OMC: NOTICIAS 2009

Según afirma un grupo de organizaciones internacionales entre las que se cuenta la OMC, hacen falta esfuerzos coordinados tendientes a crear una economía verde para responder a las crisis financiera y económica, así como a las crisis relacionadas con los alimentos, el agua, la energía, los ecosistemas y el clima. Esta declaración conjunta ha sido publicada por la Junta de los jefes ejecutivos del sistema de las Naciones Unidas para la coordinación (JJE), un grupo informal de directores de organizaciones internacionales. Éste es el texto de la declaración:

La economía verde: una transformación para abordar crisis múltiples

Declaración interinstitucional del sistema de las Naciones Unidas

La actual crisis financiera y económica está sumiendo en la pobreza a millones de personas, especialmente a los más vulnerables del mundo en desarrollo. Y esto está ocurriendo en medio de otras crisis relacionadas con los alimentos, el agua, la energía, los ecosistemas y el clima. Juntas, estas crisis están minando los esfuerzos por cumplir los Objetivos de Desarrollo del Milenio y desandando el desarrollo alcanzado en las pasadas décadas.

La crisis financiera y económica exige una respuesta colectiva de la comunidad internacional. Las principales economías deberían mantener y reforzar en mayor medida la coordinación de sus programas de estímulo para reactivar el crecimiento económico mundial. Además de abordar necesidades urgentes en áreas como las redes de seguridad social, la salud y la educación, los programas deberían sentar una base sólida para un crecimiento compartido y un desarrollo sostenible. Más aún, la comunidad internacional debería cerciorarse de que los países en desarrollo no sólo tengan el espacio fiscal para poner en marcha sus propios programas de estímulo, sino también un acceso a los mercados internacionales para la pronta reanudación de la actividad comercial.

Un elemento esencial de la refundación económica es la existencia de nuevos polos de crecimiento que pueden contribuir a la recuperación de la economía, a la creación de empleos dignos y a la reducción de las amenazas que plantean las crisis de alimentos, agua, energía, ecosistemas y clima, que afectan de manera desproporcionada a los desfavorecidos. La inversión de fondos de estímulo en sectores como las tecnologías de eficiencia energética, las energías renovables, el transporte público, la agricultura sostenible, el turismo respetuoso con el medio ambiente y la gestión sostenible de los recursos naturales, incluidos los ecosistemas y la biodiversidad, refleja la convicción de que una economía verde puede generar nuevos sectores dinámicos, puestos de trabajo de calidad y un aumento de las rentas, mitigando a la vez el cambio climático, adaptándose a él y poniendo coto a la merma de la biodiversidad.

Estas inversiones deberían aumentar progresivamente y de forma significativa en todos los países y tener el apoyo de instrumentos políticos, nacionales e internacionales, y de incentivos como la actualización de los códigos de edificación y la aplicación real de reglamentos internacionalmente consensuados sobre transporte respetuoso con el medio ambiente. Es esencial asimismo realizar inversiones ecológicas en las comunidades para reducir la vulnerabilidad y reforzar la resistencia. Los grandes eventos, como las negociaciones sobre el cambio climático en Copenhague en diciembre de 2009 y la Reunión de Alto Nivel de la Asamblea General de las Naciones Unidas sobre la Diversidad Biológica en 2010, son oportunidades para instar a la expansión de las inversiones verdes.

A fin de poder ampliar esas inversiones, muchos países en desarrollo requerirán apoyo financiero. Es imprescindible, por lo tanto, que los líderes mundiales decidan cumplir sus compromisos, incluidos los adquiridos por los líderes del G-8 y del G-20, de apoyar a los países en desarrollo, y en especial a los más vulnerables, para hacer frente a los efectos de la crisis actual. Eso significa un mayor apoyo a la balanza de pagos, financiación comercial, créditos de bancos multilaterales y financiación en condiciones especialmente favorables para los países más pobres.

Las reformas fiscales pueden desplazar la carga de los impuestos del trabajo, los ingresos y los ahorros a la sobreexplotación, al agotamiento de los recursos y a la degradación ambiental, alentando así las inversiones ecológicas. La fijación de precios para las emisiones de carbono puede contribuir a estos objetivos. Es necesario también ir haciendo desaparecer los subsidios contraproducentes que fomentan un uso excesivo de productos derivados de los combustibles fósiles en los sectores agrícola y pesquero. Tanto la fijación de un precio para las emisiones de carbono como la reforma de los subsidios contraproducentes, no obstante, deben ir acompañados de medidas para proteger el abastecimiento alimentario y el acceso a la energía de los desfavorecidos. Los recursos que se ahorren al eliminar esos subsidios podrían reorientarse a la formación en técnicas ecológicas, al suministro de alternativas energéticas limpias y asequibles para los pobres y al apoyo a otros sectores verdes con grandes beneficios económicos.

Es preciso reactivar el comercio y las políticas comerciales han de apoyar tanto el desarrollo como la transferencia de tecnologías racionales desde el punto de vista medioambiental. Eso significa tecnologías que puedan aportar energía limpia asequible a los países en desarrollo y contribuir a apoyar la mitigación y la adaptación al cambio climático (incluida la adaptación basada en los ecosistemas). Es importante evitar cualquier medida que pudiera derivar en un nuevo proteccionismo, incluso dentro de los paquetes de estímulo. Una pronta conclusión de las negociaciones comerciales de la Ronda de Doha puede facilitar una recuperación verde, en particular las negociaciones sobre bienes y servicios ambientales, los subsidios a la pesca y la reforma de las reglas sobre agricultura, que podrían conducir a favorecer un abastecimiento alimentario suficiente para todos. El mandato de Ayuda para el Comercio debería cumplirse. Debería proporcionarse una financiación fiable a las pequeñas y medianas empresas para inversiones en negocios ecológicos.

El cambio a una economía verde requiere educación para el desarrollo sostenible, y ahí se incluye la adquisición de nuevas destrezas profesionales y nuevos sistemas de salud. Todas las partes han de redoblar sus esfuerzos para ofrecer formación sobre diversas destrezas para empleos dignos, remunerativos y protegidos por una atención médica adecuada. Habría que prestar especial atención a los pobres, a los grupos vulnerables, entre ellos las mujeres y los jóvenes, y a las pequeñas y medianas empresas y explotaciones agrícolas. Esos programas de formación para empleos ecológicos pueden integrarse en los programas de educación formal e informal. De forma similar, los sistemas oficiales de salud deberían tener en cuenta los aspectos sanitarios relacionados con los empleos verdes. Estos esfuerzos ayudarán a los países en desarrollo a dar el salto hacia una senda de desarrollo económico más verde e incluyente. La transferencia de conocimientos y el intercambio de experiencias en la protección de la salud laboral es un área en la que se precisa ya la cooperación internacional (Norte-Sur, Sur-Sur y triangular).

La capacidad de los gobiernos nacionales y locales para facilitar la transferencia de conocimientos y tecnología debería reforzarse, por ejemplo explorando y utilizando mecanismos relacionados con la propiedad intelectual en beneficio de los países en desarrollo. Las diversas partes del sistema de las Naciones Unidas, a través del Grupo de las Naciones Unidas para el Desarrollo, deberían coordinar sus esfuerzos para impartir orientación a los equipos de las Naciones Unidas en los países sobre la implantación sistemática de los principios de la economía verde en el Marco de Asistencia de las Naciones Unidas para el Desarrollo y el Mecanismo de coordinación regional. Podría alentarse a los organismos de desarrollo nacionales a actuar en el mismo sentido. Para apoyar los esfuerzos de los Estados Miembros por desplazar sus economías hacia la vía ecológica, haría falta además movilizar una asistencia financiera y técnica significativa adicional. Y en aras de la eficiencia y la coherencia, en esa búsqueda de una economía verde, debería adoptarse un enfoque integrado. Las inversiones verdes en transporte, energías renovables y turismo y las inversiones a largo plazo en agricultura, por ejemplo, deberían aspirar a generar beneficios paralelos en materia de salud y medio ambiente y a potenciar la agricultura y la producción de alimentos.

A fin de garantizar que las medidas urgentes para el corto plazo no socaven la sostenibilidad a la larga de las intervenciones, los planes de estímulo deberían evitar aferrarse a los patrones tradicionales de consumo y producción. Además, es esencial contar con un sistema sólido de seguimiento y rendición de cuentas. Es necesario normalizar y hacer operativo en un breve plazo el Sistema de contabilidad ambiental y económica integrada y otros sistemas que incorporen adecuadamente las dimensiones social y ambiental de las transformaciones económicas.

La solidaridad de la comunidad internacional se está poniendo a prueba. Hagamos que esta recuperación económica sea un punto de inflexión para una respuesta internacional, ambiciosa y efectiva, a las múltiples crisis que afronta la humanidad. La prueba más significativa la tendremos cuando los gobiernos se reúnan para sellar el acuerdo sobre cambio climático en Copenhague en diciembre de 2009. Hagamos de Copenhague el umbral de una economía verde para el mundo.

  • Convenio de Basilea sobre el control de los movimientos transfronterizos de los desechos peligrosos y su eliminación (CONVENIO DE BASILEA)

  • Convenio sobre la Diversidad Biológica (CBD)

  • Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES)

  • Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO)

  • Organización Internacional del Trabajo (OIT)

  • Organización Marítima Internacional (OIM)

  • Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA)

  • Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD)

  • Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD)

  • Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO)

  • Naciones Unidas

  • Comisión Económica de las Naciones Unidas para Europa (CEPE)

  • Comisión Económica y Social de las Naciones Unidas para Asia y el Pacífico (CESPAP)

  • Comisión Económica y Social para Asia Occidental (CESPAO)

  • Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC)

  • Programa de las Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos (ONU-HABITAT)

  • Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (ONUDI)

  • Grupo del Banco Mundial

  • Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI)

  • Organización Meteorológica Mundial (OMM)

  • Organización Mundial del Comercio (OMC)

  • Organización Mundial del Turismo (OMT)

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