Cuestiones abarcadas por los Comités y Acuerdos de la OMC
EXÁMENES DE LA POLÍTICAS COMERCIALES: PRIMER COMUNICADO DE PRENSA, RESUMEN DEL INFORME DE LA SECRETARÍA Y DEL INFORME DEL GOBIERNO

Estados Unidos: octubre de 1996

COMMUNICADO DE PRENSA
PRENSA/TPRB/46
31 de octubre de 1996

EL MERCADO ABIERTO - NACIONAL E INTERNACIONAL - SIGUE SIENDO LA CLAVE DEL CRECIMIENTO ECONÓMICO DE LOS ESTADOS UNIDOS

Los Estados Unidos siguen siendo la primera nación comerciante del mundo en materia de exportación e importación de bienes y servicios. En la actividad económica estadounidense del último decenio las transacciones comerciales han adquirido cada vez más importancia ya que la proporción del PIB que representa el comercio ha subido del 17,2 por ciento en 1985 al 20,6 por ciento en 1990 y al 23,6 por ciento en 1995. Según un nuevo informe de la Secretaría de la OMC sobre las políticas y prácticas comerciales de los Estados Unidos, este país invierte menos que los demás países industriales en porcentaje del PIB, pero la productividad del capital es alta debido a una asignación de los recursos en extremo eficiente, factor que respalda la prosperidad estadounidense.

En el informe se recalca que un elemento importante para el mantenimiento del aumento de la productividad estadounidense es la necesidad de contar con mercados abiertos seguros.

    El informe confirma que la política comercial de los Estados Unidos se centra en los compromisos de la OMC. La aplicación de los Acuerdos de la Ronda Uruguay y la unificación de medidas correctivas del comercio con arreglo a los procedimientos de solución de diferencias de la OMC han estabilizado muchos elementos de la política comercial estadounidense considerados ciertas veces imprevisibles y unilateralistas por algunos. Paralelamente al cumplimiento de sus compromisos en el marco de la OMC, los Estados Unidos han continuado sus iniciativas comerciales regionales, bilaterales y unilaterales. En el informe se hace constar que esta política de comercio internacional que recurre a diversas vías puede causar tensión en el sistema multilateral. El informe de la OMC y la exposición de políticas del Gobierno de los Estados Unidos serán analizados por el Órgano de Examen de las Políticas Comerciales en una reunión de dos días que tendrá lugar el 11 y 12 de noviembre de 1996.

    Los compromisos de los Estados Unidos dimanantes de la Ronda Uruguay incluyen una reducción arancelaria ponderada en función del comercio de aproximadamente el 35 por ciento para 1999. Se ha convenido la eliminación de todo arancel sobre las importaciones estadounidenses de acero, productos farmacéuticos, papel, muebles, equipo médico, equipo agrícola, equipo de construcción, cerveza y bebidas alcohólicas. Al término del período de aplicación de la Ronda Uruguay, alrededor del 70 por ciento de las líneas arancelarias de los Estados Unidos estarán sujetas a tipos n.m.f. (nación más favorecida) del 5 por ciento o menos. El régimen de exención de derechos abarcará el 40 por ciento de las líneas arancelarias. Por lo que hace a la agricultura, las restricciones cuantitativas a la importación de productos agropecuarios se han transformado en aranceles y contingentes arancelarios, según lo prescrito en los Acuerdos de la OMC; sin embargo, los aranceles por encima de los contingentes se mantienen altos y los contingentes arancelarios no siempre se agotan. Los productos agrícolas y alimenticios representaron aproximadamente el 11 por ciento de las exportaciones de mercancías de los Estados Unidos en 1995, tras un incremento del valor de las exportaciones de alrededor del 30 por ciento desde 1992 como consecuencia del alza de los precios del mercado mundial. Los Estados Unidos han sustituido el sostenimiento de los precios internos por el sostenimiento directo de los ingresos y han reducido el nivel global de ayuda a la agricultura.

    En el informe se analizan los cambios introducidos en la legislación sobre medidas antidumping y compensatorias y se afirma que es demasiado pronto para saber si éstos facilitarán la formulación de conclusiones afirmativas. El número de investigaciones en materia de derechos antidumping y compensatorios iniciadas en los Estados Unidos se ha reducido pronunciadamente, quizá en razón de la incesante recuperación económica del país. En 1995 y 1996 se realizaron tres investigaciones en materia de salvaguardias, en una de las cuales se llegó a la conclusión de que las importaciones causaban daño a la rama de producción nacional.

    El recurso al "artículo 301" está ahora estrechamente vinculado a la solución multilateral de diferencias, por lo menos en lo que respecta a los Miembros de la OMC y a los ámbitos sometidos a las normas y disciplinas de la OMC. Estados Unidos es el principal usuario de las disposiciones de la OMC relativas a la solución de diferencias; ese país ha solicitado consultas al amparo de las mismas en 19 casos que abarcan 17 medidas, y sus interlocutores comerciales han presentado nueve reclamaciones contra ocho medidas estadounidenses. Desde el último examen de sus políticas comerciales, que tuvo lugar en 1994, los Estados Unidos han iniciado 16 investigaciones en el marco del "artículo 301" y concluido acuerdos respecto de dos investigaciones precedentes. Los siete procedimientos iniciados en 1996 al amparo de artículo 301 y dos investigaciones anteriores (Unión Europea, banano; y el Japón, película y papel fotográficos) se han remitido al Órgano de Solución de Diferencias de la OMC.

    Por otro lado, los Estados Unidos han promulgado la Ley para la Libertad y la Solidaridad Democrática Cubana (LIBERTAD) y la Ley de Sanciones contra el Irán y Libia. Los aspectos extraterritoriales de estas leyes han sido criticados por sus interlocutores comerciales y se han presentado reclamaciones contra la primera de ellas (Ley Helms-Burton) en el marco del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y la OMC.

    Las limitaciones voluntarias a la exportación aplicadas por los interlocutores comerciales de los Estados Unidos se han ido eliminando gradualmente. Un nuevo acuerdo sobre la industria del automóvil concertado con el Japón no establece metas cuantitativas para las exportaciones estadounidenses, pero prevé la supervisión bilateral de diversos compromisos cualitativos, al tiempo que se aplicará un Memorándum de Entendimiento destinado a liberalizar el acceso al mercado de vehículos coreano sobre una base n.m.f. Un nuevo acuerdo de cooperación con el Japón sobre los semiconductores reafirma los principios de mercado y establece un marco consultivo abierto a las asociaciones industriales de los países cuyos gobiernos se comprometan a eliminar los aranceles.

    Según el informe, por regla general los reglamentos técnicos estadounidenses se basan en normas internacionales o establecidas a título privado, pero hay un contado número de normas de tratamiento ambiental de obligado cumplimiento en la frontera, entre las que destacan las relativas a los métodos de pesca del atún inocuos para los delfines y a los dispositivos que destruyen a las tortugas utilizados para pescar camarones.

    Los Estados Unidos cuentan con un sistema de protección de la propiedad intelectual amplio y efectivo, basado en disposiciones constitucionales. El Acuerdo sobre los ADPIC prolongó la duración de la protección y restableció en el país la protección de obras que habían pasado al dominio público. En el informe se indica que los Estados Unidos vigilan en forma bilateral la protección de la propiedad intelectual asegurada por cada uno de sus interlocutores comerciales. Haya o no en vigor un acuerdo bilateral, los Estados Unidos deben identificar a aquellos países que deniegan una protección adecuada y eficaz de los derechos de propiedad intelectual o un acceso al mercado justo y equitativo de los ciudadanos estadounidenses que requieren la protección de estos derechos.

    En el informe se indica que la producción de textiles y prendas de vestir ha logrado considerables mejoras de la productividad sobre la base de una mayor intensidad de capital en el mercado estadounidense y de actividades de perfeccionamiento pasivo en México, el Caribe y América Central. Además de aplicar aranceles de importación bastantes superiores a la media de los productos manufacturados, los Estados Unidos mantienen contingentes de importación específicos por países con arreglo al Acuerdo sobre los Textiles y el Vestido de la OMC y han enviado 25 avisos de contingentes de salvaguardia a Miembros de la OMC. La supresión de los contingentes de importación se realizará en cuatro fases y se ha publicado la asignación de todos los productos textiles y prendas de vestir correspondiente a cada fase. Los productos más sensibles se han incluido en la última fase, que se llevará a cabo en 2005. En el informe también se señalan los cambios importantes introducidos en las normas de origen empleadas para la administración de los contingentes de importación. Según la actual definición, por origen de un producto se entiende el lugar en que se ensambló y no el lugar en que se cortaron los componentes textiles.

    En el informe de la OMC se indica que al sector de los servicios le corresponde una proporción creciente del producto total estadounidense, habiendo representado aproximadamente dos tercios del PIB, nivel unas cuatro veces superior a la proporción del sector manufacturero, y el 65 por ciento del empleo en 1995. El suministro transfronterizo de servicios extranjeros es actualmente menos importante que el establecimiento como modo de suministro. Si bien el principal interlocutor comercial de los Estados Unidos en lo que respecta al comercio transfronterizo de servicios es Europa Occidental en conjunto, que representa aproximadamente el 60 por ciento del mismo, el Japón es el principal país de destino, con el 15,5 por ciento de las exportaciones de servicios de los Estados Unidos. Se indica ahí, además, que es probable que el aumento de la productividad en el sector de los servicios sea un factor determinante del aumento total de la productividad y del nivel de vida estadounidenses. Los últimos acontecimientos en los sectores de las telecomunicaciones y los servicios financieros y profesionales han mejorado estas perspectivas. Los beneficios que aportan a los Estados Unidos el mantenimiento y el mejoramiento de un sector de los servicios eficiente, abierto y competitivo saltan, por tanto, a la vista.

    El informe concluye con la afirmación de que si bien un sistema comercial mundial abierto y previsible sigue siendo trascendental para el bienestar de la economía estadounidense, la inversa es igualmente cierta: una economía estadounidense abierta y previsible es fundamental para la salud del sistema comercial mundial. Es pues esencial que los Estados Unidos y sus interlocutores utilicen el sistema para mantener el multilateralismo como la clave de la evolución futura y que se opongan a las presiones en favor de un mayor bilateralismo o unilateralismo.

Nota para las redacciones

    El Órgano de Examen de las Políticas Comerciales (OEPC) de la OMC examinará el informe de la Secretaría, junto con un informe elaborado por los Estados Unidos, los días 11 y 12 de noviembre de 1996.

    El OEPC realiza una evaluación colectiva de la gama completa de las políticas y prácticas comerciales de cada Miembro de la OMC a intervalos regulares y sigue de cerca las tendencias y acontecimientos importantes que puedan tener consecuencias para el sistema mundial de comercio.

    Los dos informes, junto con un acta del debate del OEPC y el resumen del Presidente, se publicarán oportunamente como documentación completa del examen de las políticas comerciales de los Estados Unidos. Podrán obtenerse en la Secretaría de la OMC, Centro William Rappard, 154 rue de Lausanne, 1211 Ginebra 21.

    Los informes abarcan la evolución de todos los aspectos de las políticas comerciales de los Estados Unidos, como las leyes y reglamentos nacionales, el marco institucional y las políticas comerciales por clase de medidas y por sectores. Desde la entrada en vigor de la OMC, los informes abarcan también las "nuevas esferas" del comercio de servicios y los aspectos de los derechos de propiedad intelectual relacionados con el comercio. Se adjuntan las observaciones recapitulativas de los informes de la Secretaría y del Gobierno. Los periodistas que deseen disponer del texto íntegro de los informes pueden solicitarlo a la Secretaría de la OMC.

    Desde diciembre de 1989, se han llevado a cabo los siguientes exámenes: Argentina (1992), Australia (1989 y 1994), Austria (1992), Bangladesh (1992), Bolivia (1993), Brasil (1992), Camerún (1995), Canadá (1990, 1992 y 1994), Chile (1991), Colombia (1990 y 1996), Comunidades Europeas (1991, 1993 y 1995), Corea, Rep. de (1992 y 1996), Costa Rica (1995), Côte d'Ivoire (1995), Egipto (1992), Estados Unidos (1989, 1992 y 1994), Filipinas (1993), Finlandia (1992), Ghana (1992), Hong Kong (1990 y 1994), Hungría (1991), India (1993), Indonesia (1991 y 1994), Islandia (1994), Israel (1994), Japón (1990, 1992 y 1995), Kenya (1993), Macao (1994), Malasia (1993), Marruecos (1989 y 1996), Mauricio (1995), México (1993), Nigeria (1991), Noruega (1991 y 1996), Nueva Zelandia (1990 y 1996), Pakistán (1995), Perú (1994), Polonia (1993), República Checa (1996), República Dominicana (1996), República Eslovaca (1995), Rumania (1992), Senegal (1994), Singapur (1992 y 1996), Sri Lanka (1995), Sudáfrica (1993), Suecia (1990 y 1994), Suiza (1991 y 1996), Tailandia (1991 y 1995), Túnez (1994), Turquía (1994), Uganda (1995), Uruguay (1992), Venezuela (1996), Zambia (1996) y Zimbabwe (1994).

Informe de la Secretaría

ÓRGANO DE EXAMEN DE LAS POLÍTICAS COMERCIALES
ESTADOS UNIDOS
Informe de la Secretaría - Observaciones recapitulativas

Los Estados Unidos en el comercio mundial

    Desde el último examen de sus políticas comerciales la economía estadounidense ha obtenido buenos resultados. El crecimiento ha sido superior a la media de los países industriales, la inflación se ha mantenido moderada y la tasa de desempleo es la más baja del decenio. Simultáneamente, el déficit del presupuesto federal se ha reducido sustancialmente y representa el menor porcentaje del producto interno bruto desde 1979. El déficit de la cuenta corriente de transacciones con el exterior ha aumentado ligeramente, pero esto es atribuible al incremento de las inversiones, que mejora las perspectivas de crecimiento futuro.

    La economía estadounidense tiene un alto grado de eficiencia en la asignación de recursos. Invierte menos, como porcentaje del producto, que los demás países industriales, pero la productividad del capital es muy superior a la media de la OCDE, factor que respalda la prosperidad de los Estados Unidos. Un elemento importante en el mantenimiento de la productividad es la apertura de la economía estadounidense, que contribuye a mantener a los agentes económicos bajo constante presión para que asignen los recursos con eficiencia. Esto implica asimismo que a los Estados Unidos les interesa asegurarse de que los mercados se mantienen abiertos.

    En la actividad económica estadounidense las transacciones comerciales han ido adquiriendo cada vez más importancia. La proporción del PIB que representa el comercio de los Estados Unidos ha aumentado del 17,2 por ciento en 1985 al 20,6 por ciento en 1990 y al 23,6 por ciento en 1995. Esta participación mayor en el comercio suele ser útil como un regulador anticíclico. A principios del decenio de 1990, las exportaciones amortiguaron el impacto de la recesión estadounidense, demostrando así la importancia que tiene para los productores de los Estados Unidos la liberalización del acceso a los mercados exteriores, en el marco de un sólido sistema multilateral basado en normas. Posteriormente, al aumentar el crecimiento en los Estados Unidos, las importaciones netas se ajustaron al exceso de la demanda interna, lo que permitió reducir la inflación y los tipos de interés más de lo que habría sido posible de no haberse producido ese crecimiento.

    Desde el último examen, el sector de los servicios ha representado una proporción creciente del producto estadounidense. En parte, esto refleja unos índices de inflación diferenciales en los sectores de bienes y servicios, con índices superiores en el segundo; estos últimos años, el aumento de la productividad en el sector manufacturero ha superado al del PIB. No obstante, al representar los servicios aproximadamente los dos tercios del PIB, lo que equivale a unas cuatro veces la proporción del sector manufacturero, es evidente que el aumento de la productividad en el sector de los servicios es un factor determinante de los niveles de vida en los Estados Unidos. Los beneficios que aportan a los Estados Unidos el mantenimiento y el mejoramiento de un sector de los servicios eficiente, abierto y competitivo saltan, por tanto, a la vista. Esto es particularmente cierto en los servicios que constituyen "insumos", como los financieros, de comunicaciones y transporte, en los que las mejoras de la productividad pueden reducir considerablemente los costos en otros sectores, como el manufacturero. Dentro de este marco, vale también la pena señalar que el suministro transfronterizo de servicios extranjeros a los Estados Unidos es actualmente menos importante que el establecimiento en el país como modo de prestación y pone de manifiesto que los Estados Unidos tienen un interés permanente en mantener un régimen liberal de inversiones directas extranjeras.

    Los Estados Unidos siguen siendo la primera nación comerciante del mundo en mercancías y servicios, ya que sus exportaciones de mercancías representan aproximadamente el 15 por ciento y las de servicios el 16 por ciento del comercio mundial. La Unión Europea continúa siendo el mercado más importante para las exportaciones estadounidenses de mercancías, pero existe un cambio constante en la distribución geográfica del comercio estadounidense, siendo ahora Asia Oriental la región de procedencia más importante de las importaciones. La composición del comercio de mercancías de los Estados Unidos ha continuado también desplazándose de los productos primarios a los productos manufacturados, a pesar del rápido crecimiento de las exportaciones de productos agropecuarios. El aumento de las exportaciones del sector manufacturero ha sido amplio, con un incremento de la parte correspondiente a las exportaciones de máquinas de oficina, equipo de telecomunicaciones, productos químicos, productos siderúrgicos y productos de la industria del automóvil. La parte de las manufacturas en las importaciones de mercancías se ha incrementado asimismo, en particular en los sectores de las máquinas de oficina y el equipo de telecomunicaciones, la maquinaria no eléctrica y los productos químicos; la parte correspondiente a los productos de la industria del automóvil ha disminuido.

    Los destinos y orígenes de bienes y servicios de los Estados Unidos suelen estar estrechamente relacionados. Si bien Europa occidental como grupo es el principal interlocutor comercial de los Estados Unidos en lo que respecta al comercio transfronterizo de servicios y representa aproximadamente el 60 por ciento de las importaciones y exportaciones, el Japón es el más importante país de destino, con el 15,5 por ciento de las exportaciones de servicios de los Estados Unidos. El transporte es el mayor componente de las exportaciones de servicios, con más del 50 por ciento; sin embargo, las exportaciones de servicios prestados a las empresas, los cánones y los derechos de licencia han aumentado rápidamente, doblándose e incrementándose en el 63 por ciento durante 1990-1995, respectivamente.

Marco institucional y jurídico

    Los Estados Unidos son un signatario originario de todos los Acuerdos comerciales multilaterales de la OMC y de los Acuerdos plurilaterales, con excepción del Acuerdo Internacional de los Productos Lácteos. Los compromisos asumidos por los Estados Unidos con arreglo a los Acuerdos están recogidos en el derecho interno en la Ley de los Acuerdos de la Ronda Uruguay (URAA). La Lista de mercancías de los Estados Unidos anexa al Acuerdo sobre la OMC prevé la consolidación de todas las líneas arancelarias salvo dos, y los compromisos con arreglo al Acuerdo General sobre el Comercio de Servicios (AGCS) son extensos. La URAA da aplicación igualmente a las recomendaciones de los Grupos Especiales del GATT relativas al artículo 337 de la Ley Arancelaria de 1930 y al trato n.m.f. a las importaciones de calzado distinto del de caucho del Brasil, y autoriza ciertas reducciones arancelarias futuras que se puedan convenir en negociaciones iniciadas en el contexto de la Ronda Uruguay.

    Los Estados Unidos aplican el trato n.m.f. a todos los países con excepción de los seis siguientes: Afganistán, Cuba, Laos, República Popular Democrática de Corea, Serbia y Montenegro y Viet Nam. Desde la promulgación de la Ley de los Acuerdos de la Ronda Uruguay, el Congreso ha reconocido la condición permanente de n.m.f. a Hungría y Rumania. Rusia recibe trato de n.m.f. por considerarse que se atiene plenamente a la Enmienda Jackson-Vanik a la Ley de Comercio Exterior de 1974. Los países que están actualmente sometidos a las exenciones de Jackson-Vanik son Albania, Armenia, Belarús, China, Georgia, Kazakstán, Kirguistán, Mongolia, la República de Moldova, Tayikistán, Turkmenistán, Ucrania y Uzbekistán. El Irán, el Iraq y Libia mantienen su condición de n.m.f., aunque sus importaciones están prohibidas con arreglo a los embargos económicos de los Estados Unidos.

    Recientemente los Estados Unidos han adoptado medidas de reforma importantes en la agricultura y las telecomunicaciones. Esas medidas, que sirven para suprimir muchas restricciones internas, van más allá de las adoptadas en la OMC y pueden contribuir a mejorar considerablemente la eficiencia en los sectores respectivos. Los cambios pueden repercutir en el comercio de los Estados Unidos, y en los mercados mundiales, al estar los Estados Unidos a la cabeza en ambos sectores.

    Por otro lado, los Estados Unidos han promulgado la Ley para la Libertad y la Solidaridad Democrática Cubana (LIBERTAD) (la Ley Helms-Burton) y la Ley de Sanciones contra el Irán y Libia. La primera autoriza a los ciudadanos estadounidenses a presentar una demanda privada ante los tribunales de los Estados Unidos para obtener una indemnización de las empresas "que trafican" con bienes confiscados que se encuentran en Cuba y reclamar los que son propiedad de esos súbditos estadounidenses; autoriza asimismo al Departamento de Estado a que deniegue visados estadounidenses a los ejecutivos de esas empresas, sus cónyuges y sus hijos menores. El Presidente ha postergado el derecho a presentar una demanda contra las empresas extranjeras que utilizan los bienes expropiados a súbditos estadounidenses hasta febrero de 1997. La Ley de Sanciones contra el Irán y Libia autoriza la imposición de sanciones comerciales contra las empresas extranjeras que inviertan en el Irán y Libia. Los aspectos extraterritoriales de estas leyes han sido criticados por los interlocutores comerciales de los Estados Unidos y se han presentado demandas judiciales contra la Ley Helms-Burton con arreglo al TLCAN ante la OMC.

Participación en la OMC

    Los Estados Unidos son uno de los países que aplica más activamente las disposiciones relativas a la solución de diferencias de la OMC. Actualmente, los Estados Unidos han solicitado consultas sobre 19 casos que abarcan 17 medidas y es parte en aproximadamente los dos tercios de todas las controversias que se han planteado hasta la fecha. En un caso se llegó en las consultas a una solución aceptada por ambas partes y debidamente notificada a la OMC; se han constituido cuatro Grupos Especiales, y otros tres se han solicitado una vez, pero todavía no se han creado. El informe de un Grupo Especial, contra cuyas conclusiones apeló posteriormente el Japón, ha sido confirmado por el Órgano de Apelación.

    Se han presentado nueve reclamaciones ante el Órgano de Solución de Diferencias (OSD) contra medidas estadounidenses. En tres casos, las medidas se han retirado. Los Estados Unidos apelaron contra la decisión desfavorable de un Grupo Especial, que abarcaba dos casos. Las autoridades estadounidenses han indicado su intención de poner en práctica la recomendación del Órgano de Apelación, que confirmó en parte la decisión del Grupo Especial; continuarán las consultas entre las partes.

    Los Estados Unidos desempeñaron un papel esencial en las negociaciones sobre los servicios en la Ronda Uruguay; en gran medida los esfuerzos de los negociadores estadounidenses y los intereses de las ramas de producción de los Estados Unidos que estaban detrás de ellos determinaron el curso de las negociaciones en este nuevo terreno. Los sectores esenciales de interés para los Estados Unidos en la promoción de las negociaciones internacionales comprendían las telecomunicaciones, los servicios financieros, el transporte aéreo, algunos servicios profesionales y los servicios audiovisuales. Los Estados Unidos han participado asimismo en todas las negociaciones posteriores a la Ronda Uruguay, pero los resultados han sido hasta ahora mixtos. En las negociaciones sobre servicios financieros concluidas en julio de 1995, alegaron la exención del artículo II del AGCS que permite aplicar un trato no menos favorable a los proveedores extranjeros de servicios financieros con relación a nuevas adhesiones y nuevas actividades. Los Estados Unidos no revisaron sus compromisos con respecto a los movimientos de personas físicas en las negociaciones que concluyeron igualmente en julio de 1995. En las negociaciones ampliadas sobre las telecomunicaciones básicas, los Estados Unidos presentaron una oferta de proporcionar un acceso al mercado sin restricciones y un trato nacional a los servicios extranjeros y a los proveedores extranjeros de servicios en su mercado de telecomunicaciones nacional. En las negociaciones sobre el transporte marítimo, los Estados Unidos no presentaron ninguna oferta.

    Aunque el gasto público global representa en los Estados Unidos un porcentaje inferior del PIB que en la mayoría de los demás países de la OCDE, las adquisiciones federales y estatales de bienes y servicios pueden producir un considerable efecto en el comercio. Las normas legislativas relativas a la promoción de la compra de productos estadounidenses o de productos estatales se han relajado en cierto grado, aunque siguen constituyendo, junto con las disposiciones relativas a la seguridad nacional, graves restricciones a la competencia externa.

    Los Estados Unidos son signatarios del Acuerdo sobre Contratación Pública plurilateral que entró en vigor el 1o de enero de 1996. Los compromisos de los Estados Unidos con arreglo al Acuerdo van mucho más lejos que los asumidos en el Acuerdo de la Ronda de Tokio, en particular al extender las obligaciones de contratación a los servicios públicos que abarcan a muchos Estados y al incluir las obras públicas y los servicios. El acceso a los contratos de adquisición de los Estados Unidos se extiende, en condiciones de reciprocidad, a otros signatarios. Los efectos de las excepciones contenidas en el Acuerdo, como las compras reservadas a empresas pequeñas o que son propiedad de minorías, no se han modificado, pero se han hecho más transparentes al ampliarse el ámbito de aplicación del Acuerdo. En el contexto del título VII de la Ley General de Comercio Exterior y Competencia de 1988, las autoridades estadounidenses vigilan las prácticas de contratación pública de sus interlocutores comerciales. Los Estados Unidos están respaldando un nuevo acuerdo en el contexto de la OMC para promover la transparencia en la contratación pública.

Acuerdos comerciales regionales

    El Acuerdo de Libre Comercio entre los Estados Unidos e Israel ha entrado plenamente en vigor. Con arreglo a este Acuerdo, algunas importaciones estadounidenses importantes de alimentos y bebidas de Israel siguen estando sometidas a aranceles de importación; en 1994, el 44 por ciento de las importaciones de Israel recibieron un trato preferencial, en comparación con el 67 y el 88 por ciento de sus importaciones del Canadá y México, respectivamente, con arreglo al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).

    El TLCAN se está aplicando con arreglo a lo previsto, si se exceptúa que el plazo máximo para la aplicación de las medidas sobre inversiones y servicios no financieros no conformes a las disposiciones se retrasó del 31 de diciembre de 1995 al 31 de marzo de 1996. Los aranceles aduaneros a las importaciones del Canadá y México no son sustancialmente inferiores a los aranceles n.m.f., aunque algunas importaciones de productos agropecuarios a tasas por debajo de las n.m.f. están sometidas a contingentes arancelarios. La eliminación de los aranceles a la importación de cierto número de productos "sensibles" se ha retrasado al final del período de transición, que acaba el 1o de enero del 2008.

    Con arreglo al capítulo 19 del Acuerdo, Grupos Especiales del TLCAN pueden examinar las medidas antidumping y compensatorias adoptadas. El 20 por ciento aproximadamente de todas las medidas adoptadas se han examinado de conformidad con esta disposición. También se ha recurrido a consultas bilaterales con arreglo a las disposiciones relativas a la solución de diferencias del capítulo 20 del TLCAN y se ha establecido un Grupo Especial para que se ocupe de la situación de los aranceles de importación de productos lácteos canadienses. El Grupo Especial advirtió que los aranceles negociados por la OMC eran los tipos arancelarios pertinentes.

Acuerdos bilaterales

    Los Estados Unidos han concertado un gran número de acuerdos bilaterales con normas de obligado cumplimiento sobre el mejoramiento del acceso al mercado o la reducción de los obstáculos al comercio. Estos acuerdos se refieren primordialmente a los derechos de propiedad intelectual, a las inversiones y al acceso a los mercados de productos concretos. En el ámbito de los derechos de propiedad intelectual los Estados Unidos tratan en general de conseguir períodos de transición más cortos que los especificados en el Acuerdo sobre los ADPIC, así como la protección transitoria de los productos farmacéuticos y de los productos químicos destinados a la agricultura. Desde 1991 los Estados Unidos sólo han concertado, por norma, acuerdos relativos a las inversiones con países que accedieron a firmar un acuerdo sobre los derechos de propiedad intelectual.

    Los compromisos asumidos por los interlocutores comerciales de los Estados Unidos en virtud de acuerdos bilaterales se han integrado a menudo en sus compromisos dimanantes de la OMC. Así ha sido en particular en lo que respecta a los acuerdos bilaterales relativos a productos agropecuarios, textiles y prendas de vestir y a los compromisos asumidos con arreglo al Acuerdo sobre Contratación Pública plurilateral.

    Los acuerdos sobre el acceso al mercado, negociados por lo general en el contexto de una solución de diferencias de la OMC o de una investigación en virtud del "artículo 301" no han solido requerir cambios sustanciales en las políticas estadounidenses. Una excepción importante es el Acuerdo entre los Estados Unidos y el Canadá sobre la madera blanda de construcción. Tras largas conversaciones, el Canadá accedió a gravar con impuestos las exportaciones a los Estados Unidos superiores a volúmenes especificados; y los Estados Unidos se comprometieron a no utilizar medidas antidumping y compensatorias ni las medidas establecidas en el artículo 301 contra las exportaciones canadienses de madera blanda de construcción.

Características y tendencias de la política comercial

Instrumentos permanentes de política comercial

    Los compromisos de los Estados Unidos dimanantes de la Ronda Uruguay entrañan una reducción arancelaria ponderada en función del comercio de aproximadamente el 35 por ciento para 1999, con algunas excepciones (anticipada o retardada). La eliminación de todo arancel sobre las importaciones estadounidenses se ha convenido con respecto al acero, los productos farmacéuticos, el papel, los muebles, el equipo médico, el equipo agrícola, el equipo de construcción, la cerveza y las bebidas alcohólicas; la eliminación parcial, con respecto a la madera y al equipo científico; la participación en la armonización arancelaria con respecto a los productos químicos y los metales no ferrosos; y la participación en reducciones arancelarias "sustanciales" con respecto a los productos electrónicos, los productos cerámicos, y los artículos fotográficos y de cine. Al término del período de aplicación de la Ronda Uruguay, aproximadamente el 70 por ciento de las líneas arancelarias de los Estados Unidos estarán sometidas a las tasas n.m.f. del 5 por ciento o menos, y el régimen de exención de derechos se extenderá al 40 por ciento de las líneas arancelarias. Las restricciones cuantitativas a la importación de productos agropecuarios se han transformado en aranceles y contingentes arancelarios, mientras que las restricciones aplicadas a los textiles y las prendas de vestir se eliminarán en un período de diez años.

    Los Estados Unidos administran diversas preferencias comerciales con arreglo al TLCAN, el Acuerdo de Libre Comercio entre los Estados Unidos e Israel, la Ley de Recuperación Económica de la Cuenca del Caribe, la Ley de Preferencias Comerciales para los Países Andinos y el Sistema Generalizado de Preferencias. El SGP quedó temporalmente suspendido en 1994 y de nuevo en 1995-1996, pero se restableció recientemente, con efecto retroactivo. Los beneficios del SGP se han retirado, en ese período, a diversos países exportadores a causa de la necesidad de obtener ingresos o de competencia; los beneficios pueden también retirarse o restablecerse por diversos motivos, entre ellos la protección de la propiedad intelectual y la protección de los derechos de los trabajadores.

    Las normas de origen que regulan el trato preferencial varían en función del Acuerdo, al mismo tiempo que se utilizan reglas diferentes para administrar los contingentes de textiles por países, los derechos antidumping y las preferencias de la contratación pública. Se han efectuado cambios significativos en las normas de origen aplicadas a los textiles y las prendas de vestir, que modifican, entre otras cosas, el origen de un producto del lugar en el que se cortó el tejido al lugar donde se efectúa el montaje; este último cambio tiende a establecer contingentes más restrictivos para los países que se especializan en el montaje de prendas de vestir.

    Las restricciones voluntarias a la exportación administradas por los interlocutores comerciales de los Estados Unidos se han ido eliminando gradualmente con arreglo a lo dispuesto en el Acuerdo de la Ronda Uruguay. En noviembre de 1995, el Congreso suspendió la prohibición de las exportaciones de petróleo de Alaska. La Administración trata de facilitar las exportaciones mediante la aceleración de la tramitación de las licencias de exportación y de los controles de las exportaciones, mientras que algunas exportaciones se han liberado, con inclusión de los semiconductores, los teléfonos móviles y algunos soportes lógicos.

    Los Estados Unidos tienen un sistema de establecimiento de normas impulsado por el mercado y supervisado por las leyes sobre la responsabilidad civil por los productos. Los reglamentos técnicos se basan en normas internacionales o establecidas a título privado. La evaluación de la conformidad es comprobada por empresas reconocidas en los Estados Unidos y en el extranjero. Existe un número limitado de normas de tratamiento ambiental de obligado cumplimiento en la frontera; entre otros ejemplos destacados cabe mencionar los métodos de pesca del atún inocuos para los delfines y los dispositivos que destruyen a las tortugas utilizados para pescar camarones.

    Los Estados Unidos cuentan con un sistema adecuadamente establecido y aplicado de protección de la propiedad intelectual, basado en disposiciones constitucionales. La Ley de los Acuerdos de la Ronda Uruguay prolongó la duración de la protección y restableció la protección de las obras que habían caído en el dominio público en los Estados Unidos. El titular del derecho puede evitar la importación paralela de productos patentados o protegidos por el derecho de autor, pero la ley antimonopolio desalienta toda conducta inmoderada en esta esfera.

Medidas provisionales

    La Ley de los Acuerdos de la Ronda Uruguay introdujo cambios importantes en el método de cálculo de los derechos antidumping y compensatorios, la evaluación del daño con respecto a estas medidas y a las medidas de salvaguardia, así como en los procedimientos para obtener órdenes de exclusión de las importaciones que infringen los derechos de propiedad intelectual. Es demasiado pronto para valorar los efectos de esos cambios en la facilidad o no con que los productores nacionales pueden obtener protección frente a una competencia "desleal" o aumentos repentinos de las importaciones.

    Recientemente el número de investigaciones en materia antidumping y de derechos compensatorios iniciadas en los Estados Unidos se ha reducido fuertemente, quizá a causa de la constante recuperación económica del país. En 1995 y 1996 se llevaron a cabo tres investigaciones sobre salvaguardias, una de las cuales llegó a la conclusión de que las importaciones causaban daños a la rama de producción nacional. El número de órdenes de exclusión basadas en violaciones de los derechos de propiedad intelectual se redujo de 51 a finales de 1992 a 46 en 1994 y volvió a aumentar a 49 a fines de 1995.

    El recurso al "artículo 301" está ahora estrechamente vinculado a la solución multilateral de diferencias, por lo menos en lo que respecta a los miembros de la OMC y en áreas sometidas a las reglas y disciplinas de la OMC. Las investigaciones pueden ponerse en marcha en el contexto del "superartículo" 301, el artículo 301 "especial", el título VII de la Ley General de Comercio Exterior y Competencia de 1988 y los artículos 1374 y 1377 de la Ley del Comercio de Telecomunicaciones de 1988. Desde el último examen, los Estados Unidos han iniciado 16 investigaciones relativas al "301" y han terminado tres investigaciones precedentes. Se aplicaron sanciones una vez, brevemente, en el caso de la protección de la propiedad intelectual por parte de China. Excepto en lo que respecta a la controversia con China, país que no es Miembro de la OMC, los siete procedimientos relacionados con el artículo 301 iniciados durante 1996 y dos investigaciones anteriores (Unión Europea, plátanos, y el Japón, película y papel fotográficos) se han remitido al mecanismo de solución de diferencias de la OMC.

Políticas sectoriales

Agricultura

    Los productos agrícolas y alimentarios representaron aproximadamente el 11 por ciento de las exportaciones de mercancías de los Estados Unidos en 1995, tras un aumento del valor de las exportaciones de alrededor del 30 por ciento desde 1992 ante la elevación de los precios del mercado mundial. En este entorno favorable, se aplicaron las disposiciones sobre agricultura del Acuerdo de la OMC y del TLCAN y se promulgó la Ley Federal de mejora y reforma de la agricultura (FAIR) de 1996, que sustituyó el sostenimiento de los precios internos por el sostenimiento directo de los ingresos; el nivel global de ayuda a la agricultura se ha reducido.

    Con el alza de los precios mundiales de los productos agropecuarios, se han reducido las subvenciones estadounidenses a la exportación a niveles muy inferiores a los compromisos dimanantes de la OMC; la Ley FAIR ha suprimido asimismo la financiación de ciertas subvenciones a la exportación. La arancelización de las restricciones cuantitativas a menudo implica, como en otros Miembros de la OMC, unos niveles de derechos prohibitivos. Los aranceles aplicados a los contingentes de importación n.m.f. giran, por término medio, en torno al 10 por ciento, porcentaje muy inferior a la tasa media del 50 por ciento aproximadamente aplicada a las importaciones fuera de contingente, pero situada bastante por encima de la media simple de los tipos arancelarios estadounidenses del 6,3 por ciento. Los contingentes arancelarios han sido en general insuficientemente utilizados.

    El Acuerdo sobre la Aplicación de Medidas Sanitarias y Fitosanitarias de la OMC ha producido un impacto inmediato en el comercio de productos agropecuarios estadounidenses. Los Estados Unidos han ajustado sus propias medidas sanitarias y fitosanitarias relativas a las importaciones de carne del Uruguay y se está examinando la conveniencia de introducir cambios que afectan a las importaciones de la Argentina. El Departamento de Agricultura de los Estados Unidos ha solicitado comentarios sobre la liberalización de una selección de otras restricciones pendientes de las medidas sanitarias y fitosanitarias. Por otro lado, las autoridades consideran las restricciones de esas medidas como un obstáculo importante a las exportaciones estadounidenses y han solicitado cinco consultas de la OMC con respecto a cuatro medidas: una quedó resuelta durante las consultas y se ha establecido un Grupo Especial. Las medidas sanitarias y fitosanitarias suscitan asimismo una gran preocupación con respecto a las relaciones comerciales de los Estados Unidos con países no miembros de la OMC, incluida China.

    La Ley Federal de mejora y reforma de la agricultura (FAIR) de 1996 sustituye a la mayoría de los pagos y precios garantizados de productos concretos por pagos de sostenimiento interno anuales, independientemente de la producción o de la superficie cultivada y en disminución a lo largo de siete años, por unos pagos totales con un límite máximo de 35.600 millones de dólares EE.UU. Los principales cultivos abarcados son el trigo, el maíz, el sorgo, la cebada, la avena, el algodón de montaña y el arroz. Los agricultores pueden pasar de un cultivo a otro, salvo en el caso de las frutas y las legumbres y hortalizas, a menos que exista un historial de plantación de esos cultivos. Las disposiciones relativas a tierras reservadas se han suprimido con excepción de una "reserva de tierras" que deja en barbecho 14,7 millones de hectáreas de tierras ambientalmente vulnerables. Aunque es demasiado pronto para evaluar la repercusión de la Ley, se prevé que el aumento de la oferta resultante de la reducción de las reservas de tierras y de la mayor flexibilidad en la producción aumentará, con el tiempo, la capacidad de los agricultores estadounidenses para responder a los cambios de la demanda internacional.

Sector manufacturero

    El valor añadido del sector manufacturero ha dejado atrás el crecimiento del PIB desde 1992, debido a los fuertes aumentos de la productividad de más del 3 por ciento al año que se produjeron en el período 1992-95. Las exportaciones de productos industriales en 1995 fueron alrededor del 32 por ciento superiores a las de 1992 y la inversión directa extranjera en la industria ha seguido siendo importante.

    La producción de textiles y prendas de vestir ha logrado considerables mejoras de la productividad sobre la base de una mayor intensidad del capital en el mercado estadounidense y a las actividades de elaboración realizadas en México, el Caribe y América Central. Además de unos aranceles de importación bastante superiores a la media de los productos manufacturados, los Estados Unidos mantienen unos contingentes de importación específicos por países con arreglo al Acuerdo sobre los Textiles y el Vestido de la OMC y han enviado 25 peticiones de contingentes de salvaguardia a miembros de la OMC. Los Estados Unidos han llevado a cabo la primera fase del Acuerdo sobre los Textiles y el Vestido y han publicado, tal como lo exige su legislación, los productos que se van a clasificar en las tres fases restantes, incluyéndose los más sensibles en la última fase; ningún producto sometido a contingente figuraba en la primera fase, en la que sí estaban representadas categorías importadas de los países de la OCDE, con inclusión de México. Tal como lo exigía el Acuerdo sobre los Textiles y el Vestido, el aumento de los contingentes se ha incrementado para los Miembros de la OMC; sin embargo, los cambios en las normas de origen más arriba mencionados es probable que afecten a la estructura del cumplimiento de los contingentes.

    Los aranceles en la mayor parte de los sectores manufactureros distintos de los textiles y las prendas de vestir y un pequeño número de otras partidas como camiones, son reducidos en comparación con el nivel histórico y con el internacional. En algunos sectores, con inclusión en particular de los productos farmacéuticos y los semiconductores, los Estados Unidos se han comprometido a eliminar los aranceles. La elaboración para la exportación es importante en el sector de los semiconductores. Las medidas comerciales cuantitativas, como las "limitaciones voluntarias de las exportaciones" por los interlocutores comerciales de los Estados Unidos se han ido reduciendo gradualmente desde el último examen; un nuevo acuerdo sobre la industria del automóvil concertado con el Japón no establece metas cuantitativas para las exportaciones estadounidenses, pero prevé la supervisión bilateral de diversos compromisos cuantitativos, al mismo tiempo que se va a aplicar sobre una base n.m.f. un Memorándum de Entendimiento, con el que se trata de liberalizar el acceso al mercado de vehículos coreano. Un nuevo acuerdo de cooperación con el Japón sobre los semiconductores reafirma los principios del mercado y establece un marco consultivo abierto a las asociaciones industriales de los países cuyos gobiernos se comprometan a eliminar los aranceles.

    Los costos de cumplimiento de los reglamentos técnicos -particularmente elevados para los productos farmacéuticos y en aumento en los sectores del automóvil y otros sectores manufactureros- y la acreditación de abastecedores o de organismos de prueba extranjeros han recibido más atención. Las autoridades federales estadounidenses han respaldado iniciativas bilaterales encaminadas al reconocimiento internacional de las pruebas de evaluación de la conformidad; las exigencias de pruebas de la conformidad pueden haber contribuido al desplazamiento del comercio de mercancías hacia la inversión directa extranjera.

Servicios

    Los servicios privados generaron el 66 por ciento del PIB de los Estados Unidos y el 65 por ciento del empleo en 1995. Como se ha señalado más arriba, los aumentos de productividad en el sector son un factor decisivo en el crecimiento total de la productividad en los Estados Unidos y, por consiguiente, en los niveles de vida. Las innovaciones recientes en los sectores de las telecomunicaciones y los servicios financieros y profesionales han aumentado las posibilidades de un aumento de la productividad en esos sectores. En el transporte marítimo se siguen aplicando unas políticas de protección, mientras que el transporte aéreo está sometido a la liberalización sobre una base de reciprocidad bilateral en virtud de los "Acuerdos de Cielos Abiertos".

    En el marco del entorno regulador general, existen algunas desviaciones de los principios de trato nacional y n.m.f. En algunas esferas de las telecomunicaciones, los servicios financieros y el transporte aéreo y marítimo existe una legislación que permite esas desviaciones, al otorgar las autoridades las facultades de aplicar un trato diferencial a los proveedores extranjeros o contra la inversión o la propiedad extranjera (lo que en algunos casos equivale a unas prohibiciones absolutas o condicionales). Sin embargo, nuevas leyes promulgadas en 1996 abrirán las telecomunicaciones y las redes de radio/TV a una mayor competencia. Un nuevo acuerdo bilateral con el Japón sobre los seguros y otros servicios financieros va a ser aplicado por ambas partes sobre una base n.m.f. a todos los Miembros de la OMC.

Perspectivas

    Si bien un sistema comercial mundial abierto y previsible sigue siendo trascendental para el bienestar de la economía estadounidense, la inversa es igualmente cierta: una economía estadounidense abierta y previsible es fundamental para la salud del sistema comercial mundial. En los dos últimos años la aplicación por los Estados Unidos de los Acuerdos de la Ronda Uruguay y la unificación de medidas correctivas del comercio con arreglo a los procedimientos de solución de diferencias de la OMC han estabilizado muchos elementos que anteriormente parecían imprevisibles y unilateralistas en la política estadounidense; la Administración ha dado también pruebas de moderación en la utilización de los instrumentos disponibles y ha aceptado las decisiones de la OMC. No obstante, algunos elementos de la legislación comercial estadounidense, incluso en el marco de la OMC, siguen causando preocupación a ciertos interlocutores comerciales. Por ejemplo, el retraso de la liberalización del sector de los textiles y las prendas de vestir sigue resultando problemático para muchos países en desarrollo, a pesar de que las condiciones de acceso han mejorado; el acceso a la contratación pública sigue estando restringido en diversos sectores; y aunque el derecho a presentar demandas con arreglo a la Ley para la Libertad y la Solidaridad Democrática Cubana (LIBERTAD) de 1996 se ha aplazado y, hasta la fecha, no se han anunciado sanciones contra las empresas que invierten en el Irán o Libia, la aplicación extraterritorial de las leyes comerciales de los Estados Unidos ha atraído considerable atención.

    Los Estados Unidos siguen recurriendo a tres principales vías en la formulación de su política comercial: los acuerdos multilaterales concertados sobre una base n.m.f. (como en la Ronda Uruguay); los acuerdos regionales; y la presión unilateral para abrir los mercados de terceros países (con los acuerdos bilaterales resultantes que normalmente se aplican sobre una base n.m.f.). En algunos sectores de las negociaciones multilaterales en curso, la preocupación por la falta de una reciprocidad "adecuada" por parte de algunos interlocutores ha determinado la actuación de los Estados Unidos. Aunque no cabe la menor duda de que la política comercial estadounidense está firmemente asentada en el sistema de la OMC, la relación entre estas diversas vías sigue causando tensión dentro del sistema. En consecuencia, es fundamental que los Estados Unidos y sus interlocutores utilicen el sistema para mantener el multilateralismo como la clave de la evolución futura y que se opongan a las presiones en favor de un aumento del bilateralismo o del unilateralismo.

Informe del Gobierno

ÓRGANO DE EXAMEN DE LAS POLÍTICAS COMERCIALES
ESTADOS UNIDOS
Informe del Gobierno

Los Estados Unidos en el sistema multilateral

    Los países de ingresos altos como los Estados Unidos y las economías de ingresos medianos y bajos persiguen todos gran parte de los mismos objetivos económicos: una expansión más rápida de la productividad, puestos de trabajo mejor remunerados, un aumento de los niveles de vida y un mayor crecimiento económico. Estas aspiraciones compartidas por todos crean un interés común entre los Estados Unidos y demás Miembros de la Organización Mundial del Comercio por aplicar fielmente los Acuerdos ya alcanzados y dentro de lo posible avanzar al mismo tiempo en la eliminación de las distorsiones e impedimentos que subsisten al comercio global y a las corrientes de inversiones.

    El Gobierno de los Estados Unidos ha centrado su atención en la política comercial por considerarla uno de los instrumentos principales a su alcance para conseguir el objetivo económico del país de una expansión de las oportunidades económicas nacionales. Varios estudios han demostrado que las retribuciones de los puestos de trabajo en Estados Unidos que reciben apoyo directo o indirecto de las exportaciones (de mercancías) son del 13 al 16 por ciento más altas que el salario medio en la economía estadounidense, prima que sin duda refleja una mayor productividad laboral en los sectores orientados a la exportación y responde a las posiciones por lo general expansionistas de esos sectores dentro de la economía nacional.

    Un comercio equitativo en materia de importaciones beneficia igualmente a los Estados Unidos al incrementar la gama de opciones en su mercado, facilitar la compra de artículos y servicios importados a un costo inferior al que tendrían de producirse en el país, proporcionar unos insumos de gran calidad y bajo costo para la producción nacional estadounidense, y fomentar una competencia sana dentro de la economía del país.

    Estos efectos de las importaciones, sumados a los de las exportaciones, aumentan la productividad media de la mano de obra estadounidense, incrementan el poder adquisitivo nacional, elevan los niveles de vida internos y multiplican las oportunidades de crear empleo y atraer inversiones. Además, la expansión del comercio mediante la eliminación de distorsiones e impedimentos ha ejercido una repercusión positiva en la tasa de crecimiento económico.

    Los Estados Unidos han practicado siempre la política de procurar un entorno comercial cada vez más abierto a nivel mundial y una expansión del comercio desde la primera Ley sobre Acuerdos Comerciales Recíprocos ratificada por el Congreso de los Estados Unidos en 1934. En los años treinta, la política comercial estadounidense, obligada por la situación política mundial, se centró especialmente en la negociación de acuerdos de reducción arancelaria recíproca con otros países del hemisferio occidental. Sin embargo, durante la segunda guerra mundial e inmediatamente después, la política estadounidense dio prioridad a la creación de un sistema de comercio auténticamente multilateral y basado en normas, orientado a la eliminación de impedimentos y a la creación de oportunidades para todos. A lo largo de 50 años y de ocho rondas comerciales multilaterales en el marco del GATT coronadas por el éxito, nunca ha flaqueado nuestro apoyo al sistema de comercio multilateral y su importancia clave para la consecución de un sistema de comercio mundial verdaderamente libre y equitativo.

    En una época de comunicaciones instantáneas y baratas, de un transporte eficaz y de una producción mundializada, el sistema multilateral sigue siendo tan importante para nuestro comercio e intereses económicos como nunca antes lo había sido. Los logros hasta ahora conseguidos dentro del sistema multilateral de comercio han contribuido a crear y configurar la economía americana moderna en una economía que se caracteriza por unos niveles de producción sin precedentes y una expansión rápida de las oportunidades económicas. Asimismo, la política americana se basa en el convencimiento de que si se quiere que la promesa de la Ronda Uruguay y una transición generalizada hacia mercados más libres, tanto internos como en frontera, en todo el orbe logre plenamente sus posibilidades; tendrá que servirles de base un sistema comercial multilateral ampliado y aún más reforzado.

    Los Estados Unidos han practicado una política comercial coherente sobre la base de esa visión global. Nuestra política está motivada claramente por la idea que tenemos del propio interés nacional, pero la continuidad de esta política en tantos años refleja también el convencimiento profundo de los Estados Unidos de que unos mercados globales abiertos redundan en beneficio de todos los interlocutores comerciales. La expansión del comercio mediante la eliminación de obstáculos y distorsiones es un empeño de "resultado positivo", en el que los beneficios que se derivan de un mejor aprovechamiento de los recursos nacionales y de la potenciación de las inversiones y del crecimiento están al alcance de cada país, pero no a costa de otros, sino más bien en añadidura a los beneficios que otros recogen.

    El Gobierno de los Estados Unidos está firmemente decidido a crear un mundo de mercados auténticamente libres, en el que la Organización Mundial del Comercio sea el eje central de las disciplinas que se requieren para un mercado libre. No obstante el alto nivel de producción e ingresos per cápita que ya se ha alcanzado en los Estados Unidos, el público estadounidense tiene legítimas preocupaciones en cuanto a la seguridad de los puestos de trabajo y el nivel de vida; a la forma de asegurar una expansión de las oportunidades de empleo económico e interesante para el futuro; y a la manera de estar mejor preparados para las importantes responsabilidades de una población que envejece. Al tiempo que se han puesto en práctica varias iniciativas económicas meramente internas para hacer frente a esas preocupaciones, el Gobierno estadounidense ha considerado también la política comercial como parte integrante de los esfuerzos desplegados para favorecer los intereses económicos nacionales de los Estados Unidos y ayudar a aquietar esas inquietudes públicas. En su empeño por ampliar el alcance de unos mercados abiertos a nivel mundial, así como invertir en el plano nacional en población y conocimientos, y también en instalaciones y equipamiento, el Gobierno está totalmente decidido a contribuir a la creación de oportunidades económicas y prosperidad en los Estados Unidos y en el extranjero.

El entorno económico y comercial de los Estados Unidos

    Los Estados Unidos son el principal país importador y exportador del mundo. También el mayor inversor a nivel mundial y el mayor destinatario de las inversiones extranjeras directas. Según las estimaciones, los Estados Unidos siguen contribuyendo entre un 20 y un 25 por ciento a la producción mundial real. Así pues, sus resultados económicos y sus políticas tienen una gran repercusión en la economía y el sistema comercial mundiales. Los recientes resultados económicos de los Estados Unidos han sido impresionantes y el comercio estadounidense ha tenido un crecimiento rápido.

    La economía de los Estados Unidos, que acaba de entrar en su sexto año de expansión económica, ha marchado bien desde el último examen realizado. Del segundo trimestre de 1994 al segundo trimestre de 1996 (el último del que se dispone de datos), el producto interno bruto real ha subido en más del 4,6 por ciento. Las inversiones fijas no residenciales reales crecieron en más del 17 por ciento, mientras que en apenas dos años el componente de las inversiones en equipo duradero de los productores ha crecido un 20 por ciento en términos reales. El empleo no agrícola ha aumentado en 5,5 millones de puestos de trabajo netos, y en el segundo trimestre de 1996 la tasa de desempleo ha bajado del 6,2 por ciento al 5,4 por ciento. No se ha registrado ninguna presión alcista apreciable sobre la actual tasa moderada de inflación de los precios, y el déficit del presupuesto federal ha descendido por cuarto año consecutivo a su nivel más bajo en dólares desde 1981.

    De modo análogo, el comercio estadounidense ha experimentado un fuerte crecimiento. El valor de las exportaciones de bienes y servicios de los Estados Unidos (con exclusión de los ingresos por inversiones) ha crecido un 24 por ciento entre el segundo trimestre de 1994 y el mismo período de 1996. Anualizadas, las exportaciones estadounidenses de bienes y servicios marchaban a un ritmo de más de 845.000 millones de dólares en los siete primeros meses de 1996.

    De resultas de la fuerte demanda existente en los Estados Unidos, especialmente por lo que se refiere a inversiones, bienes y servicios, las importaciones estadounidenses aumentaron un 22 por ciento entre el segundo trimestre de 1994 y el mismo período de 1996. Las importaciones de bienes y servicios, anualizadas, marchaban a un ritmo de más de 935.000 millones de dólares en los siete primeros meses de 1996. Estas cifras reflejan la posición de los Estados Unidos como principal país exportador e importador del mundo.

    El comercio siguió también subiendo en relación con el valor total del producto nacional bruto (PNB) de los Estados Unidos. Las exportaciones más las importaciones, según su definición más amplia de balanza de pagos (bienes, servicios e ingresos por inversiones), pasaron de 1,8 billones de dólares (tasa anual) en el segundo trimestre de 1994 a 2,25 billones (tasa anual) en el segundo trimestre de 1996, es decir, de una cifra igual al 26,4 por ciento del valor del PNB a un 30 por ciento de ese mismo valor. La cifra correspondiente a 1970 fue el 13 por ciento.

    No se dispone de estimaciones trimestrales sobre el número total de puestos de trabajo que se apoyan en las exportaciones estadounidenses. Sin embargo, con carácter anual el empleo estadounidense apoyado por las exportaciones ha pasado de 10,3 millones de dólares en 1994 a una cifra estimada en 11,4 millones de dólares para 1996, sobre la base de los datos extrapolados de siete meses. Este aumento de 1,1 millones de dólares en los puestos apoyados por las exportaciones en dos años representa aproximadamente un 20 por ciento del aumento bienal global de 5,5 millones de dólares en empleo civil arriba citado (aunque los períodos de tiempo no son idénticos).

    Las investigaciones sobre la economía estadounidense apuntan a que los puestos de trabajo apoyados por las exportaciones tienen una remuneración más alta que la media nacional del país mientras que los puestos en los sectores que compiten en importaciones suelen tener por término medio una remuneración inferior a la media nacional estadounidense. Cabe, pues, prever que la expansión comercial en el caso de los Estados Unidos desplazará ligeramente, con el transcurso del tiempo, la composición de la creación de puestos de trabajo hacia tareas mejor remuneradas. Es probable que este factor y el reciente crecimiento fuerte del comercio hayan contribuido a las conclusiones recientes del Consejo Económico Nacional en el sentido de que más de dos terceras partes del aumento de puestos de trabajo de dedicación completa que en los Estados Unidos se registró entre febrero de 1994 y febrero de 1996 se han dado en ramas industriales/grupos de ocupación con salarios superiores a la media.

    El período de dos años que abarcan los exámenes de nuestras políticas comerciales es desde luego demasiado corto para extraer conclusiones firmes con base empírica sobre los efectos de eventos tan recientes como la Ronda Uruguay. Ello no obstante, los buenos resultados actuales de la economía estadounidense reflejan al menos en parte la posición estructural favorable a la competitividad de la economía nacional, tanto en el plano interno como en frontera. Los Estados Unidos cuentan con los mercados del mundo más propios a la competencia interna, posición ésta que se ha reforzado en las últimas décadas mediante la liberalización económica de una serie de sectores importantes de la economía, y que en estos últimos años ha sido citada por algunas autoridades extranjeras como la economía más competitiva principal del mundo. Además, los Estados Unidos cuentan con uno de los mercados más libres del mundo por lo que respecta a importaciones e inversiones y disfrutan también de un alto nivel de productividad laboral media, así como de ingresos reales per cápita superiores a los de cualquier otra economía importante del mundo. Los datos del comercio estadounidense demuestran que en 1994 los Estados Unidos importaron una cantidad ligeramente mayor de productos manufacturados que la Unión Europea, el Japón y el Canadá juntos.

    Estos factores, a nuestro juicio, guardan una gran interconexión: el grado ya elevado y que sigue creciendo de apertura de los Estados Unidos al comercio y a la competencia y el alto nivel correlativo de logros económicos y la reciente pujanza de su economía. Los 50 años de esfuerzos desplegados para crear un sistema de comercio multilateral auténticamente abierto, aunque no completo, han contribuido considerablemente a nuestro éxito económico y al de otros países que no enervaron esas fuerzas favorables a la competencia dejando de abrir las fronteras o mediante restricciones internas y reglamentaciones que anulaban los efectos de un comercio más libre. Además, creemos que esa transición global más generalizada hacia mercados más libres internamente y en frontera durante la última década es uno de los acontecimientos económicos más positivos de nuestra generación. Estas fuerzas prometen con el tiempo la ampliación de unas mejores oportunidades económicas y de unos mejores niveles de vida para miles de millones de ciudadanos del mundo, en un proceso en el que las ganancias de un país no se producen a expensas de los beneficios de otros países, sino en sintonía con ellos.

    Los Estados Unidos están decididos a ejercer su influencia y liderazgo colaborando con otros países a afianzar esa evolución de una situación tan propicia a la competencia. Nuestros intereses económicos sirven de complemento a los de otros interlocutores comerciales y al bienestar económico global. El objetivo último y el vehículo último, es una OMC que sea completa tanto en el número de sus miembros como en la cobertura de todas las barreras y distorsiones que limitan el comercio global.

Evolución de la política comercial, 1994-1996

La Ronda Uruguay y su aplicación por la OMC

    La demostración más significativa de la competitividad y apertura del mercado estadounidense está en la aplicación que hace de la Ronda Uruguay. En un gesto importante de compromiso y determinación de los dos partidos, el Congreso aprobó los resultados de la negociación y el establecimiento de la OMC en la Ley de los Acuerdos de la Ronda Uruguay. El Presidente Clinton la firmó el 8 de diciembre de 1994. Los Estados Unidos siguen dando la máxima prioridad a la aplicación plena y efectiva de los Acuerdos de la Ronda Uruguay.

    Los Estados Unidos tenían mucho que ganar de la apertura de los mercados exteriores a través de la Ronda Uruguay. Los acuerdos comerciales que modifican de forma permanente las normas y la estructura del comercio, al modo de los Acuerdos de la Ronda Uruguay, constituyen realmente inversiones en un desarrollo a largo plazo. Un estudio hecho por el GATT al concluirse la Ronda Uruguay estimaba que para el año 2005 la Ronda daría lugar a un aumento en la producción mundial de hasta 510.000 millones de dólares anuales (en dólares constantes de 1990), contribuyendo los Estados Unidos con 122.000 millones de dólares a esa cantidad. Nuestro propio trabajo apuntaba a que la Ronda podría agregar de 0,15 a 0,3 puntos porcentuales por año a la tasa de crecimiento del PIB estadounidense a lo largo de una década, registrándose unas mejoras del crecimiento del PIB en todo el sistema comercial mundial.

    Las exportaciones estadounidenses de bienes y servicios en el primer año de la aplicación de la Ronda Uruguay fueron excelentes, con casi un 13 por ciento de aumento respecto de 1994. El resultado fue que en el país los puestos de trabajo con apoyo en las exportaciones aumentaron en más de 600.000 (según estimaciones) en 1995. Aunque fueron muchos los factores que contribuyeron a ese crecimiento, como factor determinante tendría que incluirse a la Ronda Uruguay. Ésta fue determinante, no sólo como consecuencia de las reducciones específicas de obstáculos, sino también debido a que el mundo empresarial estadounidense comenzó a planificar e invertir sobre la base de la plena aplicación del Acuerdo. La Ronda, al aportar un mayor grado de certeza al sistema comercial mundial abierto y dar un timbre de garantía a las aperturas escalonadas del mercado en el futuro, proporcionó unos incentivos importantes a las empresas estadounidenses para incrementar su producción y prepararse así al aumento de la demanda mundial.

    Efectivamente, las inversiones fijas no residenciales estadounidenses crecieron en términos reales un 10,1 por ciento en 1994 y otro 6,1 por ciento en 1995, tasas elevadas para la etapa relativamente avanzada de recuperación económica en los Estados Unidos. La previsión de un fuerte crecimiento ininterrumpido en los mercados extranjeros para las exportaciones estadounidenses, que obedecía en parte a la conclusión satisfactoria de la Ronda Uruguay, contribuyó indudablemente a ese vigor de las inversiones en los Estados Unidos que reforzaron el crecimiento.

    Desde la entrada en vigor de los Acuerdos de la Ronda Uruguay, la política de los Estados Unidos ha consistido prioritariamente en asegurar la aplicación eficaz y oportuna de los acuerdos multilaterales. Las diversas manifestaciones de esta política van desde una participación activa en los debates del elevado número de comités y consejos de la OMC hasta un empleo enérgico del nuevo mecanismo de solución de diferencias de la OMC. Cuando sus Miembros han sido remisos en aplicar las obligaciones que les incumben en virtud de la Ronda Uruguay, los Estados Unidos han actuado con rapidez para criticar esa inacción. Cuando han surgido problemas en la aplicación sistemática de los resultados de la Ronda Uruguay, los Estados Unidos han colaborado constructivamente con otros para tratar de subsanar las dificultades. Cuando se han eludido o relegado esas obligaciones, los Estados Unidos han entablado la acción pertinente al amparo de dicho procedimiento de solución de diferencias.

    El papel central de la OMC en la política económica estadounidense también se refleja en los recursos que dedican los Estados Unidos a las negociaciones con los numerosísimos países que tratan de adherirse a la OMC. En esas negociaciones, la insistencia estadounidense en que la adhesión se produzca sólo en condiciones comerciales viables ha establecido la norma que han de seguir los demás.

    Por último, en el período que culmina con la Conferencia Ministerial de Singapur, los Estados Unidos han promovido varias iniciativas para una ulterior liberalización dentro del sistema comercial multilateral. Al propio tiempo, los Estados Unidos han procurado asegurar que no cobren credibilidad no merecida otras iniciativas encaminadas a debilitar las normas acordadas en la Ronda Uruguay o prevalgan propuestas que menoscaben la aplicación eficaz de los Acuerdos de la OMC. A juicio de los Estados Unidos, la OMC debe seguir siendo una organización basada en el consenso y sólo podrá tener éxito como institución creíble a largo plazo si su programa de trabajo se considera beneficioso para todos sus distintos Miembros.

Iniciativas regionales

    Los Estados Unidos reconocen la primacía del sistema multilateral de comercio de la OMC y estiman que el primer contraste de ese convencimiento es la plena coherencia de los arreglos regionales con las normas multilaterales de la Organización. Teniendo esto presente y con objeto de conseguir y acrecentar las ganancias de un sistema comercial global en expansión, los Estados Unidos están activamente empeñados en un programa de expansión del comercio en mercados emergentes.

    El programa de expansión comercial de los Estados Unidos a este respecto se centra en la expansión del comercio en mercados clave, en parte mediante la negociación de nuevos acuerdos comerciales, pero también haciendo que se cumplan los acuerdos actuales (en particular los de la OMC) y persiguiendo una ampliación del comercio regional en Asia, América del Sur y Europa. Estas iniciativas para el comercio regional incluyen el TLCAN, el ALCA y el APEC. Al propio tiempo, procuramos mantener y mejorar nuestros lazos con Europa a través de la Iniciativa Transatlántica.

    Como ya se señaló más arriba y sin que quepa excepción alguna, las iniciativas regionales en las que intervienen los Estados Unidos contemplan a la OMC como una organización que sirve de base sólida para seguir adelante. En un examen anterior de las políticas comerciales de los Estados Unidos, la delegación estadounidense puntualizó que el sistema de la OMC se considera la base sobre la que deben asentarse los acuerdos regionales, a condición de que éstos promuevan la liberalización. Esto concuerda de lleno con el hecho de que el GATT ha reconocido históricamente la "conveniencia de aumentar la libertad de comercio, desarrollando, mediante acuerdos libremente concertados, una integración mayor de las economías de los países que participen en tales acuerdos" (artículo XXIV) en la medida en que éstos no determinen un aumento de las barreras externas de las partes. Los Estados Unidos apoyan los acuerdos regionales que son coherentes con las normas de la OMC. Contemplamos esos acuerdos como desafíos al sistema multilateral para que éste responda siempre a los intereses y necesidades de los Miembros, y como contribuciones al sistema de la OMC en forma de innovación y de refuerzo de las disciplinas.

    Los acuerdos regionales logran a menudo una integración económica más profunda y vasta que los acuerdos multilaterales; como vecinos, sus miembros tienen a menudo intereses comunes. Pueden convertirse en modelos para una futura liberalización multilateral en nuevos sectores, como servicios, inversiones, normas medioambientales y laborales. De estas posibilidades sirven de ejemplos, respectivamente, las siguientes iniciativas regionales.

El Tratado de Libre Comercio de América del Norte

    En enero de 1994, los Estados Unidos comenzaron a aplicar el TLCAN, que es la mayor zona de libre comercio del mundo: 380 millones de personas, que producen casi 8 billones de dólares en mercancías y servicios. El TLCAN aumenta la oportunidad de que sus tres miembros -México, Canadá y los Estados Unidos- incrementen el comercio y aumenten su crecimiento. Los interlocutores comerciales fuera de los países del TLCAN también se beneficiarán probablemente de un mayor crecimiento en América del Norte, pues el TLCAN opera ampliando el tamaño del mercado del TLCAN y el poder adquisitivo de sus países miembros. Desde la entrada en vigor del Acuerdo el 1. de enero de 1994, el Gobierno estadounidense se ha empleado en procurar que sus disposiciones se apliquen rápidamente. En el paquete del TLCAN se incluyen los acuerdos de cooperación en el campo laboral y medioambiental.

    El TLCAN ha contribuido a mantener a América del Norte en la senda del libre comercio en una época de dificultades. Desde 1993 hasta 1996 (son cifras anualizadas para los siete primeros meses), las exportaciones estadounidenses a sus socios del TLCAN aumentaron un 33 por ciento, no obstante la crisis internacional de liquidez que comenzó en México en diciembre de 1994. Las exportaciones estadounidenses al mundo a lo largo de ese mismo período aumentaron un 35 por ciento. El TLCAN constituye también el primer acuerdo comercial completo que va acompañado de acuerdos sobre cuestiones laborales y ecológicas en relación con el comercio. Estas disposiciones aseguran que la ampliación del comercio favorezca el mejoramiento de la situación laboral y medioambiental y el cumplimiento de las leyes nacionales sobre esas materias en América del Norte.

El Acuerdo de Libre Comercio de las Américas

    En el mes de diciembre de 1994, los dirigentes de 34 países del hemisferio occidental se reunieron en Miami para celebrar allí su primera cumbre del hemisferio desde 1967, en que el Presidente Johnson se encontró con 19 dirigentes latinoamericanos en Punta del Este. En Miami, el Presidente Clinton y otros 33 dirigentes se comprometieron a "concluir las negociaciones de la "Zona de Libre Comercio de las Américas" no más tarde del 2005".

    Es evidente que el ALCA favorecerá e intensificará nuestro compromiso con el sistema multilateral. La premisa en que se basa es el éxito de la Ronda Uruguay y en aportaciones ulteriores al sistema multilateral y los compromisos para con el mismo. En junio de 1995, los ministros de comercio de todo el hemisferio se comprometieron a que la liberalización del comercio fuera coherente con las disciplinas de la OMC y a que su alcance fuera completo. En marzo de 1996, esos mismos ministros reafirmaron dicha promesa y convinieron en que los métodos para elaborar el ALCA incluyeran su compatibilidad con el artículo XXIV del GATT y el correspondiente Entendimiento de la Ronda Uruguay y con el artículo V del AGCS. Un mayor desarrollo y un mejor acceso a nuevas ideas derivadas de un comercio liberalizado fruto del ALCA también reforzarán la democracia en la región y fomentarán el desarrollo. Los ministros de comercio del hemisferio se encontrarán próximamente en mayo de 1997 en Belo Horizonte, Brasil, para la tercera reunión ministerial comercial del hemisferio occidental.

El Foro de Cooperación Económica de Asia y el Pacífico

    En los dos años últimos, los Estados Unidos han continuado participando activamente en el Foro de Cooperación Económica de Asia y el Pacífico (APEC), que comprende a las mayores economías desarrolladas y en desarrollo de la cuenca del Pacífico.

    Los Estados Unidos consideran que el APEC es un vehículo importante para crear una estructura económica regional que asegure la continuación a largo plazo del fomento de la prosperidad y estabilidad. Tras crecer pasando de sus 12 países primitivos en 1989 a 18 países a ambas orillas del Pacífico, el APEC es una combinación singular de los mayores mercados actuales del mundo y de los mayores mercados emergentes del planeta. Según el Banco Mundial, la liberalización del comercio en los países de la cuenca del Pacífico proporcionaría unos enormes beneficios, no sólo para la región sino también para el resto del mundo.

    Los dirigentes del APEC se reunieron en Bogor, Indonesia, en 1994 y acordaron el desmantelamiento, a lo largo de los 25 años próximos, de barreras que han impedido el comercio y las inversiones entre sus economías. El año pasado en Osaka, el APEC comenzó a poner en marcha la aplicación de la Declaración de Bogor. Como culminación de todo un año de esfuerzos, los dirigentes de las 18 economías del APEC aprobaron el Programa de Acción de Osaka sobre la liberalización del comercio y las inversiones, su facilitación y la cooperación. Este año en Manila los ministros y los dirigentes urgirán medidas individuales y colectivas para alcanzar los objetivos de liberalización comercial establecidos en Bogor y Osaka, así como planes para su cooperación en materia de trabajo, capital, tecnología, infraestructura y medio ambiente.

El Nuevo Programa Transatlántico

    La relación Estados Unidos-Europa, una de las más duraderas del mundo, resulta ulteriormente reforzada por el Programa Transatlántico, iniciativa que pretende profundizar las relaciones transatlánticas iniciando determinadas medidas conjuntas Estados Unidos-UE para afrontar los retos globales de orden económico, político, humanitario y medioambiental de una forma más eficaz. Se trata de un elemento clave en los esfuerzos estadounidenses para hacer frente a los retos planteados por la realidad posterior a la guerra fría, en particular el tener que crear una comunidad transatlántica fuerte de economías democráticas de libre mercado.

    La insistencia en la acción conjunta constituye un reconocimiento de que muchos problemas globales son de alcance transnacional y sólo pueden afrontarse satisfactoriamente si los Estados Unidos y la UE actúan conjuntamente; en una época de creciente rigidez presupuestaria, ni los Estados Unidos ni la UE cuentan con los medios financieros para resolver por sí solos algunos problemas.

    El Plan Conjunto de Acción incluye también expresamente la potenciación del sistema multilateral de comercio e inversiones mediante: la consolidación de la recién creada Organización Mundial del Comercio (OMC); la exploración de posibles formas de reducir los aranceles, incluido el esfuerzo para eliminar los aranceles sobre productos de tecnología informática, iniciar los trabajos sobre nuevas normas internacionales para los derechos de propiedad intelectual y la contratación pública, y convenir en trabajar conjuntamente en el seno de la OCDE para concluir un acuerdo multilateral sobre inversiones (AMI).

Evolución de las reglamentaciones internas que rigen la política comercial

    Entre los avances estructurales más notables que se han registrado en la economía estadounidense están los esfuerzos de liberalización que ofrecen mayores incentivos para aplicar activamente una apertura comercial en foros multilaterales y regionales. La evolución de la normativa interna en los dos años que han pasado desde el último examen de los Estados Unidos es importante. Comprende una reforma reglamentaria del sector público, y un mayor reconocimiento de los costos y beneficios de la liberalización y promoción de la competitividad en varios sectores importantes.

Reforma reglamentaria

    Además de tomar medidas para hacer más competitivo y eficaz al sector privado y reglamentado, los Estados Unidos se han esforzado por hacer más eficiente su sector público. El Examen Nacional de Actuaciones de la Administración se ha centrado en conseguir que los organismos públicos se orienten más hacia los resultados y los clientes, eliminando programas anticuados y fomentando otros nuevos diseñados para el siglo XXI. Por ejemplo, el Departamento de Agricultura ha reducido el número de sus organismos de 43 a 29 y está en vías de cerrar o fusionar 1.200 oficinas locales. En porcentaje del empleo total, el número de empleados federales es hoy día menor que en cualquier tiempo anterior desde principios de los años treinta.

    Esta "reinvención" de la administración pública ha ido acompañada de un cambio de mentalidad, al tratar los Estados Unidos de modificar sus sistemas reglamentarios pasando de una regulación basada en normas a otra basada en los resultados. La administración federal, al favorecer el cumplimiento en lugar de actuar como agente disciplinario, ha fomentado la innovación y la productividad. Los sistemas reglamentarios afectados comprenden los de pensión, las normas que interesan al sector bancario y de comunicaciones y las relativas al medio ambiente. Se trata de una reforma normativa que responde a los cambios fundamentales que se han verificado en la economía, fomentando una competencia e innovación no discriminatorias y manteniendo al propio tiempo las salvaguardias que miran a proteger al consumidor y al medio ambiente.

Desreglamentación

    Como han observado correctamente los redactores del Informe sobre los Estados Unidos, los Estados Unidos figuran entre las economías más abiertas del mundo, lo que ayuda a mantener a los agentes económicos bajo una constante presión competitiva para no hacer una asignación desacertada de los recursos. Ha proseguido el ritmo de desreglamentación interna que se inició en los años setenta, con lo que se ha reforzado la orientación nacional de libre mercado y las tradiciones empresariales y se ha complementado su política de mercado libre con cambios normativos que refuerzan los mercados y fomentan la competencia. Un sistema de mercado internacional abierto permite a todos los países utilizar sus recursos de la forma más eficaz posible, elevando así al máximo sus ingresos reales y sus niveles de vida. Una desreglamentación responsable fomenta la competencia y mejora el rendimiento económico, incrementando de esa forma las oportunidades de orden económico.

    Las reformas reglamentarias de los años setenta y ochenta han demostrado que la eliminación de elementos reguladores que distorsionan innecesariamente los mercados y limitan la competencia dan unos resultados más eficaces en ramas como el transporte aéreo, el transporte por camiones y el servicio telefónico a larga distancia. El impulso de esta reforma reglamentaria se ha extendido últimamente a nuevos sectores, como el de las telecomunicaciones, donde los Estados Unidos han registrado una explosión de tecnología y nuevas posibilidades de servicios, así como al de los servicios financieros.

    En los tres años últimos, los Estados Unidos han modernizado y reforzado la competitividad de su sistema financiero. Mediante reformas de su legislación y de sus reglamentos se han eliminado barreras a la innovación financiera, se ha propiciado la competencia abierta en servicios financieros y se han reducido los costos, al propio tiempo que se ha mejorado la calidad, de la reglamentación de las instituciones de depósito.

    La reforma de las reglamentaciones se ha conseguido sin comprometer la seguridad y la solidez, sin poner en riesgo los fondos federales de seguros de depósitos o sin menoscabar la protección al consumo y a la colectividad. Se han eliminado las barreras legislativas a la competencia, lo que ha permitido el pleno ejercicio bancario interestatal y el establecimiento de sucursales. Anteriormente, tanto las compañías tenedoras de bancos como los distintos bancos tropezaban con graves restricciones a su capacidad de operar en el nivel interestatal.

Reforma agrícola

    El compromiso asumido por los Estados Unidos con el sistema multilateral y la reforma económica se ve claramente en las reformas introducidas en la Ley Federal de mejora y reforma de la agricultura de 1996. En los próximos siete años, el sostenimiento de los ingresos de los agricultores quedará totalmente desvinculado de los precios de los productos. Cada vez será menor el monto de los pagos que se haga exclusivamente en base a la participación en programas tradicionales y en el número de agricultores que firmen los nuevos contratos. Las decisiones en materia de siembra y los precios de los productos estarán en función del juego de las fuerzas del mercado, no de los incentivos gubernamentales. Esta decisión, junto con los techos sobre subvención a las exportaciones aprobados por el Congreso, hará que los gastos de sostenimiento agrícola en los Estados Unidos desciendan muy por debajo de los niveles de compromisos de la Ronda Uruguay para este país.

Evolución futura de la política comercial de los Estados Unidos

    Como ya se recalcó al comienzo de esta exposición, la política estadounidense se basa firmemente en la premisa de que la eliminación de los obstáculos y distorsiones que se oponen al comercio mundial global refuerza la creación de puestos de trabajo mejor remunerados, los ingresos, el nivel de vida y el potencial de crecimiento, tanto en los Estados Unidos como en las economías de nuestros interlocutores comerciales. En el empeño por reducir las barreras y expandir el comercio, el interés estadounidense radica en el fomento consiguiente de las oportunidades y expansión económicas.

    Dado el gran sentido que tenemos de sus efectos y objetivos generales, la política comercial de los Estados Unidos ha sido coherente a lo largo de tantas décadas en su búsqueda de unos mercados mundiales más liberalizados. No obstante, estos esfuerzos no se han ajustado a unas situaciones y problemas concretos, que han evolucionado con el paso del tiempo. En la actualidad, insistiríamos en dos elementos predominantes.

    En primer término, el rápido cambio que se ha operado en las tecnologías de las comunicaciones, el transporte y otros sectores ha aumentado el potencial mundial de un comercio en bienes y servicios que mejora el bienestar. Sin embargo, esta tremenda expansión del potencial comercial ha ido acompañada de un aumento importante en la complejidad de las cuestiones de política comercial con la que ha de vérselas la comunidad comercial mundial. Esta complejidad arranca tanto de una ampliación del campo que se ofrece al comercio como de un aumento de las posibilidades de que las medidas no tradicionales de comercio y relacionadas con éste restrinjan o distorsionen los flujos comerciales. La Ronda Uruguay representa un gran avance para hacer que las estructuras y las disciplinas del comercio mundial se correspondan con las realidades actuales del intercambio internacional. Ahora bien, al mismo tiempo que reconocemos la importancia de nuestros esfuerzos por hacer de la OMC una pieza lo más eficaz posible, también hemos de reconocer que en los años venideros queda por hacer una gran labor que ya se inició y que incluso se adelantó bastante en la Ronda Uruguay.

    En segundo término, el paso a lo largo de los 10 años últimos de muchos países de ingresos bajos y medianos de todo el mundo hacia unos mercados más libres en el interior y unas políticas más orientadas al exterior y menos restrictivas en la frontera tiene una importancia fundamental para configurar las corrientes y las cuestiones del comercio en el futuro. Un 85 por ciento de la población mundial vive en países con ingresos per cápita bajos y medianos. Con unos mercados más libres y una mayor orientación al exterior, muchos de esos países están experimentando o experimentarán pronto altas tasas de crecimiento de su producción, ingresos y comercio. Desde una perspectiva estadounidense huelga afirmar que éste es uno de los acontecimientos más positivos que cabe imaginar en el frente económico mundial, tanto por las nuevas oportunidades económicas que generará para grandes sectores de la población mundial para los que han escaseado esas oportunidades, como por la expansión del potencial comercial que refuerza el bienestar que esos avances crearán para países de altos ingresos como los Estados Unidos. Se necesitarán, con todo, grandes esfuerzos en el frente de la política comercial para contribuir a estimular y alimentar esas tendencias, afrontar los obstáculos que quedan y acelerar el reajuste en todas nuestras economías. En virtud de nuestro convencimiento de la importancia del comercio, de nuestra visión de los problemas que tenemos por delante y de nuestra comprensión de la centralidad de la OMC respecto del progreso económico, estamos obligados, como siempre lo hemos estado, a desplegar esfuerzos para mantener e intensificar el impulso del sistema multilateral a través de la OMC y de otras instituciones internacionales. Los Estados Unidos siguen plenamente comprometidos a participar activamente en el sistema multilateral y a trabajar con nuestros interlocutores comerciales para procurar la plena aplicación de sus logros.