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NOTICIAS:  COMUNICADOS DE PRENSA 1995

PRESS/36
12 de diciembre de 1995

Discurso del exmo. Sr. Embajador Mounir Zahran, presidente de las partes contratantes del GATT de 1947, pronunciado en la sesi�n de clausura, Ginebra, 12 de diciembre de 1995

Al t�rmino de este �ltimo per�odo de sesiones de las PARTES CONTRATANTES, somos hoy testigos del final de un cap�tulo de la historia de las relaciones comerciales internacionales. Ha transcurrido casi medio siglo desde que vio la luz el Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio. Al pasar del GATT a la OMC, todos los interlocutores nos hemos comprometido a atenernos a un sistema reforzado basado en normas.
El Acuerdo de la Ronda Uruguay firmado en Marrakech en abril de 1994 para establecer la Organizaci�n Mundial del Comercio garantiza el cambio dentro de la continuidad: continuidad en el sentido de que los principios generales, la cultura y la especificidad del GATT no se evaporar�n o desvanecer�n, sino que enriquecer�n el nuevo esp�ritu de la OMC; y cambio: el cambio que han tra�do consigo las profundas transformaciones experimentadas por nuestro mundo en lo que concierne a avances tecnol�gicos, mundializaci�n y liberalizaci�n. Este es el motivo por el que nos hemos unido para dar forma a un conjunto de normas, disciplinas y estructuras din�micas que tienen en cuenta las realidades cambiantes de nuestro mundo y que prev�n una cooperaci�n y una reforma din�micas.

Es pues oportuno que examinemos con mirada retrospectiva nuestros logros y, en lo que a m� respecta, que reflexione brevemente sobre el pasado, y que compartamos juntos nuestras reflexiones. S� muy bien que no se ha logrado todo lo que nosotros y nuestros predecesores dese�bamos. Pero creo que ha llegado el momento de destacar nuestras realizaciones y �xitos, en los que podemos basar nuestros esfuerzos futuros para hacer progresar el sistema multilateral de comercio. Y estoy firmemente convencido de que todos podemos estar orgullosos de muchas cosas.

El per�odo iniciado en 1947 se ha visto marcado por una actividad negociadora de gran alcance. Al surgir tras las devastaciones de la segunda guerra mundial y de las pol�ticas proteccionistas que quebraron el sistema comercial mundial durante el per�odo de entreguerras, el GATT represent� un hito en la evoluci�n hacia un nuevo sistema comercial mundial. Ocho rondas de negociaciones multilaterales se orientaron hacia una doble meta: primeramente, la creaci�n de un sistema fundado en normas y destinado a reducir la incertidumbre que rodea a las transacciones a trav�s de las fronteras nacionales; y, en segundo lugar, la reducci�n o eliminaci�n de los obst�culos arancelarios y no arancelarios a las importaciones, que frenaban la expansi�n del comercio internacional.

Conjuntamente estas acciones estimularon las inversiones relacionadas con el comercio, aumentaron la eficiencia econ�mica, crearon puestos de trabajo mejor remunerados y beneficiaron a los consumidores gracias a la reducci�n de los precios.

En otras palabras, todos hemos dado nuestro apoyo a estas negociaciones con el objetivo de lograr mejores condiciones para los productores y los consumidores con el fin de mejorar considerablemente las posibilidades de los pa�ses de alcanzar un crecimiento econ�mico m�s r�pido y, en consecuencia, de ayudarles a que emprendan el desarrollo social, con inclusi�n del aumento del nivel de vida de sus poblaciones y de ocuparse de los problemas del desempleo y de la pobreza, que constitu�an el principal tema de la Cumbre Social. El hecho de que hayamos celebrado ocho rondas de negociaciones comerciales multilaterales es la mejor prueba de nuestro reconocimiento de la importancia de la reducci�n de los obst�culos al comercio, es decir, de un comercio m�s libre y de la necesidad de transformar el sistema comercial mundial en otro sistema basado en normas inspiradas en los principios de no discriminaci�n y transparencia.

Vale la pena se�alar que, cuando se firm� en 1947, el Acuerdo General s�lo contaba con 23 miembros. A medida que avanz�bamos, est�bamos dispuestos a ampliar el n�mero de miembros del GATT para que los beneficios del sistema comercial pudieran llegar a un n�mero mayor de pa�ses, ya que al ampliarse la Organizaci�n se creaba un mercado mayor para los miembros actuales y los nuevos miembros, del que unos y otros saldr�an claramente beneficiados. Al final del a�o pasado, cuando presid� el Consejo de Representantes del GATT y est�bamos a punto de cerrar el cap�tulo del GATT, el n�mero total de partes contratantes del Acuerdo General era de 128. Esto indica sin lugar a dudas un fuerte deseo de alcanzar la universalidad al ser cada d�a m�s los pa�ses que tratan de compartir los beneficios que aporta el sistema multilateral de comercio.

En las primeras seis rondas de negociaciones del GATT, la primera prioridad fue la reducci�n de los aranceles. En los pa�ses desarrollados, el arancel medio de los productos industriales se redujo de m�s del 40 por ciento en 1947 a cerca del 10 por ciento despu�s de la puesta en pr�ctica de los resultados de la Ronda Kennedy. Una vez que las reducciones arancelarias negociadas en la Ronda Uruguay hayan entrado plenamente en vigor, el arancel medio ser� inferior al 5 por ciento. Esta reducci�n de los aranceles es obviamente un gran logro. Adem�s, cada vez son m�s los pa�ses -con inclusi�n de un gran n�mero de pa�ses en desarrollo- que han profundizado y ampliado el alcance de sus consolidaciones arancelarias.

Paralelamente a la ampliaci�n de las negociaciones m�s all� de la reducci�n arancelaria, se expandi� tambi�n su �mbito, que inicialmente se hab�a concentrado en los productos industriales. Las primeras rondas de negociaciones no abordaron otras esferas del comercio como la agricultura y los servicios, pese a que representaban una parte importante del comercio mundial. Productos “sensibles” como los textiles y las prendas de vestir se excluyeron igualmente. En consecuencia, no era sorprendente que aumentara el inter�s por encontrar la forma de abordar estos sectores excluidos, que terminaron por ser eficazmente abordados en la Ronda Uruguay. Es l�gico que la �ltima ronda de negociaciones del GATT fuera la negociaci�n econ�mica internacional m�s ambiciosa y m�s positiva desde Bretton Woods.

Nuestras aspiraciones a un mejor sistema comercial mundial han producido resultados tangibles. Cuando observamos los datos estad�sticos relativos al crecimiento del comercio mundial y del producto mundial, vemos de inmediato la aportaci�n que hemos hecho gracias a nuestros esfuerzos al mejoramiento del sistema comercial mundial. Como el Director General ya ha se�alado, pr�cticamente cada a�o desde el per�odo de posguerra el crecimiento del comercio mundial de mercanc�as ha superado al crecimiento de la producci�n mundial de mercanc�as. Entre 1950 y 1994 el �ndice anual medio de crecimiento del PIB mundial fue algo inferior al 4 por ciento en t�rminos reales. En cambio, el �ndice anual medio de crecimiento del comercio mundial de mercanc�as -m�s del 6 por ciento en t�rminos igualmente reales- fue considerablemente m�s r�pido. En esos 45 a�os la producci�n mundial de mercanc�as aument� cinco veces y media, mientras que el comercio mundial de mercanc�as se multiplic� por 14.

Estas cifras aportan una prueba convincente de las enormes posibilidades que entra�aba el comercio internacional y de la contribuci�n capital del GATT a la prosperidad de la posguerra. El crecimiento econ�mico de muchos pa�ses se ha visto cada vez m�s estimulado por la expansi�n de su comercio, lo que ha resultado posible gracias al mejoramiento de las condiciones para el comercio, logrado por medio de diversas rondas de negociaciones.

Es posible que ese prometedor futuro requiera otras iniciativas liberales. Pienso, por ejemplo, en la necesidad de considerar la conveniencia de proceder a m�s reducciones de los aranceles sobre las transacciones de productos agropecuarios y de ampliar el campo de los compromisos al sector de los servicios. Todos estamos al tanto de las sugerencias de que cabr�a contemplar y estudiar nuevas iniciativas en esferas como las pol�ticas relativas a las inversiones y la competencia. Conviene igualmente que siga aumentando el numero de miembros para incluir a los pa�ses que han quedado al margen del sistema del GATT/OMC. Entre los pa�ses que est�n negociando su posible incorporaci�n a la OMC figuran China, Rusia, numerosas antiguas rep�blicas sovi�ticas, pa�ses africanos y �rabes y otros para quienes su adhesi�n a la OMC les ofrece no s�lo importantes beneficios comerciales, sino tambi�n la posibilidad de aumentar la credibilidad de las principales reformas estructurales econ�micas que est�n llevando a cabo. De este modo se lograr� la universalidad que reclamamos para el sistema comercial multilateral para que la nueva organizaci�n sea merecedora de su nombre.

Al mismo tiempo, es necesario tener en cuenta las dificultades que afrontamos y las limitaciones de nuestros esfuerzos. Podemos crear condiciones que favorezcan el crecimiento econ�mico y el aumento del comercio mundial. Mas el crecimiento efectivo del comercio y de la producci�n depender�n asimismo de otros hechos en los que no podemos influir en este foro. Esto significa que nuestro �xito est� estrechamente vinculado a los buenos resultados de las pol�ticas nacionales y a una aportaci�n propicia de otros factores que son fundamentales para el crecimiento econ�mico, como la educaci�n y unos niveles elevados de ahorro e inversiones. Lo que s� podemos hacer es lograr que los compromisos actuales de la OMC se respeten efectiva y plenamente, teniendo presente el trato especial y diferenciado en favor de los pa�ses en desarrollo y la aplicaci�n de las decisiones adoptadas por los Ministros en Marrakech, particularmente con respecto a los pa�ses menos adelantados y a los pa�ses en desarrollo importadores netos de alimentos. Sobre esta base, el nuevo sistema de la OMC ser� permanentemente din�mico para seguir el ritmo de la mundializaci�n de la econom�a.

Para mantener la eficacia y la credibilidad del sistema es imperativo que todos apliquemos y respetemos los compromisos dimanantes de los Acuerdos de la Ronda Uruguay. Esto se extiende a los compromisos de hacer todo lo posible por extender los beneficios de las exportaciones a los pa�ses menos adelantados. Quisiera tambi�n se�alar que, como la OMC s�lo constituye un marco para el desarrollo del comercio, con el fin de obtener los m�ximos beneficios es preciso garantizar el funcionamiento eficaz del mecanismo de soluci�n de diferencias de la OMC. A este respecto, es imprescindible que todos los Miembros se abstengan de recurrir a actos unilaterales y de utilizar medidas de protecci�n que distorsionen el comercio de una manera abusiva o arbitraria. Cada Parte en la OMC est� obligada a velar por que la legislaci�n nacional corresponda a las normas y prescripciones establecidas en los Acuerdos de la Ronda Uruguay.

Deseo hacer igualmente hincapi� en la importancia del proceso de examen de los acuerdos comerciales regionales. El v�nculo en este caso con la credibilidad del sistema multilateral de comercio fortalecido es evidente. Conf�o en que las consultas que se est�n celebrando en este momento mejorar�n este proceso.

Podemos estar seguros de que, cumpliendo estas obligaciones, contribuiremos al mejoramiento econ�mico de las generaciones presentes y futuras. Al hacerlo, reafirmaremos nuestra fe en la prudencia de los principios fundamentales del sistema del GATT y en su pertinencia constante de cara a las relaciones econ�micas del siglo XXI.