OMC: NOTICIAS 2010

DIRECTORES GENERALES ADJUNTOS

  

Quisiera saludarles, en nombre del Director General de la OMC, darles la bienvenida a todos a la OMC, y agradecerles que hayan organizado esta conferencia en nuestra casa. La decisión de la Iniciativa Mundial sobre las Subvenciones, el Instituto Internacional para el Desarrollo Sostenible y el PNUMA de organizar esta reunión es importante y oportuna.

El cambio climático es uno de los retos más difíciles de nuestra época que afectan al medio ambiente y al desarrollo. De hecho, es actualmente, según Kofi Annan, una cuestión de “seguridad nacional” y Bill Clinton ha descrito el cambio climático de forma aun más cruda al afirmar que, en su opinión, “es lo único que puede alterar fundamentalmente el curso de la civilización tal como la conocemos”.

La reforma de las subvenciones a los combustibles fósiles es sin duda uno de los instrumentos importantes con los que cuenta la comunidad internacional para luchar contra el cambio climático. Nos permitiría acelerar el avance hacia fuentes de energía renovables y menos contaminantes.

Las negociaciones internacionales para combatir el cambio climático prosiguen, bajo los auspicios de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. El Acuerdo de Copenhague, que muchos consideraron un fracaso a finales del pasado año, ha mostrado paulatinamente su utilidad.

No se debe subestimar el valor de este Acuerdo. Las partes de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático “tomaron nota” del Acuerdo de Copenhague, aunque con ciertas reservas, y convinieron en un procedimiento concreto que se adoptaría como resultado de la cumbre de Copenhague sobre el clima. Este procedimiento estipulaba la notificación de metas, medidas y financiación antes del 31 de enero de 2010. Todos los mayores emisores del mundo respetaron el plazo y, en consecuencia, el Acuerdo de Copenhague constituye ahora una plataforma que podía permitir establecer, en su momento, un régimen posterior al Protocolo de Kyoto.

El Acuerdo forma ahora parte del amplio acervo legislativo sobre medio ambiente en el que se basaría la interpretación y la aplicación de las normas de la OMC.

Evidentemente, ahora tenemos que mirar más allá de Copenhague, y las perspectivas son relativamente inciertas en lo que respecta al programa sobre el clima, cuando se avecina un gran e importante hito: la cumbre sobre el clima en Cancún a finales del presente año; y luego la reunión en Sudáfrica a finales del 2011.

Es evidente que se facilitaría la negociación internacional sobre el clima si comenzara, de forma paralela, la reforma de las subvenciones a los combustibles fósiles. De hecho, el G20 ha encargado a varias organizaciones diferentes que analicen la posibilidad de lograr esta reforma y cómo podría realizarse.

En mi opinión, para que la comunidad internacional logre comprender mejor el modo en que puede desplegarse este poderoso instrumento que es la reforma, debería comenzar por responder a algunas preguntas.

Permítanme mencionar algunas de las que considero más pertinentes:

  • Primero: ¿Qué constituye una “subvención” a los combustibles fósiles?
      
    Puede haber diferentes puntos de vista sobre esta cuestión. Imagino que pueden plantearse diferentes definiciones, desde la renuncia a integrar los costos para el medio ambiente a la contención efectiva del precio de los combustibles fósiles por debajo de su costo de producción. Estos extremos son bien distintos. La decisión sobre qué definición elegir, de entre la gama de posibles definiciones, pertenece tanto al ámbito económico como al social y político.

  • Segundo: Una vez establecida una definición, ¿la comunidad internacional estaría dispuesta a tolerar ciertas subvenciones a los combustibles fósiles? En otras palabras, en un proceso de “reforma” ¿se tratarían todas las subvenciones a los combustibles fósiles del mismo modo, o continuarían requiriéndose algunas subvenciones?
     
    Estoy pensando, por supuesto, en la “carencia de energía”, como la que padecen alrededor de mil quinientos millones de personas que no tienen acceso a la electricidad, según calcula la Agencia Internacional de la Energía. En tal situación, algunos países pueden considerar necesario continuar subvencionando el acceso de sus comunidades más pobres a la energía.

  • Tercero: ¿De qué modo realizaría la comunidad internacional la reforma y en qué plazo? Es evidente que cuanto más rápida sea la reducción de las subvenciones a los combustibles fósiles, más rápidamente podrá progresar la comunidad internacional hacia nuevas fuentes de energía. No obstante, está claro que la reforma de las subvenciones a los combustibles fósiles no se producirá de un día para otro.

  • Y, por último: ¿Las normas de la OMC serían uno de los medios empleados para lograr la reforma necesaria? Como ven, he planteado esta cuestión en último lugar. Lo he hecho deliberadamente, ya que, en mi opinión, sería imposible responder a esta pregunta hasta que tengamos respuestas más claras a las preguntas anteriores.
      
    La OMC es un instrumento jurídico al que solo podemos recurrir cuando sabemos hacia dónde nos dirigimos. Por el momento, hay todavía mucho que meditar.

En general, considero que este debate es continuación de una conversación que comenzó la OMC con la publicación el año pasado del informe conjunto del PNUMA y la OMC sobre el comercio y el cambio climático, el cual -por muy polémico que lo hayan considerado algunos- ha impulsado un importante diálogo.

Debemos reflexionar acerca de la relación entre el comercio y el cambio climático, y sobre la función que podrían desempeñar, llegado el caso, las normas de la OMC en un asunto como el de las subvenciones a los combustibles fósiles. Debemos prepararnos intelectualmente para la posibilidad de que se nos pida que actuemos.

Si bien la OMC cuenta con un Acuerdo sobre Subvenciones y Medidas Compensatorias y se están celebrando negociaciones en el marco de la Ronda de Doha para mejorar estas disciplinas, así como para establecer un régimen específico para la reducción de las subvenciones a la pesca que son perjudiciales para el medio ambiente, la cuestión de los combustibles fósiles es tan compleja que deberá planificarse con mucha antelación.

La presente conferencia podría constituir una parte de la preparación para dicha planificación, en el supuesto de que llegara a decidirse que es necesario utilizar el conjunto de las disciplinas de la OMC. Las normas y disciplinas actuales de la OMC sólo pueden ser interpretadas por los Miembros de la OMC o en el marco del mecanismo de solución de diferencias. Si se establecieran normas nuevas, sería preciso que los Miembros acordaran un mandato.

Les deseo pleno éxito en sus deliberaciones en la presente conferencia. No tengan duda de que la OMC estará muy interesada en sus resultados.

Servicio de noticias RSS

> Si tiene problemas para visualizar esta página,
sírvase ponerse en contacto con [email protected], y proporcionar detalles sobre el sistema operativo y el navegador que está utilizando.