WTO NOTICIAS: DISCURSOS — DG PASCAL LAMY

Observaciones del Director General — Ginebra

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Gracias, Embajador Clarke,
Dr. Hamadoun Touré, Secretario General de la UIT,
Señora Lakshmi Puri, Secretaria General Adjunta Interina de la UNCTAD, oradores, delegados, señoras y señores,
En los 10 últimos años, el uso de Internet ha aumentado en un 1.500 por ciento. El número de abonados a la telefonía móvil se ha multiplicado por 20 y la densidad telefónica ha pasado de menos del 15 por ciento a más del 60 por ciento.

Estas cifras son un claro recordatorio de la visión colectiva de los Miembros de la OMC, que hace 10 años acordaron abrir el comercio de los servicios de telecomunicaciones.

La rápida evolución del sector de las telecomunicaciones, tanto desde un punto de vista reglamentario como tecnológico, ha propiciado cambios duraderos en nuestras economías y sociedades en general y es una de las razones por la que este sector merece hoy nuestra especial atención.

Las negociaciones específicas sobre telecomunicaciones básicas, cuyo décimo aniversario celebramos hoy, nacieron de una iniciativa adoptada durante el último año de la Ronda Uruguay de Negociaciones Comerciales Multilaterales. En aquel momento, existía una posibilidad muy real de que las telecomunicaciones básicas quedaran excluidas del nuevo acuerdo que se estaba conformando, el Acuerdo General sobre el Comercio de Servicios (AGCS). Muy pocos gobiernos habían ofrecido compromisos con respecto a estos servicios, frenados por lo que parecía ser una enorme diferencia entre la apertura de algunos mercados y las restricciones del comercio afianzadas desde hacía tiempo en muchos otros. Si bien algunos participantes importantes estaban considerando entonces la posibilidad de abrir el comercio en este sector, se encontraban aún rodeados de un considerable grado de incertidumbre.

En Marrakech, en abril de 1994, los Ministros acordaron así iniciar las negociaciones sobre telecomunicaciones, que comenzaron un mes después. Al concluir estas negociaciones sobre un sector específico -caso raro en la historia del sistema multilateral- 69 gobiernos se habían comprometido a abrir sus mercados de telecomunicaciones, bien con efecto inmediato o con sujeción a unas fechas de aplicación concretas. Se trata de un resultado impresionante, teniendo en cuenta que únicamente 8 países permitían algún grado de competencia de los operadores extranjeros cuando se iniciaron las negociaciones en 1994.

Los participantes en estas negociaciones ampliadas demostraron una dosis única de entusiasmo, que reflejaba a la vez el cambio sísmico de las políticas hacia una apertura de los mercados y las fuerzas galvanizadoras del proceso de negociación de la OMC. El impulso se ha mantenido desde entonces. En la actualidad, más de 100 Miembros de la OMC han contraído compromisos para abrir, en su totalidad o en parte, sus mercados de servicios de telecomunicaciones. Este aumento no se debe solamente a los compromisos contraídos en el proceso de adhesión a la OMC, sino también a las mejoras autónomas ofrecidas por Miembros actuales que no habían participado inicialmente en las negociaciones ampliadas. Nuevamente, el hecho de que los países ofrezcan voluntariamente compromisos, motivados por su propio interés económico, es un caso raro en una organización que normalmente se basa en “intercambios de concesiones” (mercantilistas) entre los negociadores.

Me complace observar que el entusiasmo sigue vivo, como lo demuestra su presencia aquí hoy.

Los Miembros de la OMC, de todas las regiones y en todos los niveles de desarrollo, han contraído compromisos que autorizan a las empresas de todo el mundo a invertir en su sector de telecomunicaciones y que eliminan las limitaciones a las comunicaciones transfronterizas. Normalmente, los compromisos dan derecho a los nuevos participantes a prestar los servicios más esenciales, por ejemplo la telefonía fija y móvil, Internet y la capacidad de línea arrendada. Un gran número de Miembros han contraído además obligaciones de reglamentación específicas para las telecomunicaciones. Estos compromisos de acceso a los mercados y de reglamentación permiten la existencia de redes globales y facilitan el surgimiento de mercados globales que benefician a todos los Miembros de la OMC, y a sus empresas y consumidores por igual.

Las telecomunicaciones son emblemáticas de la fuerte integración de las economías modernas: mientras que el propio impulso económico del sector depende de la existencia de industrias usuarias dinámicas, los enlaces de comunicación mundiales son en la actualidad una condición imprescindible para una amplia gama de actividades económicas, tanto en los servicios como en otros sectores. El tener mercados abiertos y competitivos es claramente decisivo en este entorno integrado. De hecho, se considera que sectores como los servicios de informática y de telefonía móvil han experimentado un notable crecimiento precisamente porque se introdujeron en un entorno relativamente libre de restricciones al comercio.

El acceso a bajo costo a servicios y equipos de comunicaciones avanzadas fomenta el crecimiento en prácticamente todos los sectores, desde la agricultura y la minería hasta el sector manufacturero, estableciendo vínculos entre productores y consumidores de manera oportuna y eficiente. Actividades como el comercio electrónico, la reserva de viajes y hoteles en línea, los servicios financieros, el transporte, los servicios profesionales y una serie de servicios de apoyo a las empresas son sólo algunos ejemplos.

Las ventajas de la apertura del comercio de las telecomunicaciones alcanzan tanto a los países desarrollados como a los países en desarrollo. En los últimos años, las tecnologías de la información y las comunicaciones han permitido que economías, desde la India hasta Irlanda, se desarrollen y amplíen rápidamente la subcontratación internacional. En Egipto, por ejemplo, entre 2001 y 2006 el número de abonos a teléfonos móviles ha aumentado en un 45 por ciento anual, y el de usuarios de Internet ha pasado de 600.000 a más de 6 millones. El éxito de Egipto al atraer la inversión extranjera y la subcontratación en estos sectores se ha traducido en 2006 en exportaciones de servicios de comunicaciones, informática e información por valor de más de 500 millones de dólares.

Las pequeñas y medianas empresas de muchas economías también se han beneficiado de la adopción de la tecnología de la información y la telefonía móvil para mejorar sus perspectivas empresariales y comerciales. Hoy en día un barbero de Sudáfrica puede depositar en el banco las sumas recibidas de sus clientes a través de un teléfono móvil (lo que se denomina m-banking) en lugar de pasar medio día yendo a la sucursal más cercana.

El Acuerdo General sobre el Comercio de Servicios (AGCS) de la OMC creó un nuevo paradigma para el comercio de servicios y estableció un marco jurídico para la apertura de ese comercio entre los Miembros. Proporciona la estabilidad y previsibilidad de las condiciones reglamentarias que se necesita para facilitar la expansión del comercio de servicios, y ofrece un marco efectivo para consolidar unas reformas de política de amplio alcance, cuya aplicación exige a menudo muchos años, un alto grado de voluntad política y considerables esfuerzos.

Al apagar las velas del décimo aniversario del acuerdo sobre telecomunicaciones básicas, me gustaría alentarles a todos a que sigan este ejemplo en las negociaciones sobre servicios que están en curso en el marco de la Ronda de Doha. Su presencia y el entusiasmo que muestran hoy aquí pueden y deben incitar a los negociadores comerciales a dar un salto cuántico en el capítulo de la Ronda de Doha relativo a los servicios. Sus economías necesitan servicios modernos, en las finanzas, la distribución, la energía o el medio ambiente. Al comprometerse a seguir abriendo el mercado en estos sectores y a mejorar sus reglamentaciones nacionales en estas esferas, están ustedes invirtiendo en el futuro.
Por consiguiente, está en sus manos crear un sistema de comercio más abierto y equilibrado y sentar bases sostenibles para el crecimiento y el desarrollo en el siglo XXI.

Mis mejores deseos para un simposio fructífero.

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