WTO NOTICIAS: DISCURSOS — DG PASCAL LAMY


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Entrevista con el Director General Pascal Lamy

Ángel,
Karel,
Excelentísimos señores Ministros,
Señoras y señores:

Me es grato dirigirme hoy a ustedes. Desde que en 2005 se puso en marcha la Iniciativa de la Ayuda para el Comercio, la OCDE ha sido un colaborador digno de nuestra confianza. El impresionante programa que Ángel y su equipo han preparado para este Diálogo de Política es otra muestra de la contribución sustantiva de la OCDE a esta tarea común. Cabe destacar, no sólo el contenido del Diálogo, sino también el nivel de la participación. Esta participación política de alto nivel augura una buena relación futura, y el resultado sustantivo del presente Diálogo enriquecerá el Cuarto Examen Global de la Ayuda para el Comercio, que se celebrará en la OMC del 8 al 10 de julio de este año.

Ángel y yo tenemos por delante un día muy ajetreado, lo cual es prueba de la cooperación en curso y creciente entre nuestras dos instituciones. Cabe destacar la presentación de las estadísticas conjuntas de la OCDE y la OMC y los primeros resultados que se hayan obtenido jamás sobre el comercio en términos de valor añadido, que presentaremos más tarde esta mañana. Esta empresa común modificará la forma de interpretar las corrientes comerciales. También debería dar lugar a una reflexión que tendría que haberse hecho hace tiempo sobre la forma de entender el comercio y las políticas de desarrollo en la actualidad, cuando la mayoría de los productos manufacturados ya no se fabrican en un único país de origen, sino que son verdaderamente “Hechos en el mundo”. Espero que esto nos lleve a reconocer la interconectividad y a fomentarla, no sólo como parte integrante del crecimiento económico y el desarrollo a escala nacional, sino también de la recuperación mundial. También es el motivo por el cual hemos elegido el tema “Conectarse a las cadenas de valor” para el Cuarto Examen Global de la Ayuda para el Comercio.

Antes de continuar y desarrollar este tema, permítanme pasar revista al camino recorrido. Ángel ya lo ha hecho, pero quisiera añadir mis propias impresiones sobre nuestro viaje.

Desde que en 2005 se puso en marcha la Iniciativa de la Ayuda para el Comercio, se han movilizado fondos por valor de más de 200.000 millones de dólares EE.UU. Es particularmente gratificante que unos 60.000 millones de dólares EE.UU. se hayan encauzado hacia los países menos adelantados (PMA). En efecto, el aumento de los fondos para los PMA ha superado un aumento del 80% en la cuantía de la dotación total. Los fondos asignados a todas las regiones han aumentado; en África se ha registrado un aumento del 180% en valores reales, y otras regiones no le van en zaga. Los fondos para programas regionales se han triplicado y en la actualidad representan el 11% del total de la Ayuda para el Comercio. En resumen, se han hecho grandes progresos en la obtención de recursos financieros adicionales. Esto era un componente fundamental del mandato que la Conferencia Ministerial de Hong Kong encomendó a la OMC en diciembre de 2005. En este sentido, quisiera agradecer a la Directora General Adjunta Rugwabiza su contribución, la dedicación y constante participación en relación con el logro de estos objetivos.

En el contexto de austeridad presupuestaria que sigue imperando va a ser difícil mantener el nivel de las corrientes de financiación. Entre los principales donantes aumenta la presión fiscal, y cada vez son más las voces que dicen que “la caridad comienza por casa”. Las perspectivas de la financiación de la ayuda para el desarrollo no son halagüeñas. En el marco del Plan de Acción Multianual para el Desarrollo, los líderes del G-20, se comprometieron a mantener el gasto de la Ayuda para el Comercio a los niveles de 2006-2008. A pesar de ese compromiso, debemos seguir abogando por que se mantenga el nivel de la financiación de la Ayuda para el Comercio. Para ello, es fundamental destacar los resultados tangibles que se están logrando sobre el terreno.

La labor de la OCDE relativa a la gestión para obtener resultados en materia de desarrollo1 constituye una contribución importante a este respecto; esa labor está basada en los convincentes argumentos formulados con ocasión del Examen Global más reciente. En síntesis, la Ayuda para el Comercio está dando resultados. Nuestra ulterior labor conjunta de vigilancia y la Alianza de Busan para la cooperación eficaz al desarrollo promoverán este programa encaminado a lograr resultados. Los indicadores forman parte integrante e indispensable de este proceso.

No obstante, a mi juicio, hay también un mensaje más fundamental que es necesario transmitir: la Ayuda para el Comercio no es una forma de beneficencia. En un sistema mundial de comercio cada vez más interconectado, nuestra futura prosperidad está íntimamente vinculada. El actual imperativo político de aumentar las exportaciones no es viable sin un aumento de las importaciones. Aun calculando por lo bajo, en los últimos decenios el contenido importado medio de las exportaciones ha aumentado del 20% al 40%, y mucho más aún en los países emergentes orientados a la exportación. En resumidas cuentas, en la economía de hoy en día “hay que importar para exportar”. El incremento de la capacidad comercial de los países en desarrollo redunda en interés de todos. También es una vocación colectiva, como lo demuestra el creciente número de asociados Sur-Sur.

Durante el período 2005-2011, la tasa anualizada de crecimiento del volumen del comercio mundial de mercancías fue de aproximadamente el 3,7% por año, si bien se registró una marcada contracción en 2009. Durante ese período las tasas de crecimiento de muchos países en desarrollo fueron mucho más elevadas. Por ejemplo, las exportaciones de mercancías de los PMA crecieron a una tasa anual del 4,6%. Cabe, pues, afirmar, que la Ayuda para el Comercio, al contribuir a movilizar el potencial de los países en desarrollo para participar en el comercio mundial, desempeñó un papel en esa expansión, sobre todo en el caso de los PMA.

Como sabemos por la labor relativa al comercio en términos de valor añadido, esa expansión da la pauta de que los países en desarrollo están abriéndose camino en las complejas redes de producción compartida que sustentan la economía mundial. Muchos ministros de comercio de los países en desarrollo se enfrentan a un dilema en materia de política ya que el ingreso en dichas redes con frecuencia tiene lugar a lo que consideran el nivel más bajo de la cadena de valor. A este respecto, un mensaje de política que espero que se formule es que añadir valor no significa indefectiblemente pasar a la etapa siguiente en la elaboración de materias primas. La ventaja comparativa puede encontrarse en otra parte de la cadena de valor, por ejemplo, en el montaje de productos finales o en la lubricación de las cadenas mediante la prestación de un servicio. Esta es una importante lección extraída de la experiencia económica asiática de los 30 últimos años.

Las estadísticas sobre el comercio en términos de valor añadido arrojarán más luz sobre esta cuestión. La labor conjunta de vigilancia y evaluación de la Ayuda para el Comercio que emprendimos en noviembre del año pasado también permitirá aclarar la cuestión. Esa labor se centra en los obstáculos que se interponen a la participación de los países en desarrollo y de sus empresas en las cadenas de valor. Los resultados de esa labor deberían ayudarnos a orientar la Ayuda para el Comercio a la superación de esos obstáculos.

El proceso de responder al cuestionario de vigilancia es también valioso a los efectos de la coherencia. Esta es otra esfera en que podemos señalar que hemos tenido éxito. En efecto, hay quienes afirman que la incorporación del comercio en las estrategias nacionales de desarrollo puede ser un logro más importante a largo plazo que la movilización de recursos. Por el momento dejaré a un lado este argumento y me contentaré con señalar que la financiación también puede ayudar en buena medida a promover este proceso de incorporación. El Marco Integrado mejorado para los PMA es un ejemplo de ello. Y me complace compartir con los presentes la decisión de la Junta del Marco Integrado mejorado de que el mecanismo continúe al menos por otros dos años. Al concentrar la atención en las cadenas de valor en el próximo Examen Global, deberíamos poder proporcionar asesoramiento normativo más específico sobre la forma de adaptar las estrategias nacionales de desarrollo para fomentar la conectividad.

Por último, quiero plantear la importante cuestión de la financiación del comercio, una forma de financiación que, como sabemos, es de crucial importancia para que las empresas de los países en desarrollo, y en particular de los PMA, puedan participar en el comercio. Soy firme partidario de esta forma de financiación, que ha demostrado tener pocos riesgos, y ser fiable, y que tiene importantes consecuencias para el desarrollo de los países en desarrollo. La financiación del comercio es asimismo un ingrediente necesario de las cadenas de valor a nivel nacional, regional y mundial.

La importancia de tratar como de bajo riesgo los instrumentos de financiación del comercio a corto plazo se ve corroborada por las ponderaciones por riesgo y el tratamiento del capital publicados por el Comité de Supervisión Bancaria de Basilea en los dos últimos años. Ello también puede observarse en las nuevas normas de liquidez publicadas por el Comité de Basilea, el 7 de enero de 2012. Por lo tanto, en adelante no resultará más difícil el empleo de cartas de crédito, muy frecuente en el comercio Sur-Sur. Cabe esperar que en la futura aplicación del coeficiente de apalancamiento se tengan en cuenta consideraciones similares en relación con los instrumentos de financiación del comercio. Estas son buenas noticias para los países en desarrollo. Muchos de nosotros, incluidos el Banco Mundial y la OMC, planteamos esta cuestión en el G-20. La reciente iniciativa demuestra lo que puede lograr la cooperación interinstitucional.

Por último, cabe señalar que tenemos motivos suficientes para estar satisfechos con lo que hemos logrado, pero no debemos dormirnos en los laureles. En estos tiempos de precariedad económica, la movilización de recursos resultará cada vez más difícil. La coherencia se ve comprometida por la presión para anteponer los intereses nacionales. Una idea que se desprende de la labor relativa a las cadenas de valor es que no es fácil separar los intereses nacionales de las complejas redes de producción. Quien aplica una política de empobrecimiento del vecino se arriesga a tener una epidemia en su propia casa.

Para concluir, quiero felicitar a Ángel y a su equipo por la ardua labor desplegada en relación con este Diálogo de Política. Espero que sus resultados contribuyan a los debates que celebraremos entre el 8 y el 10 de julio, cuando nos reunamos para llevar a cabo el Cuarto Examen Global de la Ayuda para el Comercio. Espero que el Diálogo de Política y el Examen de julio convenzan a los Ministros, cuando se reúnan en diciembre en Bali con ocasión de la Novena Conferencia Ministerial, de la necesidad de acordar un mandato firme para seguir construyendo sobre la base de los sólidos cimientos que hemos sentado.

Muchas gracias.

Notas:

1. La gestión para obtener resultados en materia de desarrollo es una estrategia de gestión que se centra en los resultados del desarrollo y en la introducción de mejoras sostenibles en los resultados de los países. Proporciona un marco para un desarrollo eficaz en que la información sobre los resultados se utiliza para mejorar la adopción de decisiones. También incluye herramientas prácticas para la planificación estratégica, la gestión del riesgo, la vigilancia de los progresos y la evaluación de los resultados. Cuatro características diferencian este enfoque de la administración pública tradicional: objetivos y estrategias compartidos; presupuestos basados en los resultados; adopción de decisiones basada en pruebas; y rendición pública de cuentas. Volver al texto

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