Declaración ante el Comité para el Desarrollo del Banco Mundial

Sr Presidente, Presidente Zoellick, Excelencias:

Cuando me dirigí por última vez a este Comité, en octubre del año pasado, había un sentimiento general de optimismo porque habíamos dejado atrás lo peor de la crisis económica, y estaba en marcha la recuperación mundial, impulsada, entre otros factores, por una recuperación del comercio mundial.  Nuestros últimos pronósticos confirman que este año el comercio se normalizará con un crecimiento que se prevé sea del 6,5 por ciento. 

Sr Presidente, en esta breve intervención quisiera referirme a tres cuestiones fundamentales.

En primer lugar, hoy en día se corre el peligro de que el sistema de la OMC no pueda concluir la Ronda de Doha para el Desarrollo que iniciamos hace 10 años.  El optimismo con el que empezamos este año prácticamente se ha evaporado.  Los Miembros de la OMC han tropezado con los últimos obstáculos de las negociaciones comerciales de la Ronda de Doha, a saber, las reducciones de los aranceles industriales para las economías desarrolladas y emergentes.  Ya es hora de que los gobiernos dejen de lado sus estrechos intereses creados y consideren las consecuencias que tendría un debilitamiento del sistema multilateral de comercio, que con tanto éxito ha ayudado a resistir el proteccionismo durante la crisis. 

Estoy seguro de que estarán de acuerdo conmigo en que las consecuencias de no concluir de la Ronda de Doha serán más perjudiciales para los países en desarrollo, en particular para los menos adelantados, que son los que más dependen para su crecimiento de un sistema de comercio abierto y con normas justas. 

En segundo lugar, la última vez que nos reunimos les recordé que en pocas semanas se celebraría en Estambul (Turquía), la Cuarta Conferencia de las Naciones Unidas sobre los Países Menos Adelantados.  Esa Conferencia brindaba a la comunidad mundial una oportunidad de reafirmar su compromiso de ayudar a los países menos adelantados a lograr sus objetivos de desarrollo y velar por que su recuperación y crecimiento fueran más sostenibles.  Estoy convencido de que si colectivamente no conseguimos que la Conferencia se traduzca en resultados tangibles para los PMA, habremos perdido una ocasión única de contribuir a la prosperidad económica de esos países.  Este no es en absoluto el mensaje que la comunidad internacional quiere enviar a sus miembros más débiles, que sufrieron las consecuencias de una crisis que no causaron. 

La última cuestión a la que quiero referirme es el tercer Examen Global de la Ayuda para el Comercio, que tendrá lugar el 18 y 19 de julio de 2011 en Ginebra.  Se trata de una oportunidad para evaluar conjuntamente los progresos que hemos hecho para ayudar a los países en desarrollo a mejorar su capacidad de producción.  En los exámenes anteriores se han puesto de relieve los recursos adicionales aportados por los donantes y los progresos realizados en lo relativo a incorporar el comercio en las estrategias nacionales y regionales de desarrollo.  En el próximo examen se mostrará la repercusión que la ayuda para el comercio tiene sobre el terreno. 

Hace unas semanas el Presidente Zoellick y yo participamos en una actividad de divulgación del sector privado organizada por la Cámara de Comercio de los Estados Unidos aquí en Washington.  Con este evento se logró destacar el papel que desempeña en esa iniciativa el sector privado, que es un asociado fundamental para su éxito.  También nos centraremos en la facilitación del comercio y la integración regional, elementos esenciales para mejorar el rendimiento comercial de los países en desarrollo. 

En resumen, el mensaje que les quiero transmitir hoy es que el comercio y el desarrollo pueden apoyarse mutuamente, que debemos fortalecer –y no debilitar– el sistema de la OMC, y que debemos continuar apoyando los esfuerzos de los países en desarrollo por integrarse a la economía mundial.  En estos tiempos tan turbulentos, esto es un imperativo.  

Gracias por su atención.