OMC: NOTICIAS 2009

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Observaciones del Director General a modo de conclusión

Gracias, Embajador Servansing.

Esta ha sido una reunión sumamente útil, y me complace enormemente haber podido estar con todos ustedes, no sólo para escuchar sus experiencias sobre cómo está funcionando la Ayuda para el Comercio en sus países, sino también para oír sus sugerencias sobre el camino a seguir.

Un aspecto fundamental del diálogo que hemos mantenido es que ha ayudado a acercar a los especialistas en comercio y los profesionales del desarrollo para impulsar conjuntamente la iniciativa de la Ayuda para el Comercio.

El objetivo de quienes se dedican al desarrollo agrícola es aumentar la productividad de los agricultores para que vendan más productos alimenticios, tanto a nivel nacional como en el extranjero. Quienes trabajan en el desarrollo de infraestructuras desean que esos productos alimenticios viajen por las carreteras o vías ferroviarias o a través de los puertos y aeropuertos que han construido. Y así sucesivamente. Es evidente que el comercio afecta a todos los sectores de la economía; no es un sector en sí mismo y es importante ser conscientes de ello .

Este hecho también refuerza los argumentos a favor de incorporar el comercio a las estrategias nacionales de desarrollo. En los debates que han tenido lugar estos dos días hemos oído cómo la apertura del comercio puede reportar beneficios económicos y sociales si está incorporado a esas estrategias. Lo cierto es que el comercio impregna el tejido de la sociedad mundial. Como dijo ayer el Secretario General de las Naciones Unidas, “la creación de más capacidad comercial es esencial, porque el comercio puede y debe formar parte de nuestros esfuerzos por estimular una recuperación”. Como ha dicho hoy uno de ustedes: la Ayuda para el Comercio está ahora firmemente establecida en el programa para integrar a los países en desarrollo en el sistema de comercio.

El elemento central de este Segundo Examen ha sido el informe conjunto de la OCDE y la OMC titulado “La Ayuda para el Comercio en síntesis - 2009”. Esta publicación muestra el comercio como prioridad de las estrategias nacionales de desarrollo de los países asociados; el aumento y la mayor eficacia de la Ayuda para el Comercio ofrecida por los donantes, y la participación de nuevos asociados en la cooperación Sur-Sur. Además, el aumento de la Ayuda para el Comercio se ha logrado sin reducir los recursos destinados a otras prioridades de desarrollo como la salud, la educación o el medio ambiente.

La Ayuda para el Comercio creció un 10 por ciento entre 2005 y 2007; si se suma la ayuda concedida en condiciones comerciales por las instituciones financieras internacionales, esa cifra casi duplica su valor.

El mensaje que se desprende de estas reuniones es que debemos perfeccionar nuestra vigilancia teniendo en cuenta la manera en que la Ayuda para el Comercio funciona en conjunción con otros instrumentos financieros, especialmente los que ofrecen las instituciones financieras internacionales. La Ayuda para el Comercio no puede responder ni responderá a todas las limitaciones de la oferta o de la infraestructura económica. Hemos oído, entre otras cosas, varios ejemplos de combinaciones de financiación mediante donaciones con otros instrumentos de financiación.

Como dije en la ceremonia inaugural, si en 2007 la Ayuda para el Comercio era urgente, hoy es esencial. Debemos mantener el impulso y asegurarnos del cumplimiento de los compromisos. Esto requiere la vigencia ininterrumpida del funcionamiento permanente del marco de vigilancia, que nuestros colegas de la OCDE están perfeccionando constantemente. También requiere el perfeccionamiento de la metodología y de la presentación de informes. Es un hecho cierto que las actividades de los asociados Sur-Sur, de las que tanto hemos oído hablar hoy, y que están aumentando en volumen y en importancia, no se reflejan en las cifras de la Ayuda para el Comercio facilitadas por la OCDE. Debemos estudiar esta cuestión, ya que es difícil mejorar la coordinación, que es lo que estamos intentando, sin mejorar la información.

Las tres sesiones en grupos reducidos celebradas esta mañana han destacado el papel indispensable de nuestros asociados regionales. Gracias a la labor de los donantes bilaterales, los bancos regionales de desarrollo, las comisiones económicas regionales y las comunidades económicas regionales, hemos podido avanzar considerablemente en la aplicación. Sigo convencido de que necesitamos aprovechar los progresos realizados en el fortalecimiento de la dimensión regional de la Ayuda para el Comercio.

Esta mañana también hemos aprendido que la Ayuda para el Comercio debe tener en cuenta características específicas, como las de los países de ingresos medios y el tipo de financiación de la que pueden disponer; o las de los países sin litoral, las economías pequeñas, las islas remotas o los países que emergen de un conflicto.

Numerosas intervenciones han reforzado aún más el mensaje que nos llegó durante el ejercicio de vigilancia, durante el cual recibimos 88 respuestas de los países en desarrollo Miembros. Los países en desarrollo se están identificando con su propia iniciativa. En efecto, parece que había una demanda contenida que por fin se ha liberado. Esto significa que la Ayuda para el Comercio está madurando. No obstante, la Ayuda para el Comercio es una empresa de largo recorrido que debe mantenerse durante mucho tiempo. Nuestros asociados han reaccionado bien al liderazgo asumido por la OMC. Ahora debemos permitirles que definan su propia función en este proceso y que aumenten su participación.

Estamos aportando coherencia a la formulación de la política económica a escala mundial. Y esto debe hacerse a tres niveles. A nivel nacional, mediante un diálogo constructivo entre los gobiernos y sus asociados para el desarrollo; a nivel regional, entre las comisiones económicas regionales y sus gobiernos miembros, por un lado, y las instituciones financieras internacionales y los donantes, por otro; y a nivel multilateral, manteniendo viva la atención a la Ayuda para el Comercio en la cumbre del G-8, a la que asistiré mañana; en el G-20; en las reuniones anuales del Banco Mundial y el FMI; en las reuniones anuales de los bancos regionales de desarrollo, etc. Ahora que hemos generado este impulso, debemos mantener el pie en el acelerador y ponernos de acuerdo en la búsqueda de un destino común.

¿Y ahora qué?

En la reunión del Comité de Comercio y Desarrollo del 11 de junio, señalé que tenemos que elaborar un marco que nos permita coordinar mejor nuestros esfuerzos, movilizar más recursos, mejorar la identificación política y preparar mejor el camino a seguir. A mi juicio, hay cuatro objetivos muy claros que deberían guiar nuestra labor futura.

En primer lugar, considero que tenemos que aprovechar los progresos que hemos realizado en el fortalecimiento de la dimensión regional de la Ayuda para el Comercio. Recurriremos principalmente a nuestros asociados regionales, en particular los bancos de desarrollo y los donantes bilaterales, para que tomen la iniciativa en la elaboración de proyectos regionales de Ayuda para el Comercio claros y con objetivos concretos. Tenemos la oportunidad de llevar adelante este programa gracias a la celebración en otoño de una actividad de Ayuda para el Comercio en la CEDEAO. Procuraré encontrar oportunidades parecidas en otras regiones. Quiero destacar también que el Banco Islámico de Desarrollo, la CEPE y el PNUD ya han acordado una hoja de ruta con las economías de Asia Central.

En segundo lugar, creo también necesario fomentar el papel y la contribución del sector privado en esta iniciativa. La reunión de ayer consagrada al sector privado nos dio muchos elementos para la reflexión, en particular respecto del reto concreto que supone integrar a las PYME en la iniciativa. También se subrayó la necesidad imperiosa de combatir el acuciante problema del cambio climático, que puede ser un problema pero también ofrecer oportunidades para la inversión. Lo mismo puede decirse en el caso de la ayuda para el cumplimiento de las normas internacionales, así como la mejora del acceso a la energía. Una sugerencia que tuvo especial eco fue la de forjar asociaciones con fundaciones privadas para aprovechar sus recursos y capacidades con el fin de prestar Ayuda para el Comercio efectiva y adecuada. Otra sugerencia fue que la participación de las empresas se concentrara en sectores específicos, como el de la logística, que afecta a una amplia gama de actividades de Ayuda para el Comercio.

En tercer lugar, deberíamos proseguir en nuestra labor de evaluación con especial atención a la evaluación del impacto de la Ayuda para el Comercio. La Ayuda para el Comercio debe desarrollarse como un conjunto de mejores prácticas. Un primer paso en esa dirección es hacer un inventario de lo que ya tenemos. El segundo, buscar marcos comunes. También tenemos que cerciorarnos de que no sólo midamos aportaciones y productos, sino resultados tangibles. Soy firmemente partidario de redoblar nuestros esfuerzos, ante el incremento cada vez mayor de la presión que deben soportar los presupuestos nacionales, para mostrar el valor de lo que estamos haciendo con informes de resultados basados en pruebas. Como observó ayer el Sr. Kuroda, del Banco Asiático de Desarrollo, en 1997 se necesitaban tres días para pasar productos de China a Tailandia a través de la RDP Lao; en 2009 cuatro horas son suficientes. Si esto no es un ejemplo positivo de Ayuda para el Comercio, ¿qué lo es? A fin de avanzar en este tema colaboraremos estrechamente, como de costumbre, con nuestros asociados. La OMC propiamente dicha no tiene ni el mandato ni la capacidad para realizar su propia evaluación de la Ayuda para el Comercio.

Por último, creo que tenemos que seguir movilizando activamente más recursos, y en particular empezar a mirar más allá de 2010. Hasta 2010 hemos tenido compromisos razonablemente claros de los donantes; ahora necesitamos más claridad para el horizonte más allá de 2010. El Japón nos ha dado motivos para el optimismo. Se ha comprometido aportar 12.000 millones de dólares a lo largo de 2009-2011, una cifra que supera en 2.000 millones de dólares el compromiso contraído para 2006 2008. El anuncio hecho ayer por la tarde por el Ministro Thomas de que el Reino Unido gastará cerca de 1.000 millones de libras esterlinas anuales a lo largo de los próximos tres años para fomentar el crecimiento y el comercio en los países más pobres es también motivo de satisfacción. Los Países Bajos han comunicado su compromiso de gastar por lo menos 550 millones de euros anuales en todas las categorías de Ayuda para el Comercio. Acabo de escuchar a la delegación francesa anunciar un mínimo de 850 millones de euros anuales a partir de 2010, lo que supera en un 50 por ciento el punto de referencia de 2002-2005. Todo ello, por supuesto, además del cumplimiento de sus compromisos existentes. Animo a los demás Miembros a que sigan su ejemplo. La movilización de recursos destinados a la Ayuda para el Comercio seguirá siendo fundamental para contribuir a que los países en desarrollo superen la crisis, entre otras cosas mediante el fomento de asociaciones Sur-Sur de Ayuda para el Comercio.

Se trata de algunas ideas que se han planteado en estos dos días de debates. No son completamente nuevas, pero lo más importante ahora es examinarlas y que pasen a formar parte del plan de trabajo de todos ustedes. Considero que el CCD tiene un papel decisivo para garantizar la continuidad de nuestro éxito. Pero también tenemos que escuchar los pareceres de los asociados en el desarrollo.

Deberíamos reflexionar sobre lo dicho en este Examen Global e intentar elaborar un plan de trabajo que nos dé orientación y nos garantice la coherencia, y que también pueda someterse a un posible examen de la Conferencia Ministerial a principios de diciembre.

De este modo, habremos logrado establecer un enfoque claro y un fin común, ingredientes necesarios para mantener el impulso de la Ayuda para el Comercio.

Quiero acabar destacando el contexto en que tiene lugar esta Conferencia: nuestros esfuerzos por concluir la Ronda de Doha. Como dijo ayer el Ministro de Comercio de Camboya, Cham Prasidh: “La Ayuda para el Comercio y la Ronda de Doha son hermanos siameses. No se pueden separar porque comparten un mismo corazón.”.

Muchas gracias.

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