MINISTERIAL DE LA OMC (DOHA, 2001): NOTAS INFORMATIVAS

CARTA DEL SR. MOORE A LOS PERIODISTAS

El futuro en manos de los ministros en Doha

 

Estimados amigos
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¡Bienvenidos a Doha!

A lo largo de esta Conferencia Ministerial, 142 gobiernos tendrán en sus manos el futuro del sistema global de comercio del siglo XXI. No es exagerado decir que lo que decidan los Ministros aquí en los próximos días determinará si la Organización Mundial del Comercio continuará en el centro del interés de la política comercial en los próximos años.

Hay quien ha dicho que si la OMC no consigue emprender un programa de trabajo ambicioso aquí en Doha, la Organización se verá relegada a la hibernación o al olvido.

No creo eso. Seguiremos siendo el más importante árbitro de las diferencias comerciales a nivel mundial y seguiremos prestando asistencia técnica y formación a los gobiernos deseosos de participar más ampliamente en un sistema global de comercio, y al mismo tiempo seguiremos llevando a cabo los importantes Exámenes de política comercial.

Pero sí es cierto que muchas naciones dejarán de considerar Ginebra como el centro del comercio si no tenemos éxito en Doha. Lo he dicho muchas veces porque de verdad lo creo: las negociaciones sobre liberalización comercial se llevarán a cabo el próximo año. Lo único que hay que saber es si se llevarán a cabo de manera bilateral, regional o multilateral.

Los acuerdos comerciales regionales pueden contribuir en gran medida a la economía global, pero no son sustitutos de un sistema multilateral de normas comerciales no discriminatorias. En estos tiempos en que la cooperación global es más importante que nunca, sería no sólo desafortunado, sino también peligroso, no llegar a mejorar uno de los más importantes pilares de la estructura internacional.

Además de la necesidad de reforzar el sistema y la organización, hay una clara necesidad de enviar una señal de confianza a un mundo en que todas las mayores economías se enfrentan a una posible recesión. La última vez que la Unión Europea, el Japón y los Estados Unidos sufrieron al mismo tiempo una recesión fue en 1975. La vitalidad económica de los tres es muy importante y no sólo afecta a sus habitantes. La crisis de las grandes economías se traduce en menos exportaciones de los países en desarrollo y menos inversión extranjera directa para los países pobres, lo que, al mismo tiempo, supone menos puestos de trabajo en los países en desarrollo y menos posibilidades de aumentar los niveles de vida.

El lanzamiento de un programa de trabajo ambicioso en Doha no tendrá unas consecuencias inmediatas para la economía global, pero sí será una fuerte señal de que los gobiernos Miembros de la OMC son conscientes de que es necesario abordar cuestiones muy importantes para sus pueblos.

No todos nuestros gobiernos Miembros están a favor de emprender un programa de trabajo ambicioso, y he recibido críticas por exhortar a los Miembros a que inicien en Doha un programa de trabajo de amplia base. Acepto que existan diferencias de opinión sobre este aspecto, pero es menester no perder de vista que las negociaciones son la única manera de modificar las normas y procedimientos de la OMC en lo que respecta a las cuestiones sustantivas. Estamos, después de todo, en un foro de negociación.

Cuando los países en desarrollo dicen no haber recibido de la Ronda Uruguay todos los beneficios que esperaban y que la OMC debe hacer más por ellos, estoy de acuerdo. ¿Pero cree alguien sinceramente que se puede llegar a cambiar sustancialmente nuestras normas sobre agricultura, textiles o compensaciones comerciales de otra manera que negociando?

Debemos enfrentarnos al hecho de que hay cosas en nuestra Organización que podrían funcionar mejor. No todos los que nos critican están equivocados. Esta Organización tiene que hacer más para ayudar a los países pobres dándoles acceso a los mercados y aumentando la asistencia técnica. Es necesario trabajar más y mejor para garantizar a nuestros pueblos que las normas de la OMC no suponen una amenaza para la protección del medio ambiente. Es necesario que trabajemos para reducir los desequilibrios del sistema agrícola mundial, en que los países ricos gastan cerca de 1.000 millones de dólares al día en subvenciones generalmente inútiles y con efectos de distorsión sobre el comercio. Recortar estas subvenciones y reducir los obstáculos a las importaciones procedentes de los países en desarrollo supondría para estos países beneficios equivalentes a tres veces el nivel de la Asistencia Oficial para el Desarrollo prestado por los países ricos.

Además, debemos ver la manera en que funciona esta Organización. Aunque el sistema de solución de diferencias es excelente, aún debemos resolver algunos problemas. La diferencia sobre el banano/plátano ha subrayado la necesidad de definir cómo y cuándo un gobierno Miembro puede proponer la adopción de medidas de retorsión contra otro porque este último no haya aplicado una resolución del Órgano de Solución de Diferencias. Debemos examinar la manera en que los países en desarrollo puedan obtener más beneficios del sistema de solución de diferencias.

También debemos ofrecer a nuestros gobiernos Miembros un sistema de asistencia técnica financiado adecuadamente. En la actualidad, nuestro presupuesto cubre únicamente una parte de los costos de asistencia técnica y para el resto debe recurrirse a las contribuciones de fondos fiduciarios. Agradezco la generosidad de aquellos Miembros que han hecho aportaciones a estos fondos, pero si el presupuesto principal no es suficiente no podremos planear adecuadamente nuestras actividades de asistencia técnica más allá de este año. Debemos encontrar la manera de ocuparnos del déficit de desarrollo con programas y formación mejorados que contribuyan a una mayor participación de los gobiernos que no pueden permitirse abrir una oficina en Ginebra.

A menos que todos los Miembros estén plenamente comprometidos en el proceso de negociación y sientan que entienden intrínsecamente todas las cuestiones, corremos el riesgo de generar nuevos problemas de aplicación en el futuro. Cualquier negociación que comience en Doha no podrá completarse si los Miembros se sienten marginados del proceso, y la mejor manera de evitar este problema es a través de una asistencia técnica mejor definida.

No me hago ilusiones con respecto al reto al que nos enfrentamos. No será fácil encontrar un compromiso satisfactorio sobre cuestiones como la aplicación, la patentabilidad de los medicamentos esenciales, la agricultura, el medio ambiente, la inversión y la competencia, pero debemos encontrarlo, porque el precio del fracaso es demasiado alto. 
 
 
Sr. Mike Moore
Director General de la OMC