Es para mí un placer estar hoy aquí. Esta
reunión es otra etapa importante para del proceso de intensificación de
las relaciones de la OMC con los parlamentarios. Hemos recorrido un
largo camino desde nuestra primera reunión en Seattle en 1999. Más de
diez años después, las relaciones de la OMC con los parlamentarios se
han hecho más estrechas y ahora están bien establecidas. Nos reunimos
con regularidad para intercambiar opiniones e información sobre los
beneficios de mantener la apertura de los mercados y crear mayores
oportunidades a través de la liberalización del comercio. Con el fin de
seguir fortaleciendo esa interacción, la OMC lleva a cabo un programa de
divulgación para parlamentarios en diferentes regiones y distribuye un
boletín informativo dedicado expresamente a ellos. En nuestro sitio Web
se ofrece información permanentemente actualizada sobre las diversas
actividades realizadas en la OMC, que puede ampliarse en los puntos de
contacto específicos establecidos al efecto.
La labor de este Comité es muy importante para la OMC. Hoy continuamos
la interacción que mantuvimos en Conferencias anteriores celebradas en
Cancún; Bruselas; Hong Kong, China; y Ginebra. Nuestra reunión más
reciente tuvo lugar en diciembre de 2008 durante la Séptima Conferencia
Ministerial de la OMC.
La OMC aprecia estos vínculos. Son importantes para nosotros. Los
parlamentarios cumplen una función esencial. Son ustedes quienes
plantean a sus gobiernos las principales preocupaciones del pueblo y,
entre ellas, las relativas al funcionamiento y la evolución de los
sistemas multilaterales. Son ustedes también quienes ratifican o
aprueban en sus asambleas legislativas los resultados de las
negociaciones que se celebran aquí en Ginebra. Tienen ustedes una gran
responsabilidad y su labor, una gran relevancia.
Además de transmitirles el interés que prestamos a esta sustancial
interacción, quiero hacerles llegar hoy otros tres mensajes. El primero
se refiere a la importancia del sistema de la OMC para contribuir al
proceso de recuperación en la reciente crisis económica y financiera. En
segundo lugar, hablaré de cómo ven los gobiernos Miembros de la OMC la
Organización y las negociaciones de la Ronda de Doha, y de la situación
en que nos encontramos en esas negociaciones. El tercer mensaje es el
enorme alcance de la importancia de lograr una conclusión satisfactoria
de la Ronda de Doha, que con frecuencia se pierde de vista por la
tendencia a centrar la atención en aspectos específicos de las
preocupaciones individuales.
Importancia de la OMC en el proceso de recuperación
La reciente crisis económica y financiera ha
causado el descenso más acusado del crecimiento que se ha vivido en casi
tres generaciones, es decir, en los últimos setenta años, lo cual ha
tenido repercusiones profundas en todas nuestras economías y en nuestra
capacidad de cumplir nuestros objetivos sociales. El comercio
internacional no fue la causa de la crisis, pero, al extenderse sus
efectos económicos adversos y contraerse la demanda, ha sido una de sus
principales víctimas. En 2009 el comercio mundial se redujo un 12,2 por
ciento, la mayor caída en aproximadamente 70 años.
Las razones que explican este descenso son varias; una de ellas es que
la repercusión de la crisis en el comercio resulta magnificada por los
hechos siguientes:
-
en primer lugar, porque el comercio internacional se calcula en ventas totales, mientras que el PIB se calcula en términos de valor añadido; y
-
en segundo lugar, porque las cadenas de suministro del comercio internacional exageran el descenso, ya que muchos insumos de un producto acabado atraviesan varias fronteras antes de que el producto en sí sea finalmente enviado al extranjero.
Con la crisis económica y el consiguiente
aumento del desempleo en diversos países se cernió una grave amenaza
sobre el sistema mundial de comercio e incluso sobre las relaciones
económicas entre los países. Incluso, empezó a cundir la duda de si el
comercio internacional, que había sido un instrumento de creación de
oportunidades de crecimiento y reducción de la pobreza sin precedentes,
no se habría transformado en un mecanismo de transmisión que agudizaba
el deterioro de la actividad económica. Sin embargo, la experiencia
posterior a la crisis financiera ha puesto de relieve la importancia de
una actuación multilateral y cooperativa de los países, de mantener la
apertura del comercio mundial, y de crear capacidad para establecer
políticas de reglamentación y redes de seguridad nacionales adecuadas.
Las oportunidades, los vínculos y las eficiencias que se derivan del
comercio siguen mostrando que el comercio mundial es importante tanto
para la recuperación como para el crecimiento.
Este año ha comenzado la recuperación mundial, y también repuntará el
volumen del comercio. La OMC he pronosticado que el comercio mundial
crecerá un 9,5 por ciento en 2010. Se prevé que el volumen de las
exportaciones procedentes de las economías desarrolladas aumente un 7,5
por ciento y que las exportaciones de los países en desarrollo se
incrementen en torno a un 11 por ciento al finalizar la recesión
económica mundial. Conviene recordar lo que se señala en el informe del
Banco Asiático de Desarrollo sobre las perspectivas para 2010: “la
recuperación gradual del comercio es tanto una consecuencia del repunte
de la economía como una fuerza que lo impulsa”.
La recuperación económica actual es la más rápida que se ha visto tras
una gran recesión económica. Junto a la actuación coordinada de los
países para adoptar medidas positivas, ha contribuido a ello en gran
medida el hecho de que por lo general se haya mantenido la apertura de
los mercados internacionales. El papel del sistema de la OMC y las
iniciativas de anticipación emprendidas por el Director General de la
OMC, Sr. Pascal Lamy, con el apoyo de los Miembros han sido
determinantes a este respecto.
Una de las principales diferencias entre la actual crisis económica
mundial y la de los años treinta es que ahora contamos con la disciplina
que representan las normas comerciales en cuyo marco actúan los Miembros
de la OMC. Durante la reciente crisis, la existencia de las disciplinas
de la OMC hizo que los países tomaran conciencia del tipo de medidas que
serían cuestionadas e incluso sometidas al mecanismo de solución de
diferencias. De este modo, la OMC ha contribuido a aliviar las tensiones
y a que se actúe de forma ordenada y sin generar efectos perturbadores.
El sistema de la OMC es un buen seguro para mantener la apertura de los
mercados y aumentar las oportunidades económicas.
En su informe de vigilancia, preparado en consulta con los Miembros de
la OMC y con sus aportaciones, el Director General de la Organización
ofreció información de calidad, lo que dio seguridad a los países y les
permitió seguir y supervisar las medidas que los demás estaban tomando.
Al debatir los informes en la OMC, los países han tenido ocasión de
examinar la actuación de los demás y manifestar sus preocupaciones por
los efectos probables de determinadas medidas de política. Es
interesante observar que el informe muestra que, incluso en estos
momentos difíciles, varios países están adoptando medidas de apertura o
facilitación del comercio. De ese modo, además de mantener bajo los
focos la actuación de los distintos países, el proceso también los ayuda
a hacer frente a las presiones políticas para el cierre de los mercados.
Por tanto, el informe y el proceso de examen reducen la probabilidad de
que se establezcan obstáculos al comercio. Según cálculos estimativos,
las restricciones al comercio que se han adoptado durante el período de
crisis han afectado a un volumen muy inferior al 1 por ciento del
comercio mundial. El G-20 ha reconocido el valor de los informes y ha
pedido que se preparen otros para sus reuniones. Los informes que
preparamos se publican en el sitio Web de la OMC.
Aunque la recuperación económica ha comenzado, la situación política
sigue siendo difícil, porque la reducción del desempleo requiere mucho
más tiempo que un repunte de la actividad económica. Por lo tanto, hemos
de estar alerta y asegurarnos de mantener el estímulo que proporciona el
aumento del comercio internacional y de evitar las medidas
proteccionistas. En este contexto, los informes de vigilancia son de
gran utilidad para ayudar a mantener la apertura de los mercados y las
oportunidades. Como señaló recientemente el Director General de la OMC,
en la Organización esas dos medidas pueden resumirse así: “poner freno
al proteccionismo y ayudar a superar la crisis”.
Otra útil iniciativa del Director General de la OMC ha sido poner de
relieve desde el primer momento la importancia de la financiación del
comercio para la facilitación del comercio, especialmente en el caso de
las empresas más pequeñas y las economías más pobres. El Director
General ha subrayado que la financiación del comercio es de una índole
distinta de los demás tipos de financiación, porque los períodos de
reembolso son más cortos y el reembolso es más seguro. Por eso, la
financiación del comercio entraña un riesgo mucho menor y genera réditos
de forma más inmediata. Este tipo de financiación debería ser
reglamentado de forma menos estricta que la financiación en general y
debería facilitarse su obtención con el apoyo de la comunidad
internacional, especialmente en el caso de los países que no son capaces
de obtener financiación a causa de la fuga de capitales y la escasez de
fondos. Gracias a estas iniciativas, que contaron con el apoyo de otras
grandes instituciones internacionales, el G-20 reservó una partida de
250.000 millones de dólares para financiación del comercio destinada a
ayudar a los países más pobres.
Cómo ven los Miembros la OMC y la Ronda de Doha
La experiencia de la crisis ha hecho que se ponga
de manifiesto y se reconozca una vez más la importancia del sistema
previsible, estable y basado en normas que representa la OMC. Los Miembros
comprenden que el sistema de la OMC proporciona un mecanismo de seguro para
impedir que se reproduzca una situación proteccionista como la de los años
30. Bastaría eso para demostrar que la OMC y las normas multilaterales que
encarna son sin lugar a dudas pertinentes en el mundo globalizado en que
vivimos. Los Miembros también creen que el sistema puede mejorarse, y que la
Ronda de Doha es un esfuerzo en esa dirección. Como dijo un Ministro de
comercio el pasado año, la OMC y un resultado positivo de las negaciones de
la Ronda de Doha equivalen de hecho a “tener una buena póliza de seguros y,
además, una reducción del riesgo”. El Director General de la OMC ha señalado
que “la Ronda de Doha es simplemente el estímulo económico más asequible”.
Por lo que respecta a las actividades de la OMC, me complace informarles de
que hoy se ha publicado el Informe Anual 2010 de la OMC, que puede obtenerse
en nuestro sitio Web. Las actividades recientes abarcan un abanico muy
amplio. Además de llevar a cabo diversas labores de carácter técnico, los
Miembros se están centrando en hacer un uso más activo de los Comités y los
Consejos, en particular de los mecanismos de transparencia existentes en el
sistema de la OMC, así como en aumentar la presentación de informes y
evaluaciones respecto de la situación y las iniciativas en curso, y en
reforzar las actividades de intercambio de información. Las iniciativas
abarcan tanto preocupaciones nuevas como actividades anteriores. El
principal foco de interés son, por supuesto, las negociaciones comerciales
de la Ronda de Doha.
Los líderes mundiales han destacado la importancia de una conclusión
satisfactoria de la Ronda de Doha. Algunos de ustedes estuvieron aquí en
Ginebra en la Séptima Conferencia Ministerial de la OMC celebrada el pasado
mes de diciembre y oyeron a los Ministros señalar la importancia del
comercio internacional y de la Ronda de Doha para el Desarrollo para la
recuperación económica y la mitigación de la pobreza en los países en
desarrollo. Recientemente, a principios de este mes, recibimos una
declaración de apoyo de los países del APEC, que se reunieron en el Japón.
La dimensión de desarrollo de la Ronda de Doha es esencial para su programa
y está reconocida por todos. Conviene señalar que los países que hacen más
hincapié en una conclusión satisfactoria de la Ronda son los países en
desarrollo. Todos ellos están convencidos de que lo logrado hasta ahora es
el fruto de años de intensos esfuerzos y tiene un gran valor.
Una conclusión satisfactoria de la Ronda de Doha puede reportar grandes
beneficios a todos los países. Se han hecho estimaciones de esos beneficios,
pero son en realidad subestimaciones, porque no se miden algunos efectos,
como los de los servicios, los de la facilitación del comercio y los de las
mejoras sistémicas en el sistema internacional de comercio. Los Miembros son
conscientes de ello, y por eso se mantienen el empeño y las aspiraciones por
lograr un resultado satisfactorio. Aunque a quien observa desde fuera le
pueda parecer que desde hace algún tiempo no ha habido movimiento alguno, lo
cierto es que pueden percibirse signos inequívocos de un avance constructivo
constante, por ejemplo, en el hecho de que el mismo grupo de países que no
logró alcanzar un acuerdo respecto de una determinada cuestión relacionada
con la agricultura en julio de 2008, consiguiera resolverla pocos meses
después. Del mismo modo, los Miembros han sido capaces de hacer progresos en
determinadas cuestiones, como la facilitación del comercio, y han analizado
otras para estudiar formas de atender las preocupaciones esenciales de
distintos países. Asimismo, en la actualidad una parte importante de los
trabajos del Grupo de Negociación consiste en aportar claridad mediante la
labor técnica de la “consignación en listas” de los futuros compromisos,
labor ésta en la que ha habido avances significativos.
Esfuerzos recientes
El primer esfuerzo global realizado este
año para examinar el camino que aún queda por recorrer fue la reunión de
balance. Los Miembros señalaron que, aunque se había dado prioridad a
continuar la liberalización en la agricultura y los productos industriales,
era importante seguir avanzando en otras esferas del programa, como los
servicios, las normas (incluidas las referentes a las subvenciones a la
pesca), la facilitación del comercio, el comercio y el medio ambiente y las
disposiciones sobre trato especial y diferenciado para los países en
desarrollo y los PMA.
En el curso del balance, el Director General de la OMC mantuvo consultas
informales con diversos grupos, con Miembros a título individual, y con el
conjunto de los Miembros. Esas consultas fueron constructivas y explícitas.
Todos admitieron que en esa fase de las negociaciones no había una solución
milagrosa. Sin embargo, al mismo tiempo todos mantuvieran su firme
compromiso con el mandato de la Ronda y con su conclusión satisfactoria.
Este mismo mensaje se reiteró en la reunión del APEC que tuvo lugar en el
Japón a principios de este mes.
Un punto importante que hay que tener presente es que hemos hecho ya avances
fundamentales en la mayoría de las cuestiones negociadas en la Ronda de
Doha. Para comprobarlo basta consultar los textos de los Presidentes de los
Grupos de Negociación. En agricultura, esos avances se han logrado, por
ejemplo, en las cuestiones relativas a la competencia de las exportaciones,
en la mayor parte de las cuestiones relativas a la ayuda interna, en el
contenido principal de las cuestiones relativas al acceso a los mercados, y
en el marco del acceso libre de derechos y de contingentes para los
productos procedentes de los países menos adelantados. Las cuestiones en las
que ha habido avances importantes pero que aún requieren esfuerzos de
negociación son, entre otras, los productos tropicales, la erosión de las
preferencias y una determinada parte de la ayuda del compartimento azul. La
conclusión satisfactoria, el pasado mes de diciembre, de la prolongada
diferencia sobre el comercio de bananos entre los países latinoamericanos
productores de bananos y la Unión Europea también ha supuesto una evolución
positiva, ya que ha permitido abordar temas relacionados con los productos
tropicales y cuestiones relativas a la erosión de las preferencias.
En la esfera de la agricultura hay todavía algunas cuestiones fundamentales
en las que sigue siendo necesario avanzar mucho más y celebrar negociaciones
específicas, como las disciplinas relativas al algodón, los topes
arancelarios, la simplificación arancelaria, los productos sensibles
abarcados y el mecanismo de salvaguardia especial. Se han seguido celebrando
consultas sobre estas cuestiones y los Miembros han hecho exámenes técnicos
de diversos elementos para contribuir a que la atención se centre más en
avanzar. No obstante, en estas cuestiones aún hay importantes divergencias
que es necesario superar con negociaciones más activas.
En el ámbito del AMNA, la estructura básica y varios de sus
componentes son cuestiones ya resueltas en gran medida. Entre las cuestiones
que necesitan más atención figuran las siguientes: mayor acceso a los
mercados que el establecido en la fórmula en determinadas esferas, mayor
flexibilidad para algunos Miembros que la resultante de la fórmula general,
asuntos relacionados con la erosión de las preferencias, y examen de las
medidas no arancelarias. Una preocupación esencial para algunos países
desarrollados Miembros es que lo que hay hasta ahora sobre la mesa reflejan
un nivel inadecuado de acceso a los mercados en determinados mercados
esenciales. Sin embargo, los Miembros a quienes se han hecho las solicitudes
consideran que las contribuciones que se esperan de ellos en el proyecto de
paquete relativo al AMNA ya son exigentes y que las posibilidades de acceso
adicional a los mercados serán limitadas. Recientemente se ha intensificado
la interacción a este respecto.
Un rasgo importante de las negociaciones sobre los servicios es que
tienen lugar sobre la base de peticiones y ofertas. Es interesante observar
que, en las peticiones plurilaterales de servicios, muchos de los
principales peticionarios aplicaron el criterio de solicitar aquello que
ellos mismos estaban en condiciones de ofrecer, dando así más credibilidad a
su compromiso. En julio de 2008, la Conferencia de manifestación de
intenciones sobre los servicios produjo resultados muy positivos y los
participantes la consideraron satisfactoria en términos generales, tanto en
lo referente a la posibilidad de alcanzar un equilibrio como a la ambición.
Así lo reconocieron recientemente, una vez más, los coordinadores de los 20
grupos sobre peticiones y ofertas plurilaterales en la reunión en Sesión
Extraordinaria que tuvo lugar inmediatamente antes del balance.
En lo que respecta a la aplicación de las modalidades relativas a los PMA
(exención para los PMA) en la espera de los servicios, la celebración de una
serie de consultas tuvo como resultado la distribución, en febrero de 2010,
de un proyecto de texto jurídico para una exención relativa a un trato
preferencial para todos los PMA Miembros. Se han hecho progresos
sustanciales a este respecto. Se prevé que, con la adopción de este
mecanismo, los PMA puedan aumentar su participación en el comercio de
servicios.
En la esfera de las normas —que engloba las negociaciones sobre
normas relativas a las medidas antidumping, las medidas compensatorias (es
decir, las medidas para contrarrestar subvenciones causantes de daño), las
subvenciones a la industria, las subvenciones a la pesca (cuestión nueva
objeto de un mandato de elaborar normas con el fin de regular las
subvenciones que dan lugar a un exceso de capacidad y a la sobrepesca,
mermando significativamente las poblaciones de peces en libertad objeto de
pesca de captura) y las normas sobre los acuerdos comerciales regionales—,
los Miembros eligieron recientemente un nuevo Presidente, que asumirá el
cargo a principios de julio y efectuará, en primer lugar, un examen el
estado general de las negociaciones, incluidas las cuestiones sistémicas
relativas a los acuerdos comerciales regionales. Para ello, celebrará
consultas con los Miembros y estudiará con ellos opciones para llevar el
proceso adelante. En la mayoría de las cuestiones, la situación está clara.
La esfera en la que hay una mayor divergencia es la de las subvenciones a la
pesca, y a este respecto sería necesaria una participación seria y
sustancial para salvar las diferencias existentes. Actualmente los temas se
están tratando a un nivel más alto, lo que está aportando más claridad
acerca del modo en que los gobiernos desean avanzar. Esta esfera de las
negociaciones es determinante, ya que es incuestionable que la estructura de
la elaboración de normas también contribuye a la seguridad, la transparencia
y la previsibilidad del sistema de comercio. Por lo tanto, reforzar y
aclarar las normas en materia de acuerdos comerciales regionales, medidas
antidumping, subvenciones y subvenciones a la pesca es esencial para lograr
que el sistema multilateral de comercio sea más útil a los Miembros de la
OMC.
Algunas esfera de las negociaciones, como la facilitación del comercio
—que van a un ritmo más rápido que el resto de las conversaciones—, están
considerablemente avanzadas. En otras cuestiones, como el comercio y
medio ambiente y las disposiciones sobre trato especial y
diferenciado, se dan avances parciales y las partes siguen examinando
opciones y posibilidades de avance en los puntos en que las posiciones aún
no están próximas.
¿Cuál es, entonces, el balance global de los progresos logrados hasta ahora?
Como el Director General de la OMC ha dicho en varias ocasiones, hemos
recorrido el 80 por ciento del trayecto. En cuanto al 20 por ciento que aún
resta, se están haciendo progresos significativos en algunas cuestiones,
mientras que en otras es necesaria una participación mucho más específica
para lograr el nivel de ambición adecuado y un equilibrio satisfactorio para
todos los interesados.
Próximas etapas
En varias de las esferas en que los Miembros aún
no se han puesto de acuerdo se han podido determinar las discrepancias que
aún existen. Sin embargo, en otras, como la ampliación del acceso a los
mercados, el mecanismo de salvaguardia especial y las subvenciones a la
pesca, la magnitud de esas discrepancias está mucho menos clara.
Los Presidentes de los Grupos de Negociación desean que la atención se
centre en superar estas y otras discrepancias. Muchos de los Miembros de la
OMC han advertido de que en las próximas etapas no hay que caer en la
“sobreingeniería” y han abogado por que se deje a los Miembros margen para
negociar. Los Miembros saben también que para llegar a conclusiones
definitivas, deben mantener su insistencia en que el proceso multilateral
inclusivo de los grupos de negociación y en que el Comité de Negociaciones
Comerciales siga siendo el eje del proceso de negociación. Como ya han hecho
en ocasiones anteriores, los Miembros interesados examinarán estas
cuestiones también en diversas configuraciones para estudiar maneras de
seguir adelante. También puede ser necesario continuar la labor técnica con
el fin de facilitar las negociaciones en los niveles más altos. Todo ello
sólo es posible si la voluntad política tantas veces manifestada se
transforma en una participación real y sustantiva en las negociaciones que
genere el impulso necesario. Sólo así podrá incorporarse paso a paso el
proceso de negociación al proceso que desarrolla la OMC, caracterizado por
la inclusión y la transparencia. Ésa es la forma de alcanzar un acuerdo
entre los Miembros de la OMC que tome como base los amplios resultados que
ya se han logrado en forma de textos de los Presidentes. Una conclusión
satisfactoria es muy importante para hacer efectiva la dimensión de
desarrollo, que es un elemento esencial del resultado de la Ronda.
Asistencia técnica
Una observación importante en la que se ha insistido repetidamente es que el acceso a los mercados para los países en desarrollo y los PMA tiene que ir acompañado de creación de capacidad. La creación de capacidad es imprescindible para hacer frente a las limitaciones de la oferta o a necesidades de infraestructura, como puertos, carreteras y redes eléctricas, que tanto precisan muchos países en desarrollo para poder obtener más beneficios del comercio. Muchos Ministros han apelado a la necesidad de mantener el impulso que ha adquirido la Ayuda para el Comercio y a que la labor relativa al Marco Integrado mejorado avance hasta el siguiente nivel, de modo que se asegure que las propuestas de financiación de Tipo 1 y Tipo 2 sean aprobadas rápidamente y se apliquen sobre el terreno. La Ayuda para el Comercio impulsa el fortalecimiento de la capacidad comercial y el crecimiento económico, favorece los corredores regionales de comercio y transporte y puede ser un instrumento eficaz de desarrollo y reducción de la pobreza. Será objeto de un análisis específico y más amplio en la próxima sesión.
Repercusiones amplias de carácter sistémico
Examinemos ahora brevemente los efectos amplios de
carácter sistémico que tendría una conclusión satisfactoria de la Ronda de
Doha. Es importante observar que muchos de los objetivos que buscan un
equilibrio y una equidad globales en el sistema internacional de comercio
sólo pueden lograrse en el marco de las negociaciones multilaterales que
tienen lugar en la OMC. Así sucede, por ejemplo, en cuestiones como las
subvenciones a la agricultura, las subvenciones a la pesca, las medidas
antidumping, las medidas no arancelarias, la forma de disipar las
preocupaciones que tienen los países desarrollados en relación con las
crestas arancelarias y la progresividad arancelaria respecto de todos los
países en desarrollo, el perfeccionamiento de las disciplinas en materia de
restricciones a la exportación, el establecimiento de una lista extensa de
bienes y servicios ambientales, y la facilitación del comercio. Varias de
estas cuestiones son ya partes sustantivas de los resultados de las
negociaciones.
Es necesario tener presentes al menos otros dos efectos sistémicos globales
importantes de una conclusión satisfactoria de la Ronda de Doha. Uno de
ellos guarda relación con la consecución de los Objetivos de Desarrollo del
Milenio y el otro con la posibilidad de hacer frente a la mayor parte de los
desafíos que afronta el mundo actualmente.
El impulso que generaría el éxito de la Ronda contribuiría al crecimiento y
ayudaría a reducir la pobreza. También conviene observar que uno de los
Objetivos de Desarrollo del Milenio hace referencia directa al comercio
internacional. Se trata de la Meta B del octavo Objetivo: “Continuar
desarrollando un sistema comercial y financiero abierto, basado en reglas
establecidas, predecible y no discriminatorio”. Quienes conocen la OMC,
sabrán inmediatamente que la OMC es ese sistema de comercio, es decir, un
sistema multilateral de comercio abierto, previsible y no discriminatorio. Y
sabrán también que la Ronda de Doha es un esfuerzo por seguir desarrollando
ese sistema, es decir, un esfuerzo por ayudar a cumplir esa meta del octavo
de los Objetivos de Desarrollo del Milenio.
Consideremos ahora algunas de las principales preocupaciones mundiales, como
la crisis financiera, la crisis económica, el cambio climático, la crisis
alimentaria, la crisis de la energía, todas las cuales requieren esfuerzos
multilaterales cooperativos. Los participantes en la Ronda de Doha también
participan en esos otros esfuerzos para resolver esas graves preocupaciones.
Les he hablado de lo mucho que se ha progresado en la Ronda y he señalado
que la conclusión satisfactoria de estas negociaciones es un objetivo
relativamente asequible. Si los participantes no pueden lograr una
conclusión en una situación como ésta, imaginen las consecuencias que ello
tendría a la hora de forjar un consenso respecto de las cuestiones más
difíciles que se tratan en otras esferas en las que es necesario un esfuerzo
cooperativo. El éxito de la Ronda de Doha indicará que podemos trabajar
todos juntos para lograr nuestros objetivos, con una responsabilidad común
pero diferente en cada caso.
Conclusión
Para concluir, permítanme reiterar que acogemos
con satisfacción todas las oportunidades para intercambiar con ustedes y con
parlamentarios del todo el mundo nuestras opiniones sobre la labor de la OMC.
Gracias a los esfuerzos de divulgación de la OMC y a la Conferencia
Parlamentaria sobre la OMC, la OMC y los parlamentarios pueden avanzar en su
labor de promover la transparencia, intensificar el diálogo, aclarar
posibles malentendidos y contribuir al conocimiento de los temas y las
negociaciones de la OMC. Para nosotros también es importante trabajar con
ustedes para que el mensaje de los beneficios de la conclusión de la Ronda
de Doha llegue a sus compatriotas, a sus colegas y a sus gobiernos. Serían
muchas las ventajas que reportaría la conclusión de esta Ronda de
negociaciones comerciales multilaterales, especialmente en un momento como
el actual, en el que la economía necesita más estabilidad, previsibilidad y
transparencia. Además, la Ronda podría hacer una gran contribución
económica, ayudando al cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del
Milenio de las Naciones Unidas y a otros objetivos comunes de nuestro mundo.
Este conjunto de cuestiones interrelacionadas de tanto calado, y el recuerdo
aún vivo del sufrimiento que a todos nos ha causado la reciente crisis
económica, me hacen pensar en lo que dijo Mahatma Gandhi: “El mundo entero
es como el cuerpo humano con sus diferentes miembros. El dolor que afecta a
uno de ellos lo siente todo el cuerpo.” Hoy me he centrado en los esfuerzos
que han de hacerse para aliviar ese sufrimiento común y crear oportunidades
favorables para todos nosotros fortaleciendo la OMC, un sistema multilateral
de comercio que tiene un enorme valor y encierra un inmenso potencial.
Ha sido muy grato estar aquí con ustedes hoy y, en nombre del Director
General de la OMC y en el mío propio, hago votos por la continuidad de esta
fructífera relación. Gracias por su atención.
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