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CONFERENCIA MINISTERIAL DE LA OMC, GINEBRA, 1998: ALOCUCIÓN INAUGURAL

Alocución inaugural pronunciada por  el Excmo. Sr. Pascal Couchepin, Ministro de Economía Pública

 

Es un altísimo honor inaugurar este segundo período de sesiones de la Conferencia Ministerial de la Organización Mundial del Comercio.  Es un honor especial para mí porque he asumido hace poco la responsabilidad de los asuntos económicos y el comercio internacional en nuestro Gobierno, tan recientemente que me inspiran un temor reverencial los notables éxitos de este sistema;  más aún, me siento inspirado por su enorme potencial para ayudar a conducir las transformaciones mundiales que estamos viviendo.  Como cada uno de los presentes en esta sala, tengo clara conciencia de que cuando examinamos el futuro del sistema multilateral de comercio examinamos el futuro de una de las más importantes instituciones económicas internacionales de nuestro tiempo.

Esta Conferencia Ministerial se celebra en momentos significativos para el sistema multilateral de comercio.  Coincide con la conmemoración del Cincuentenario del sistema, que en sí confiere dimensión histórica y consecuencia a nuestras deliberaciones.  El mundo observará y escuchará lo que hagamos y digamos en los próximos días.  Esperará consenso y cooperación.  Pero más que ello, calibrará la fuerza de nuestro compromiso con este sistema y nuestra capacidad de común liderazgo en una época en que la globalización, de la cual el comercio es un elemento tan importante, es tema de intenso debate público en todo el mundo.

Esta Conferencia es importante también porque tiene lugar en un momento de transición, después de la primera Conferencia Ministerial, en Singapur, pero antes de las negociaciones previstas para fin de siglo y de las decisiones que tendremos que abordar en la próxima Conferencia.  Ello comporta un factor extremadamente liberador.  Nos permite proyectar nuestra imaginación colectiva hacia la orientación y la finalidad futuras del sistema de comercio, libres por una vez de las cortapisas del encierro en posiciones negociadoras y de los plazos.  Nos alienta a levantar las anteojeras de los estrechos intereses sectoriales o nacionales y a centrarnos en el mayor bien de la entera comunidad comercial.

Y esta Conferencia se celebra en momentos en que los desafíos -así como las oportunidades- de una economía globalmente interdependiente son más evidentes que nunca.  La reciente inestabilidad financiera en el Asia Sudoriental ha lanzado ondas expansivas por todo el mundo.  Lo que hace tan significativa esta crisis es que nuestro comercio y nuestra integración son actualmente mucho más omnipresentes que en cualquier época anterior.  Es significativa también porque subraya la importancia vital del sistema multilateral de comercio para mantener abiertos los mercados, restablecer la confianza de los inversores e impedir la propagación del contagio.  Pero es significativa en otro aspecto:  nos dice que, a menos que continuemos fortaleciendo los soportes institucionales de nuestra economía mundial, parecemos destinados a recaer en crisis análogas en el futuro, con repercusiones quizás aún más graves.

Esta es la hora de la visión y la imaginación.  El ritmo de cambio de la economía mundial no sólo suscita la expectativa pública respecto de nuestro sistema, sino que exige respuestas.  Nada más que en los 12 últimos meses hemos llegado a acuerdos sobre telecomunicaciones, tecnología de la información y servicios financieros, acuerdos cuya importancia el Director General Renato Ruggiero ha comparado acertadamente con la de una gran Ronda de negociación.  También hemos emprendido, a través de la Reunión de Alto Nivel sobre los Países Menos Adelantados, un camino que dará un impulso importante a la integración de las economías más pobres del mundo en el sistema mundial de comercio.  Frente a la turbulencia y la incertidumbre económicas, nuestros Miembros han demostrado la visión y el valor de seguir políticas de liberalización que son esenciales para la estabilidad, el crecimiento y el desarrollo en el mundo.

Sin embargo, a pesar de estos adelantos, las fronteras de nuestra economía mundial siguen llevándonos la delantera.  Nuevas tecnologías, como el comercio electrónico, están convirtiendo rápidamente en obsoletos los instrumentos de política tradicionales y nos obligan a encontrar nuevas formas de coordinar nuestros intereses comunes a través de un espacio económico sin fronteras.

Esta Reunión Ministerial comprende dos temas básicos:  la aplicación y las actividades futuras.  Estos temas no están desvinculados entre sí.  El éxito que tengamos en aplicar los compromisos y cumplir las obligaciones existentes -conforme al espíritu y a la letra de los compromisos suscritos en la Ronda Uruguay- será la señal más clara posible de la capacidad del sistema para asumir compromisos más amplios y profundos.  La medida en que nuestros países estén preparados para participar en el sistema de comercio será el criterio que nos permitirá determinar si hemos creado una economía verdaderamente mundial o una economía en cuyos márgenes aún aguardan muchos millones de personas.  Todos nosotros tenemos sumo interés en abordar estas cuestiones en forma centrada, constructiva y eficiente.

Pero además tenemos una responsabilidad -que constituye también una oportunidad- dirigir nuestra mirada más allá de esta reunión y de este siglo, para dar una nueva orientación al sistema de comercio en los años venideros.  No estamos aquí para promover la liberalización por la liberalización misma.  Al contrario, compartimos el compromiso de liberar el comercio multilateral no como un fin en sí sino como un medio esencial para alcanzar fines mucho más importantes.  Detrás de cada una de las líneas de las 20.000 páginas de los Acuerdos de la OMC hay millones de trabajadores y agricultores, empresarios y profesionales que desean mejorar la salud y la seguridad de sus familias, liberarse del fantasma del desempleo y ofrecer a sus hijos un futuro mejor.  Detrás de cada negociación de adhesión hay millones de ciudadanos que desean tener su parte en aquello cuyos beneficios todos nosotros disfrutamos:  un sistema consagrado a la apertura, el intercambio mutuo y la libertad de elección.

Teniendo presente este objetivo, declaro abierto este segundo período de sesiones de la Conferencia Ministerial.