobre Tecnología de la Información y las negociaciones sobre el Acuerdo sobre el Comercio de Servicios.

Entre las principales cuestiones planteadas en la sesión de preguntas y respuestas con el público, destacaron el tema de los "beneficiarios sin contrapartida" en los acuerdos plurilaterales, las perspectivas de avanzar más allá de Doha, las prioridades de la CCI una vez concluida la Conferencia Ministerial de Bali (liberalización del comercio de servicios, promoción de un medio ambiente más verde, inversiones y mejora del sistema de solución de diferencias), y el enfoque que debía dar la OMC a las cuestiones que habían surgido desde la puesta en marcha del Programa de Doha para el Desarrollo y que ya formaban parte del mandato de negociación de varios acuerdos comerciales preferenciales.

 

Taller 9: Curso sobre protección de la propiedad intelectual: potencial de las indicaciones geográficas y las patentes

El panel señaló que el trato especial y diferenciado otorgado a los países en desarrollo era limitado y se estaba viendo erosionado por el proceso de reducción arancelaria. El nivel de desarrollo de cada país variaba, y tampoco era el mismo en cada sector. El trato especial y diferenciado socavaba disposiciones que habían logrado consolidar los Miembros, que una vez dejaban de considerar un asunto ya no lo volvían a abordar.

El Sr. Thomas Cottier, del Instituto de Comercio Mundial (WTI), dijo que la "gradación" debía pasar por que todos los Miembros tuviesen una condición uniforme. La liberalización progresiva iba ligada a una regulación progresiva. Sin embargo, señaló que había esferas que no se prestaban a la gradación, como las medidas sanitarias y fitosanitarias, los obstáculos técnicos al comercio, las medidas correctivas comerciales y los procedimientos. La gradación se podía aplicar de manera unilateral, bilateral y multilateral.

El Sr. Shingal, del Instituto de Comercio Mundial (WTI), subrayó que era evidente que en el caso de los productos farmacéuticos la gradación era todo un desafío. Mencionó un estudio que examinaba las cuatro limitaciones más importantes -los factores económicos, el acceso a los medicamentos, las limitaciones de capacidad y la incidencia de las enfermedades- y asignó un indicador a cada limitación. Esta técnica permitía clasificar a los países en función de la valoración que obtenían con arreglo a cada indicador. El grado de correlación entre los diferentes indicadores y dentro de cada uno de ellos reflejaba diferentes aspectos de las limitaciones. En el estudio se constataba cierto grado de homogeneidad en al menos 12 países de los 25 primeros clasificados. Corea, Israel, México, la Argentina, Chile y Turquía ocupaban sistemáticamente las primeras posiciones. El Brasil estaba en todas las listas, salvo cuando se tomaba la incidencia de las enfermedades como principal factor de ponderación.

El Sr. Antony Taubman, Director de la División de Propiedad Intelectual de la OMC, dijo que una idea que se barajaba era la de la "progresión" (escalonamiento temporal). En el caso de los productos farmacéuticos, la mayor flexibilidad sobre el acceso a los medicamentos debía servir de referencia. En la actualidad se contaba con información más completa y que abarcaba zonas geográficas más amplias, lo cual por otra parte complicaba la labor de análisis. Daba la sensación de que las indicaciones geográficas permitían proteger los sectores que se estaban empezando a desarrollar, como podía ser el caso del café etíope, y tenían un efecto positivo en ellos.

 

Taller 10: El derecho a la alimentación gracias a las existencias de seguridad alimentaria: ¿uno de los resultados de Bali orientados al desarrollo?

En esta sesión se examinó la compatibilidad entre las negociaciones sobre la agricultura en curso en la OMC y el derecho a la alimentación defendido por el Consejo de Derechos Humanos, así como los cambios inmediatos que habría que introducir para respetar los derechos humanos.

La moderadora, la Sra. Deborah James, de la Red "Nuestro Mundo no está en venta", dijo que la agricultura era un pilar clave de la reducción de las subvenciones que distorsionaban el comercio prevista en la Ronda de Doha, que era el principal motivo por el que los países en desarrollo habían accedido a poner en marcha una nueva ronda. Sin embargo, la Unión Europea y los Estados Unidos seguían subvencionando la agricultura. Dijo que el derecho humano a la alimentación y la seguridad alimentaria se había planteado en otros contextos internacionales. La cuestión era cómo hacer que las normas del comercio beneficiasen a los más pobres, que seguramente eran los que no tenían suficiente que comer.

El Sr. Jayant Dasgupta, Embajador y Representante Permanente de la India ante la OMC, dijo que las preocupaciones no comerciales -por ejemplo, las relativas a la seguridad alimentaria y los países en desarrollo- formaban parte integrante del proyecto de reforma agrícola del Acuerdo sobre la Agricultura, como se indicaba en su preámbulo. Sin embargo, en realidad la única disposición al respecto era el Anexo 2 (compartimento verde). Las disposiciones se habían concebido para la situación en la que se hallaba Europa en el momento en que se concluyó el Acuerdo, y no se ajustaban bien a otro tipo de situaciones. Dijo que los países en desarrollo necesitaban programas de constitución de existencias públicas para suministrar ayuda alimentaria nacional (que formaban parte del compartimento verde y siempre estaban permitidos), con objeto de almacenar alimentos a fin de poder utilizarlos en caso de emergencia y para impedir la inestabilidad de los precios de los productos alimenticios. Los países en desarrollo no podían permitirse programas de ayuda a los ingresos, pero sí podían garantizar los precios. Sólo 16 países en desarrollo (del centenar que eran Miembros de la OMC) podían acogerse al compartimento ámbar; los demás tenían derecho al 10% de minimis correspondiente a productos específicos. Sugirió las siguientes soluciones: revisar el precio exterior de referencia para actualizarlo (en consonancia con el párrafo 7 del compartimento verde) o utilizar un deflactor a la hora de comparar el precio administrado con el precio exterior de referencia.

El Sr. Jacques Berthelot, Analista de Políticas Agrícolas de Solidarité, dijo que sería absurdo incluir en el compartimento ámbar la diferencia entre los precios administrados y los precios de referencia, ya que el precio del mercado interior no se podía basar únicamente en el precio administrado, sin tener en cuenta todos los demás mecanismos, como la protección frente a las importaciones, las subvenciones a la exportación, los contingentes de producción, la retirada de tierras de la producción y la ayuda alimentaria nacional y extranjera. Ese sostenimiento de los precios "encubierto" permitía a la Unión Europea y los Estados Unidos trasladar las subvenciones del compartimento ámbar al azul y al verde sin modificar en la práctica los niveles de subvención. Esas ayudas encubiertas representaban porcentajes muy elevados (del 90%) de la MGA de los países desarrollados. Asimismo, sugirió ajustar la MGA para tener en cuenta la inflación e incluso utilizar el promedio de la tasa de inflación de la OCDE, con lo que la MGA correspondiente al trigo en el caso de la India sería de 11,8 dólares por tonelada, o lo que es lo mismo, sólo 206 millones de dólares, frente a la referencia del límite de la MGA. Dijo que la ayuda alimentaria estadounidense ascendía a 107.000 millones de dólares EE.UU., mientras que la de la India era de 9.400 millones de dólares EE.UU. Había 80 millones de beneficiarios estadounidenses, mientras que en la India eran 475 millones, 6,3 veces más por beneficiario que en los Estados Unidos. Como la mayor parte de la ayuda alimentaria estadounidense se canalizaba a través del programa "SNAP" (Supplemental Nutrition Assistance Program, Programa de ayudas adicionales a la alimentación), por el que las personas compraban en un establecimiento cualquiera, en lugar de recurrir a contratos públicos, no veía por qué tenían los países en desarrollo que tener en cuenta la diferencia entre el precio de adquisición y el precio de referencia cuando los Estados Unidos no lo hacían. Dijo que toda la ayuda alimentaria nacional de todos los Miembros debía formar parte del compartimento verde.

 

Working Session 24: Simplificar el comercio: una mirada de cerca a la facilitación del comercio

Panelistas de Malasia, Colombia, España y el Brasil presentaron sus experiencias nacionales en la creación de capacidades de facilitación del comercio. Señalaron que la facilitación del comercio podía aportar beneficios sustanciales a la economía y exigía unos recursos relativamente reducidos. El reto estaba en fomentar la coordinación entre los diversos organismos y con el sector privado.

El panel observó que el liderazgo político y la perseverancia, la asociación entre el sector público y el sector privado, el reconocimiento mutuo de las normas y la utilización de referencias ya existentes podían ser maneras eficaces de aplicar la facilitación del comercio.

El Banco Mundial y la OCDE presentaron su labor en esta esfera. El Banco Mundial subrayó que la facilitación del comercio era una oportunidad para el desarrollo. El Banco había dedicado 5.800 millones de dólares EE.UU. a ayudas destinadas a la facilitación del comercio en 2013 y ayudaría a los países en desarrollo a aplicar los compromisos que contrajeran.

La OCDE presentó sus indicadores de facilitación del comercio, un instrumento con el que pretendía ayudar a los responsables de formular las políticas a identificar esferas de actuación. Simplificando los documentos y los procedimientos y poniendo más información a disposición de las partes interesadas se podían reducir mucho los costos del comercio. La mayor parte de las medidas no eran caras de poner en práctica, según la OCDE, y en principio lo más importante eran el capital humano y la formación.

La Global Express Association ofreció una visión del sector privado sobre la importancia de que el suministro transfronterizo fuese puntual y predecible. Se señaló que en la actualidad 89 países y territorios habían ratificado el Convenio de Kyoto revisado sobre procedimientos aduaneros, y la consecución de un acuerdo sobre facilitación del comercio en el marco de la OMC sería fundamental para que se adhirieran más países.

Un representante de la Red del Tercer Mundo presente entre el público señaló que, pese a que la facilitación del comercio era un concepto útil, los países pobres tendrían que gastar más para cumplir las obligaciones que entrañaría un acuerdo sobre facilitación del comercio. El representante del Banco Mundial respondió que el grupo del Banco Mundial tenía la intención de poner en marcha en noviembre de este año un nuevo programa destinado específicamente a la facilitación del comercio. Dijo que los países también tenían que coordinarse entre sí para mejorar su capacidad. El panel señaló asimismo que los países del Sur estaban cooperando más entre sí en el intercambio de experiencias en esta esfera.

Los integrantes del panel fueron el Embajador de Colombia, Gabriel Duque; la Embajadora de Malasia, Mariam MD Salleh; la Representante Especial del Banco Mundial, Selina Jackson; la Directora General de Aduanas de España, Pilar Jurado; el Director General de ProCoMex, Brasil, John Mein; y el Director General de la Global Express Association, Carlos Grau Tanner.

 

Sesión de trabajo 25: La Novena Conferencia Ministerial de la OMC: perspectivas de desarrollo

Según el panel, la Conferencia Ministerial de Bali, que se celebraría en diciembre, permitiría dar un nuevo impulso a las cuestiones del desarrollo a escala multilateral, en vista de que el tema del desarrollo había quedado relegado en las negociaciones.

El panel subrayó la necesidad de tener en cuenta las características específicas de los países menos adelantados (PMA) y las economías pequeñas y vulnerables a la hora de formular políticas de desarrollo concretas. Los objetivos básicos de las negociaciones debían ser ampliar el compromiso de todos los países desarrollados de conceder un trato libre de derechos y de contingentes a los PMA, mejorar las reglas de origen de los países que concedían dicho trato y centrarse en la idea de los "resultados iniciales".

A juicio del panel, había que establecer condiciones comerciales sencillas y predecibles adecuadas para los países en desarrollo; en este sentido, había que prestar una atención especial a la facilitación del comercio. Para los países en desarrollo era fundamental desarrollar cadenas de suministro a fin de poder aprovechar los beneficios del acceso preferencial a los mercados.

Las preguntas del público se centraron en los métodos de recaudación de ingresos que podían utilizar los PMA; la puesta en marcha de un paquete de Ayuda para el Comercio complejo; las limitaciones de los países en desarrollo, tanto las de tipo institucional como las relacionadas con la cadena de suministro; y la necesidad de contar con un instrumento específico y con fuentes de financiación significativas.

 

Sesión de trabajo 26: Estudiar nuevos marcos de comercio e inversión en el sector agrícola

El Sr. Hans Herren, Presidente del Millennium Institute y ganador del World Food Prize (1995), abrió el debate hablando de la necesidad de realizar evaluaciones nacionales de los sistemas agrícolas y alimentarios, algo que habían hecho muy pocos países. Las organizaciones no gubernamentales (ONG) que apoyaban la iniciativa "Time to Act" (Hora de actuar) coincidían en la necesidad de que se hiciesen esas evaluaciones y se elaborasen directrices que orientasen a los países sobre cómo hacerlas. Había programas experimentales en marcha en Senegal, Kenya y Etiopía, con los que se pretendía ayudar a esos países a conseguir una agricultura sostenible. Con la mitad del dinero que se dedicaba a las subvenciones agrícolas era posible transformar la agricultura.

El panel dijo que, para la mayoría de las personas, el comercio era un medio para lograr un fin. El preámbulo del Acuerdo sobre la OMC iba más allá del preámbulo del GATT e incluía el desarrollo sostenible. En otras palabras, la regulación del comercio no debía frenar los esfuerzos del resto de la sociedad por avanzar hacia el desarrollo sostenible. Si los objetivos del sistema de comercio fuesen combatir la pobreza y apoyar el desarrollo sostenible, ¿qué cambios habría que hacer? Las relaciones comerciales debían estar al servicio de un bien mayor, el desarrollo sostenible. La Ronda de Doha había tratado de restar importancia a las relaciones comerciales, pero ahora había que darle un contenido concreto.

El panel señaló que el objetivo de los acuerdos de inversión era aportar previsibilidad y seguridad, pero esos acuerdos se percibían como algo injusto en todo el mundo. Los países estaban decidiendo no actualizarlos, y muchos acuerdos acababan en litigio. Al firmar acuerdos que para muchos no eran equitativos, en el fondo lo que se generaba era inestabilidad, ya que la situación se hacía menos previsible.

En la sesión de preguntas y respuestas, un miembro del público dijo que la internalización de los costos externos generaba un problema al tirar a la baja de los precios agrícolas internacionales, lo que hacía que los países fuesen reacios a adoptar la internalización. Cabía plantearse si la subida de los precios agrícolas a nivel internacional hacía más fácil apoyar políticas de internalización de los costos externos. El panel respondió que las normas comerciales eran importantes para los mercados internacionales, y que el problema no tendría tanta importancia si los mercados funcionasen adecuadamente, pero la cuestión era que eran imperfectos y no había igualdad de condiciones.

Otro miembro del público preguntó si el Acuerdo sobre la Agricultura de la OMC había hecho "la mitad del trabajo" al limitar las distorsiones. El panel dijo que el objetivo debían ser las políticas. Las normas de la OMC aceptaban que había motivos legítimos para la discriminación. La solución podía pasar por un acuerdo marco que regulase la relación entre los inversores y el país que recibía las inversiones.

 

Sesión de trabajo 27: La OMC en una encrucijada: los resultados de Bali para el desarrollo

El panel ofreció una visión general de la situación en la que se hallaba la OMC, concretamente en lo relativo al paquete de Bali. Había tres cuestiones principales: i) en qué consistía el paquete de Bali, ii) si era factible y iii) cuáles eran las cuestiones fundamentales.

El panel subrayó que tras los debates, el paquete de Bali se había estructurado en torno a tres pilares: la agricultura, la facilitación del comercio y las cuestiones relativas al desarrollo. En cada pilar se debía alcanzar un equilibrio que favoreciese a los países más pobres.

En lo relativo al pilar de la agricultura, los debates giraban en torno a la administración de los contingentes arancelarios. En lo que se refería a las subvenciones a la exportación, el G-20 había propuesto eliminarlas para 2013, pero no se había adoptado ninguna medida al respecto. En la esfera de la seguridad alimentaria había un gran debate, centrado sobre todo en una posible "cláusula de paz". En cuanto a la facilitación del comercio, las negociaciones eran intensas. Era posible que se alcanzase un acuerdo sobre este pilar del paquete. Por último, los debates sobre el tercer pilar (el desarrollo) giraban en torno a la aplicación del trato especial y diferenciado para los países menos adelantados (PMA) y otras cuestiones que afectaban a esos países (el acceso a los mercados libre de derechos y de contingentes; el mercado del algodón; las normas de origen; y los servicios).

Los panelistas subrayaron que en Bali se planteaban dos verdaderos problemas: i) qué pasaría con la Ronda de Doha (había dos opiniones al respecto: para algunos ya no era factible, mientras que para otros seguían siendo válidas las preocupaciones de los países en desarrollo sobre la dimensión del desarrollo de la Ronda); y ii) el futuro del multilateralismo.

Los panelistas coincidieron en que el problema al que se enfrentaba el sistema multilateral de comercio no era tanto lo que pasaría en la Conferencia Ministerial de Bali sino después. La facilitación del comercio era importante para los países en desarrollo. Uno de los panelistas propuso que en caso de que no se pudiese alcanzar un equilibrio para finales de octubre de 2013, los Miembros siguiesen negociando después de Bali.

 

Sesión de trabajo 28: Política de la OMA en materia de comercio internacional

El Embajador John Adank, Representante Permanente de Nueva Zelandia ante la OMC y Presidente de las negociaciones sobre la agricultura en la OMC, abrió el debate señalando que los Miembros de la OMC esperaban ver algún avance en la esfera de la facilitación del comercio, pero que en otros temas que estaban sobre la mesa de la Conferencia Ministerial de Bali las expectativas eran limitadas.

El Embajador Adank explicó que en lo que se refería a la agricultura, había tres propuestas específicas para Bali:

  • una propuesta del G-33 consistente en permitir la constitución de existencias públicas con fines de seguridad alimentaria a favor de los países en desarrollo, en consonancia con la mayor flexibilidad permitida por el "compartimento verde";
  • una propuesta sobre competencia de las exportaciones, con la que se pretendía aplicar parcialmente el compromiso de 2005 de eliminar todas las subvenciones a la exportación para 2013; y
  • una propuesta sobre administración de los contingentes con la que se pretendía dar más transparencia a la manera en que los Miembros de la OMC administraban los contingentes.

El Sr. Robert Carlson, Presidente de la Organización Mundial de Agricultores (OMA), señaló que la principal razón por la que la OMA había adoptado una política comercial era el deseo de permitir a los agricultores expresarse por sí mismos en la escena internacional. Otra razón para hacerlo tenía que ver con la seguridad alimentaria. Añadió que la OMA trabajaba para reducir el hambre en el mundo.

El Sr. Jervis Zumba, Vicepresidente de la OMA, explicó que África era un mercado regional en el que el desarrollo agrícola era una necesidad. Había que desarrollar el comercio intraafricano, así como la capacidad de producción de la región.

La Sra. Shelby Matthews, Asesora Superior de Políticas de Copa-Cogeca, explicó la perspectiva europea. Dijo que la cuestión del cambio climático y el hecho de que el comercio promoviese la utilización eficaz de los recursos harían que el comercio en el sector agrícola cobrase aún más importancia en el futuro. La OMC debía vigilar no sólo las subvenciones agrícolas, sino también las restricciones a las exportaciones de productos agrícolas.

El Sr. Bruce Wills, Presidente de la Asociación de Agricultores (Federated Farmers) de Nueva Zelandia, se hizo eco de las opiniones de sus colegas y dijo que las cuestiones planteadas también eran pertinentes para Oceanía.

 

Taller 12: Incidencia de las cuestiones que puedan tratarse en Bali en la Agenda para el Desarrollo después de 2015 y en la promoción de asociaciones dinámicas

El debate se centró en la interacción entre los objetivos de desarrollo y el programa de negociaciones comerciales multilaterales en la Conferencia Ministerial de Bali y más allá. Un orador señaló la necesidad de adoptar un enfoque de cohesión y complementariedad en el que el comercio se concibiese como un ingrediente esencial de los objetivos de desarrollo. Asimismo, subrayó el papel de las pequeñas y medianas empresas en este contexto, ya que su potencial de participar en el comercio estaba desaprovechado.

Varios oradores observaron que los acuerdos comerciales multilaterales (por ejemplo, el que se podía alcanzar en Bali sobre la facilitación del comercio) complementarían los objetivos en materia de desarrollo al ofrecer mayores oportunidades y reducir los costos del comercio. Un orador propuso además abordar, dentro del programa del comercio, la política de competencia y la relación entre el comercio y la inversión, haciendo hincapié en la participación de las PYME en las cadenas de valor mundiales.

Junto al papel de las PYME, un orador subrayó el papel de las grandes empresas en la creación de asociaciones dinámicas, así como los efectos en términos de desarrollo que podía tener la adopción de prácticas empresariales sostenibles por las empresas que contaban con grandes bases de consumidores. Ese mismo orador destacó que el desarrollo sostenible se había convertido en una prioridad para las empresas, y propuso que las negociaciones comerciales impulsasen el tema contemplando la posibilidad de conceder un trato preferencial a los productos producidos de manera sostenible.

Se hicieron varias observaciones sobre el papel de las organizaciones y organismos internacionales a la hora de buscar la complementariedad entre los programas del comercio y el desarrollo. Los oradores abogaron por que las diferentes entidades acercasen sus posiciones para llegar a un consenso multilateral en esta esfera, señalando asimismo que, pese a contar posiblemente con los mismos miembros, esas instituciones también tenían mandatos y ámbitos especializados de actuación distintos, circunstancia que había que tener en cuenta.

Varias de las preguntas del público se refirieron al Objetivo de Desarrollo del Milenio (ODM) número 8, relativo a una asociación mundial para el desarrollo, concretamente a la medición o a los indicadores de progresión y su relación con la proliferación de acuerdos comerciales preferenciales. El panel formuló observaciones generales sobre la escasa atención que se había prestado a los diversos contenidos del ODM número 8 y sus metas en comparación con otros ODM. El panel abogó por la utilización de indicadores, y los oradores sugirieron diversos enfoques y varias reservas. En cuanto a los acuerdos comerciales preferenciales, un orador dijo que le preocupaba que pudiesen afectar al principio general del imperio del derecho en el marco de la OMC, a lo que otro orador repuso que esos acuerdos reflejaban el hecho de que la liberalización del comercio podía producirse por diversas vías.

 

Taller 13: La facilitación del comercio desde una perspectiva empresarial: un importante catalizador de crecimiento

El objetivo del taller consistía en analizar la importancia que tendría para las empresas un acuerdo de facilitación del comercio de la OMC, así como valorar su aplicación práctica.

El Sr. Neil McMillan, Vicepresidente del Comité de Comercio y Asuntos Exteriores de la Cámara de Comercio de los Estados Unidos ante la Unión Europea, abrió el debate señalando que el auge del comercio electrónico y la globalización de las cadenas de suministro habían hecho más necesaria la conclusión de un acuerdo sobre facilitación del comercio. La introducción de nuevas reglas para facilitar el comercio era especialmente importante para las pequeñas y medianas empresas, ya que ahora las PYME podían llegar a consumidores de todo el mundo a través del comercio electrónico, pero no tenían los mismos recursos que las grandes empresas para superar los obstáculos comerciales.

La Sra. Susanne Aigner, Directora Adjunta de la Organización Mundial de Aduanas (OMA), presentó las diversas iniciativas emprendidas por la OMA para ofrecer orientación a los países en la esfera de la facilitación del comercio y ayudarles a desarrollar su capacidad.

La Sra. Penny Naas, Vicepresidente de United Parcel Service (UPS), subrayó las prioridades de UPS en la esfera de la facilitación del comercio: la tramitación previa (es decir, el suministro de información antes del despacho de aduana); la rapidez en la entrega de mercancías; y el tránsito nacional. Instó a llegar a un umbral de minimis significativo desde el punto de vista comercial, de modo que los esfuerzos en la esfera de la facilitación del comercio se pudiesen concentrar en las transacciones comerciales de alto valor añadido. Alcanzar un acuerdo sobre facilitación del comercio era fundamental para garantizar que todos los países, en particular los países en desarrollo, se beneficiasen de las condiciones del comercio mundial.

El Sr. Fernand Rutten, Socio Gestor de la línea de servicio de Aduanas y Comercio Mundial de Deloitte, señaló que un acuerdo sobre la facilitación del comercio aportaría beneficios claros (en términos de velocidad, reducción de los costos ligados al cumplimiento, seguridad jurídica, etc.), pero también tendría limitaciones. La principal preocupación de las empresas era la carga administrativa que podía hacer recaer en ellas el acuerdo sobre la facilitación del comercio. Las normas tenían que ser sencillas y la clave estaba en la aplicación.

Las principales cuestiones planteadas durante el debate se refirieron, entre otros aspectos, a lo que podía hacer la facilitación del comercio para mejorar el funcionamiento de la economía de Internet; al problema de la aplicación; a la desconexión entre los negociadores comerciales ("es muy común que los negociadores comerciales busquen el conflicto por gusto") y las empresas, que estaban deseosas de avanzar y obtener un acuerdo sobre facilitación del comercio; a la necesidad de que la OMC y la OMA colaborasen más estrechamente para evitar que hubiese diferentes interpretaciones de las normas; a la importancia de una "ventanilla única" y de la cooperación entre los organismos a nivel nacional; y a la dificultad de obtener datos de calidad.

 

Flash de mediodía: Informe sobre el Comercio Mundial - Factores que determinan el futuro del comercio

La exposición se centró en algunas de las conclusiones del Informe sobre el Comercio Mundial - Factores que determinan el futuro del comercio.

El Sr. Alexander Keck, Consejero de Investigación Económica de la OMC, aclaró que el informe no pretendía afirmar que el comercio siempre fuese la mejor opción, como tampoco pretendía ofrecer predicciones detalladas del futuro. Dijo que el comercio mundial había cambiado muchísimo debido a factores políticos y económicos. La idea del informe era hacer balance de esa evolución, partiendo de la base de que hacía falta un análisis más profundo sobre los factores que influían en el futuro del comercio. Hizo referencia a los factores políticos que influían en la toma de decisiones, como la creación de empleo y la preocupación por el medio ambiente.

El Sr. Keck observó que la dinámica del comercio había cambiado en los últimos 30 años, en la medida en que la cuota correspondiente a los países en desarrollo representaba en 2011 el 47%, frente al 34% de 1980. En Asia, el comercio en el interior del continente había aumentado sustancialmente más que en otros continentes. Señaló que como la cadena de producción estaba dividida en la actualidad en pequeñas partes, era importante no medir el comercio en términos brutos sino en términos de valor añadido para captar la contribución de cada país a la cadena de valor.

Casi la mitad de las exportaciones comerciales correspondían a servicios, señaló el Sr. Keck. Además, el comercio estaba dominado por un pequeño número de grandes empresas, mientras que había otras que no exportaban. De ese pequeño número de grandes empresas, las cuatro o cinco mayores eran responsables de la mayoría de las exportaciones. En las simulaciones realizadas en el informe, señaló que los que más se jugaban eran los países en desarrollo que crecían a mayor velocidad. En un escenario pesimista de crecimiento del comercio, el crecimiento del PIB de los países en desarrollo podía verse reducido a la mitad, mientras que el de los países desarrollados se vería menos afectado en términos comparativos. En esa hipótesis, la proporción del comercio Sur-Sur no crecería, mientras que en un escenario optimista de crecimiento del comercio aumentaría mucho más.

El Sr. Keck dijo que el informe abordaba temas como el empleo, la desigualdad de renta y el efecto atribuido al comercio en las decisiones que adoptaban los responsables de formular las políticas. Señaló que, aunque los beneficios globales del comercio eran ampliamente reconocidos, a muchas personas les seguía preocupando cómo les afectaba el comercio. Cabía plantearse qué consecuencias tenía todo ello para la OMC, en particular para su programa de actuación y su gobernanza. A su juicio, el programa se veía afectado; por ejemplo, el acceso a los mercados era muy importante. En cuanto a la gobernanza, señaló que muchos expertos veían con frustración la falta de avance de las negociaciones en la OMC. Observó que en otras organizaciones, la Secretaría tenía derecho a plantear debates sin que ello fuese en perjuicio de la capacidad de decisión de los miembros. A su juicio, se trataba de una cuestión que se podía examinar.

El Sr. Keck concluyó señalando que la situación estaba cambiando rápidamente y que no se podía dar por sentado cómo evolucionaría cada uno de los factores. Algunos de ellos, como la demografía, eran importantes en determinados contextos, mientras que otros, como la infraestructura, eran importantes en otros contextos. Subrayó la importancia de la cooperación entre los responsables de formular las políticas.

La Sra. Roberta Piermartini, Consejera de Investigación Económica de la OMC, se centró en el capítulo del informe relativo a la tecnología. Subrayó la conclusión de que la distribución geográfica de la innovación y la naturaleza del progreso tecnológico estaban cambiando. Por ejemplo, China, Corea del Sur, la India y Singapur se habían situado entre las 30 economías más innovadoras. Además, el número de solicitudes de patente aumentaba más en los países asiáticos que en los países de la OCDE. Señaló que la transferencia de conocimientos a través de largas distancias había aumentado, al igual que la internacionalización de la investigación. Añadió que las redes de producción aumentaban la innovación en los servicios y las corrientes de conocimientos. Los países que estaban más integrados verticalmente transferían más conocimientos que los que no lo estaban.

El Sr. Pedro Roffe, Asociado Superior en el Centro Internacional para el Comercio y Desarrollo Sostenible (ICTSD), señaló que el informe era prudente a la hora de llegar a determinadas conclusiones. Se mostró de acuerdo en la importancia concedida a la aparición de nuevos actores en el comercio, si bien indicó que su número era reducido. Indicó que los países debían modular sus sistemas de propiedad intelectual en función de su nivel de desarrollo. Debían ofrecer seguridad jurídica a los inversores pero responder a las necesidades de futuros creadores permitiendo la divulgación de conocimientos técnicos.

El Sr. Roffe dijo que el ICTSD había realizado una encuesta entre empresas que hacían negocios en países en desarrollo y transferían conocimientos técnicos a esos países. Los encuestados habían señalado que, pese a la importancia que concedían a la propiedad intelectual, les preocupaba igualmente la capacidad científica y técnica de esos países.

 

Sesión de trabajo 29: Explorar la vinculación entre comercio e innovación

El Sr. Keith Maskus, de la Universidad de Colorado, Boulder, abrió el debate diciendo que no era posible medir las reformas en la esfera de la propiedad intelectual, y que tales reformas no habían tenido mucho efecto en los procesos tecnológicos desde la entrada en vigor del Acuerdo sobre los Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual relacionados con el Comercio. El crecimiento de las exportaciones de productos de alta tecnología había actuado como desencadenante de las reformas en la esfera de la propiedad intelectual. Era difícil encontrar nuevas inversiones significativas en la investigación y el desarrollo privados en bienes públicos insuficientemente dotados de inversión. Las reformas en la esfera de la propiedad intelectual no estaban reduciendo el cambio técnico en esas esferas. Las asociaciones entre el sector público y el privado debían poder utilizar los derechos de propiedad intelectual a la hora de decidir sobre la concesión de licencias de las nuevas tecnologías.

El Sr. Maskus dijo que era posible que en los países en desarrollo se estuviese innovando mucho, pero que era difícil medirlo; para ello haría falta investigar sobre el terreno. El Acuerdo sobre los ADPIC había sido un factor positivo para la transferencia de tecnología, pero era cuestionable que cupiese hablar de causalidad. Los países en desarrollo necesitaban participar en las redes de innovación.

El Sr. Jake Colvin, Vicepresidente del Consejo Nacional de Comercio Exterior, dijo que promover las corrientes de información permitía acceder a productos, formación, ideas y capital. Se trataba de una cuestión importante, en particular para las pequeñas empresas. Las políticas de promoción permitían a los consumidores beneficiarse de la innovación. El comercio podía fomentar marcos de propiedad intelectual modernos para contribuir a garantizar la transparencia. El Acuerdo sobre el Comercio de Servicios representaba una oportunidad de hablar sobre algunas de esas cuestiones, como la entrada temporal de personas para trabajar en productos tecnológicos.

El Sr. Carsten Fink, Economista Principal de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual, dijo que los países de ingresos medios y bajos habían aumentado un 13% sus reivindicaciones de patente. Las estadísticas relativas a la investigación y el desarrollo (I+D) ya no reflejaban la verdadera innovación. La innovación tenía un carácter cada vez más internacional y se llevaba a cabo de otra manera, más abierta. Había que enriquecer e internacionalizar el panorama de la innovación. La cooperación internacional reducía el costo de las transacciones.

Co-moderated by Carlos Braga of The Evian Group@IMD and Ricardo Melendez-Ortiz of ICTSD, the session addressed questions from the audience such as where could there be consensus among the many members of the WTO and on what subject.  The panel, including John Curtis (ICTSD), Carsten Fink (WIPO), Keith E. Maskus (University of Colorado) and Jake Colvin ((NFTC), agreed that for the foreseeable future, there does not seem to be any area where there will be consensus. Consensus must be looked for elsewhere. However, TISA is promising. In response to what are the elements that the WTO can contribute to, the panel said the most important thing is that markets should be kept as open as possible.  Click here to see a full report.

 

Sesión de trabajo 30: Superar los retos que afronta el comercio en una era digital

El panel señaló que las transacciones digitales formaban parte del día a día, ya que tenían precios competitivos y resultaban muy prácticas. Sin embargo, podían ser presa de actividades criminales y también tener problemas de tipo comercial, que afectaban a diferentes sectores, como el farmacéutico o el del tabaco. El consumidor era una pieza clave a este respecto: era importante conocer al consumidor y enseñarle a detectar los productos ilegales.

El panel dijo que la tecnología desempeñaba un papel primordial en el comercio en línea y a la hora de dar visibilidad a las empresas que se encargaban de identificar sitios Web ilegales. Era importante rastrear esos sitios y seguirles la pista para contrarrestar la amenaza que representaban. La tecnología sería fundamental para facilitar el rastreo de los productos a través de la cadena de suministro y la coordinación general entre las partes interesadas.

El panel subrayó que la tarea de identificar los productos falsificados o las transacciones ilegales requeriría la coordinación de las diferentes partes interesadas de la sociedad, incluidos los consumidores, los interlocutores financieros y las organizaciones internacionales (la Organización Mundial de la Salud, la Organización Mundial de Aduanas y la OMC).

 

Sesión de trabajo 31: Aprovechar el potencial de la IED y el comercio en los países en desarrollo: la conveniencia de un Acuerdo Multilateral sobre Inversiones

Según el panel, era preciso canalizar la inversión extranjera directa hacia el objetivo del desarrollo sostenible. Los países tenían que revisar sus políticas de inversión y ponerlas en consonancia con sus políticas económicas, industriales y sociales.

El panel dijo que la elaboración de normas internacionales sobre la inversión se hallaba en una encrucijada, y que el régimen vigente necesitaba cambios. Los tratados y plurilaterales bilaterales de inversión estaban dando paso a acuerdos comerciales regionales. Aunque cada vez se firmaban menos tratados bilaterales y plurilaterales de inversión y menos acuerdos comerciales regionales, el número de diferencias entre Estados e inversores estaba aumentando.

El panel señaló que la obligación de establecerse en un determinado lugar era uno de los mayores problemas a los que se enfrentaban los inversores. El acceso a los mercados debía ser abierto y no discriminatorio, y las condiciones debían ser las mismas para todos; además, el régimen de inversiones debía favorecer las políticas públicas e impulsar la responsabilidad empresarial y social.

El panel dijo que ni los tratados bilaterales de inversión ni los acuerdos comerciales regionales eran la mejor solución para el régimen de inversiones. Hacía falta un marco de inversiones multilateral, pero no había consenso en torno a qué tipo de marco se necesitaba; vista la situación de estancamiento en la que se encontraba la OMC, muchos desconfiaban de la conveniencia de establecer el régimen de inversiones a través de un acuerdo multilateral negociado. La UNCTAD sugería un enfoque doble: 1) crear un comité informal de expertos que abordasen esta cuestión como expertos y como representantes gubernamentales; y 2) compartir experiencias nacionales para permitir el intercambio de prácticas recomendadas.

 

Sesión de trabajo 32: Las cadenas de valor mundiales en un mundo en evolución

El panel dijo que las cadenas de valor mundiales habían cambiado la naturaleza y la dimensión del comercio mundial en los últimos 15-20 años. El mercado estaba más interconectado que antes. En cada paso se creaba valor; en ocasiones, el valor real estaba en el eslabón del consumidor.

El panel dijo que las exportaciones requerían importaciones. Antes se consideraba que las importaciones no hacían más que competir con la producción local. El proteccionismo resultaba cada vez más caro, y afectaba más a quienes formaban parte de las cadenas de valor mundiales que al comercio convencional.

Los servicios (la banca, el transporte, la distribución, el comercio al por menor, etc.) eran cada vez más importantes. Para algunos, los servicios eran el elemento que aglutinaba las cadenas de valor mundiales; para otros, como dijo Patrick Low, del Instituto Global Fung, eran mucho más: formaban parte del proceso de producción. Los servicios representaban el 24% del comercio global bruto.

 

Sesión de trabajo 33: Modelos innovadores para estimular la innovación y promover el acceso a la salud

El debate se centró en los nuevos mecanismos para impulsar la innovación con vistas a hacer frente a enfermedades que afectaban de manera desproporcionada a los países en desarrollo.

El Sr. Jean-Pierre Paccaud, de la Iniciativa Medicamentos para Enfermedades Olvidadas (DNDi), dijo que la DNDi era una organización dedicada a la investigación y el desarrollo que desarrollaba tratamientos nuevos para enfermedades transmisibles olvidadas en los países en desarrollo. En los 10 años transcurridos desde su fundación, la DNDi había trabajado para encontrar maneras de aportar medicamentos que permitiesen hacer frente a enfermedades olvidadas en los países en desarrollo. Entre 1975 y 2000 sólo se habían desarrollado 16 medicamentos nuevos para hacer frente a enfermedades olvidadas, ya que no había mercados rentables, que eran el incentivo tradicional para la investigación y el desarrollo médicos. Desde 2007, la DNDi había aportado seis tratamientos, entre otros contra la malaria, la enfermedad del sueño, la leishmaniasis, la tripanosomiasis africana humana y la enfermedad de Chagas. La demanda de medicamentos había sido considerable, lo cual indicaba la necesidad que había de ellos.

El Sr. Paccaud dijo que el éxito de la DNDi se debía a los siguientes motivos: se basaba en las necesidades de los pacientes (se centraba en lo que beneficiaría a los pacientes, por lo que se tenían en cuenta factores como la distribución geográfica de la enfermedad o las condiciones de vida de los pacientes), lo cual influía en la estabilidad del medicamento, las vías de administración, el costo y la frecuencia de las dosis; establecía asociaciones con otras entidades, como universidades dedicadas a la investigación, gobiernos, hospitales, el sector farmacéutico, otras ONG, ministerios de Salud, etc.; y garantizaba un acceso equitativo a través de sistemas de concesión de licencias orientados a los pacientes.

El Sr. Greg Perry, del Banco de Patentes de Medicamentos (MPP), dijo que la búsqueda de modelos de negocio innovadores y de medidas de financiación de la investigación clínica innovadoras era fundamental para dar solución a la carga que representaban las enfermedades en los países en desarrollo, en particular en los casos en los que no estaban funcionando los mecanismos basados en el mercado. El MPP se enfrentaba al desafío de proporcionar acceso a los medicamentos para el VIH a los países en desarrollo a través de la concesión voluntaria de licencias de medicamentos para el VIH. Los principales problemas para garantizar el acceso y la innovación eran mantener las compensaciones, facilitar la innovación destinada a los países en desarrollo y garantizar el acceso a los productos innovadores en los países en desarrollo.

El Sr. Perry dijo que para garantizar el acceso y la innovación era fundamental compartir o poner en común patentes y tecnología a través de un sistema voluntario de concesión de licencias basado en la colaboración, una solución que ofrecía beneficios a todas las partes implicadas. El aspecto empresarial del MPP era el modelo de "ventanilla única": el MPP concedía licencias subsidiarias de derechos correspondientes a medicamentos destinados a combatir el VIH, con lo que reducía la carga de las empresas que los habían desarrollado. Una de las ventajas del modelo del MPP era la posibilidad de compartir patentes para crear combinaciones de dosis fijas: al reunir los productos de diferentes titulares de derechos de propiedad intelectual, el MPP podía facilitar el desarrollo de nuevas combinaciones de dosis fijas o fórmulas de uso pediátrico. En el MPP, las licencias se negociaban con arreglo a criterios de salud pública: eran transparentes, no exclusivas y abiertas, abarcaban zonas geográficas amplias y permitían el desarrollo de fórmulas de uso pediátrico y combinaciones de dosis fijas.

El Sr. Tom Bombelles, de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI), dijo que, por definición, el ámbito de las enfermedades tropicales olvidadas exigía más soluciones e innovación. La plataforma WIPO Re: Search permitía compartir activos y recursos de propiedad intelectual para servir de catalizador de la investigación y el desarrollo centrados en la malaria, la tuberculosis y otras enfermedades tropicales olvidadas. En el sistema WIPO Re: Search, los miembros introducían activos y recursos en la base de datos pública, en la que se podían hacer búsquedas, y posteriormente el administrador central facilitaba colaboraciones específicas entre los miembros de la plataforma e investigadores de un ámbito determinado. Un componente clave de la plataforma WIPO Re: Search era que las licencias debían estar exentas de regalías para cualquier parte en cualquier lugar del mundo para fines de investigación y fabricación.

El Sr. James Love, de Knowledge Ecology International (KEI), dijo que las recompensas podían servir como mecanismo de incentivos y además permitían conciliar la innovación y el acceso a las innovaciones. Las recompensas que había promovido KEI se basaban en las licencias abiertas de la propiedad intelectual (tanto en el producto final como en las fases anteriores del proceso), los dividendos abiertos, la utilización de intermediarios competitivos para gestionar los recursos, criterios flexibles de valoración, la intervención para resolver problemas de salud concretos, e incentivos especiales a la transferencia de tecnología y creación de capacidad en los países en desarrollo. El mayor problema a la hora de desarrollar un nuevo programa de financiación era que exigía una enorme cantidad de dinero y tenía que competir con el sistema de patentes, que estaba muy consolidado y muy integrado en los procesos presupuestarios. KEI proponía la idea de un acuerdo de la OMC sobre suministro de bienes públicos; concretamente, un acuerdo internacional sobre financiación del acceso a los medicamentos.

El Sr. Balasegaram, de Médicos sin Fronteras (MSF), dijo que las tres dificultades más importantes de los países en los que el acceso, la adaptación y la asequibilidad constituían un problema eran la falta de acceso a la innovación, la falta de innovación y la falta de colaboración en materia de salud pública. Para avanzar era fundamental abordar conjuntamente el acceso y la innovación; el acceso debía formar parte de la solución. Para encontrar soluciones hacían falta una financiación sostenible y compartida, una gestión eficaz de la propiedad intelectual y modelos de investigación y desarrollo abiertos y basados en la colaboración. Había que combinar diferentes mecanismos y organizaciones en función de cada enfermedad y de cada situación, ya que no todas las enfermedades y las situaciones presentaban las mismas carencias. Era necesario recompensar la innovación, pero también había que asegurarse de que los innovadores avanzasen en la dirección adecuada. Los países de ingresos bajos y medios tenían que formar parte de la solución; en otras palabras, dichos países tenían que aportar recursos y financiación.

El Sr. Fernando Rosales, de la Misión Permanente de Bolivia, dijo que la comunidad internacional tenía que darse cuenta de que el modelo internacional vigente no resolvía los problemas a los que se enfrentaban los países en desarrollo; era evidente que el sistema de patentes había fracasado a la hora de incentivar la innovación en los medicamentos que interesaban a los países en desarrollo. La Organización Mundial de la Salud había establecido una estrategia global de actuación con el objetivo de examinar la actual situación de la financiación de la investigación y el desarrollo y desvincularla del precio. Se trataba de un elemento clave para garantizar que los resultados de modelos abiertos basados en la colaboración no se viesen restringidos; al contrario, esos resultados debían de estar libres de derechos de propiedad intelectual, para que los usuarios pudiesen mejorar los productos.

El Sr. Eric Notegen, de Hoffman-La Roche, dijo que el sistema de patentes funcionaba adecuadamente, ya que permitía fijar precios de manera diferenciada, algo necesario para garantizar la inversión. Era fundamental que los productos no fueran desviados de sus mercados, ya que en tal caso las empresas no se podían permitir vender en determinados mercados a precios rebajados. La innovación y el acceso se tenían que considerar conjuntamente; si la innovación no llegaba a quienes la necesitaban, no servía para nada. Los innovadores estaban empezando a comprender la obligación de tener en cuenta el acceso, y las personas preocupadas por el acceso se estaban dando cuenta de que era necesario que alguien investigara y creara.

 

Taller 14: Adaptar la economía digital a las pequeñas empresas: las aduanas y los servicios de entrega como elementos de facilitación del comercio

La Sra. Evdokia Moisé, de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), abrió el debate explicando que la OCDE había creado una serie de indicadores de facilitación del comercio para ayudar a los países a evaluar sus resultados y poner de manifiesto en qué esferas necesitaban mejorar. En lo que se refería al comercio internacional, para las pequeñas y medianas empresas (PYME) era especialmente importante contar con reglas claras y predecibles y que se racionalizasen los trámites.

La Sra. Milena Budimirović, de la Organización Mundial de Aduanas (OMA), dijo que la OMA ayudaba a los miembros a facilitar sus procedimientos aduaneros y les ayudaría a aplicar cualquier acuerdo de facilitación del comercio que se alcanzase. Un acuerdo de ese tipo, entre otras cosas, aumentaría la coordinación entre los organismos de aduanas de diversos países, con lo que se reduciría el trabajo y los plazos en las aduanas y se aceleraría el proceso de despacho de aduanas. En la OMC se estaba negociando una "ventanilla única" similar a la gestión fronteriza coordinada. El ámbito de las pequeñas y medianas empresas ofrecía una serie de oportunidades a la OMA que ésta tenía que analizar.

El Sr. Chris Webster, de eBay, expuso la posición de su empresa sobre el tema de la facilitación del comercio. Señaló que Internet era una plataforma fantástica para aumentar las corrientes comerciales. Sin embargo, la logística y el transporte eran los principales inhibidores del comercio internacional. En una encuesta realizada por eBay, el 92% de los comerciantes de todos los tamaños había respondido que lo primero que pedirían a su gobierno era que mejorara el servicio postal y lo hiciera más barato y predecible.

El Sr. Paul Donohoe, de la Unión Postal Universal (UPU), explicó el papel de la UPU en el comercio internacional. Señaló que la UPU era un organismo intergubernamental especializado de las Naciones Unidas que ayudaba a diversos países a mejorar sus servicios postales.

El Sr. Andrew Wilson, de la Cámara de Comercio Internacional (CCI), señaló que, a juicio de la CCI del Reino Unido, una ventanilla única sería extremadamente útil para facilitar el comercio internacional.

El Sr. Mohammad Saeed, de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), dijo que un acuerdo sobre facilitación del comercio de la OMC sólo abarcaría la parte normativa y aduanera de la facilitación del comercio, pero que la cuestión era más amplia y había que abordar los otros aspectos. El Sr. Saeed abordó varios de los problemas a los que se enfrentaban las PYME desde la perspectiva de los países en desarrollo.

 

Sesión de trabajo 34: Tecnologías innovadoras de producción agrícola: conveniencia de un enfoque normativo mundial para aumentar la producción, reforzar la seguridad alimentaria y mejorar la inocuidad de los alimentos

La Sra. Catherine Moreddu, de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), abrió el debate diciendo que para determinar en qué consistía la innovación en la agricultura, lo primero que había que hacer era definir lo que era la agricultura. Se la podía considerar una disciplina científica o un objetivo socioeconómico; los límites entre ambos sectores estaban poco claros. La innovación era esencial para la productividad a largo plazo del sector agrícola, el crecimiento económico, el aumento de la competitividad, la reducción de los costos de los productos alimenticios, la adaptación al cambio climático, la reducción de las pérdidas a lo largo de la cadena alimentaria, la mejora de las propiedades nutricionales de los productos alimenticios y la rastreabilidad de tales productos. La innovación en la agricultura dependía de los incentivos del mercado y también del entorno de las políticas y la reglamentación, algo que no se limitaba a las políticas agrícolas, sino que abarcaba todas las políticas de carácter general.

La Sra. Moreddu señaló que para promover y facilitar la innovación agrícola, había que prestar atención al entorno de política general, que abarcaba los mercados financieros, las condiciones macroeconómicas, la política fiscal, el capital humano (salud y enseñanza), la reglamentación, unos sistemas de intercambio de información adecuados, etc. Había que eliminar obstáculos al cambio estructural, que era uno de los factores que promovían la innovación y la productividad. Para fortalecer la cooperación entre países, era necesario apoyar los esfuerzos internacionales y participar en ellos. Había que facilitar el intercambio de información, mejorar la coherencia de las políticas (esto es, los mensajes que se enviaban a los agricultores y a los científicos debían ser coherentes), examinar las políticas como un conjunto, mejorar la información disponible para desarrollar una visión a largo plazo y desarrollar mejores métodos a largo plazo.

La Dra. Adrianne Massey, de la Organización de Industrias de Biotecnología, dijo que en los próximos años iría cobrando importancia el debate sobre las nuevas tecnologías de reproducción y su utilización: cómo regularlas, las cuestiones éticas que planteaban, etc. Para ser productivos, los debates debían estar bien fundamentados. La expresión "organismos modificados genéticamente" (OMG) inducía en sí misma a error, porque las personas la utilizaban para referirse a un conjunto determinado de organismos modificados, cuando en realidad desde que la especie humana empezó a domesticar especies vegetales había empezado a modificarlos genéticamente. La historia de las especies vegetales modificadas genéticamente abarcaba la selección artificial, la reproducción selectiva y en última instancia la reproducción selectiva entre diferentes especies (es decir, cruces que no ocurrirían por sí solos de manera natural), así como la reproducción selectiva entre diferentes generaciones. Cumplir la reglamentación tenía un costo prohibitivo: la reproducción no tenía costo alguno, pero en el caso de la ingeniería genética, para cumplir las normas hacían falta entre 15 y 36 millones de dólares EE.UU. Lo único que compensaba la inversión y el costo de cumplir la reglamentación eran las propiedades agronómicas de las especies vegetales.

El Dr Emilio Rodríguez Cerezo, de AGRITECH (New Technologies in Agriculture), Comisión Europea, dijo que quienes estaban investigando en las nuevas técnicas de reproducción eran sobre todo los países occidentales (de América del Norte y la UE). El interés comercial de la comercialización de esas nuevas técnicas era enorme; las entidades que estaban detrás de esas patentes eran sobre todo empresas estadounidenses o de la Unión Europea especializadas en una técnica de reproducción concreta. Las empresas que dominaban el mercado de semillas estaban interesadas en nuevas tecnologías de reproducción, y eran titulares de derechos sobre las tecnologías o bien tenían licencias de esas tecnologías. Los principales factores del desarrollo comercial de las técnicas eran el potencial técnico de las nuevas técnicas de reproducción vegetal, así como las ventajas económicas que ofrecían; las limitaciones, por su parte, podían ser de carácter técnico o bien tenían que ver con los costos ligados a la reglamentación y la incertidumbre del acceso al mercado. En muchos países se estaban debatiendo cuestiones normativas relacionadas con las nuevas técnicas de reproducción vegetal.

El Sr. Salvatore A. Amodeo, de la Oficina de Asuntos Económicos y Comerciales del Departamento de Estado de los Estados Unidos, dijo que la realidad era que para 2050, el mundo necesitaría un 70% más de alimentos y que para conseguirlos habría que utilizar menos suelo, menos agua y menos plaguicidas. Cada vez eran más los países que ponían en marcha iniciativas de bioeconomía. La innovación en ese sector se consideraba una fuente importante de crecimiento económico.

 

Sesión de trabajo 35: La innovación digital en la enseñanza superior: cuestiones jurídicas y de política que afectan al comercio transfronterizo de servicios de enseñanza

El moderador, el Sr. Simon Lester, del Instituto CATO, dijo que la enseñanza en línea entraba dentro del comercio de servicios, y que era el momento de intentar establecer normas que regulasen el comercio de servicios de enseñanza superior a fin de evitar "guerras comerciales" en el futuro. La principal cuestión comercial era si una titulación en línea de un país extranjero podía servir de base para una carrera y para cursar estudios ulteriores en el propio país del estudiante. A esto había que añadir el problema de que los gobiernos participaban muy activamente en la esfera de la enseñanza superior, no sólo a través de universidades públicas, sino también por las prestaciones que concedían a los estudiantes.

El Sr. Daniel Torres, Director General de la Fundación CSEV, dijo que los cursos en línea masivos y abiertos se habían convertido en algo muy común. Se trataba de un nuevo paradigma de enseñanza, de una nueva forma de aprender a la que podían acceder muchas personas sin necesidad de especialización previa. Lo ofrecía una entidad (que podía ser una universidad o una entidad privada) abierta a todo el mundo, de ahí su carácter masivo. Esto significaba no sólo que 1 millón de personas podía ver la misma clase a la vez y hacer un examen, sino que los estudiantes aprendían con otros muchos estudiantes. La dinámica funcionaba mejor cuanto mayor fuese el número de personas que aprendían juntas. En un curso de ese tipo, el profesor o tutor no tenía por qué ser el principal recurso; el recurso básico de ayuda eran los demás alumnos compañeros de estudios. Se trataba de un nuevo tipo de aprendizaje social. El profesor (que en este ámbito cabía denominar supervisor) supervisaba el proceso de aprendizaje. Su papel no consistía en resolver los problemas de los estudiantes, sino en orientar los esfuerzos de la comunidad. En este sentido, el profesor era como un pastor. Los cursos en línea masivos y abiertos hacían que la enseñanza fuese algo permanentemente abierto, siempre disponible, y cada persona podía convertirse en profesor en cualquier tema. El concepto de aula estaba cambiando, y el aprendizaje se estaba convirtiendo en una actividad entre iguales. Para tener éxito, los cursos dependían de la cooperación entre el sector público y el privado: en particular, la falta de fondos que aquejaba al sector público hacía que el sector privado tuviese que "acudir al rescate" y ofrecer financiación a corto plazo para esa clase de esfuerzos. El sector privado también debía comprometerse con ese tipo de actividad a largo plazo. Harvard, Stanford y el MIT ya tenían cursos de ese tipo, que habían creado no para aumentar su presencia a escala internacional, sino para mejorar la experiencia de los estudiantes en sus propios campus, para darle la vuelta al concepto de aula, explorar nueva formas de aprendizaje y animar a los estudiantes a comunicarse con miles de personas de todo el mundo.

El Sr. Bernard Hugonnier, Subdirector de Educación de la OCDE, dijo que sólo entre 2,5 y 3 millones de los 200 millones de estudiantes del mundo seguían cursos en línea masivos y abiertos, si bien se esperaba que ese número aumentase rápidamente. No obstante, la tasa de abandono de esos cursos era elevada: sólo entre el 10 y el 15% de los estudiantes completaban los cursos y superaban los exámenes finales. Los estudiantes tenían que aprender a utilizar esos cursos, algo que no era sencillo. El sistema de preguntas y respuestas era extremadamente exigente. Los cursos en línea masivos y abiertos planteaban una serie de cuestiones, la primera de ellas relativa a la calidad. La calidad y los métodos de enseñanza no eran los mismos en todas partes; de hecho, sólo un tercio de los países tenía sistemas que garantizasen la calidad de la enseñanza superior. En segundo lugar, los cursos no siempre eran pertinentes para todo el mundo, ya que su contenido podía estar concebido para un contexto cultural muy específico. Otra cuestión se refería a la durabilidad: ¿qué pasaba si las entidades que ofrecían ese tipo de cursos sencillamente dejaban de ofrecer contenidos? A ello había que sumar el riesgo de la picaresca de algunos proveedores. La OCDE y la UNESCO habían establecido una serie de directrices sobre la calidad de los servicios de enseñanza superior transfronterizos, si bien no eran normas de obligado cumplimiento. También había que tener en cuenta el valor de la certificación otorgada por los cursos. En algunos casos, superar un curso en línea masivo y abierto no daba derecho a créditos ni a ningún tipo de certificado. Y además estaba la cuestión de cómo impedir el fraude por parte de los estudiantes, es decir, cómo se podía estar seguro de que era efectivamente el estudiante el que realizaba las tareas de evaluación pertinentes. Esto podía ser extremadamente exigente y difícil. Otra cuestión era la protección de la información personal de los estudiantes, los materiales de enseñanza (por ejemplo, las disertaciones) y las pruebas, exámenes, etc. La OMPI, la ISO, y el IETF, entre otros organismos, habían elaborado normas internacionales, pero no se había producido una armonización a escala internacional. Por último, había que aclarar la relación entre ese tipo de cursos y los compromisos contraídos en el marco del Acuerdo General sobre el Comercio de Servicios (AGCS). Se trataba de servicios que se podían suministrar a través de todos los modos, aunque en la actualidad sólo eran pertinentes los modos 1 y 2.

El Sr. Aik Hoe Lim, Consejero de la División de Comercio de Servicios de la OMC, dijo que una primera cuestión que se planteaba era si se trataba de un ejemplo de comercio abarcado por el AGCS. Se trataba de una actividad abierta y en línea. Al ser abierta, cabía preguntarse si había un aspecto comercial y si había competencia. Asumiendo que la hubiera, cabía preguntarse por el tipo de obstáculos comerciales que pudiera haber. Dado que esos cursos se ofrecían en línea ¿entraban dentro del modo 1 o del modo 2? En un entorno en línea, ¿se podía hablar de transmisión de un servicio que luego era consumido en otro territorio? ¿O era el estudiante el que se trasladaba al territorio del proveedor? ¿Qué tipo de obstáculos podía haber? Quizá hubiese prescripciones sobre presencia local. La mayoría de las restricciones probablemente consistían en condiciones en materia de títulos de aptitud, reconocimiento y acreditación. En términos estrictos no se trataba de obstáculos comerciales, pero formaban parte de un régimen de concesión de licencias concebido para proteger a los consumidores y garantizar el control de la calidad. Sin embargo, podían constituir un obstáculo a la hora de captar estudiantes. ¿Podía el AGCS ofrecer una manera de abordar estas cuestiones? El primer paso era obtener más compromisos en la esfera de los servicios de enseñanza, un ámbito que no estaba bien cubierto: el número de Miembros de la OMC con compromisos en esa esfera era de 57; alrededor de la mitad, en el modo 1. Sin embargo, no bastaba con que se contrajesen más compromisos. Los obstáculos comerciales consistirían en prescripciones en materia de reglamentación, y era posible que hicieran falta compromisos adicionales en el marco del artículo 18 del GATT. Quizá fuera necesario preguntar si había algún tipo de modelo normativo en la enseñanza que se pudiese consignar para impedir que surgieran obstáculos comerciales en la esfera de los cursos en línea masivos y abiertos. En cualquier caso, apenas se estaba empezando a vislumbrar la relación entre esos cursos y las cuestiones de política comercial.

El Profesor Raymond Saner, de la Universidad de Basilea y la Universidad Sciences Po, dijo que los cursos en línea masivos y abiertos planteaban muchas cuestiones. Se trataba de un nuevo tipo de actividad empresarial en el sector de la enseñanza que movía muchísimo dinero. La idea inicial había sido que fueran gratuitos; sin embargo, los proveedores comerciales estaban empezando a introducir tasas, de modo que no tardaría en convertirse en una actividad comercial muy importante. Los honorarios procedían de diferentes conceptos: tasas de matriculación, tutorías y patrocinios comerciales. Había un modelo de negocio que iba en paralelo al nuevo modelo pedagógico. Sin embargo, los cursos en línea masivos y abiertos también ofrecían una solución a un fallo del mercado en la esfera de la enseñanza y contribuían a que la enseñanza superior estuviese disponible de manera equitativa. ¿Qué tipo de obstáculos podían surgir? Si un país no había contraído compromisos, podía hacer muchas cosas, como bloquear todos los cursos en línea masivos y abiertos procedentes del extranjero, imponer prescripciones en materia de propiedad local, presencia local, etc. Pero los gobiernos se enfrentaban a un desafío, ya que los jóvenes tenían muchas expectativas y estaban deseosos de participar en esos cursos.

 

Sesión de trabajo 36: Poner el comercio y la innovación al servicio del desarrollo productivo: la conveniencia de regular las corrientes de capital en un mundo de alta tecnología

El panel abordó la regulación de las corrientes transfronterizas de capital y, en particular, el margen de elaboración de políticas que les quedaba a los gobiernos en función de los compromisos que habían contraído en los acuerdos de comercio e inversión. Uno de los oradores abordó la flexibilidad de los controles de capital en el marco del GATT (de conformidad con el cual la liberalización de la cuenta de capital era un efecto secundario de la liberalización del comercio) y el Acuerdo General sobre el Comercio de Servicios (AGCS). Dentro de este último acuerdo, los Miembros de la OMC sólo estaban obligados a liberalizar los movimientos de capital que estuviesen relacionados con compromisos específicos contraídos en el marco del propio AGCS, y había varias disposiciones (entre ellas la excepción "cautelar" relativa a los servicios financieros) que dejaban a los Estados cierto margen de maniobra a la hora de elaborar las políticas.

Otro orador examinó la relación entre el comercio bilateral/regional y los tratados de inversión en lo relativo a la reglamentación de la cuenta de capital, y describió una amplia gama de enfoques, unos más restrictivos y otros más flexibles, que establecían diferentes condiciones para utilizar los controles de capital y diversos procedimientos de solución de diferencias.

Otros oradores expusieron lo que habían hecho Sudáfrica y el Brasil para mantener un margen de políticas de reglamentación y celebrar acuerdos de comercio e inversión. En Sudáfrica se habían revisado una serie de tratados de inversión bilaterales firmados por el país, a raíz de lo cual se había decidido rescindirlos y adoptar medidas que garantizasen un equilibrio entre los derechos de los inversores (por ejemplo, a repatriar fondos) y aquellas circunstancias en las que los movimientos de capital requerían la intervención de la reglamentación.

En cuanto al Brasil, se señaló que el régimen que regulaba la inversión extranjera directa y los servicios financieros era en general abierto (por ejemplo, no había verificación ni limitaciones cuantitativas a la inversión) y que el país había firmado relativamente pocos compromisos en la esfera de los servicios financieros. En última instancia, el planteamiento del Brasil consistía en proteger la inversión directa y el comercio (frente a la especulación) de conformidad con los principios de no discriminación y transparencia y dejando margen a la utilización de toda una serie de herramientas para abordar las corrientes de capital.

Al responder a las preguntas del público, el panel planteó la posibilidad de que un gobierno tuviese un mecanismo permanente para adoptar medidas normativas anticíclicas, algo que podía estar expresamente recogido en los compromisos internacionales y estar exento de ellos. Sin embargo, un participante recordó que en el pasado se había tratado de disuadir a los países de que lo hicieran.

El panel también examinó el significado de la expresión "inversión extranjera directa" y la dificultad de distinguir el capital especulativo de la inversión positiva, haciéndose eco de los diferentes planteamientos a la hora de definir, que podían repercutir en la protección concedida en el marco de un tratado.

 

Sesión de trabajo 38: La expansión del comercio a través de la innovación y la economía digital

El Sr. Jean-Yves Art, jurista de la empresa Microsoft, abrió el debate examinando las principales teorías económicas sobre la relación entre la competencia y la innovación: la idea de Schumpeter de que los monopolios permitían recabar los recursos y la información de mercado que hacían posible la innovación; la opinión contraria de Arrow de que lo que impulsaba la innovación era la competencia; y el argumento esgrimido más recientemente por Aghion y otros según el cual la relación en realidad seguía una U invertida (ni los monopolios ni los mercados supercompetitivos generaban mucha innovación, sino las situaciones intermedias, cuando las empresas tenían cierto poder de mercado).

El Sr. Art identificó diversos factores "ajenos a las empresas" en los que se basaba la innovación, como el acceso a insumos que la fomentaban (por ejemplo, el desarrollo y despliegue de la banda ancha había hecho posible el desarrollo de la computación en la nube; el desarrollo de los chips de ARM, que utilizaban menos energía que los chips de Intel, había permitido crear dispositivos de computación alimentados por baterías, como los teléfonos inteligentes y las tabletas), la demanda de los clientes y en entorno de la reglamentación. Entre los factores "específicos de las empresas" señaló la agilidad y el enfoque de la gestión: la capacidad de las empresas de aportar nuevas ideas a los responsables de la toma de decisiones y adoptar las decisiones adecuadas con rapidez. Hizo referencia a la distinción que hacía el Profesor Clayton Christensen, de la Harvard Business School, entre la innovación incremental (pequeñas mejoras que añadía valor), la innovación radical (grandes saltos) y la innovación disruptiva (que daba lugar a un mercado nuevo). El Sr. Art se mostró contrario a la idea de que la innovación rompedora y la disruptiva fuesen generalmente de la mano de actores nuevos, aduciendo que el gigante Microsoft había sido el primero en demostrar que las plataformas de computación podían ser un servicio (en la nube, en lugar de en un ordenador o un servidor físico). Terminó diciendo que la competencia no era más que uno solo de los elementos que daban lugar a la innovación.

El Sr. Michael Adam, un experto en economía digital de la Comisión Europea, dijo que los monopolios podían ser dañinos para la innovación en algunos casos, pero beneficiosos en otros, y señaló que había que lograr un equilibrio entre las normas de propiedad intelectual y las normas de competencia, y que ambos conjuntos de normas debían aumentar los derechos de los consumidores. Su exposición se centró en la relación entre las normas y la legislación relativa a la competencia, y en los problemas que se planteaban cuando una tecnología patentada era fundamental para cumplir las normas. Aunque las normas eran útiles para implantar la interoperabilidad (en este sentido, invitó al público a imaginar que los iPhones sólo sirviesen para ponerse en contacto con otros iPhones), planteaban una serie de riesgos que tenían que ver con la lucha contra los monopolios. Si una empresa tenía patentado algo que se llegaba a convertir en una norma, recibía un poder de mercado que no le correspondía. Podía tratar de aprovecharse económicamente de las empresas que tratasen de cumplir la norma. Para preservar los beneficios que ofrecían las normas pero proteger frente a los abusos, muchos gobiernos exigían una divulgación ex ante de las patentes esenciales y un compromiso de que se concederían licencias en condiciones equitativas, razonables y no discriminatorias. En Europa, algunas empresas (Google/Motorola frente a Apple o frente a Microsoft) habían solicitado mandamientos judiciales que impidiesen la venta de productos de la competencia por diferencias en torno a patentes que eran esenciales para las normas. La Comisión temía que esos mandamientos pudiesen tener efectos contrarios a la competencia, bien fuese al excluir productos del mercado o al distorsionar las negociaciones sobre las regalías. Los mandatarios de la Comisión habían instado a las principales empresas del sector de las tecnologías de la comunicación a que buscasen soluciones negociadas, una especie de "conversaciones de paz" para poner fin a las guerras de patentes.

En la sesión de preguntas y respuestas se plantearon preguntas sobre las tensiones que podían surgir entre las consideraciones relativas a la competencia y las obligaciones establecidas en el marco del Acuerdo sobre los Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual relacionados con el Comercio (Acuerdo sobre los ADPIC) en el marco de los casos que se estaban dirimiendo en tribunales de Alemania. Se señaló que en un sector tan dinámico sería difícil elaborar reglamentos ex ante definitivos sobre el cumplimiento de las normas. El Sr. Eduardo Pérez Motta, que actuó de moderador, concluyó que el sector de las tecnologías de la información ofrecía beneficios evidentes, pero que la regulación del sector era compleja, y apuntó la posibilidad de que el problema estuviese en la excesiva rigidez del sistema de patentes.

 

Taller 15: Internet como plataforma comercial mundial: ¿cómo y por qué ha alcanzado tanto éxito?

La sesión se abrió con una visión general de la labor realizada por la Corporación para la Asignación de Nombres y Números en Internet (ICANN).

Los oradores subrayaron la importancia de Internet como plataforma comercial, destacando su capacidad de transformación y los efectos comerciales de Internet en las economías de todo el mundo.

Se analizó el tema de la gobernanza de Internet. Se manifestaron preocupaciones por los intentos de algunos gobiernos de controlar los contenidos de Internet y las corrientes de información. A este respecto, se señaló que las empresas podían ser los principales perjudicados por esos controles. Los daños secundarios podían ser enormes, y ahí era donde la OMC podía hacer algo; en ese sentido, se planteó la conveniencia de que los acuerdos comerciales incluyesen disposiciones vinculantes para preservar las corrientes de información comercial.

Durante la sesión de preguntas y respuestas, se plantearon cuestiones como la posibilidad de integrar las normas de Internet en los acuerdos comerciales o la manera en que el comercio ilícito afectaba al debate sobre las políticas de regulación de Internet.

 

Taller 16: Incorporar plataformas y herramientas electrónicas interactivas en el comercio internacional: cómo reforzar la Ayuda para el Comercio, la creación de capacidad y la participación del sector privado

El panel señaló que el principal objetivo de esta sesión era mostrar cómo se podía aplicar con éxito la tecnología en el ámbito del comercio internacional y el desarrollo. La sesión se centró en los nuevos medios de creación de capacidad comercial y en cómo la formación electrónica podía reforzar la Ayuda para el Comercio y la participación del sector privado.

El Instituto de Comercio Internacional (Universidad de Adelaida) abordó esta cuestión ofreciendo ejemplos basados en la experiencia adquirida en sus programas de creación de capacidad comercial, centrados en África y en los países insulares del Pacífico. En el vídeo del Sr. David Morfesi se mostraron los programas de creación de capacidad del Instituto de Comercio Internacional para los países en desarrollo.

En el vídeo del Sr. Jim Redden se explicó lo que había hecho el Instituto en el Pacífico para crear capacidad comercial y desarrollar las capacidades de negociación. Los países insulares estaban negociando el Acuerdo de Cotonú y un acuerdo comercial regional con Australia y Nueva Zelandia. Habían trabajado con Aus-Aid para asegurarse de que la formación se realizase de manera eficaz.

El panel señaló que lo importante de esas plataformas eran el acceso y la participación, ya que se trataba de países extremadamente aislados. Uno de los problemas a la hora de reunir información era la realización de encuestas previas para que cuando hubiese encuentros cara a cara, los resultados se ajustasen a los objetivos pretendidos. El principal problema residía en la recogida de información en países en desarrollo. El éxito de los cursos de capacidad comercial quedaba de manifiesto por el hecho de que una vez celebrados, muchas personas habían ascendido en la escala empresarial.

Los resúmenes de las demás sesiones del día 3 se publicarán en breve

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