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Secretaría de la OMC

Aumenta el comercio de vino y productos vitícolas

Por Monia Snoussi-Mimouni, Erik Wijkström y Wolf Meier-Ewert

La primera edición del Foro Mundial del Comercio de la Viña y el Vino, celebrada a principios de este mes en Dijon (Francia), puso de manifiesto que el comercio internacional de vino y productos vitícolas ha aumentado considerablemente en los dos últimos decenios.

El mercado también se ha vuelto más diversificado debido a la evolución de los gustos de los consumidores. Si bien las economías de tradición vinícola, como Francia, Italia y España, mantienen su predominio en las exportaciones de vino, los productores vinícolas del “nuevo mundo”, como Australia, Chile y los Estados Unidos, también están haciendo avances significativos. Sin embargo, la participación de China como importadora ha disminuido tras un período de crecimiento, probablemente debido a perturbaciones mundiales como la pandemia de COVID-19.

Aunque los aranceles han disminuido en el comercio internacional de vino, la industria vinícola está fuertemente influenciada por las medidas no arancelarias, como el aumento de la actividad de reglamentación y las consideraciones de salud y de seguridad, incluidas las advertencias sanitarias sobre el consumo de vino. Al mismo tiempo, programas de calidad como la protección de las indicaciones geográficas tienen un importante efecto positivo en los valores de las exportaciones. Estas tendencias subrayan la importancia de la OMC como foro para fomentar la cooperación internacional con el fin de evitar la fragmentación y las fricciones comerciales.

Una tendencia alcista en el comercio internacional de vino y productos vitícolas

El comercio internacional de vino y productos vitícolas casi se ha triplicado durante los dos últimos decenios. El gráfico 1 muestra que su valor ha aumentado de forma sostenida desde los 17.700 millones de dólares EE.UU. en 2000 a más de 50.000 millones de dólares EE.UU. en 2021 y 2022. El vino representó la mayor parte de este comercio (el 76% en 2022), mientras que el 24% restante correspondió a las uvas frescas y uvas pasas y el jugo de uva.

Durante los últimos dos decenios, el comercio internacional se ha convertido en un componente cada vez más crucial para la industria vinícola (véase el gráfico 2). Mientras que en el año 2000 aproximadamente el 22% de la producción de vino era objeto de comercio internacional, para el 2022 esta proporción casi se había duplicado, hasta alcanzar el 42%. De lo anterior se desprende que la industria vinícola ha orientado su enfoque cada vez más hacia los mercados internacionales. La proporción de vino importado en el consumo mundial de vino aumentó del 25% al 45% durante el mismo período, lo que indica que los gustos de los consumidores se han diversificado en mayor medida a nivel internacional.

El “viejo mundo” sigue manteniendo su predominio en las exportaciones de vino (véase el gráfico 3), con Francia, Italia y España en las tres primeras posiciones tanto en términos de valor como de volumen. De los países del “nuevo mundo”, Australia, Chile y los Estados Unidos son los principales proveedores en términos de valor (véase el gráfico 4), aunque su participación en el mercado internacional es menor que la de los países que ocupan las tres primeras posiciones.

En lo que respecta a las importaciones (véanse los gráficos 5 y 6), los principales países importadores de vino son Alemania, el Reino Unido y los Estados Unidos. En términos de volumen sus posiciones están muy igualadas, si bien los Estados Unidos toman claramente la delantera en términos de valor. Desde 2005 se registró un incremento súbito de las importaciones de vino de China, que alcanzaron su nivel máximo en 2017, aunque se han reducido a más de la mitad desde entonces. Esta disminución puede deberse a perturbaciones a corto plazo, como la pandemia de COVID-19, así como a cambios estructurales a largo plazo, entre otros el aumento de la producción nacional y los posibles cambios en las preferencias de los consumidores.

Aranceles aplicados al vino

El arancel de la nación más favorecida (NMF) aplicado al vino, al igual que para muchos otros productos alcohólicos, es elevado en los aranceles de aduanas de muchos Miembros de la OMC. En 2000, el promedio de los tipos arancelarios NMF aplicados era del 58%, si bien registró un leve descenso hasta situarse en el 48% en 2022 (véase el gráfico 7). Sin embargo, si se tienen en cuenta las importaciones efectivamente realizadas, el arancel medio ponderado en función del comercio se situaba en el 8,8% en 2022. Esta cifra mucho menor indica que la mayoría del vino es importado por economías con aranceles relativamente bajos.

Si se tienen en cuenta los tipos preferenciales en virtud de los acuerdos comerciales regionales (ACR) y los arreglos comerciales preferenciales (ACPR), el tipo arancelario aplicado es considerablemente inferior. Ponderado en función del valor de las importaciones de los beneficiarios de estos tipos preferenciales, el promedio se sitúa tan solo en el 4%.

Este tipo inferior implica que los Miembros de la OMC han negociado con éxito condiciones más favorables en sus acuerdos comerciales bilaterales y regionales. Esta tendencia puede observarse en la disminución de los derechos efectivamente aplicados, que han descendido del 7% en 2014 al 4% en 2022.

Los tipos arancelarios aplicados al vino varían notablemente entre los Miembros de la OMC (gráfico 8). Más de la mitad de los Miembros de la OMC tienen aranceles consolidados por encima del 50%, y el 20% tienen aranceles superiores al 100%. Mientras tanto, menos de un tercio de los Miembros imponen tipos arancelarios NMF aplicados inferiores al 15% — un umbral que con frecuencia se considera elevado —, y el 60% de los Miembros aplican tipos NMF que oscilan entre el 15% y el 50%. Más del 10% de los Miembros mantienen tipos arancelarios NMF aplicados superiores al 50%.

Medidas no arancelarias sobre el vino y los productos vitícolas

Además de los aranceles, hay otras medidas comerciales que también afectan al vino y los productos vitícolas. Muchas de ellas son medidas no arancelarias abarcadas por el Acuerdo sobre la Aplicación de Medidas Sanitarias y Fitosanitarias (Acuerdo MSF) o el Acuerdo sobre Obstáculos Técnicos al Comercio (Acuerdo OTC).

En virtud de estos dos Acuerdos, los Gobiernos pueden adoptar medidas para proteger la salud y la seguridad, o para regular otros aspectos que afecten a la calidad de los vinos (y de otras bebidas alcohólicas en general). Por ejemplo, los Gobiernos suelen incluir advertencias para la salud y relativas al consumo durante el embarazo en las prescripciones en materia de etiquetado y certificación.

Otros ejemplos incluyen las medidas relativas a los protocolos de inspección, los métodos de muestreo y prueba de vinos, las denominaciones geográficas o la utilización de términos tradicionales. Habida cuenta de que afectan al comercio internacional, estas medidas deben notificarse a la OMC a fin de comunicar la repercusión que tendrán en los exportadores, que de este modo tienen la oportunidad de formular observaciones sobre las medidas y de examinarlas. Esta constituye una obligación fundamental en materia de transparencia en el marco de la OMC.

Las notificaciones a la OMC relativas al vino se han incrementado a lo largo del tiempo, lo que puede indicar una mayor actividad reglamentaria en este ámbito. La base de datos ePing de la OMC ha registrado alrededor de 400 notificaciones de medidas OTC y 300 MSF relativas al vino y los productos alcohólicos desde 2000 (véase el gráfico 9); al mismo tiempo, aproximadamente 100 de estas medidas notificadas se han examinado en los Comités OTC y MSF, lo que ha permitido a los Miembros de la OMC solicitar aclaraciones sobre el efecto en el comercio de las medidas en el marco de estos debates.

Indicaciones geográficas y primas de valor de los vinos

Los programas de indicación de origen y de calidad tienen una incidencia especialmente importante en los precios del comercio de vino, y muchos de los principales exportadores de vino utilizan indicaciones geográficas para proteger las denominaciones de vinos de regiones específicas o los métodos de producción de calidad.

La disponibilidad de esta protección es una obligación exigida en el Acuerdo sobre los Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual relacionados con el Comercio (Acuerdo sobre los ADPIC), que prevé una protección específica en lo que respecta a las indicaciones geográficas para los vinos y las bebidas espirituosas.

Las indicaciones geográficas, a menudo en forma de denominaciones de origen, han constituido desde hace mucho tiempo un elemento especialmente importante en el comercio de vino; de las 9.500 marcas de origen que, según las estimaciones, se utilizan a nivel mundial, 2.535 se utilizan para vinos. En la Unión Europea, que es uno de los principales usuarios de indicaciones geográficas, de las 3.500 indicaciones geográficas registradas a nivel de la UE, 1.627 se aplican a los vinos.

No todos los productos protegidos por indicaciones geográficas tienen el mismo éxito, pero un estudio de 2021 sobre la experiencia de la UE muestra que el promedio de la tasa de la prima de valor (es decir, el sobreprecio ponderado por volumen de los productos con indicaciones geográficas en comparación con los productos sin indicaciones geográficas) correspondiente al conjunto de productos de la UE con indicación geográfica era del 2,07 en 2017. Esto indica que el valor de las ventas de los productos con indicación geográfica fue en promedio 2,07 veces mayor que el de los productos comparables no protegidos por indicaciones geográficas.

Las indicaciones geográficas para los vinos registran resultados más positivos si cabe, con una tasa de la prima de valor del 2,85 para el conjunto de las indicaciones geográficas de los vinos de la UE, frente al 2,72 en 2010. Y en los mercados de exportación de los vinos originarios de la Unión Europea el valor de las indicaciones geográficas de los vinos es incluso más elevado. Francia se sitúa a la cabeza con una tasa de la prima de valor del 4,13 (véase el gráfico 10).

Los productos europeos protegidos por indicaciones geográficas principalmente se venden en el mercado nacional (60% en términos de valor y volumen) o son objeto de comercio con otros países de la UE (23% en términos de volumen y 20% en términos de valor).

Sin embargo, los mercados más lucrativos son las crecientes exportaciones destinadas a economías fuera de la Unión Europea (es decir, extra-UE) (16% en términos de volumen y 22% en términos de valor) — en su mayor parte destinadas a los Estados Unidos, el Reino Unido y el Canadá — en las que se registra el valor relativo con respecto al volumen más elevado para los principales exportadores de vino, como se muestra en el gráfico 11.

Varios acuerdos regionales y bilaterales, así como los convenios internacionales administrados por la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI), prevén niveles de protección más elaborados que los previstos en el Acuerdo sobre los ADPIC. Sin embargo, las normas del Acuerdo sobre los ADPIC constituyen las únicas normas mínimas de protección plenamente multilaterales sobre el modo en que las indicaciones geográficas de los vinos deben protegerse en estos mercados de exportación.