WTO NOTICIAS: DISCURSOS — DG PASCAL LAMY

“Negociaciones de la Ronda de Doha: perspectivas”
Seminario organizado por la Secretaría de Economía, Auditorio Raúl Ramos Tercero, Ciudad de México

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Señoras y señores,

La expectativa de viajar a Ciudad de México trae siempre a la mente la idea de una capital bulliciosa, moderna y activa. También evoca la historia de esta ciudad, sus impresionantes edificios, su Museo de Antropología, que contiene objetos que nos recuerdan la rica cultura azteca, sus templos y su mitología.

Esta es mi primera visita a México desde que asumí el cargo de Director General de la OMC en septiembre de 2005, y me complace sobremanera encontrarme aquí. He venido a hablarles de las negociaciones de la Ronda de Doha y a pedirles su apoyo. Nos encontramos en un momento crucial de las negociaciones, y necesito todo el apoyo que pueda conseguir, sobre todo de países como México. Y estoy seguro de que la ayuda de los dioses aztecas de la naturaleza, de la lluvia y de la agricultura, cuyas bellas imágenes se exponen en el Museo, no estaría de más.

Desde que se iniciaron en Doha (Qatar) en 2001, estas negociaciones no han sido una empresa fácil. Pero hemos aprendido mucho en el camino y —volviendo la vista atrás, con la ventaja que da la distancia crítica- estoy convencido de que acontecimientos como la Conferencia Ministerial de Cancún, celebrada en 2003, han tenido un efecto positivo en el resultado potencial del Programa de Doha para el Desarrollo. Lo que se puede lograr hoy es más equilibrado y al mismo tiempo más sustancial que lo que se propuso hace cuatro años; pero había que pasar por esos acontecimientos. Hemos aprendido mucho en el camino, jalonado por el Acuerdo Marco de julio de 2004 en Ginebra y por los resultados de la Conferencia Ministerial de Hong Kong, celebrada en diciembre de 2005.

La suspensión de las negociaciones en julio del año pasado nos impuso a todos un período de reflexión que, retrospectivamente, fue también importante para salvaguardar los logros de los últimos años. Y luego, en enero del presente año, pudimos reanudar plenamente las negociaciones. Esto demuestra que nuestros Miembros todavía confían en el potencial de la Ronda. Pero debe quedar claro que quedan pendientes, para un futuro próximo, algunas transacciones y tareas técnicas difíciles.

Situación actual

Las negociaciones se han reanudado plenamente en febrero en todos los grupos de negociación. Los Miembros están trabajando también de manera bilateral, estableciendo contactos y comprobando el efecto que tendrían las posibles cifras objeto de transacción en los productos de exportación que más les interesan y en los productos de importación más sensibles para ellos. Hay también un compromiso y un apoyo renovados al más alto nivel político. En las últimas semanas, los Estados Unidos, las CE, el Brasil y la India han mantenido conversaciones bilaterales en Londres y Ginebra a nivel ministerial. Anteayer, en Yakarta, de donde ahora vengo, un grupo de Ministros de países en desarrollo se reunió para examinar cuestiones específicas relativas a la agricultura. Por mi parte, en numerosas ocasiones desde que se reanudaron las negociaciones he celebrado reuniones por separado con muchos ministros, entre ellos el Secretario Sojo, con el que me he entrevistado esta mañana. De todas esas reuniones, celebradas en diferentes formatos y configuraciones, deduzco que se han realizado algunos avances en la verificación de hipótesis, enfoques y fórmulas.

Aunque ello puede contribuir al avance de las negociaciones, este avance se está produciendo a un ritmo demasiado lento. El tiempo no corre a nuestro favor y muchos Miembros de la OMC se están impacientando cada vez más. El proceso multilateral de negociaciones debe arrancar, por lo tanto, a plena velocidad, y los Presidentes de los diversos grupos de negociación deben ocupar un lugar central. Es necesario que aceleremos el proceso para aprovechar las oportunidades que se nos ofrecen antes de final de junio, cuando expiran las facultades de la Administración de los Estados Unidos para promover el comercio.

El potencial de la Ronda de Doha

Me referiré ahora brevemente a las tres cuestiones principales que son objeto de negociación. Hay tres cuestiones que ocupan un lugar preeminente en los debates en este momento: las subvenciones agrícolas, los aranceles agrícolas y los aranceles industriales. También se está trabajando en la esfera del comercio de servicios con el fin de preparar las ofertas mejoradas que cada país deberá presentar para estar listo para las negociaciones sobre los detalles específicos de una mayor apertura de los mercados.

Además, prosiguen los trabajos en las esferas de las medidas antidumping y las subvenciones, incluidas las subvenciones a la pesca, la facilitación del comercio o el comercio y el medio ambiente, y el tema del desarrollo, como un hilo conductor, las recorre todas.

Empecemos por las subvenciones agrícolas. Lo que ya está sobre el tapete hoy es bastante impresionante, aunque no sea suficiente para llevarnos al éxito final. En esta parte de las negociaciones, la pelota está claramente en el campo de los Estados Unidos. Este país debe ofrecer recortes más profundos en sus subvenciones agrícolas, que rebasen su propuesta actual. Después, otros países harán otro tanto.

Una palabra sobre las subvenciones a la exportación. No hay que olvidar lo que ya se ha logrado pero está pendiente de la conclusión final de la Ronda: la eliminación, para 2013, del tipo de subvenciones que más daño causan: las subvenciones a la exportación de productos agropecuarios. Con arreglo al acuerdo que ya está sobre el tapete, una parte sustancial debería haberse eliminado ya para 2010. Debo añadir que hay algunas cuestiones importantes pendientes en la parte de las negociaciones relativa a las subvenciones a la exportación, como los créditos a la exportación o las normas sobre las empresas comerciales del Estado.

Con respecto al acceso a los mercados para los productos agrícolas, la UE y el G-10 (incluidos países como el Japón y Corea) han de acordar mayores recortes en los aranceles y un mayor acceso a sus mercados interiores, más allá de sus posiciones actuales. También en esta parte de las negociaciones, la India y el G-33 —que, como he dicho, se reunieron en Yakarta esta semana- deben hacer una contribución. Han de asegurarse de que la protección especial que ya han conseguido para sus productos agrícolas más sensibles no socave el objetivo general de otorgar mayores oportunidades de acceso a los mercados, como se acordó cuando se inició la Ronda en 2001.

En cuanto a los aranceles industriales —la esfera que denominamos comúnmente AMNA o acceso a los mercados para los productos no agrícolas- lo que se espera es que los grandes países en desarrollo, entre ellos algunos de los miembros del G-20, como el Brasil, la India y la Argentina, convengan en recortes de sus aranceles de importación. También en este caso, se considerará la flexibilidad necesaria para algunos productos, pero la idea es que los aranceles industriales se recorten automáticamente, conforme a una nueva técnica denominada la fórmula suiza, por la que se recortan más los aranceles elevados y menos los más bajos.

Estas son sólo las esferas principales de las negociaciones, las locomotoras de un tren que tiene otros muchos (y no menos importantes) vagones, como los servicios —de especial interés para México-, las normas antidumping, etc., como he indicado antes, que esperan un impulso para dirigirse a su destino final.

¿Qué puede ganar México ?

En un país cuyo comercio exterior está abarcado en gran parte por una impresionante red de acuerdos preferenciales (según las notificaciones efectuadas a la OMC, México ha concluido unos 12 acuerdos de libre comercio con 44 países), cabría preguntar: ¿por qué necesitamos el sistema multilateral de comercio, qué puede ganar México en estas negociaciones?

Hay muchas respuestas a esta pregunta, pero la más directa es ésta: porque la OMC y sus normas proporcionan estabilidad a todos sus Miembros, porque la OMC es la base del comercio internacional. El concepto mismo de “preferencia” inherente a los acuerdos bilaterales o regionales parte del supuesto de que existe una base, y la preferencia no es más que un “plus”. La base es el sistema multilateral proporcionado por la OMC.

En términos más prácticos, y entrando de lleno en una cuestión que reviste un interés particular para México, la OMC es el único foro internacional en el que las subvenciones gubernamentales son objeto de disciplinas, y en el que se contraen compromisos para reducirlas. Para un país como México, que ha abierto o está abriendo sus fronteras a las importaciones de muchos productos en el marco de acuerdos preferenciales, la OMC y la actual Ronda son el único foro en el que se puede hacer frente a las subvenciones agrícolas concedidas por los principales países desarrollados.

Lo mismo se puede decir de las medidas comerciales correctivas. Las normas multilaterales contra el dumping y las subvenciones, así como las medidas de salvaguardia, revisten máxima importancia en un país que ha liberalizado su régimen comercial. Las autoridades mexicanas lo han comprendido y han fortalecido sus mecanismos de investigación. La mejora de las normas antidumping constituye por tanto otra esfera de especial interés para México.

En los servicios, una esfera de importancia creciente para varios grandes países en desarrollo, México puede obtener ventajas en varios sectores (servicios audiovisuales, servicios de informática, servicios de construcción y servicios de ingeniería) y ha desempeñando un papel constructivo en las negociaciones, en gran medida a través de la presidencia del Embajador Fernando de Mateo. También interesa especialmente a México lo que se denomina la cuestión del modo 4, relativa al suministro de servicios profesionales por personas físicas en mercados extranjeros.

Otra esfera de particular interés para México es la solución de diferencias. México ha sido uno de los Miembros más activos de la OMC en el ámbito de las diferencias comerciales: ha iniciado 17 casos y ha sido la parte demandada en 14. La última solicitud de celebración de consultas presentada por México (con China, sobre las subvenciones a la exportación) es un buen ejemplo de que nada puede sustituir al sistema multilateral de comercio, ni siquiera cuando se trata de países que disponen de una vasta gama de acuerdos bilaterales. He de mencionar asimismo la muy activa participación de México en las negociaciones destinadas a mejorar las normas sobre solución de diferencias. La competencia, la iniciativa y la autoridad de México en estas negociaciones es por todos reconocida y muy valorada.

En resumen, las actuales negociaciones revisten para México un interés tanto sistémico como específico desde el punto de vista comercial. En el plano sistémico, México saldrá beneficiado con unas normas y disciplinas más estables y equilibradas, en particular en los ámbitos de la agricultura, las medidas antidumping y la solución de diferencias. Además, las actuales negociaciones pueden brindar nuevas oportunidades de mercado para las exportaciones mexicanas de bienes y servicios.

Conclusión

El Programa de Doha para el Desarrollo es el mayor desafío que ha enfrentado la OMC desde su creación en 1995. Es un desafío culminar lo iniciado en la Ronda Uruguay: la creación de condiciones más iguales en esferas de especial interés para los países en desarrollo, como la agricultura. Es un desafío porque toca algunos de los intereses más arraigados de nuestros Miembros. En consecuencia, hará falta mucho coraje y compromiso políticos para concluir satisfactoriamente esta Ronda. No estamos muy lejos del éxito, pero este es el tramo final y, como en muchas empresas humanas, la última parte es la más difícil. Creo verdaderamente que es factible, y cuento con el apoyo de México, y con el influjo propicio de sus divinidades.

Muchas gracias.

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