OMC: NOTICIAS 2011

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Examen de la evolución del sistema de comercio internacional y mejora de su contribución al desarrollo y la recuperación económica,
Reunión de alto nivel de la Comisión de Comercio y Desarrollo, 6 de junio de 2011, Ginebra

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El comercio y el desarrollo están unidos de forma inextricable.  La contribución del comercio al crecimiento y el desarrollo es un hecho reconocido desde antiguo.  El mismo nombre de la UNCTAD hace hincapié en el comercio y el desarrollo, poniendo así de relieve la contribución especial del comercio al desarrollo;  lo mismo cabe decir del Programa de Doha para el Desarrollo de las negociaciones comerciales en la OMC.

El comercio y la política comercial se han convertido en instrumentos de importancia fundamental para alcanzar los objetivos nacionales de desarrollo y se consideran también elementos cruciales en el camino hacia el logro de los Objetivos de Desarrollo del Milenio.  A medida que ha evolucionado el sistema de comercio internacional han evolucionado también el planteamiento teórico y las ideas acerca de los aspectos clave de su contribución al desarrollo y la recuperación económica.  Los países han pasado de la sustitución de las importaciones a la promoción de las exportaciones, a la insistencia en una mayor apertura de los mercados internos y externos conducente a una mayor eficiencia, y a la revisión periódica de sus ideas.

Veamos algunos de los elementos clave de la evolución del sistema de comercio internacional y su contribución al desarrollo y la recuperación económica.  Para ello, debemos tener en cuenta el pasado y el futuro probable e insistir en algunos puntos importantes para destacar la aportación del comercio internacional a ese objetivo.

Entre 1951 y 2010, el PIB mundial se multiplicó por nueve y el volumen del comercio de mercancías se multiplicó por 33.  Si consideramos un período más reciente, por ejemplo desde 1995 hasta la actualidad, el crecimiento anual medio del volumen del comercio ha sido casi el doble que el de la producción total.  Ello demuestra el dinamismo relativamente mayor del comercio internacional, la cuota creciente y muy elevada que le corresponde en la actividad económica y las interconexiones comerciales cada vez más intensas entre las naciones.

Este proceso de crecimiento ha ido acompañado de dos sólidos indicadores de una mayor intervención del comercio en el proceso de crecimiento.  El primero son las cadenas de suministro;  el segundo, la aparición de nuevos y adicionales polos de crecimiento y fuentes de demanda comercial.

Las cadenas de suministro implican a varios países en la producción de los artículos comercializados.  Una consecuencia de las cadenas de suministro es que no hay forma de evaluar fácilmente los efectos de una determinada medida comercial, como podía hacerse con el sencillo modelo de comercio del pasado.  El efecto de las restricciones comerciales se sentiría no solo en una nación o en un número reducido de ellas.  Sus repercusiones se harán sentir mucho más claramente en la eficiencia de las operaciones de toda la cadena y no solo en el país promotor de una medida comercial.  En consecuencia, habrá una mayor posibilidad de que se adopten medidas de retorsión.  Asimismo, las políticas que generan inestabilidad o posibles sustituciones de parte de la cadena de suministros de un producto cualquiera pueden dar lugar a que otros miembros de la cadena de suministros evalúen de distinta forma la estabilidad de los vínculos existentes.  Por ello, el alcance de cualquier medida comercial es ahora mayor y más multilateral que en un contexto con estructuras comerciales más sencillas.

El resultado ha sido el deseo de comprender mejor estas pautas comerciales, como se refleja por ejemplo en el concepto de “Fabricado en el mundo”, y la iniciativa de recopilar estadísticas y aclarar estos hechos.  Un resultado de esta iniciativa es un libro publicado esta mañana, con estudios sobre las pautas comerciales y cadenas de valor mundiales en Asia oriental “Trade Patterns and Global Value Chains in East Asia”), preparado por la OMC y el Instituto de Economías en Desarrollo - Organización de Comercio Exterior del Japón (JETRO).  Estas cadenas de suministro revelan claramente una característica puesta de manifiesto por el profesor Lerner ya en 1936, a saber, que un impuesto a la importación es también un impuesto a las exportaciones.  Una cadena de suministros pone de relieve la gran contribución de las importaciones en cualquier sistema a mejorar el comportamiento de la economía, además de aumentar las exportaciones.

Las cadenas de suministro han acelerado el crecimiento del comercio internacional y, al mismo tiempo, el comercio de algunas naciones o regiones ha crecido más rápidamente que el de otras.  Por ejemplo, la cuota de exportación de China, Alemania, Oriente Medio, la India y las seis economías de Asia Oriental ha aumentado en relación con las de otros países.  Estos cambios han dado lugar a la aparición de algunos polos nuevos y adicionales del comercio y el crecimiento.  El comercio ha desempeñado un importante papel positivo en la aparición de estos polos adicionales de crecimiento, circunstancia que representó un alivio para la economía mundial cuando experimentó el mayor revés financiero y económico registrado aproximadamente en tres generaciones.  Los países que se incorporarán probablemente a estos nuevos polos de crecimiento, por ejemplo los “11 próximos países”, reconocen también la importancia del comercio para alcanzar sus aspiraciones.  Para el año 2050, según estimaciones del Banco Mundial, la cuota de los países en desarrollo en el comercio mundial será el doble de la actual.

Por consiguiente, las relaciones comerciales seguirán cambiando y aparecerán nuevos mercados en los países en desarrollo.  Dado que las pautas de la demanda de los países en desarrollo en crecimiento son diferentes de las de los países con ingresos elevados, ello repercutirá en la estructura de productos del comercio mundial.  Según un análisis reciente del Banco Mundial, “los países en desarrollo en rápido proceso de industrialización tienen una demanda proporcionalmente mayor de materias primas industriales, energía y alimentos, en contraposición a los bienes de consumo manufacturados y los servicios no comerciables.  Por ello, dada la creciente importancia de los países en desarrollo en cuanto motor del crecimiento, es probable que el fuerte aumento de los precios de los productos básicos registrado en 2010 se prolongue durante el período incluido en las previsiones”.

Añadamos a todo ello lo que ha ocurrido al tratar de salir de la reciente crisis económica.  El comercio con los países en desarrollo ha contribuido significativamente a la recuperación de esta crisis, debido al rápido crecimiento de su demanda, en particular de bienes de capital y productos básicos.  Ello significa que, si bien es cierto que las manufacturas fueron el motor que impulsó las experiencias más dinámicas de crecimiento y que es probable que su contribución siga siendo importante en ese sentido, la canasta de productos comercializados contará con una representación mayor de la agricultura y los productos básicos que en el pasado.  Estos sectores ofrecerán importantes oportunidades económicas a algunos pequeños países en desarrollo.

La existencia de esas oportunidades implicará una mayor preocupación por los regímenes normativos que desequilibren el campo de juego con sus efectos distorsionadores.  Dado que el sistema de comercio internacional es cada vez más importante para el crecimiento y el desarrollo, los países desearían disponer de información fiable sobre las políticas comerciales de otros países para evaluar adecuadamente su situación de mercado y la repercusión en sus políticas respectivas.  Por ello, la transparencia y la notificación adquirirán mucha mayor importancia en el futuro.  Es digno de señalar que los informes de vigilancia de las políticas comerciales presentados por la OMC han contribuido notablemente a mantener los mercados mundiales relativamente abiertos incluso durante la fuerte contracción de la producción y el empleo de 2009.  Los informes sobre comercio e inversión que presentan ahora la OCDE, la UNCTAD y la OMC a las reuniones del G-20 son otra prueba de lo importante que es mantenerse al tanto de las experiencias pertinentes y la evolución de las políticas en estas esferas.  Esta vigilancia ayudará también al sector privado en la toma de decisiones, permitiéndole comprender mejor su entorno.

La transparencia y la vigilancia serán un instrumento importante para establecer y mantener sistemas adecuados, incluso en lo que respecta a los acuerdos comerciales regionales, que muestran una tendencia cada vez mayor a la proliferación.  Normalmente, esos acuerdos abarcan solo una parte del total de las cadenas de suministro que antes he mencionado.  Asimismo, es probable que se conviertan en motivo de preocupación si no cumplen las condiciones especificadas en las disciplinas de la OMC.  La vigilancia pondrá también de manifiesto las dificultades que probablemente habrá que resolver debido a la existencia de normas de origen diferentes y de esferas como las subvenciones a la agricultura, las medidas antidumping, etc. que no estarán debidamente reguladas en esos acuerdos.

Otra experiencia reciente en el sistema de comercio internacional ha sido la capacidad relativa de resistencia de los servicios durante la crisis.  Los servicios son importantes para aumentar la eficiencia de las operaciones económicas y el logro de objetivos sociales.  Tras los grandes cambios de las tecnologías de la información y la experiencia de países como la India en la utilización del sector de los servicios como rampa de lanzamiento para un mayor crecimiento económico, varios países reconocen el potencial de este sector para su proceso de desarrollo.  Los cambios tecnológicos han abierto también la posibilidad de distribuir tareas dentro de la cadena de suministro, creando así oportunidades comerciales adicionales.  Los países reconocen asimismo la importancia de la infraestructura para promover el crecimiento económico y, por conducto de este, el comercio dentro de la región y más allá.  Éste se ve también impulsado por el comercio internacional de bienes y servicios.

Así pues, las probables tendencias de cara al futuro, que muestran la importancia creciente de los países en desarrollo en el comercio y la producción mundial, implican también un aumento de la importancia de los servicios en el comercio mundial.  Además, el comercio internacional tendrá una complejidad creciente debido a que el comercio de bienes requerirá cada vez más el comercio de servicios como elemento necesario para poder realizar eficazmente las transacciones.  Ello agregará una nueva dimensión a las cadenas de suministro, dimensión que desbordará los límites no solo de los países sino también de las categorías de productos.  En consecuencia, los países prestarán cada vez mayor atención al entorno normativo internacional para categorías de productos mucho más amplias que en la actualidad, hasta incluir a todos los sectores de productos.  Dado que el comercio contribuirá notablemente a ofrecer mayores oportunidades económicas, las naciones verán con mayor claridad el aumento de la eficiencia resultante de la facilitación del comercio o de la simplificación de los regímenes normativos.  Como las cadenas de suministro establecerán vínculos entre diferentes países y categorías de productos, esta insistencia en la facilitación del comercio conllevará igualmente preocupaciones que afectarán a diversas naciones y categorías de productos.

Si bien el comercio ha abierto grandes oportunidades de crecimiento y ha contribuido de forma significativa a la recuperación de la crisis reciente, tenemos pruebas de que un gran número de países pobres no pueden beneficiarse de las oportunidades que ofrece el sistema de comercio internacional.  Estos países tropiezan con limitaciones relacionadas con la oferta que deben ser resueltas conjuntamente por la comunidad internacional.  Asimismo, para ampliar sus oportunidades comerciales es preciso facilitar sus condiciones de acceso a los mercados.  Todo ello es importante por otra razón muy importante en la evolución actual de las relaciones económicas internacionales.

En la era de las comunicaciones, la tecnología no solo ha modificado el contenido y la estructura del comercio sino que ha hecho también que las personas puedan ver más fácilmente las asimetrías o desigualdades de las relaciones internacionales.  También hace que la participación de las ONG en la vigilancia de las características y la evolución de los sistemas políticos y económicos internacionales sea más eficaz.  Si a ello se suman los cambios en las estructuras de poder económico y las coaliciones de intereses, el resultado es que un número mayor de países tiene más interés en conseguir un sistema internacional justo y equitativo.  Por ello, continuarán realizándose esfuerzos decididos por lograr un sistema de comercio internacional más justo y equitativo.  La actual Ronda de Doha es un intento de lograr esos cambios, pero en la actualidad está atravesando dificultades.  Los Miembros están examinando seriamente el camino que queda por recorrer, y dan mayor prioridad a las cuestiones relacionadas con el desarrollo y, dentro de ellas, a las preocupaciones de los países menos adelantados.  Las cuestiones que se plantean aquí ponen de relieve que, si no se abordan adecuadamente estos temas, aumentará también inevitablemente la presión para que el régimen mejore en consonancia con los objetivos de la Ronda de Doha.

Los países poco desarrollados no son los únicos que insistirán en una mayor evolución del sistema de comercio internacional.  Cuando se produce un cambio importante en el equilibrio económico y político mundial, como en la actualidad, el interés se despierta por muchos factores nuevos.  Este cambio de perspectiva se verá también afectado por las distintas crisis y preocupaciones de los últimos años, como la crisis alimentaria, la crisis financiera, la crisis económica, las preocupaciones macroeconómicas, los problemas relacionados con la salud y el cambio climático.  El cambiante sistema de comercio internacional será uno de los diferentes sistemas que se examinarán para dar respuesta a esas preocupaciones.  Las normas de la OMC, con sus mercados abiertos y su régimen regulatorio, se han considerado en general válidas en ese contexto.  Naturalmente, los Miembros de la OMC considerarán también el camino por recorrer teniendo en cuenta esos contextos.

El régimen de la OMC ofrece la posibilidad de alcanzar objetivos internos mediante políticas internas, sujetas a determinadas disciplinas.  La experiencia y las explicaciones ofrecidas, en particular las declaraciones del Director General de la OMC, Pascal Lamy, han aclarado que los países deben alcanzar sus objetivos a través de un conjunto de políticas internas y comerciales, incluido el aumento de la capacidad.  El régimen de la OMC lo prevé de forma explícita, dentro de un marco de buen gobierno en la formulación y aplicación de esas políticas.

Una de las sugerencias que se han hecho tras la recuperación de la crisis económica ha sido que los países con importantes balanzas comerciales positivas presten más atención a sus economías nacionales.  Algunos han considerado que este cambio de orientación muestra la pérdida de importancia del sistema de comercio internacional.  La realidad es muy distinta, ya que todos los países, incluso los que desean alentar la demanda interna, continúan reconociendo la gran importancia del sistema de comercio internacional y el régimen multilateral de comercio en el marco de la OMC.  Los acontecimientos actuales que se acaban de describir, y la considerable participación de todos los países en el sistema de comercio internacional, hacen que resulte inevitable la necesidad de que cooperen para mantener la solidez del sistema multilateral de comercio a fin de hacer frente a las nuevas y heterogéneas circunstancias.  Este hecho importante es puesto de relieve por todos los interesados.

Si bien el sistema de comercio internacional seguirá teniendo gran importancia, las cuestiones interrelacionadas que la comunidad mundial está tratando de abordar de forma simultánea tendrán una repercusión importante.  Para progresar en este contexto, las naciones deberán determinar claramente cuáles son los foros adecuados para abordar cada cuestión mediante un sistema de gobierno mundial, y el alcance y la naturaleza de la cooperación entre los diferentes organismos internacionales.

En esas circunstancias, debemos tener presente que la relación entre comercio y desarrollo no es necesariamente sencilla, y debe abordarse desde muchos ángulos a fin de que los beneficios lleguen realmente a los países en desarrollo.  Por su parte, éstos deben asumir la responsabilidad importante de determinar sus prioridades comerciales, mientras que sus interlocutores comerciales deben seguir colaborando con ellos para convertir esas prioridades en resultados que sea posible lograr.

Hay que reconocer que es mucho lo que se ha conseguido ya en los pasados decenios en el contexto de la OMC y su predecesor el GATT para conseguir que el sistema de comercio internacional esté más abierto a la participación de los países en desarrollo.  Los obstáculos al comercio en muchos sectores se han reducido significativamente, y la apertura del comercio ha contribuido considerablemente a aumentar la participación de los países en desarrollo en la economía mundial.

No obstante, como antes se ha dicho, no todos los países en desarrollo participan por igual en el comercio internacional, y es preciso seguir trabajando para conseguir una participación más amplia de todos los países en desarrollo en el comercio internacional.  La Ronda de Doha se puso en marcha precisamente para hacer realidad este deseo de promover el desarrollo a través del comercio internacional y atender las preocupaciones de los países en desarrollo.  La dimensión del desarrollo invade todas las esferas de la negociación, incluso la corrección de varios desequilibrios existentes y la creación de mayores oportunidades de mercado.

A todo ello hay que añadir la Ayuda para el Comercio, que trata de prestar asistencia financiera y técnica a los países en desarrollo, especialmente a los PMA, para que puedan crear capacidad por el lado de la oferta y fortalecer su infraestructura relacionada con el comercio.  La iniciativa de Ayuda para el Comercio ha permitido poner en primer plano con éxito el papel del comercio como protagonista del desarrollo.  Según resulta de cifras publicadas recientemente por el Sistema de notificación por parte de los países acreedores, base de datos de la OCDE, los recursos destinados a la Ayuda para el Comercio alcanzaron en 2009 los 40.000 millones de dólares EE.UU., lo que representa un incremento del 60 por ciento respecto del período 2002-2005.

Es de importancia crucial que se mantengan y aumenten los compromisos en el marco de la Ayuda para el Comercio.  Han comenzado en la OMC los preparativos para la organización del Tercer Examen Global de la Ayuda para el Comercio, que se celebrará en Ginebra el 18 y 19 julio.  El objetivo clave del Examen Global de este año es poner de manifiesto que la Ayuda para el Comercio está consiguiendo resultados y que tiene repercusiones sobre el terreno.  Los 146 cuestionarios y los 269 relatos concretos que la OMC y la OCDE están examinando ahora contienen una enorme riqueza de información.

Permítanme resumir algunas de las principales observaciones que he formulado hoy:

  • Las restricciones del comercio no pueden considerarse ya desde la perspectiva de sus efectos concretos aislados.  Los países deben tener en cuenta las probables medidas que otros, incluidas las empresas que participan en las cadenas de suministro estarán considerando en respuesta a esas políticas restrictivas.
  • El hecho de que una gran variedad de productos sean importantes para diversas naciones implica que necesitaríamos una mejora general de las disciplinas de política comercial.  Este es precisamente el tipo de cobertura que trata de conseguir la Ronda de Doha.
  • Las relaciones comerciales cada vez más interactivas y profundas revelan que las normas de cualquier régimen de comercio internacional deben tener en cuenta las preocupaciones de todos, con particular insistencia en las de los países poco desarrollados, para construir un sistema de comercio más justo y equitativo.
  • En ese contexto, las negociaciones de la Ronda de Doha incorporan los principios deseables mencionados por otros oradores, como la no reciprocidad plena, la introducción gradual de las reformas, el equilibrio entre la apertura del mercado y los métodos para hacer frente a la erosión de las preferencias y la flexibilidad para los países en desarrollo mediante el trato especial y diferenciado, a lo que habría que añadir el hecho de que se están reduciendo los niveles consolidados, pero no los niveles aplicados.  De hecho, por lo que se refiere a los países menos adelantados, no hay ninguna necesidad de reducir sus niveles consolidados.
  • El sistema multilateral de comercio también debe mantenerse sólido para hacer frente a las diversas lagunas todavía existentes en los acuerdos comerciales regionales, y las preocupaciones que todavía suscitan así como a las novedades que van surgiendo.  Un resultado positivo de la Ronda de Doha mantendría la solidez del sistema.
  • La vigilancia y la transparencia desempeñarán un papel cada vez más importante para el sistema de comercio internacional.
  • El aumento de la capacidad de los países en desarrollo, en particular de los países menos adelantados, continuará siendo importante para que esos países puedan beneficiarse del sistema de comercio internacional.
  • Para hacer frente debidamente a las nuevas preocupaciones, como las crisis en los frentes de la alimentación, la energía o el cambio climático, necesitamos esfuerzos y acuerdos multilaterales.  La Ronda de Doha está relativamente muy avanzada en sus negociaciones, y si los países no pueden llegar a una conclusión positiva de esta Ronda, habría motivos para pensar que continuarán las dificultades también en otras esferas.  Los Miembros de la OMC están considerando el camino que queda por recorrer en la Ronda de Doha, y es importante conseguir resultados positivos con esos esfuerzos.
  • Para superar rápidamente las situaciones de fuerte contracción económica, es importante mantener la apertura de los mercados, dentro de un sistema que ofrezca estabilidad y previsibilidad para estimular las medidas que contribuyan a recuperarse rápidamente del deterioro económico.  Ello demuestra la importancia de la OMC y la necesidad de una conclusión positiva de la Ronda de Doha.
  • Las nuevas cuestiones que se han planteado en los últimos años requerirán una mayor coordinación y cooperación entre los distintos organismos internacionales.

Gracias al crecimiento del comercio internacional y a la apertura de los mercados, hemos salido de la crisis económica de 2009.  Estamos todavía en una situación difícil, y no podemos bajar la guardia.  El comercio internacional evoluciona satisfactoriamente.  Por ejemplo, según estimaciones recientes de la OMC, el comercio internacional ha crecido un 22 por ciento en el primer trimestre de este año.  Nuestras iniciativas deberían respaldar ese impulso positivo.  Deberíamos procurar mantener la apertura de los mercados y conservar las condiciones que estimulan el comercio, para que los países puedan utilizar las oportunidades ofrecidas por el sistema de comercio internacional a fin de conseguir tanto el crecimiento como el desarrollo.

 

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