Cuestiones abarcadas por los Comités y Acuerdos de la OMC

NEGOCIACIONES SOBRE LA AGRICULTURA: INFORMACIÓN GENERAL

El paquete de julio de 2004 y la decisión de agosto

Diez meses después se superó el bloqueo. El 1º de agosto de 2004, poco después de medianoche, los gobiernos de los 147 Miembros de la OMC aprobaron un paquete de acuerdos que incluye un esquema (o “marco”) que servirá de base para completar las “modalidades” relativas a la agricultura. El acuerdo se logró después de que las delegaciones negociaran de forma intensiva día y noche durante dos semanas que culminaron en una sesión ininterrumpida agotadora, iniciada a las 17 horas del viernes 30 de julio y concluida casi 24 horas después, en la que participaron ministros y embajadores clave. En el transcurso de las dos semanas, se celebraron varias reuniones de jefes de delegación, así como consultas intensivas e innumerables encuentros de diversos grupos, con la participación de varios ministros de comercio.

ACTUALIZACIÓN DE 1 DE DICIEMBRE DE 2004
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En el presente documento informativo se explican las cuestiones relativas a la agricultura planteadas en las actuales negociaciones y con anterioridad a las mismas. Este documento ha sido preparado por la División de Información y Relaciones con los Medios de Comunicación de la Secretaría de la OMC para ayudar al público a comprender las negociaciones sobre la agricultura. No se trata de un informe oficial de las negociaciones.

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En el presente documento informativo se explican las cuestiones relativas a la agricultura planteadas en las actuales negociaciones y con anterioridad a las mismas. Este documento ha sido preparado por la División de Información y Relaciones con los Medios de Comunicación de la Secretaría de la OMC para ayudar al público a comprender las negociaciones sobre la agricultura. No se trata de un informe oficial de las negociaciones.

Si bien la agricultura no era la causa inmediata del punto muerto al que se había llegado en Cancún, persistían y tendían a resurgir importantes diferencias en esta esfera. La resolución de muchas de ellas fue un elemento fundamental para el avance logrado en julio de 2004 en todos los temas del Programa de Doha para el Desarrollo.

  

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Cristalización política 

Los primeros esfuerzos por alcanzar una solución de transacción habían comenzado dos meses antes del encuentro de Cancún en septiembre de 2003, con varios intentos de redactar un marco. Pero no fue hasta comienzos de 2004 cuando los Miembros más importantes, que representaban una diversidad de posiciones encontradas, aunaron realmente sus esfuerzos para tratar de conciliar sus diferencias. La labor se reanudó en las reuniones dedicadas a las negociaciones sobre la agricultura celebradas en la OMC y el ambiente se tornó más optimista. No obstante, el verdadero impulso político lo aportaron las reuniones de grupos de Ministros celebradas en diversos foros regionales y de otra índole, que contaron a menudo con la participación del Director General. Los Ministros hablaron y hablaron y, lo que es más importante, escucharon. Y pronunciaron declaraciones destinadas a hacer avanzar las conversaciones y a subrayar sus preocupaciones. Esta actividad política fue la que imprimió optimismo en las reuniones de negociación del Comité de Agricultura Sesión Extraordinaria.

Las iniciativas individuales fueron decisivas. El 11 de enero de 2004, el Representante de los Estados Unidos para las Cuestiones Comerciales Internacionales, Bob Zoellick, envió una carta a los Ministros de los Miembros de la OMC. En esta carta, que era esencialmente un toque a rebato, dio a conocer a sus homólogos su evaluación de “sentido común” de la situación de las negociaciones e indicó el modo como todos los Miembros de la OMC podían trabajar de consuno para llevar adelante el Programa de Doha. Sugirió que se centrara la atención en las esferas fundamentales de la agricultura, los productos industriales y los servicios y que se trabajara con miras a elaborar los marcos no más tarde de mediados de año, así como que se celebrara una reunión ministerial en la OMC, posiblemente a finales de año (pecando en esto último de un optimismo excesivo).

Los Comisarios de la UE Pascal Lamy y Frans Fischler dieron seguimiento a esta iniciativa el 9 de mayo mediante una carta en la que se perfilaban las concesiones que estaba dispuesta a hacer la UE, entre ellas negociar una fecha para poner fin a las subvenciones a la exportación y abandonar tres de los cuatro temas de Singapur (dejando sobre la mesa la facilitación del comercio, menos polémico), a condición de que otros Miembros estuvieran dispuestos a ceder terreno en cuestiones de interés para la UE tanto en la esfera de la agricultura como en otras, como la del acceso a los mercados para los productos industriales y la de los servicios.

Los principales Ministros volaron por todo el mundo en búsqueda de una transacción. El Director General Supachai hizo lo propio. Entre septiembre de 2003 y julio de 2004 recorrió un cuarto de millón de millas aéreas y asistió prácticamente a la totalidad de los encuentros de ministros de comercio, prestando especial atención a los países en desarrollo: seis viajes a África y cuatro a América Latina y el Caribe.

Entre esas reuniones cabe citar: la Reunión de Ministros de Comercio de los países menos adelantados celebrada en Dakar (Senegal) a primeros de mayo de 2004; la Reunión Ministerial de la OCDE celebrada en París los días 13 y 14 de mayo; la Conferencia de los Ministros de Comercio de la Unión Africana celebrada en Kigali (Rwanda) a finales del mismo mes; la Reunión de los Ministros de Comercio del APEC que tuvo lugar en Pucón (Chile) a comienzos de junio; y la Conferencia de la UNCTAD celebrada en São Paulo entre los días 13 y 18 de junio.

Para esas fechas, un grupo más reducido de ministros y representantes ya se había reunido en Londres, el 30 de abril. Este grupo se transformó en uno aún más pequeño, el de los Cinco (Australia, el Brasil, la UE, la India y los Estados Unidos). Estos países se reunieron en París y en São Paulo coincidiendo con las conferencias de la OCDE y la UNCTAD y continuaron trabajando en aras de una solución de transacción hasta el final.

  

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Las negociaciones en Ginebra: marzo de 2004 

Mientras tanto, en Ginebra, que tuvo lugar los días 22 y 26 de marzo de 2004 la primera “Semana de la Agricultura” después de Cancún, que representó el comienzo de un nuevo enfoque. Se describe aquí con cierto detalle para dar una idea del enfoque y el talante existentes en esa etapa. La mayor parte de la semana se dejó a disposición de las delegaciones y grupos de delegaciones para que se reuniesen y negociasen entre sí. El nuevo Presidente, el Embajador Tim Groser, de Nueva Zelandia, alentó este enfoque anunciando que ocuparía un segundo plano. Afirmó que su función consistiría en centrarse en el proceso, quedando el contenido a criterio de los Miembros. Dijo que asistiría a los debates únicamente en calidad de observador, ya que había llegado el momento de que los Miembros negociaran entre ellos, y no con la Presidencia. El Embajador Groser calificó el enfoque de experimental e instó a una transición de la fase inicial, en la que los Miembros habían declarado sus posiciones y las habían traducido en propuestas de negociación, a una “etapa de solución de problemas”.

Para demostrar que era hora de pasar a otra etapa, mostró a las delegaciones un montón de documentos que constituían un muestra de las comunicaciones presentadas por los Miembros y grupos de Miembros. Dijo que se habían recibido 52 propuestas de negociación formales, 32 documentos de antecedentes de la Secretaría, 99 documentos no oficiales y varios proyectos de “marco”. “Estos son los datos concretos”, dijo el Embajador Groser. Hay una oportunidad para lograr progresos antes de la pausa del verano (finales de julio) y de nada serviría dedicar tiempo a reiterar las comunicaciones o a plantear cuestiones de procedimiento sobre su trámite, advirtió.

Así pues, la semana se inauguró con una reunión formal en la que simplemente se confirmó el nombramiento del Embajador Groser como nuevo Presidente de las negociaciones. El miércoles (24) y el viernes (26) por la mañana se celebraron reuniones “de transparencia”, para que las delegaciones pudieran informar a todos los Miembros sobre sus consultas.

Durante el resto de la semana se celebraron reuniones privadas, entre grupos de Miembros (el Grupo de Cairns; el G-10, que incluye a Suiza y al Japón; el G-20, grupo de países en desarrollo al que pertenecen el Brasil, la India y Sudáfrica; el “G-33”, encabezado por Indonesia, que propugna un trato especial para los países en desarrollo; el Grupo Africano; el Grupo de Estados de África, el Caribe y el Pacífico; un grupo de Miembros que se han adherido recientemente), o entre distintos Miembros clave, como los Estados Unidos, la Unión Europea, el Japón, etc.

Al final de la semana, había un sentimiento generalizado de que el tono de las negociaciones había cambiado y de que, casi por primera vez, cada delegación estaba escuchando las preocupaciones de las demás. Asimismo, hubo encendidos elogios para la nueva forma en que se habían organizado las reuniones, con fuerte hincapié en que las delegaciones negociasen entre ellas. Pero los debates no entraron del todo en el modo “solución de problemas” al que aspiraba el Embajador Groser. Los Miembros dijeron que necesitaban reflexionar acerca de lo que habían escuchado.

Muchos señalaron que de los tres “pilares” (subvenciones a la exportación y competencia de las exportaciones, ayuda interna y acceso a los mercados), el acceso a los mercados era el que planteaba más dificultades técnicas. Las delegaciones convinieron en tratar de establecer un “marco” (probablemente sin cifras) no más tarde de finales de julio, y se programaron cuatro series de reuniones más: una en abril, dos en junio y una en julio. (Finalmente las consultas celebradas en el marco del Consejo General absorbieron la reunión de julio. El día 21 de este mes tuvo lugar una reunión dedicada específicamente al examen del anexo sobre la agricultura).

La evaluación del Presidente. El Embajador Groser recalcó que su evaluación se basaba principalmente en lo que le habían dicho las delegaciones, y también en las reuniones a las que había asistido en calidad de observador y en las conversaciones mantenidas con las distintas delegaciones. Ésta era -dijo- la opinión predominante:

1. En general: había en ese momento una “interacción” y un entendimiento mejores entre el proceso político (es decir, los Ministros y las capitales) y el proceso de Ginebra. Sin una contribución política adecuada, “no será posible”, desarrollar la labor en Ginebra, dijo. No obstante, el marco en sí se negociará en Ginebra “o no se hará en ninguna parte”, afirmó el Embajador Groser.

2. El proceso: se consideró que el enfoque adoptado en la semana era productivo y que suponía un alejamiento positivo de la formulación de declaraciones y la formación de coaliciones. Muchas delegaciones indicaron que se había producido un cambio esperado al “modo de escucha”, pero que aún no se había pasado al modo “de solución de problemas” (verdaderos intentos de reducir las distancias): esto estaba todavía pendiente.

3. Objetivo y calendario: había consenso en aspirar a un “marco” (los aspectos fundamentales de lo que más tarde serán los principios o “modalidades” más detallados del acuerdo final) antes de la pausa veraniega (es decir, para julio de 2004 a más tardar).

4. Comprensión más profunda de los elementos subyacentes: el Embajador Groser dijo que las delegaciones habían comprendido mejor que el “marco” era una etapa en el camino hacia las “modalidades plenas”, y que estos no eran elementos aislados: eran puntos situados en un continuo que comenzaba con el mandato y pasaba por el “marco” y seguidamente por las “modalidades plenas”, para terminar en el acuerdo y los compromisos finales.

El Embajador Groser afirmó que existía también la “hipótesis de trabajo” según la cual el marco podría no contener cifras (tales como reducciones porcentuales o coeficientes en las fórmulas), aunque algunos Miembros todavía no estaban convencidos. Éstos alegaban que las cifras podrían resultar necesarias para dar cierto grado de certidumbre con respecto a la magnitud de las reducciones. Pero el Embajador Groser dijo que tal vez no fuera así. (Por ejemplo, si las fórmulas contienen mucha flexibilidad, el hecho de que incluyan cifras no ofrece mucha certidumbre sobre los detalles del resultado.) Antes bien, “tenemos que trabajar sobre la base de la confianza condicional”, añadió, basándonos en el mandato de Doha como “el ancla política”. El Embajador Groser estimó que las delegaciones podían aceptar cierta incertidumbre en el marco en la medida en que no hubiera incompatibilidad con el nivel de ambición del mandato relativo a las negociaciones establecido en la Declaración de Doha de 2001.

5. El contenido sustancial: la función del Presidente consiste en centrarse en el proceso; el contenido lo aportarán los Miembros, dijo. Y los Miembros indicaron que, si bien era necesario mantener un equilibrio entre los tres pilares, los avances con respecto a los pilares eran desiguales. Aunque la competencia de las exportaciones (subvenciones a la exportación, etc.) y la ayuda interna afrontan decisiones políticas difíciles, para la mayoría de las delegaciones era evidente que había que trabajar mucho más en la esfera del acceso a los mercados; “en el acceso a los mercados no se vislumbra siquiera el esbozo de una posible base para una decisión política”, afirmó.

Y aunque durante la semana poco se había dicho sobre el algodón, en parte porque algunos Miembros clave estaban asistiendo a un taller sobre el algodón celebrado en Benin, no había pasado por alto esta cuestión. Dijo que todavía era preciso resolver algunas cuestiones de procedimiento.

6. Al margen de la agricultura: El Embajador Groser exhortó asimismo a los Jefes de Delegación a que también se esforzaran en las negociaciones sobre otros temas. La agricultura no podía operar en un círculo aislado; aunque había un impulso considerable, si no se avanzaba en otras esferas “podríamos quedar paralizados”.

El debate. Casi todos los oradores refrendaron la evaluación hecha por el Presidente y encomiaron el proceso. Uno (Mauricio) dijo que había esperado hallar muchas “uces rojas” y en su lugar había encontrado muchas “luces verdes”. Otro (la UE) dijo que al comienzo su delegación se había preguntado que harían los Miembros durante una semana entera, y luego resultó que hubo tanta actividad que la semana pasó “a toda velocidad”.

Reconocieron que el acceso a los mercados era el problema más importante. Muchos formularon observaciones sobre la fórmula “mixta”. Dicha fórmula se había presentado por vez primera en el proyecto de marco de los Estados Unidos y la Unión Europea el mes de agosto anterior y se había modificado en varios proyectos posteriores. Según ese enfoque, los aranceles se dividirían en tres grupos. Un primer grupo quedaría libre de derechos; en otro grupo, los aranceles se reducirían en un promedio simple, con sujeción a una reducción mínima por producto (el enfoque adoptado en la Ronda Uruguay), y en un tercero se reducirían siguiendo la “fórmula suiza” (una fórmula de armonización en virtud de la cual se impone una reducción mayor a los aranceles más elevados y simultáneamente se fija un tipo arancelario final máximo; véase Aranceles: preparativos de las “modalidades”).

El Grupo de Cairns (en cuyo nombre habló Australia) dijo que la fórmula Suiza no le convencía. Lo importante era asegurar mejoras sustanciales en el acceso a los mercados para los productos, y no las cifras, que son una ilusión de mejora del acceso a los mercados, manifestó el Grupo.

El G-10 (en cuyo nombre habló Suiza) alegó que la fórmula mixta no ofrecía suficiente flexibilidad. Este grupo subrayó también que se oponía al establecimiento de tipos arancelarios máximos y a tener que aumentar todos los contingentes arancelarios. La UE dijo que el enfoque mixto proporcionaba suficiente flexibilidad para abarcar todas las cuestiones, incluidas las preocupaciones no comerciales y el trato especial y diferenciado para los países en desarrollo, y, con la inclusión de las cifras correspondientes, también para ofrecer un elevado nivel de ambición. Los Estados Unidos dijeron que se tendría una visión más clara cuando se introdujesen las cifras, una vez que hubiera concluido a etapa del marco.

Las preocupaciones prioritarias de algunos grupos fueron aceptadas en principio por los demás. Por ejemplo, la mayoría de los oradores estuvieron de acuerdo en que debía permitirse a los países en desarrollo dar un trato especial a una categoría de productos especiales (véase “Aranceles y contingentes arancelarios” y “Países en desarrollo”). Persistían las diferencias en cuanto a las condiciones que debían aplicarse. La UE aceptó la declaración de China y otros nuevos Miembros en el sentido de que ya estaban introduciendo reformas y tenían tipos arancelarios bajos y, por lo tanto, no tenían que hacer frente a la misma escala de reducciones que los Miembros más antiguos.

La India manifestó que aceptaba que todos los Miembros tendrían que contribuir a la reforma, pero que otros deberían admitir que algunos países no podrían contribuir en la misma medida debido a dificultades en materia de desarrollo.

Para terminar, el Presidente dijo que, si bien la discreción era esencial en una etapa tan delicada de las negociaciones, también la transparencia era necesaria. Los países podían asumir compromisos difíciles, pero — dijo — a condición de no verse acechados con demandas inesperadas.

  

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Abril y junio de 2004 

Para las reuniones de los días 20 a 23 de abril y 23 a 25 de junio se adoptó un enfoque semejante. Los intentos de alcanzar una transacción estaban ya muy avanzados, tanto en Ginebra como en otros lugares, y los esfuerzos de los Cinco (Australia, el Brasil, la UE, la India y los Estados Unidos) y de otros empezaban a sentirse. Según declaraciones del Presidente Tim Groser al término de las reuniones de junio, se habían hecho progresos, e incluso éstos se habían acelerado, pero a un ritmo insuficiente.

También por aquel entonces el tema más complicado era, sin duda, el acceso a los mercados. Se trata de una cuestión que afecta directamente a todos los Miembros, al contrario de lo que ocurre con las subvenciones a la exportación y la ayuda interna, donde sólo algunos Miembros tienen contraídos compromisos de reducción. El Embajador Groser observó que había un deseo de estudiar las ideas de los demás sin aceptarlas necesariamente. Esto incluía variaciones del “enfoque estratificado” (aquí encontrará una representación visual del enfoque estratificado). El Embajador Groser dijo que pondría cuidado en no pedir a nadie que aceptase este enfoque, porque ello podría llevar a un rechazo prematuro. También se registraron progresos con respecto al “paralelismo”, o sea, la solicitud formulada por algunos Miembros de que los créditos a la exportación subvencionados, la ayuda alimentaria subvencionada y las empresas comerciales del Estado exportadoras se sometieran a disciplinas paralelamente a las disciplinas en materia de subvenciones a la exportación. (Los detalles de la valoración del Presidente se encuentran en su informe a la reunión del Comité de Negociaciones Comerciales de 30 de junio. Véanse las actas en el documento TN/C/M/13.)

El proceso: Durante las reuniones de junio el Embajador Groser organizó algunas reuniones por su cuenta, incluidas consultas entre grupos de países cuidadosamente seleccionados para que estuviesen representados todos los grupos participantes en la negociación. A título de ejemplo, informó de que en una consulta habían participado Australia, el Brasil, el Canadá, China, Costa Rica, los Estados Unidos, la India, Indonesia, el Japón, Mauricio, Nueva Zelandia, Nigeria, Noruega, la República de Corea, Sudáfrica, Suiza, Tailandia, Tanzanía, Trinidad y Tabago, la UE y el Uruguay (lo que incluía uno o más representantes del Grupo Cairns, el G-10, el G-20, el G-33, el Grupo Africano, los países menos adelantados y los países ACP).

El Embajador habló de la necesidad de establecer un delicado equilibrio entre 1) la necesidad de transparencia y de incluir a todos en las negociaciones y 2) la necesidad de dejar que las ideas de difícil comprensión se desarrollaran antes de darles una difusión amplia. Una delicada flor recién plantada puede marchitarse y morir si se expone a una luz solar excesiva — dijo, y por esta razón la transparencia es “acumulativa”: los Miembros en su conjunto van teniendo una imagen más clara que les permite percibir y meditar las ideas antes de decidir si las aceptan o las rechazan.

  

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El paquete de julio 

En la última semana de julio, las negociaciones externas y las internas se fundieron, cuando unos 30 Ministros acudieron a la sede de la OMC en Ginebra con motivo de la reunión del Consejo General que finalmente sellaría el acuerdo. En ningún momento fue fácil; la presión de tiempo se intensificó y el Presidente del Consejo General, Shotaro Oshima (Embajador del Japón ante la OMC), y el Dr. Supachai Panitchpakdi trabajaron día y noche, celebrando consultas y redactando y volviendo a redactar posibles textos de transacción. Contaron con la asistencia de los Presidentes de los principales grupos de negociación: agricultura (Embajador Groser), acceso a los mercados para los productos no agrícolas (Embajador Stefán Jóhannesson, de Islandia), facilitación del comercio (Director General Adjunto de la OMC, Rufus Yerxa) y cuestiones relativas al desarrollo (Faizel Ismail, de Sudáfrica).

El 16 de julio se distribuyó un primer proyecto de la decisión, que contenía la versión más reciente del proyecto de marco relativo a la agricultura en el Anexo A. El 30 de julio, fecha en que se distribuyó un segundo proyecto, venció un plazo impostergable; las 24 horas adicionales tampoco fueron suficientes. Fue ya en los albores del 1º de agosto cuando unos Ministros y Embajadores exhaustos retiraron finalmente todas sus objeciones. Sólo entonces pudo alcanzarse un consenso sobre el tercer proyecto de la decisión, que actualmente figura en el documento WT/L/579, distribuido el 2 de agosto de 2004. Sólo entonces pudieron dormir tranquilos.

  

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El marco de agosto de 2004 

En la decisión, la sección dedicada a la agricultura, de siete páginas, constituye el Anexo A. Pero en la parte principal del texto aparece también una sección dedicada al algodón, así como la confirmación de que no se cumplirá el plazo del 1º de enero de 2005 y de que la próxima Conferencia Ministerial se celebrará en Hong Kong, China en diciembre de 2005.

En el Anexo A, el “Marco para establecer las modalidades relativas a la agricultura” se perfilan en cierta medida las modalidades que serán resultado de la siguiente fase de las negociaciones. Se describen características fundamentales de las modalidades sin entrar en todos los detalles. Por ejemplo, no se enuncian la fórmulas exactas que se utilizarán — únicamente los principios subyacentes — y no se incluyen las cifras que servirán de base para determinar con precisión el grado de reforma que se ha de lograr.

En consecuencia, en la introducción se indica que el marco aporta mayor precisión a las negociaciones. Se destaca el “nivel de ambición” establecido en el mandato de Doha, que se cita en diversos lugares del texto. Por ejemplo, se usan repetidamente expresiones como “reducciones sustanciales” y “mejoras sustanciales”, y a lo largo de todo el texto hay referencias al hecho de que el “trato especial y diferenciado” para los países en desarrollo es “parte integrante”. En el marco se subraya asimismo que el equilibrio de los resultados sólo se logrará cuando concluyan las negociaciones, un equilibrio tanto entre la agricultura y otros temas (el “todo único”) como en la propia esfera de la agricultura. El texto dice que los tres pilares están interconectados, forman parte de la totalidad del acuerdo, y deben equilibrarse de manera equitativa. En la introducción también se replantean cuestiones como el desarrollo y las preocupaciones no comerciales. El marco contiene un breve párrafo sobre “vigilancia y supervisión”, que se potenciará enmendando el artículo 18 del Acuerdo sobre la Agricultura con el fin de “garantizar ... la plena transparencia”, inclusive mediante notificaciones oportunas y completas sobre acceso a los mercados, ayuda interna y competencia de las exportaciones. Se abordarán las preocupaciones especiales de los países en desarrollo a ese respecto.

Si desea más información:
> El paquete de julio, resúmenes de las reuniones y el marco acordado.

  

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Después del marco: las modalidades 

El marco solucionó algunas cuestiones políticas, por ejemplo si se negociaba la eliminación de las subvenciones a la exportación. En relación con otras muchas, impartió una orientación política amplia a las negociaciones, como la definición de un enfoque de las reducciones arancelarias. Llegados a ese punto, había que resolver muchos detalles técnicos para que los Miembros pudieran pasar al siguiente conjunto de decisiones políticas que habría que adoptar más adelante en esta etapa, y convenir en “modalidades plenas”. Así pues, cuando se reanudaron los trabajos en octubre de 2004, después de la pausa estival, los Miembros pusieron manos a la obra.

Inicialmente se programaron reuniones de negociación casi mensuales, de una semana de duración, entre octubre de 2004 y julio de 2005. Hacia el mes de noviembre, quedo configurada una pauta. Las reuniones formales (las reuniones formales del Comité de Agricultura en Sesión Extraordinaria), celebradas normalmente al final de la semana, servían principalmente para adoptar decisiones y para que los Miembros dejaran constancia de sus observaciones en el acta. Las reuniones informales (reuniones informales del Comité en Sesión Extraordinaria) se utilizaban para formular observaciones y valoraciones de carácter general y para hacer una primera lectura de las distintas cuestiones técnicas. Las consultas a un nivel más técnico (consultas “de composición abierta”, lo que significa que pueden asistir todos los Miembros), celebradas en una sala más pequeña, permitían a los delegados tratar ciertas cuestiones muy especializadas con mayor detalle. Algunos delegados dijeron que les resultó muy útil escuchar las conversaciones mantenidas entre sus colegas especialistas. El Presidente Tim Groser definió esas consultas como el “eje central” de la fase técnica. Subrayó la necesidad de utilizar una sala más pequeña para crear un clima cordial y profesional, aun cuando ello supusiera que podía asistir a ellas un número limitado de personas de cada delegación. Consultas entre especialistas en grupos representativos, más reducidos . En ellas los especialistas ahondarían más en las cuestiones planteadas en las reuniones amplias con el fin de aportar contribuciones a las consultas técnicas más amplias, que continuarían siendo el “eje central”.

El Embajador Groser dijo que adaptaría constantemente el proceso respondiendo a las observaciones de los Miembros. Recalcó la necesidad tanto de transparencia (para mantener informados a todos los Miembros) como de eficiencia (necesidad de tratar algunas cuestiones especialmente complejas en el seno de consultas entre los Miembros más afectados y en grupos de un tamaño manejable). Cualquier producto de las consultas celebradas en grupos reducidos tendría que ser aprobado por todos los Miembros. El Embajador dijo que su función era la de un gerente, encargado de mantener el agua circulando a una velocidad apropiada a través de las tres “esclusas” que suponían las reuniones y consultas informales. Con demasiada agua (o sea, demasiados temas) se inundaría el sistema; con demasiado poca no habría bastante corriente.

La mayoría de los Miembros apoyaron el proceso, pero algunos pidieron al Presidente que velara por que sus países estuvieran debidamente representados en las consultas en pequeños grupos. El Presidente asintió. Tras las primeras reuniones, algunos Miembros con delegaciones pequeñas dijeron también que tenían dificultades para preparar todos los temas, tanto en sus propias delegaciones como en las agrupaciones de las que formaban parte. El Presidente Groser respondió recortando ligeramente la lista que habían propuesto.

Esta fase técnica se inició con el examen de las siguientes cuestiones: conversión de los derechos específicos en equivalentes ad valorem; empresas comerciales del Estado exportadoras; ayuda alimentaria subvencionada; disciplinas en materia de créditos a la exportación, garantías de créditos a la exportación o programas de seguro por 180 días o menos; examen y aclaración de la ayuda interna en el marco del compartimento verde; administración de los contingentes arancelarios; base para la ampliación de los contingentes arancelarios; productos tropicales y cultivos sustitutivos del cultivo de estupefacientes; método para establecer los topes de las ayudas del compartimento ámbar por productos específicos; y períodos de base en el contexto de los compromisos en materia de ayuda interna.

En lo tocante a algunas cuestiones, las conversaciones progresaron a buen ritmo. Un ejemplo fue la cuestión de los créditos a la exportación, en la que esos avances se sumaron a la labor ya realizada, lo que quedó reflejado en un apéndice de la versión del proyecto de modalidades de julio de 2003 (el “texto Harbinson”, TN/AG/10 y TN/AG/10/Corr.1). Otras cuestiones resultaron de carácter más político. El Embajador Groser citó como ejemplo el debate celebrado en noviembre sobre el compartimento verde.

(Pulse aquí para ver las listas detalladas de los temas examinados.)

( Continuará...)

 

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