WTO NOTICIAS: DISCURSOS — DG PASCAL LAMY


MÁS INFORMACIÓN:
> Discursos: Pascal Lamy

  

Secretario General GURRÍA,
Vicepresidente CANUTO,
Profesor JENNY,
Distinguidas delegadas y distinguidos delegados:

Muchas gracias por haberme invitado a pronunciar unas palabras introductorias en este Foro Mundial sobre la Competencia.  Una buena política de competencia es un elemento esencial de una economía de mercado dinámica capaz de aumentar el nivel de vida de todos los ciudadanos.  La política de competencia contribuye de forma importante a impedir la colusión entre empresas y otras prácticas anticompetitivas que reducen los beneficios de la apertura del comercio.  Ahora que el mundo sigue luchando penosamente por salir de la crisis económica, debemos reflexionar juntos sobre la forma de lograr no solo que la política de competencia contribuya al desarrollo, sino también que su función se tome debidamente en cuenta y se refuerce en la arquitectura de la economía mundial.

Ustedes han elegido la volatilidad de los precios de los productos básicos como tema central de la primera sesión de trabajo de este Foro.  Es efectivamente un buen punto de partida.  Los mercados de productos básicos se han vuelto más volátiles últimamente.  Aunque esa volatilidad obedece en gran medida a la evolución de las condiciones climáticas y de las variables económicas, incluido el rápido crecimiento de las economías emergentes, es importante para la credibilidad del sistema que se evalúe y aborde el papel de las prácticas anticompetitivas en este sector.  Hay que dejar que las fuerzas del mercado actúen, pero sabemos que esas fuerzas son más eficaces en el marco de normas, instituciones y políticas públicas.  Esto es tanto más importante ahora que sabemos que hay países en los que resulta difícil mantener la confianza de los ciudadanos en una economía internacional abierta y globalizada.

Las repercusiones de las prácticas anticompetitivas en los mercados mundiales de productos básicos fue el tema de un importante simposio organizado por la entidad india Consumer Unity and Trust Society International (CUTS) en la OMC el 22 de septiembre del pasado año.  En las ponencias preparadas para el Simposio se plantearon algunos interrogantes que hay que recordar.  Por ejemplo, las ponencias sobre los efectos de los cárteles en los mercados de productos básicos pusieron de manifiesto que la incidencia de la actividad de los cárteles en esos sectores se ha reducido algo gracias al éxito de las acciones legales emprendidas contra ellos por los principales organismos de defensa de la competencia en los últimos 10 años, pero también que el nivel de las sanciones impuestas a los participantes en los cárteles sigue siendo bajo en comparación con los perjuicios que causan.

En mi opinión, el simposio de CUTS celebrado en la OMC también puso de manifiesto la importante interacción que existe entre la conducta anticompetitiva del sector privado y las medidas gubernamentales en el sector de los productos básicos.  Estas medidas pueden adoptar la forma de subvenciones anticompetitivas, acuerdos internacionales sobre los productos, mecanismos de reglamentación o de control de los precios, y medidas anticompetitivas en materia de inversión que restringen indebidamente el acceso a los mercados.  Parece poco probable que un solo conjunto de instrumentos -es decir, los instrumentos de política comercial o los instrumentos de política de competencia por separado- pueda responder eficazmente a estos problemas.  Sería mejor adoptar un enfoque que combinase ambos instrumentos.

Las ponencias presentadas en el simposio de CUTS indicaron también que hay importantes lagunas jurisdiccionales que limitan la eficacia de la política de competencia para hacer frente a toda la gama de prácticas que potencialmente obstaculizan o distorsionan el desarrollo y el comercio.  Los cárteles de exportación forman parte de esas prácticas.  A diferencia de lo ocurrido en el pasado, estas cuestiones son ahora objeto de especial atención en los países emergentes, cuyas necesidades de materias primas están aumentando a medida que se desarrollan sus sistemas de producción.

Más allá del sector de los productos básicos, y desde el punto de vista de la OMC, hay que señalar otras interacciones de la política de competencia con el desarrollo y el sistema internacional de comercio.  Sin que sean necesariamente el punto central del Foro Mundial de este año, no cabe duda de que esas interacciones inciden en sus preocupaciones y podrían ser perfectamente el tema de futuros foros o de otros trabajos de reflexión.

Permítanme que cite tres ejemplos:

En primer lugar, existen sinergias muy importantes entre las medidas comerciales de apertura de los mercados en el ámbito de la contratación pública y la aplicación de las leyes de defensa de la competencia o las leyes antimonopolio.  Si los gobiernos no implantan medidas enérgicas para luchar contra la manipulación de las licitaciones, no cabe duda de que los avances en el bienestar que permiten las medidas de apertura del mercado -facilitadas, por ejemplo, por el Acuerdo sobre Contratación Pública de la OMC- se verán comprometidos.  A la inversa, la apertura de los mercados de contratación pública a participantes extranjeros -que desde luego no hace redundante o innecesaria la aplicación de la normativa antimonopolio- puede sin duda hacer más difícil la colusión, lo que aumenta las posibilidades de obtener buenos resultados.  He ahí el motivo de que la Secretaría de la OMC se esfuerce por resaltar la importancia de la aplicación de la legislación sobre competencia en este sector.  Esta es una esfera en la que es posible una cooperación fructífera entre las organizaciones internacionales.

En segundo lugar, hay relación entre la política de competencia y los derechos de propiedad intelectual.  Esta relación ya se ha reconocido en el Acuerdo sobre los Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual relacionados con el Comercio de la OMC, pero merece que los distintos actores institucionales aporten contribuciones y reflexionen al respecto.  Reconozco que es una relación compleja y a veces sutil.  No obstante, el propio Acuerdo sobre los ADPIC se refiere a los perjuicios que pueden causar las prácticas anticompetitivas en esta esfera y permite que los gobiernos adopten las medidas correctivas adecuadas.  Esto plantea algunas preguntas importantes, por ejemplo:  ¿qué clase de prácticas restrictivas en materia de licencias son realmente perjudiciales para el bienestar económico y cuáles son las medidas correctivas adecuadas frente a esas prácticas?  A esas preguntas no puede dar respuesta, a mi juicio, ninguna organización por sí sola.  Antes bien, exigen una reflexión y una deliberación conjuntas entre organizaciones como la OMPI, la OCDE, la UNCTAD, la Red Internacional de Competencia Económica (ICN) y la OMC, con la participación también de los organismos nacionales de defensa de la competencia que tengan experiencia en esta esfera.

Un tercer ámbito de interacción que quisiera mencionar nos lleva de nuevo al tema de los cárteles internacionales, ya sea en los mercados de productos básicos u otros mercados.  Hay que señalar que, si se les deja, los cárteles menoscaban directamente los beneficios que puede aportar la apertura del comercio, en materia de oferta, de creación de empleo, de reducción de los precios y de mayor elección para los consumidores.  Algunas prácticas se traducen en una reducción de la oferta y, en consecuencia, del empleo, en la subida de los precios y en menos posibilidades de elección para los consumidores.  Por este motivo, me parece que todos los participantes en el sistema mundial de comercio tienen interés en que los cárteles, los abusos de posiciones dominantes y otras prácticas anticompetitivas perjudiciales sean objeto de disciplinas.

Las esferas que acabo de mencionar no son en absoluto las únicas en que existe interacción entre la política de competencia y el sistema internacional de comercio.  Pienso, por ejemplo, en los efectos de las restricciones verticales del mercado y las conductas monopolísticas en materia de acceso a los mercados, por ejemplo, en el sector de los servicios.  Algunas de esas esferas han sido objeto de profundos debates en diversos foros, pero otras probablemente no.  Otra cuestión que, ciertamente, aún no ha sido examinada suficientemente -porque es un fenómeno relativamente nuevo- es la de las consecuencias de la política de competencia para las cadenas de suministro mundiales, que estructuran ahora gran parte del comercio internacional de bienes y servicios.

Al mencionar estas esferas de interacción, no defiendo la adopción de medidas inmediatas ni prejuzgo la naturaleza de otros vínculos institucionales, que tengan que establecerse entre la administración de la política de competencia y el sistema multilateral de comercio.  Creo que esta cuestión permanece abierta.  Pero estoy convencido de que las condiciones para el éxito de las políticas nacionales de competencia y del sistema internacional de comercio están profundamente intervinculadas.

Me parece, por tanto, oportuno examinar esas vinculaciones a fondo y ver cómo se pueden optimizar, e incluso reiniciar el diálogo sobre los efectos de las prácticas anticompetitivas y su relación con el sistema internacional de comercio, que, como ustedes saben, ha guardado un perfil bajo en los 10 últimos años.

Creo que los debates mantenidos en la OMC en el marco del Grupo de Trabajo sobre la Interacción entre Comercio y Política de Competencia, que nuestro amigo el Profesor Jenny presidió en su momento con tanto acierto, contribuyeron a una mejor comprensión de la importancia y las modalidades de la política de competencia a nivel mundial.  Pero no se ha terminado esta labor:  es cierto que más de 100 países ya tienen leyes de defensa de la competencia, pero nos enfrentamos todavía a los importantes retos de aplicarlas de forma coherente, transparente y económicamente eficaz en un mundo en el que, entretanto, ha aumentado la interdependencia.

El mundo ha cambiado mucho desde que estas cuestiones se examinaron en la OMC.  Además de la proliferación de leyes nacionales de competencia en los países en desarrollo y en los países emergentes, ha habido una ingente labor de creación de capacidad en esta esfera que ha llevado a cabo no solo la OCDE, sino también, en gran medida, la UNCTAD y la Red Internacional de Competencia Económica (ICN).  El objetivo de la reanudación de los trabajos de la OMC en este ámbito no sería duplicar esas actividades, sino examinar sus vinculaciones con las metas y las modalidades del sistema multilateral de comercio, basándose en la labor ya realizada y sin perjuicio de lo que pueda surgir.

Debo precisar que lo que estoy diciendo esta mañana es, en cierta forma, un deseo.  La decisión de reiniciar estas cuestiones en la OMC es de índole política y está en manos de sus Miembros.  En este momento no tengo noticia de ningún proyecto emprendido por ningún grupo de Miembros de la OMC que pueda indicar que hay voluntad política de avanzar en esa dirección.

Secretario General GURRÍA, Profesor JENNY:  les felicito a ustedes y a todos los que han contribuido a la organización de este foro en un momento tan oportuno y, para concluir, me arriesgo a decir que, sin ninguna duda, sus trabajos merecen la atención de los Miembros de la OMC.

 

Servicio de noticias RSS

> Si tiene problemas para visualizar esta página,
sírvase ponerse en contacto con [email protected], y proporcionar detalles sobre el sistema operativo y el navegador que está utilizando.