Lo que está ocurriendo en la OMC
NOTICIAS:  COMUNICADOS DE PRENSA 1999

PRESS/142
1º de noviembre de 1999

Mike Moore inaugura la “Semana en Ginebra”

Se adjunta el texto completo de la Declaración pronunciada el 1º de noviembre de 1999 por el Sr. Mike Moore, Director General de la OMC, con motivo de la apertura de la “Semana en Ginebra”. El objetivo de la “Semana en Ginebra” es ayudar a los Miembros de la OMC y los observadores que no tienen delegación permanente en Ginebra a prepararse para la Tercera Conferencia Ministerial de la OMC.

Excelentísimos señores,

Ilustres representantes,

Amigos,

En nombre de la OMC me complace dar una cálida bienvenida a todos los participantes en esta “Semana en Ginebra” para los Miembros de la OMC que no tienen una misión en Ginebra y las delegaciones de observadores. La OMC es su Organización, a la que pertenecen como Miembros o en la que son observadores. La mayoría de los observadores se encuentran en proceso de adhesión a la OMC, y esperamos con satisfacción el momento de poder acogerlos como Miembros plenos.

Para mí esta semana es muy significativa. Prácticamente todos los Miembros de la OMC y las delegaciones observadoras que carecen de representación permanente en Ginebra están presentes hoy aquí, en la OMC, cuando preparamos la Tercera Conferencia Ministerial, que se celebrará en Seattle del 30 de noviembre al 3 de diciembre de 1999, exactamente dentro de un mes. Su presencia constituye un paso positivo en el complejo proceso en curso de asistencia a la integración de los países más pequeños y vulnerables -los países menos adelantados y otras economías pequeñas- en el sistema multilateral de comercio.

Deseo expresar mi profunda gratitud a los gobiernos Miembros de la OMC que han hecho posible esta “Semana en Ginebra” mediante su generosa contribución y financiación, y en particular a los Gobiernos del Reino Unido, Noruega y Suiza.

Deseo hacer patente mi reconocimiento por su contribución al Sr. Rubens Ricupero, Secretario General de la UNCTAD, que estará presente aquí esta tarde, así como al Dr. Khamil Idris, Director General de la OMPI, y al Sr. Denis Bélisle, Director Ejecutivo del Centro de Comercio Internacional (CCI). Doy también las gracias a los representantes del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional, así como a los representantes de las demás organizaciones que van a participar en los acontecimientos de esta semana.

Es importante reconocer las valiosas contribuciones del Embajador Anthony Hill a la elaboración del programa de esta Semana. Seguiré recurriendo a sus orientaciones, su experiencia y sus ideas acerca de la forma en que puede facilitarse y acelerarse el proceso de integración de los países en desarrollo en el sistema multilateral de comercio. Como observarán en el programa que tienen ante ustedes, Tony actuará como moderador en varias sesiones.

A menudo se ha dicho que la OMC es una Organización dirigida por sus Miembros. Ésta es su Organización y nosotros somos su Secretaría. Nuestro objetivo es velar por la satisfacción de las necesidades de sus gobiernos y por que, aunque físicamente estén a miles de millas de distancia puedan ustedes sentir que están en estrecha comunicación con quienes estamos aquí en Ginebra y que podemos colaborar.

Ésta es la razón por la que la semana se centra en la “asistencia a la integración en el sistema de comercio” y por la que dedicamos gran parte del tiempo de que disponemos a escuchar y a dar respuesta a los interrogantes que ustedes crean que necesitan que les aclaremos. Con este programa esperamos aprender de ustedes y, por ende, servirles mejor.

Hemos invitado también a muchos de los organismos hermanos que tienen su sede o cuentan con oficinas en Ginebra para que expliquen las funciones que desempeñan en el análisis de políticas y la creación de capacidad. Agradezco a estas organizaciones que hayan enviado a funcionarios de alto nivel para hacer presentaciones.

A lo largo de la semana les pediremos que nos comuniquen sus prioridades y necesidades en materia de asistencia técnica; si los Centros de Referencia que la OMC ha instalado en muchos de sus Ministerios satisfacen sus necesidades; y si la calidad de la asistencia que reciben de nosotros es adecuada; así como que nos digan qué podemos hacer para mejorar nuestra actuación.

En mi primer día como Director General manifesté que mis prioridades eran las siguientes:

- apoyar y ayudar a todos los participantes para que éstos obtengan de las negociaciones el resultado más equilibrado, que beneficie a las economías más vulnerables;

- exponer las ventajas que, tanto para las grandes naciones como para las modestas, ofrece un sistema comercial más abierto, que pueda mejorar el nivel de vida y construir un mundo más próspero y más seguro; y

- fortalecer la OMC y sus normas, preservar y reforzar su reputación de integridad y justicia y remodelar la Organización para que refleje la realidad de su composición y de las necesidades de sus Miembros.

No cejaré en mis esfuerzos para promover los intereses comerciales justos y racionales de los países más pequeños, vulnerables y marginados.

Deseo poner de relieve cinco puntos que proporcionan una base y un marco importantes para esta “Semana en Ginebra”.

En primer lugar, me parece imprescindible que sigamos recordándonos a nosotros mismos el valor del sistema multilateral de comercio y su contribución durante un período de 50 años a la elevación del nivel de vida y a la construcción de un mundo mejor y más estable. El establecimiento de un sistema basado en normas ha sido de importancia primordial. Igualmente importantes han sido esos valores fundamentales que ahora todos aceptan que son valores de la OMC: el principio de no discriminación, tal como se expresa en el trato de la nación más favorecida (NMF) y en el trato nacional, la transparencia, la previsibilidad y el imperio de la ley. Aún queda mucho trabajo por hacer para comprender con mayor plenitud los beneficios del sistema multilateral de comercio; y siempre habrá margen en el propio sistema para las mejoras. El hecho de que haya hoy aquí 37 países que no están representados en Ginebra, muchos de los cuales aún no son miembros, pone claramente de manifiesto una esfera en la que es preciso introducir mejoras.

En segundo lugar, es necesario que reconozcamos que el sistema multilateral de comercio ha proporcionado grandes beneficios al crear un marco estable basado en normas e impulsar la liberalización del comercio. No obstante, la liberalización del comercio per se no es un fin en sí misma. El fin último de la liberalización del comercio es el logro de un crecimiento económico rápido y de un desarrollo sostenible, que a su vez deberían llevar a la mitigación de la pobreza. Más de 3.000 millones de personas viven en la pobreza, es decir, con menos de 2 dólares EE.UU. al día. Es necesario que nos esforcemos y que centremos nuestros esfuerzos en ofrecer a todos los pueblos, y en especial a los pobres y marginados, una oportunidad. No obstante, aun reconociendo que el comercio es un motor del crecimiento y necesario para el desarrollo, también es necesario reconocer que no es una condición suficiente. Muchos otros factores intervienen en la compleja relación entre el comercio y el desarrollo, incluidas las políticas nacionales en esferas tales como la gestión y la regulación macroeconómicas, el buen gobierno y el imperio de la ley.

En tercer lugar, es indispensable la coherencia en la gestión económica global en lo que respecta a las actividades de asistencia a la integración de los países en desarrollo en el sistema multilateral de comercio, a la mitigación de la pobreza y a la urgente labor de acelerar el desarrollo mediante el aumento de las tasas de crecimiento. Con este fin, la OMC coopera activamente con el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI), de conformidad con el mandato de nuestros Ministros en Marrakech. Esperamos que nuestros esfuerzos, unidos a los de las demás organizaciones, proporcionen beneficios concretos a los países en desarrollo en lo que respecta al alivio de la deuda, la asistencia a los proyectos y programas, la mejora y aumento de la asistencia técnica para la creación de capacidad y el establecimiento de instituciones relacionadas con el comercio.

En cuarto lugar, todos tenemos la obligación de ayudar a la opinión pública a comprender mejor las ventajas de la liberalización del comercio, así como el costo que supone para las economías nacionales el proteccionismo comercial. A menudo se argumenta que la protección es necesaria para salvar puestos de trabajo. No obstante, la opinión pública no conoce los costos que entraña, a corto y largo plazo, para los contribuyentes de un país la protección al comercio, costos a los que nunca se hace referencia, y que se derivan de las ineficiencias de la producción, los retrasos en el proceso de ajuste, la ineficiencia de los posibles sistemas de asignación de recursos, la corrupción, etc. Se ha estimado que en los países ricos de la OCDE, el costo de la protección para los consumidores es de 300.000 millones de dólares; y en un país se calculó que la protección de un solo empleo costaba a los consumidores 600.000 dólares. Es un hecho histórico que las economías abiertas, liberalizadoras y orientadas hacia el mercado funcionan mejor y crecen con mayor rapidez que las economías cerradas que imponen restricciones al comercio.

En quinto lugar, como acabo de señalar, el Consejo General de la OMC se encuentra ahora en el último mes de su labor preparatoria para la Conferencia Ministerial de Seattle. Este proceso comenzó en septiembre del año pasado, con arreglo al párrafo 9 de la Conferencia Ministerial de Ginebra y está ahora en una fase avanzada. En los preparativos está incluida la redacción de una Declaración Ministerial para que los Ministros la adopten en Seattle. Aún queda mucho por hacer. Se están celebrando intensas negociaciones, que seguirán desarrollándose incluso durante el período en que ustedes estarán aquí. Dedicaremos gran parte de esta semana a debatir “cuestiones de Seattle”.

En la Conferencia Ministerial de Seattle se establecerá el programa de políticas comerciales para el nuevo milenio mediante la adopción de una Declaración Ministerial y el lanzamiento de una nueva ronda de negociaciones comerciales multilaterales. Por lo que respecta a la Declaración y al alcance de la nueva ronda de negociaciones comerciales, todos los Miembros han hecho hincapié en la importancia fundamental de la aplicación de los acuerdos que se negociaron anteriormente en la Ronda Uruguay. En relación con la aplicación se han planteado cuestiones básicas y fundamentales de importancia sistémica, que están siendo objeto de negociación.

Como consecuencia de la Ronda Uruguay, los Miembros se han comprometido ya a celebrar negociaciones sobre la agricultura y los servicios. Hay otras cuestiones. Los Miembros deben decidir hasta dónde deben llegar en relación con las cuestiones que se plantearon en la primera Conferencia Ministerial de la OMC que se celebró en Singapur -las llamadas "nuevas cuestiones"- las inversiones, la política de competencia, la transparencia de la contratación pública y la facilitación del comercio.

En la segunda Conferencia Ministerial de la OMC, que se celebró en esta ciudad de Ginebra el año pasado, los Ministros adoptaron una Declaración sobre el comercio electrónico. En la actualidad los Miembros negocian la forma de proceder en uno de los ámbitos de las transacciones comerciales que está creciendo actualmente con mayor rapidez en el sistema mundial de comercio, y que cuenta con inmensas posibilidades y ofrece múltiples oportunidades. Se han presentado propuestas al respecto, y siguen su curso las negociaciones sobre los efectos medioambientales de los Acuerdos de la OMC, incluidos los que puedan negociarse en la nueva ronda.

El ámbito de la nueva ronda debe ser equilibrado y reflejar los intereses de todos los Miembros. Considero prioritaria la necesidad de trabajar en colaboración con los Miembros para conseguir que los países pobres en particular obtengan un resultado equilibrado de la nueva ronda de negociaciones comerciales multilaterales y por mi parte me comprometo firmemente a hacerlo.

Una de las propuestas para la nueva ronda, propuesta a la que creo que accederán los Miembros de la OMC, es que puedan participar en ella tanto los Miembros de la OMC como los países en proceso de adhesión. Lógicamente, al final, serán los Miembros los que decidan el resultado. Pido a todos los participantes presentes aquí que apoyen firmemente las negociaciones y a los que se encuentran negociando su adhesión que traten de completar esas negociaciones lo antes posible. Estamos dispuestos a prestar toda la ayuda que podamos. La nueva ronda mantendrá el impulso de la liberalización del comercio, pondrá freno al proteccionismo, mejorará el acceso a los mercados y aumentará las perspectivas de crecimiento y desarrollo rápidos.

Con esto paso a las tres finalidades principales de esta “Semana en Ginebra”.

En primer lugar, queda un mes para Seattle, y la colaboración de los Miembros no residentes en el proceso no sólo es un derecho, sino que además es conveniente: nos hace a todos más fuertes. La experiencia de los participantes que se encuentran reunidos aquí hoy, sus preocupaciones, problemas y necesidades, constituirán una contribución valiosa al proceso preparatorio de la Conferencia Ministerial.

En segundo lugar, en esta Semana se pone en práctica la transparencia. Algunos Miembros han manifestado que en anteriores rondas de negociaciones comerciales no participaron en el proceso preparatorio, ni incluso en las negociaciones, cuando éstas comenzaron, y, lo que es aún más grave, que cuando firmaron acuerdos no eran conscientes de lo que habían firmado. Sería conveniente que se expusieran aquí claramente opiniones sobre la forma de resolver algunos de los problemas derivados de la no residencia, incluso durante las negociaciones, en una nueva ronda de negociaciones comerciales, y ello no sólo esta Semana sino durante toda la Ronda.

En tercer lugar, en la Semana se trata de ampliar la capacidad de adopción de decisiones de la OMC. Se van a distribuir ejemplares del actual proyecto de Declaración Ministerial. Algunos funcionarios de la Secretaría harán presentaciones sobre cuestiones de importancia sistémica así como sobre la estructura, las cuestiones que se recogen en el proyecto de texto y la situación actual. Insto a los participantes a que colaboren activamente con los especialistas y con las personas que realicen las presentaciones.

Por último, he pedido al Embajador Hill y a mis colegas de la Secretaría que me aconsejen, tras celebrar consultas con ustedes, sobre la forma de llevar adelante después de Seattle las ideas, opiniones y sugerencias que surjan de sus debates y sobre la forma en que la OMC puede prestar asistencia a tal fin.

Reitero mi cálida bienvenida a todos los participantes y cedo la palabra al Embajador Hill, que actuará como moderador en la primera sesión sobre: Participación en la OMC: las oportunidades para pequeños países en desarrollo, los recursos disponibles y cómo utilizar unas y otros.

Tiene la palabra el Embajador Hill.

Muchas gracias.