WTO NOTICIAS: DISCURSOS DG PASCAL LAMY
Lima, 14 de septiembre de 2007 Intervención de Pascal Lamy en la sesión de clausura de la conferencia sobre Ayuda para el Comercio en Lima, Perú
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Pascal Lamy
Gracias, Sr. Presidente, por
haber explicado con tanta claridad por qué el Perú se encuentra a la
vanguardia de la liberalización del comercio. Permítame que, por mi
parte, trate de resumir en líneas generales lo que se ha dicho aquí
desde ayer. Mis observaciones se centrarán en lo que he oído durante
esta conferencia, que ustedes han acogido tan amablemente.
Ayer dije que la reunión de hoy marca un comienzo, y lo hace de forma
extraordinaria.
Los países del Caribe nos han recordado que la Ayuda para el Comercio
tiene por objeto crear unas condiciones más equitativas en el comercio
mundial es decir, igualdad de oportunidades-, y que, sin ello, el
libre comercio podría sufrir las consecuencias. Se ha dicho que se
trata de un proyecto a largo plazo, que requiere visión de futuro y un
compromiso político constante. Hemos oído que América Latina y el
Caribe entienden las oportunidades y los desafíos que conlleva la
globalización — que están preparados y dispuestos a asumirlos — pero
que necesitan ayuda internacional en esferas fundamentales.
Lo que tal vez sea más importante, hemos asistido al inicio de un
verdadero diálogo—entre las finanzas y el comercio, entre el comercio
y el desarrollo, entre las empresas y los gobiernos, y entre los
países y las regiones—sobre cuáles son exactamente esos desafíos y
cómo deberíamos trabajar juntos para afrontarlos.
Ahora, el plan consiste en preparar un informe conciso, bajo la
responsabilidad del BID y la OMC, que sea el medio de transmisión de
sus ideas y recomendaciones durante el Examen General que tendrá lugar
en Ginebra en noviembre. Permítanme destacar algunos de los mensajes
clave que me llevo de esta reunión.
En primer lugar, el liderazgo. El comercio debe estar más integrado en
las estrategias nacionales de desarrollo, si los países desean sacar
partido de la globalización. Para ello, nada puede reemplazar a la
visión y al liderazgo políticos, respaldados por una estrategia
integral. He aquí el camino para elaborar un plan coherente de
creación de capacidad. La existencia de una estrategia clara — que
cuente con el apoyo del gobierno en su conjunto y del sector
privado—es también un elemento importante para coordinar la acción de
los donantes y asegurarse de que éstos tienen en cuenta el liderazgo
nacional, garantizándose así la identificación de los países con las
actividades realizadas, y no al contrario. Algunos de ustedes lo han
calificado esta mañana de responsabilidades fundamentales.
En segundo lugar, las prioridades. Los países y las regiones tienen
que concentrarse en lo que sea más importante para aumentar las
exportaciones y en los ámbitos en que se pueda obtener un mayor
rendimiento de las inversiones. Como hemos oído una y otra vez, tener
muchas prioridades es como no tener ninguna. La Ayuda para el Comercio
es un proyecto complejo y a largo plazo, cuya realización puede
resultar difícil tanto para los países como para los donantes. Quizás
debamos fijar dos o tres prioridades básicas para la región, que nos
permitan establecer un conjunto claro de objetivos a medio plazo y con
respecto a las cuales podamos medir nuestros éxitos. Por ejemplo, he
oído hablar mucho de la necesidad de centrarse en las competencias en
materia de negociación, la facilitación del comercio, las normas y las
pruebas, y los obstáculos logísticos.
En tercer lugar, la previsibilidad y la accesibilidad de la
financiación. Hay una necesidad evidente de que los donantes respeten
los compromisos contraídos en Hong Kong y los compromisos más amplios
contraídos en Gleneagles, y creo que deberíamos centrarnos en cómo
cumplir esas promesas, en vez de elucubrar sobre ellas. La eficiencia
y la eficacia de la forma como se suministran los fondos pueden ser
tan importantes como las cantidades en sí, sobre todo, en una economía
mundial que cambia rápidamente. Los donantes y las instituciones
financieras tienen también que hacer progresos en este frente,
mejorando la coordinación, reduciendo la burocracia y acelerando los
desembolsos. Esta cuestión, que es decisiva para los receptores,
interesa igualmente a los contribuyentes de los países donantes, que
quieren que su dinero produzca resultados tangibles en la esfera del
desarrollo.
Por último, las asociaciones. El tema más recurrente de estos dos
últimos días ha sido la cooperación, la coordinación y la coherencia.
Se ha dicho que ningún actor puede prestar Ayuda para el Comercio en
solitario y que, cuando existen “lagunas” de capacidad, éstas son a
menudo el resultado de la falta de coordinación y coherencia. Los
gobiernos se tienen que coordinar a nivel interno. Los donantes y las
instituciones financieras se tienen que coordinar entre ellos y con
los gobiernos. Los países se tienen que coordinar a nivel regional. Y
todos nosotros tenemos que incluir al sector privado en las
conversaciones, tal como hemos hecho en este último día y medio. En
lugar de pensar en binomios aislados — donantes y receptores, comercio
y desarrollo —, tenemos que pensar en términos de asociación.
Porque a todos nos interesa mucho que esta iniciativa tenga éxito.
Muchos de ustedes han señalado que el proceso de globalización se
encuentra en una encrucijada, tanto en esta región como en todo el
mundo. Tenemos que demostrar que el sistema mundial de comercio puede
reportar, y reportará, beneficios a quienes se sienten marginados y
excluidos. Ése es el motivo por el que la actual ronda de
negociaciones de la OMC tiene el desarrollo como pilar central y el
motivo por el que la realización de progresos en la ronda tiene tanta
importancia para el Caribe, América Latina y el resto del mundo. La
Ayuda para el Comercio — repito — no puede sustituir a la conclusión
satisfactoria de la Ronda de Doha para el Desarrollo, como tampoco
puede sustituir a las políticas nacionales apropiadas. Sin embargo, la
Ayuda para el Comercio es un complemento cada vez más importante y
necesario. Si la Ronda de Doha consiste en crear oportunidades de
comercio y permitir más intercambios comerciales, la Ayuda para el
Comercio consiste en lograr que eso ocurra.
En esta reunión se ha dado un gran paso adelante. El Perú nos ha
servido de inspiración. Mantengamos ahora el impulso.
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