En primer lugar, me gustaría agradecer al Presidente, el Embajador Maruping, que haya organizado este taller.

Permítanme también expresar mi agradecimiento a los demás oradores que han aceptado participar en el acto que hoy celebramos, incluidos nuestros colegas del BID, la CFI, el Banco Africano de Desarrollo y la UPU. Quisiera agradecer en particular a Roland Dominicé del Symbiotics Group que haya accedido a ofrecernos una visión general de la financiación del comercio desde la perspectiva del microcrédito.

Me complace reunirme con ustedes esta tarde para debatir el tema de “Cómo abordar los problemas de acceso a la financiación del comercio a través de la Ayuda para el Comercio”. Este acto me brinda una excelente oportunidad para reflexionar sobre la dimensión de desarrollo de la financiación del comercio y la forma en que nuestros esfuerzos colectivos para resolver el acceso a la financiación del comercio están dando fruto.

En mi opinión, también es un buen momento para reflexionar sobre las lecciones que los esfuerzos en este ámbito aportan, de forma más general, a la iniciativa de la Ayuda para el Comercio.

 

Acceso a la financiación del comercio: garantías y confianza

Creo que el taller de esta tarde es un complemento útil de la labor en curso en el Grupo de Trabajo de la OMC sobre Comercio, Deuda y Finanzas, que es el foro natural para los trabajos sobre este tema en el sistema de la OMC. Entre el 80 y el 90 por ciento del comercio mundial depende de la financiación del comercio, principalmente de modalidades de financiación de corto plazo. Pero sólo un tercio de los países más pobres se beneficia con regularidad de los servicios ofrecidos por los programas de financiación del comercio.

Incluso cuando se dispone de financiación para el comercio, ello no significa que el acceso a esa financiación sea universal. En la práctica, el acceso es muy variable, tanto entre países como dentro de los propios países. Los países menos adelantados de África y Asia son, por lo general, los peor parados, aunque no sean los únicos. Por estos motivos, las microempresas y las pequeñas y medianas empresas afrontan serios desafíos.

Resumiendo, hay una serie de problemas “estructurales de acceso” que afectan al mercado de financiación del comercio.

Para entender estos problemas estructurales de acceso, un buen punto de partida son las comunicaciones presentadas durante los últimos 10 años por el Grupo de Trabajo de la OMC sobre Comercio, Deuda y Finanzas o los informes elaborados en los últimos 5 años por el Grupo de Expertos sobre Financiación del Comercio, que convoqué yo mismo.

En aras de la brevedad, sin embargo, permítanme recapitular el tema en dos palabras: garantías y confianza.

Cuando los bancos y sus clientes exportadores carecen de garantías adecuadas, los mercados pierden la confianza. Ante la falta de confianza, se produce uno de estos dos resultados: un alto nivel de riesgo eleva el precio de las transacciones, lo que las hace inasequibles para todos menos para unos cuantos, o no se da ningún precio. Entonces no se presta el servicio.

El enigma de la financiación del comercio es que es una de las formas más seguras de financiación. Los estudios realizados por la Cámara de Comercio Internacional, la Corporación Financiera Internacional y otros interlocutores han puesto de relieve que apenas se producen incumplimientos.

 

Cómo abordar la disfunción del mercado

Por supuesto, cuando el fantasma de la crisis financiera mundial entra en escena, como lo hizo en 2008, se puede producir una fuerte perturbación de las garantías y de la confianza. La contracción del crédito ocasionada por la crisis financiera retiró también liquidez del mercado de financiación del comercio. Dados los problemas de las garantías y de confianza existentes en el mercado de financiación del comercio se corría el riesgo de que se intensificara la desaceleración del comercio mundial.

Afortunadamente, fuimos capaces de impulsar acciones para abordar estas cuestiones. Un freno era la ausencia de información sobre el mercado. El Grupo de Trabajo de la OMC sobre Comercio, Deuda y Finanzas y el Grupo de Expertos que yo convoqué ha desempeñado un papel clave al arrojar luz sobre la cambiante situación del mercado y recomendar medidas para hacer frente a los riesgos que se iban planteando.

Entre las medidas más notables figura la adoptada por el G-20, que se comprometió a poner a disposición 250.000 millones de dólares EE.UU. para respaldar las transacciones comerciales. Pero igualmente importante, aunque menos llamativa, es nuestra labor de promoción en otros ámbitos, como el Comité de Supervisión Bancaria de Basilea, a fin de que las normas que rigen la financiación del comercio estén en consonancia con su bajo perfil de riesgo.

Por supuesto, la Ayuda para el Comercio es una parte importante de esta labor de promoción. Esta tarde, vamos a enterarnos de más a través de los profesionales: las instituciones y los expertos que realmente prestan asistencia a los países en desarrollo en esta esfera.

Para que los mercados de financiación del comercio funcionen de forma eficiente es preciso disponer de políticas monetarias y bancarias sólidas, de regímenes fiscales y financieros transparentes y de mercados de capitales y de seguros eficientes, así como de los marcos jurídicos y reglamentarios necesarios para fomentar la inversión nacional y extranjera. De esta manera, se consiguen garantías y se mantiene la confianza. La Ayuda para el Comercio puede funcionar como catalizador en este ámbito y contribuir a resolver los problemas de acceso y de estructura de la financiación del comercio.

Desde que se puso en marcha el programa pionero del BERD, otros bancos multilaterales de desarrollo han establecido sus propios programas. Hasta hace poco, el Banco Africano de Desarrollo era la excepción. Pero me complace señalar que los bancos han aprendido unos de otros. Al igual que el BID y la CFI aprendieron del programa pionero del BERD, el Banco Africano de Desarrollo está aprendiendo ahora de las experiencias de sus homólogos en Manila. Es la aplicación de las mejores prácticas. Asimismo, la Corporación Internacional Islámica de Financiación para el Comercio presta servicios compatibles con la Sharia.

 

Cómo conseguir la combinación perfecta

La financiación del comercio es una actividad comercial. La Ayuda para el Comercio puede ayudar a corregir los fallos del mercado, pero no puede, ni debe, sustituir al carácter comercial del mercado. Uno de los desafíos que afrontamos es lograr que, al ayudar a que se superen los problemas de acceso, no excluyamos al mismo tiempo a los propios actores del sector privado que necesitamos para hacer que los mercados funcionen de forma eficiente.

El mercado que crece más rápido en el ámbito de la financiación del comercio es el crédito de proveedores. La financiación del comercio sigue las pautas del comercio mundial. No debe sorprender, pues, que la gran mayoría de las operaciones de financiación del comercio cubran el comercio de productos intermedios: los insumos y las partes que constituyen los bienes de consumo.

El enorme volumen de transacciones que precisa el comercio de bienes intermedios ha llevado a los proveedores y a sus bancos a cambiar su modus operandi. Las transacciones en cuenta abierta, mediante las cuales se facilita liquidez contra la presentación de la prueba del pedido, del contrato o de letras de cambio se están convirtiendo en la norma general en la financiación del comercio. Se siguen utilizando los instrumentos que ya existían como las cartas de crédito, pero no están tan adaptados a la gran cantidad de pedidos y entregas que generan las cadenas de valor fragmentadas geográficamente.

A medida que la financiación del comercio se vaya ajustando a estas nuevas realidades, la iniciativa de la Ayuda para el Comercio deberá tener en cuenta estos aspectos de forma más general. Con miras a la próxima reunión del Comité de Comercio y Desarrollo, pido al equipo de la Ayuda para el Comercio que les consulten sobre este tema. En mi opinión, el desarrollo del sector privado, con un énfasis particular en las posibilidades que ofrecen las cadenas de valor mundiales para el desarrollo, podría constituir el tema principal del cuarto Examen Global del próximo año.

Gracias por su atención.