En una reunión de una hora de duración en la sede de la FAO, ambos Directores señalaron que el mundo está hoy mejor preparado para hacer frente al alza de los precios alimentarios que durante la crisis de 2007-2008.  Ello en gran parte gracias a los mecanismos que los países del G-20 crearon el año pasado:  el Sistema de Información sobre Mercados Agrícolas (AMIS, por sus siglas en inglés), que aumenta la transparencia del mercado, y el denominado Foro de Reacción Rápida (RRF), que permite a los países responder con mayor rapidez en situaciones de volatilidad de los precios de los alimentos.

El Sr. Graziano da Silva y el Sr. Lamy instaron a los países a utilizar estos instrumentos de coordinación internacional y a abstenerse de acciones unilaterales, como las compras motivadas por el pánico o las restricciones a las exportaciones, que a menudo tienen como resultado un incremento de los precios a nivel mundial.  También pusieron de relieve el papel del libre comercio para garantizar la seguridad alimentaria, al ser el comercio el vehículo que permite a la oferta cubrir la demanda de alimentos en todo el mundo.  Subrayaron la necesidad de una mayor consistencia de los mercados agrícolas, ya que los productos básicos que son objeto de menos transacciones figuran entre los que tienen los precios más volátiles.

Hablaron de la importancia de armonizar las medidas no arancelarias aplicadas al comercio de productos agrícolas -y en especial al de productos alimenticios-, como forma de mejorar el acceso mundial a los mercados y la seguridad alimentaria.  Coincidieron en la necesidad de fortalecer las normas públicas globales, como el Codex Alimentarius, que establece normas internacionales sobre la inocuidad y calidad de los alimentos para promover alimentos más inocuos y nutritivos para los consumidores en todo el mundo.  Ambas organizaciones cooperarán para realizar estudios y mejorar el intercambio de información y conocimientos en este campo, y continuarán trabajando conjuntamente para velar por que los países en desarrollo puedan participar de forma eficaz en los trabajos de los organismos de normalización alimentaria.

Igualmente acordaron que la aplicación de la Decisión de Marrakech es importante para los países que son importadores netos de productos alimenticios, como una de las formas de hacer frente a las dificultades que supone conseguir suministros del mercado mundial a un precio razonable.

 

Índice de los precios de los alimentos

Los temores a una crisis alimentaria se desataron después de que el Índice de la FAO para los precios de los alimentos -que mide los precios de los alimentos básicos objeto del comercio internacional-, aumentara un 6 por ciento en julio.  Sin embargo el índice se mantuvo sin cambios el pasado mes de agosto.

Los Sres. da Silva y Lamy expresaron su preocupación por el impacto que los altos precios de los alimentos podrían tener en los países pobres y recalcaron la necesidad de mejorar la protección social, apoyar la producción de cultivos locales y fortalecer los mercados regionales.  En este contexto subrayaron también la importancia de que la comunidad internacional mantenga su apoyo a los países más vulnerables, incluso a través de la iniciativa de Ayuda para el Comercio de la OMC, que sirve para mejorar las infraestructuras agrícolas, y posibilita así que las oportunidades de acceso a los mercados se conviertan realmente en flujos comerciales.

Por último, ambos expresaron su determinación de promover una mayor cooperación entre la FAO y la OMC.