WTO NOTICIAS: DISCURSOS — DG PASCAL LAMY

‘La crisis financiera mundial, el crecimiento impulsado por las exportaciones y la Ayuda para el Comercio: la experiencia de la ASEAN’ — Siem Reap (Camboya)


> Discursos: Pascal Lamy

Quisiera, en primer lugar, expresar mi gratitud al Gobierno de Camboya, y en particular al Ministro Cham Prasidh, por servir de foro a este examen regional de la Ayuda para el Comercio en Asia y el Pacífico.

También quisiera hacer extensivo mi agradecimiento al Presidente Kuroda y a su equipo del Banco Asiático de Desarrollo -nuestro asociado en esta actividad- por los considerables esfuerzos que han desplegado para hacer posible este examen regional; sé que ha sido una labor ardua. Deseo asimismo señalar la presencia de representantes de alto nivel de organizaciones nacionales, regionales y multilaterales, y agradecerles que nos acompañen en este proceso regional.

Hace dos años llevamos a cabo en Manila (Filipinas) una labor similar. En esa reunión se identificaron las principales necesidades y prioridades comerciales de los países de la región, y medios para atenderlas. Ya se han puesto en aplicación varias de las recomendaciones propuestas en la reunión de Manila; por ejemplo, se están desplegando continuos esfuerzos para mejorar la integración y la cooperación regionales, y se ha establecido un grupo de trabajo técnico regional sobre la Ayuda para el Comercio en Asia y el Pacífico. Este grupo técnico rendirá un informe sobre los progresos realizados en la región en el Examen Global previsto para los días 6 y 7 de julio en Ginebra.

En la reunión de Manila también hubo un reconocimiento generalizado de que los países vulnerables necesitaban más asistencia para beneficiarse plenamente de la apertura del comercio. En vista de ello, el pasado noviembre la OMC organizó en esta misma ciudad, conjuntamente con la ONUDI [Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial], la Conferencia Ministerial de los PMA [países menos adelantados] para establecer un programa destinado a incrementar la capacidad productiva de los PMA y, de ese modo, poder utilizar el comercio como motor del desarrollo y la reducción de la pobreza. Así pues, me resulta grato regresar a Siem Reap para participar en esta evaluación de los progresos realizados desde entonces en esas esferas.

En el primer Examen Global de la Ayuda para el Comercio, celebrado en Ginebra en 2007, nos pusimos de acuerdo en un punto de referencia para medir los progresos y permitirnos establecer si se estaban proporcionando realmente recursos adicionales, determinar dónde existían lagunas y señalar dónde podrían hacerse mejoras para aumentar la transparencia en lo que respecta a las promesas de contribuciones y los desembolsos.

La buena noticia es que, en 2007, las corrientes totales de Ayuda para el Comercio a nivel mundial habían aumentado un 20 por ciento aproximadamente con respecto a ese punto de referencia. Nuestra esperanza, y a la vez nuestro empeño, es que a pesar de la crisis económica las corrientes de Ayuda para el Comercio mantengan esa tendencia ascendente.

También hemos reconocido la necesidad de pasar de esta vigilancia a nivel general a unas evaluaciones más específicas de las corrientes de Ayuda para el Comercio a nivel nacional, regional y subregional, como forma de vigilar el modo en que cada país o región está avanzando en la evaluación de sus propias necesidades de mayor capacidad relacionada con el comercio y el modo en que estas necesidades se integran en sus estrategias generales de desarrollo y de reducción de la pobreza. Esa es la razón por la que los exámenes nacionales, subregionales y regionales son una parte esencial del proceso de vigilancia de la Ayuda para el Comercio.

La vigilancia es una empresa colectiva. La investigación del Banco Asiático de Desarrollo en esta esfera tiene mucho interés para la vigilancia que llevan a cabo la OMC y la OCDE y que se efectúa a cuatro niveles:

En primer lugar, mediante el análisis de las corrientes de Ayuda para el Comercio a fin de evaluar dónde se están proporcionado recursos, ver dónde existen lagunas, señalar dónde deben hacerse mejoras y aumentar la transparencia en las promesas de contribuciones y los desembolsos.

En segundo lugar, mediante la evaluación de las actividades de los donantes en relación con la Ayuda para el Comercio, a fin de garantizar la difusión de las prácticas recomendadas en todos los países, identificar esferas que puedan ser objeto de mejora y aumentar la transparencia en lo que respecta a los compromisos.

En tercer lugar, ofreciendo una perspectiva más centrada en países específicos para determinar si se está integrando el comercio en las políticas nacionales de desarrollo, si se están cubriendo las necesidades comerciales, si se están facilitando recursos financieros y si la Ayuda para el Comercio es eficaz sobre el terreno.

Por último, con ayuda de indicadores, para evaluar la utilización y la eficacia de la Ayuda para el Comercio, especialmente en las esferas prioritarias indicadas por los receptores.

Estamos atravesando la peor crisis económica mundial a todos los tiempos; una crisis que no perdona a ninguna economía y de la que aún no se han hecho sentir todas las repercusiones a nivel humano y social. Me sumo al llamamiento hecho por el presidente Kuroda en la reciente reunión de la Junta de Gobernadores del Banco Asiático de Desarrollo en favor de un nuevo paradigma del desarrollo, destinado a luchar contra los efectos de la crisis.

La crisis económica ha asestado un duro golpe a las economías de esta región y pone en peligro su crecimiento impulsado por las exportaciones que sacó de la pobreza a millones de personas. Es algo que Camboya sabe bien, y ya está observando los efectos del descenso del consumo mundial en su producción de textiles y prendas de vestir. Se prevé que el crecimiento disminuya al 3,4 por ciento este año -un nivel nunca alcanzado desde la crisis financiera asiática y a enorme distancia del crecimiento sin precedentes del 9,5 por ciento registrado en 2007-. Ahora bien, la región también ha sabido reaccionar rápidamente. Al dar prioridad a los incentivos fiscales destinados a infraestructura, pequeñas y medianas empresas, economías rurales y redes de seguridad social, la región se está preparando para salir de la crisis y está sentando las bases de un futuro modelo de crecimiento más incluyente que contribuirá en gran medida a luchar contra la pobreza.

Como parte de nuestra respuesta a la crisis económica actual, la OMC ha empezado a vigilar las medidas relacionadas con el comercio adoptadas por sus Miembros ante la crisis. Mediante una mayor transparencia y la presión ejercida por los homólogos, evitamos colectivamente la amenaza que representa un viraje hacia el proteccionismo. Las exportaciones de un país son las importaciones de otro. Y por esa razón el proteccionismo solamente dará lugar a medidas de retorsión en cadena que paralizarán aún más el comercio en cuanto motor de crecimiento. Por ello es importante que nos esforcemos en mantener la apertura del comercio.

Pero también debemos proseguir la apertura del comercio y por eso la conclusión de la Ronda de Doha reviste hoy más importancia que nunca. Se trata del conjunto de medidas de estímulo que está más a nuestro alcance. Un conjunto de medidas que puede contribuir a la recuperación de nuestras economías.

Con todo, para que el comercio funcione es fundamental poderlo financiar y que las condiciones de su financiación sean asequibles. Debo aplaudir los esfuerzos realizados por el Presidente Kuroda y su junta para hacer frente a la crisis de financiación del comercio aumentando la base de capital del BAsD de 55.000 a 165.000 millones de dólares, como forma de responder rápida y activamente a las necesidades inmediatas de sus países en desarrollo miembros. Los 10.000 millones de dólares adicionales comprometidos por el BAsD para el período 2009-2010 proporcionarán con toda seguridad el impulso necesario para contribuir a que las economías asiáticas se recuperen rápidamente.

También quisiera agradecer los esfuerzos realizados en esta región por los donantes, que han prestado una asistencia constante a proyectos relacionados con el comercio destinados a combatir la pobreza y a propiciar el logro de objetivos de desarrollo a largo plazo.

Sin embargo, un gran desafío que todos afrontamos en relación con la Ayuda para el Comercio es demostrar su eficacia. Por lo tanto, desde 2007, nuestra meta ha consistido en reorientar la iniciativa de Ayuda para el Comercio de la sensibilización a la ejecución, con objeto de hacer realidad los efectos que esta iniciativa puede tener en el comercio y el desarrollo.

Es necesario llevar a cabo una investigación más profunda sobre la repercusión y la eficacia de los programas de Ayuda para el Comercio, mejorando con ese fin la vigilancia y la evaluación. Por eso estamos seleccionando estudios de casos prácticos de todas las regiones, que habrán de figurar en julio próximo en el Segundo Examen Global de la Ayuda para el Comercio, para dar a conocer los efectos que las intervenciones de Ayuda para el Comercio tienen en los objetivos de desarrollo de los respectivos países.

En lo que respecta concretamente a la región de la ASEAN [Asociación de Naciones del Asia Sudoriental], se expondrá el proyecto de la subregión del Gran Mekong como ejemplo positivo de la Ayuda para el Comercio en acción.

El examen también se centrará en la promoción de estrategias específicas del sector privado, la coordinación entre los donantes y la cooperación Sur-Sur. En la región de la ASEAN se ha iniciado una tendencia positiva en cuanto a la cooperación Sur-Sur y la cooperación triangular, que es preciso promover.

Según datos recientes comunicados a la OCDE sobre las corrientes mundiales de Ayuda para el Comercio hacia esta región, la infraestructura relacionada con el comercio y el fortalecimiento de la capacidad productiva han sido las principales prioridades para la región. Muchos países han señalado además la necesidad de mejorar la ejecución y la eficacia de la Ayuda para el Comercio recibida, en particular dando a su opinión mayor peso en la formulación de los proyectos y en su orientación a la capacidad local de desarrollo. Estas cuestiones ocuparán un lugar destacado en el Segundo Examen, como también la forma de mantener las corrientes de ayuda en un entorno de empeoramiento de las perspectivas económicas mundiales.

A modo de conclusión, quisiera transmitirles las que, considero, deberían ser las cinco reglas de oro para nuestra labor en el futuro:

En primer lugar, debemos velar por que se cumplan las promesas relativas a la Ayuda para el Comercio. Así se liberará el potencial de crecimiento de los países en desarrollo y se les permitirá aprovechar las nuevas oportunidades de comercio a que dará lugar una conclusión satisfactoria de la Ronda de Doha.

En segundo lugar, debemos seguir evaluando y vigilando las corrientes mundiales de Ayuda para el Comercio. Es necesario hacer un seguimiento tanto del volumen como de la dirección de las corrientes de ayuda, para que realmente se satisfagan las necesidades y, sobre todo, para medir su repercusión en el crecimiento económico y la mitigación de la pobreza.

En tercer lugar, debemos impulsar la cooperación Sur-Sur, que es un instrumento clave para conseguir los Objetivos de Desarrollo del Milenio mediante el fomento de la interdependencia global.

En cuarto lugar, la participación del sector privado es fundamental para que la iniciativa tenga éxito. En esta reunión debemos asegurarnos de que las prioridades de ese sector se manifiesten firmemente.

En quinto y último lugar, debemos colaborar para concluir la Ronda de Doha. La conclusión de la Ronda no sólo creará nuevas oportunidades de mercado, sino que también será la mejor póliza de seguro contra el proteccionismo.

Este examen nos brinda la ocasión de ver en qué aspectos se han hecho progresos, de intercambiar prácticas convenientes, y de prepararnos mejor para los retos que nos esperan. Muchas gracias por su atención en esta conferencia que espero con gran interés y que seguramente habrá de ser fructífera, con resultados tangibles sobre el camino a seguir en la región de Asia y el Pacífico.

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