WTO NOTICIAS: DISCURSOS — DG PASCAL LAMY

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Buenos días:

Les doy la bienvenida al lanzamiento del Informe sobre el Comercio Mundial 2011.  Quiero dar las gracias en particular a los jefes de las comunidades económicas regionales, los presentadores y los ponentes por estar con nosotros y por aceptar brindarnos generosamente su tiempo y sus ideas.

El interés en la negociación y la formalización de acuerdos comerciales preferenciales no parece haber disminuido, pese a la crisis económica mundial.  Sobre la base de las últimas cifras recopiladas en el Informe, hay alrededor de 300 acuerdos (notificados y no notificados) actualmente en vigor.  Hay varias docenas más en proceso de negociación.  Solo tenemos conocimiento de un Miembro de la OMC que no ha formalizado hasta ahora un ACP.  Muchos creen que el estancamiento actual de las conversaciones mundiales sobre asuntos comerciales podría impulsar la negociación de más acuerdos en el futuro.

Sin embargo, estas cifras pueden ocultar algunos aspectos de los acuerdos comerciales preferenciales (ACP) que merecen aclaración.  Pese al enorme aumento del número de ACP, solo una pequeña fracción ‑alrededor del 15 por ciento- del comercio mundial de mercancías recibe actualmente un trato preferencial.  Una razón importante de esto es que los aranceles NMF ya son muy bajos, y más de la mitad del comercio mundial de mercancías se realiza con tasas NMF nulas.  La realidad es que menos del 2 por ciento del comercio mundial reúne las condiciones para obtener márgenes de preferencia por encima de 10 puntos porcentuales.

Los márgenes preferenciales pueden ser también un indicador engañoso de las ventajas que otorgan los ACP.  La verdad es que los participantes en ACP suelen ser promiscuos, y son parte en una multiplicidad de acuerdos.  En consecuencia, el acceso preferencial de que disfruta un exportador en el mercado de su asociado se ve menoscabado muy rápidamente por la presencia de otros exportadores preferenciales.

Además, ocurre a veces que los ACP no contribuyen a liberalizar el comercio.  Los productos sensibles y difíciles de liberalizar en la OMC terminan siendo también difíciles de liberalizar en el marco de los ACP.  El 66 por ciento de las tasas arancelarias con tasas MNF superiores a 15 puntos porcentuales no se han reducido en el marco de los ACP.

De hecho, los ACP se refieren actualmente menos a preferencias arancelarias y más a medidas reglamentarias que se consideraba antes que pertenecían al ámbito nacional y no al de la política económica internacional.  Este cambio se está produciendo en parte  a raíz de los cambios en la forma en que se organiza la producción a nivel internacional y al aumento de las redes de producción mundiales.  Para prosperar, esas redes de producción requieren un medio reglamentario positivo que dé más protección a los inversores, mejores servicios de infraestructura, libertad de circulación del personal empresarial, protección de los derechos de propiedad intelectual y facilitación del comercio.  La demanda de gobernanza en estas esferas normativas se satisface mediante la oferta de ACP profundos.

Evidentemente, las redes de producción mundiales no son la única explicación posible del aumento de los ACP profundos.  Es posible que se necesiten acuerdos profundos para promover el comercio en determinados sectores o entre economías en términos más generales.  Por ejemplo, pueden resultar necesarias normas comunes sobre políticas de competencia para permitir que se materialicen algunas ventajas comparativas, o la armonización de las normas sobre productos puede ser una condición previa para que se desarrollen plenamente las economías de escala.

En cualquier caso, la realidad es que vemos una lenta convergencia de los aranceles en los acuerdos de comercio preferencial -hacia una reducción multilateral de facto de los aranceles aplicados- al tiempo que observamos el peligro de una divergencia creciente en las reglamentaciones abarcadas por esos acuerdos.

¿Qué podemos hacer entonces al respecto?

La integración profunda cambia la naturaleza de las relaciones entre el sistema multilateral de comercio y los acuerdos comerciales preferenciales.  Durante mucho tiempo, esas relaciones se interpretaban utilizando el paradigma de los escollos y los estímulos.  En sentido estricto, este marco dice que la integración bilateral o regional complementa o sustituye la liberalización multilateral.  Es posible reducir los aranceles globales mediante rondas periódicas de negociaciones comerciales multilaterales o de forma indirecta a través de una red de ACP.  Sin embargo, si los ACP se refieren cada vez menos a los aranceles, este paradigma resulta cada vez menos pertinente y será necesario elaborar un nuevo marco que se aplique mejor a los ACP profundos.

Querría sugerir algunas ideas que podrían formar parte de esta nueva forma de pensar acerca de los ACP y la OMC.

Una idea podría ser que no hay razón para preocuparse por los ACP profundos en lo que concierne a los aranceles, ya que el papel limitado de los aranceles preferenciales implica que no hay mucho peligro de desviación del comercio.

Otra idea sería que no debemos ignorar las dificultades a que podrían dar lugar los ACP profundos en el ámbito reglamentario.  Se puede observar en el aumento constante de los acuerdos lo que solo cabría llamar “familias” de ACP, en que cada familia adopta un enfoque particular con respecto a esferas de política importantes, como los obstáculos técnicos al comercio o la política de competencia.  El peligro consiste en este caso en que los ACP podrían sujetar a sus miembros en un régimen reglamentario particular y reducir las posibilidades de que prospere el comercio con países fuera del acuerdo.

En pocas palabras, el nuevo desafío que plantean los ACP profundos para el sistema multilateral de comercio es la segmentación del mercado porque los regímenes reglamentarios, que pueden llegar a ser divergentes, tienen actualmente más importancia para las corrientes comerciales que los aranceles.  No se pretende con esto juzgar la legitimidad de estos sistemas reglamentarios.  Se trata de una evaluación fáctica de su impacto en las economías de escala, que es lo importante para la OMC.

Hay varias opciones para reducir ese peligro y aumentar la coherencia entre los ACP y el sistema multilateral de comercio.

  • Podríamos corregir las deficiencias en el marco jurídico de la OMC.
  • Podríamos elaborar un conjunto de prácticas óptimas no obligatorias para los miembros de los ACP.
  • Podríamos hacer extensivos los acuerdos preferenciales existentes de manera no discriminatoria a más participantes.
  • Por último, podríamos acelerar la apertura multilateral del comercio mediante un programa  de reglamentación más ambicioso; este sería sin duda un medio muy eficaz de reducir el margen de divergencia entre la apertura multilateral y la apertura preferencial del comercio.

Podemos pensar también en otras opciones para crear coherencia, basándonos en nuestro mecanismo existente de transparencia e intercambio de información, que ustedes recordarán que es uno de los primeros resultados del Programa de Doha para el Desarrollo.  El mecanismo refleja los conocimientos colectivos y la experiencia que han adquirido los Miembros a través de la negociación, la formalización y la ejecución de acuerdos comerciales preferenciales.  Sin embargo, creo que los Miembros no han aprovechado todavía plenamente el mecanismo para lograr una mejor comprensión de los ACP y de sus efectos sistémicos en el sistema mundial de comercio.  Los Miembros podrían aprovechar mucho mejor el mecanismo, entre otras cosas, para comprender mejor las esferas reglamentarias individuales en los distintos ACP.

Quiero aprovechar esta oportunidad para expresar mi agradecimiento a Patrick Low y a sus excelentes colaboradores, en particular Robert Teh y Nadia Rocha, que nos han dado abundante y sólido material de reflexión.

Tendremos más tarde nuestra primera oportunidad para examinar a fondo estas cuestiones.  Espero con interés sus deliberaciones.  Dado que no podremos seguramente agotar todos los temas relacionados con los ACP, espero también con interés la Octava Conferencia Ministerial, cuando los Ministros tendrán ocasión de seguir reflexionando sobre las cuestiones planteadas en este Informe.  Les deseo a todos un día muy productivo y les doy las gracias por su atención.


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