CONFERENCIA MINISTERIAL DE LA OMC, HONG KONG 2005 NOTAS INFORMATIVAS

CARTA DEL DIRECTOR GENERAL A LOS PERIODISTAS
 

Estimados amigos:

Bienvenidos a Hong Kong. Si ha habido alguna vez una ciudad que demuestra el enorme impacto del comercio en el crecimiento y el desarrollo, ésta es sin duda esa ciudad.

En lo próximos días serán ustedes testigos de una extraordinaria variedad de actividades a medida que todos los participantes — 6.000 delegados, 2.000 representantes de ONG y casi 4.000 periodistas — se esfuercen por mantenerse al corriente de lo que sucede a su alrededor. Con tantas reuniones de información y tanta información que absorber, a veces perdemos de vista el panorama general.

Debemos recordar que la intención no ha sido nunca que esta reunión fuera la culminación de las negociaciones comerciales mundiales del Programa de Doha para el Desarrollo. La intención era que fuese un paso importante en el camino hacia la finalización de la Ronda a fines de 2006, y eso no ha cambiado. Debemos recordar también que, aunque queda mucho por hacer, no es poco lo que ya hemos logrado. La Ronda de Doha es el conjunto más complejo y ambicioso de negociaciones comerciales de toda la historia, y la OMC toma sus decisiones sobre la base del consenso entre sus 149 Miembros.

Los Miembros de la OMC llegaron en julio de 2004 a un entendimiento sobre un acuerdo marco que nos ha puesto aproximadamente en la mitad del camino hacia un acuerdo final. Nuestra intención había sido utilizar esta reunión como medio para avanzar hasta un punto equivalente a dos tercios del camino hacia el acuerdo final y aunque es posible que no lo logremos en esta Conferencia, aprovecharemos esta ocasión para construir una plataforma para las negociaciones del año próximo.

Tenemos muy poco tiempo y mucho que hacer. Es necesario que completemos a comienzos del año que viene los acuerdos modelo, conocidos como las modalidades, sobre el comercio de productos agrícolas e industriales. Tendremos que acelerar nuestras negociaciones sobre servicios de modo que podamos concluir la Ronda con una masa crítica de ofertas de alta calidad presentadas en más de 100 sectores, entre ellos el turismo, las telecomunicaciones, los servicios financieros y los servicios de entrega urgente.

Necesitamos también avanzar en las negociaciones para asegurar una mayor compatibilidad entre las normas comerciales de la OMC y los acuerdos multilaterales sobre el medio ambiente, reformar el sistema de solución de diferencias de la organización, mejorar y aclarar las normas sobre subvenciones y medidas antidumping — incluidas aquellas subvenciones a la pesca que amenazan con agotar las poblaciones mundiales de peces — y redactar normas para reducir los trámites burocráticos que dificultan el movimiento de mercancías a través de las fronteras (la facilitación del comercio).

Y en todas estas cuestiones está presente la dimensión de desarrollo. Este es el Programa de Doha para el Desarrollo, y vale la pena repetir que no podremos concluir con éxito esta Ronda sin que cada uno de los temas arroje resultados positivos para los países en desarrollo. Creo que el 70 por ciento de los beneficios que obtengan los países en desarrollo serán resultado del aumento de las oportunidades de acceso a los mercados y de la reducción de las distorsiones del comercio que se acuerden en las negociaciones sobre la agricultura, los productos industriales y los servicios. Un ejemplo claro de esto es la cuestión del algodón — que forma parte de las negociaciones sobre la agricultura, en cuyo caso los Miembros han convenido en tratar las distorsiones del comercio ambiciosa, rápida y específicamente. Se obtendrán también beneficios de disposiciones específicas que adaptarán los Acuerdos de la OMC a fin de permitir el trato especial y diferenciado para los países en desarrollo.

Si deseamos convertir en realidad los resultados de la Ronda muchos de nuestros Miembros que son países en desarrollo tendrán que recibir ayuda en términos de asistencia técnica y creación de capacidad, para potenciar la capacidad de la oferta, mejorar la infraestructura, aumentar la eficiencia de la producción y la capacitación. Esta es la razón por la que necesitaremos un paquete sustancial de ayuda para el comercio, como un complemento esencial de los resultados de la Ronda.

Los gobiernos — todos los gobiernos — están ansiosos por llegar a un acuerdo, y no sólo por lo que desean alcanzar en último término, sino también porque son muy conscientes de lo que ya han logrado.

Confío en que todos los Miembros tendrán esto presente al llegar a Hong Kong, de modo que podamos negociar para hacer avanzar la Ronda de Doha acercándola a una conclusión para fines de 2006.

Por último les prometo que trataremos de facilitarles el trabajo manteniéndoles regularmente informados de los acontecimientos a medida que avanza la Conferencia.

Les deseo suerte y éxito.

Pascal Lamy
Director General
Organización Mundial del Comercio

 

La agricultura y los productos industriales: la situación actual y los logros de la última ronda de negociaciones comerciales, la Ronda Uruguay (1994)

Para ilustrar los progresos realizados desde que, en noviembre de 2001, se inició la Ronda, basta mirar lo que se ha propuesto en segmentos clave de las negociaciones para ver los perfiles de un acuerdo que superaría con mucho el nivel de ambición de la última ronda de negociaciones, conocida como la Ronda Uruguay, que finalizó en 1994.

AGRICULTURA — Hasta la Ronda Uruguay, las normas del comercio internacional se ocupaban de la agricultura solamente de la forma más marginal. Sin embargo, como parte del acuerdo alcanzado en esa Ronda, los interlocutores comerciales convinieron en reducir las subvenciones a la exportación (los países desarrollados, un 36 por ciento en las cantidades exportadas y un 21 por ciento en los desembolsos, mientras que los países en desarrollo aceptaron reducir las cantidades un 24 por ciento y los desembolsos un 14 por ciento). Convinieron también en recortar la ayuda interna causante de distorsión del comercio en un 20 por ciento en el caso de los países desarrollados y en un 13,3 por ciento en el de los países en desarrollo. Los Gobiernos convinieron por último en que los aranceles de los países desarrollados se redujeran un 36 por ciento en promedio (con un recorte mínimo del 15 por ciento para cada línea arancelaria), en tanto que los países en desarrollo aceptaron recortes arancelarios medios de 24 por ciento, con una reducción mínima de 10 por ciento para cada línea arancelaria.

En julio de 2004, los Miembros convinieron, como parte del acuerdo marco de la Ronda de Doha, en eliminar todas las formas de subvenciones a la exportación para una fecha creíble. Los Gobiernos convinieron en reducir la ayuda interna causante de distorsión del comercio en un 20 por ciento a partir del primer día de aplicación de un acuerdo; esa cifra equivale a la totalidad de los recortes de la Ronda Uruguay. Los Miembros han respondido desde julio de 2004 con una serie de ofertas que reducirían aún más efectivamente la ayuda causante de distorsión del comercio, y algunos de los recortes que ofrecen los Miembros que otorgan las subvenciones más importantes oscilan entre el 60 y el 83 por ciento. La reducción de la ayuda causante de distorsión del comercio que otorgan los países en desarrollo sería menor. Se ha insistido mucho en el hecho de que estas ofertas se harían a partir de los topes convenidos en la Ronda Uruguay para las subvenciones, y en que las sumas que gastan muchos de los Miembros que otorgan subvenciones están actualmente muy por debajo de esos topes. Esto es cierto, pero también lo es que al reducir los topes disminuiría considerablemente en el futuro el margen de maniobra en la esfera presupuestaria. Cuando se tiene en cuenta además que con arreglo a las normas actuales algunos gobiernos podrían aumentar sus gastos en ayuda causante de distorsión del comercio en 25 mil millones de dólares por año y mantenerse todavía dentro de los compromisos que han asumido en la Ronda Uruguay, el riesgo de empeoramiento que entraña el fracaso de las negociaciones es muy considerable.

Además, con arreglo al Marco de Julio y las ofertas posteriores, deberían reducirse las subvenciones para todos los productos básicos. Se reducirían los límites permisibles para otros tipos de subvenciones, por ejemplo los pagos de menor cuantía que no se han tenido en cuenta para la determinación de los topes (de minimis), y otras subvenciones que nunca habían estado sujetas a ningún tope, incluida la ayuda que limita la producción, se reducirían significativamente y se someterían a un tope.

En lo que respecta al acceso a los mercados, las ofertas que se han presentado indican que hay buenas posibilidades de que podamos avanzar más allá de lo que se ha logrado en la Ronda Uruguay. Por ejemplo, en virtud de la fórmula estratificada convenida, los aranceles más altos serán los que se reducirán en mayor medida. Este efecto de compresión reduciría marcadamente las crestas arancelarias y el proceso que se ha denominado progresividad arancelaria, por el que los productos están sujetos a derechos de importación más altos en cada etapa de la cadena de valor añadido. Además, la mayoría de las ofertas presentadas darían por resultado recortes de los aranceles mucho más profundos que los obtenidos en la Ronda Uruguay.

Algunos escépticos han dicho que los recortes propuestos provendrían de los niveles arancelarios consolidados y no de los que se aplican realmente a las importaciones. Aunque hay algo de verdad en esto, también se reducirán en última instancia los tipos arancelarios efectivamente aplicados. Los que hacen esta crítica no tienen en cuenta el hecho fundamental de que una reducción significativa de los tipos consolidados mejoraría radicalmente la transparencia y la previsibilidad del comercio porque se limitaría con ello la capacidad de los gobiernos de cerrar repentinamente sus mercados mediante un aumento de sus aranceles acorde con las normas de la OMC. Este tipo de disciplina ha sido históricamente muy útil para apoyar la reforma interna en muchos países.

ARANCELES INDUSTRIALES — Desde la creación en 1948 del sistema multilateral de comercio y el Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio, predecesor de la OMC, los aranceles medios aplicables a los productos industriales se han reducido de aproximadamente el 40 por ciento a menos del 4 por ciento. El comercio de productos manufacturados constituye alrededor del 70 por ciento del comercio total mundial y estas reducciones arancelarias han propulsado un crecimiento explosivo del comercio. Desde 1948, el comercio se ha multiplicado casi por 20, y la parte correspondiente a los países en desarrollo en el comercio mundial asciende actualmente al 31 por ciento.

Se han utilizado diferentes sistemas de reducción de los aranceles en distintas rondas comerciales. En la Ronda de Tokio, que finalizó en 1979, se utilizó una fórmula “suiza” en virtud de la cual los aranceles más elevados fueron los que más se redujeron. En la Ronda Kennedy, que finalizó en 1967, los aranceles se recortaron mediante una reducción lineal directa. En la Ronda Uruguay hubo una combinación de enfoques con el objetivo de lograr un recorte arancelario medio global de un tercio. Esto dio por resultado que los aranceles de los países desarrollados se redujeran de un promedio ponderado en función del comercio del 6,3 por ciento al nivel actual del 3,8 por ciento. Es más difícil calcular los aranceles medios de los países en desarrollo porque un gran porcentaje de estos aranceles no estaban consolidados y eran variables. Lo importante es que el porcentaje de líneas arancelarias correspondientes a productos industriales que estaban consolidadas aumentó del 21 al 73 por ciento. Una consolidación arancelaria es un límite máximo por encima del cual un Miembro no puede aplicar ningún arancel. En otras palabras, es el arancel máximo que puede aplicar un Miembro. Sin embargo, esos tipos arancelarios no están labrados en piedra. Se pueden incrementar o eliminar con sujeción a que se compense a los Miembros de la OMC afectados por esa medida. Gracias a la consolidación se dio la estabilidad a las reformas, se aumentó la transparencia y la previsibilidad y se contribuyó así a la facilitación del comercio.

En el Marco de Julio, los Miembros de la OMC han convenido en recortar los aranceles según una fórmula que aporta transparencia (todos los Miembros sabrán cómo los demás reducirán sus aranceles); eficiencia (procedimientos más sencillos que el enfoque de peticiones y ofertas); equidad (la reducción arancelaria depende de normas y no del “poder de negociación”); y previsibilidad (facilidad de prever los resultados de las negociaciones). Aunque no se ha llegado hasta ahora a un consenso sobre este punto, un gran número de Miembros se ha pronunciado a favor de la fórmula suiza unida al uso de dos coeficientes: uno para los países en desarrollo, que daría por resultado recortes medios más pequeños, y uno para los países desarrollados, en el que los recortes serían mayores en términos porcentuales. Habría también, para los países en desarrollo, flexibilidades que les permitirían exceptuar de los recortes con arreglo a la fórmula un porcentaje de sus líneas arancelarias. El efecto de compresión de esta fórmula significa que se reducirán marcadamente la progresividad y las crestas arancelarias. Esto es significativo porque, si bien los países desarrollados tienen en general aranceles bajos, aplican con frecuencia sus crestas más altas y utilizan la progresividad arancelaria con respecto a los productos que revisten mayor interés para los países en desarrollo, como los textiles, las prendas de vestir y el calzado.