OMC: NOTICIAS 2014

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Me complace intervenir hoy aquí en nombre de la Organización Mundial del Comercio, puesto que los Miembros de la OMC se toman muy en serio la cuestión de la nutrición. La malnutrición en sus diversas formas, incluidas el hambre y la obesidad, supone un enorme problema que nos afecta a todos. Así pues, permítanme en primer lugar celebrar la adopción por esta Conferencia de la Declaración de Roma y el Marco de acción.

Para empezar, debo admitir que, al menos en abstracto, no se puede considerar que el comercio sea bueno o malo para la nutrición. Los alimentos que son objeto de comercio pueden ser nutritivos o pueden no serlo tanto. Prácticamente lo mismo puede decirse de los alimentos producidos a nivel nacional. Sin embargo, es evidente que las normas y políticas comerciales pueden contribuir de manera positiva al logro de los objetivos de nutrición, como han reconocido ustedes en el Marco de acción.

Los países cuyo comercio es más abierto experimentan un crecimiento económico más rápido y disponen de ingresos más elevados, y la apertura del comercio es un factor importante del desarrollo. Las oportunidades que procuran la liberalización del comercio y el aumento de los ingresos ayudan en la lucha contra la pobreza y los muchos flagelos que la acompañan, como el hambre y la malnutrición.

En el ámbito de la agricultura, una mayor apertura de los mercados significa que los alimentos pueden producirse allí donde se requieran menos recursos, lo cual hace posible su circulación desde las zonas excedentarias a las zonas deficitarias y puede reducir su costo, cuestión esta de especial importancia para aquellos cuyos problemas de nutrición son resultado de la pobreza. Las disciplinas de la OMC relativas a la agricultura tienen por objetivo fomentar un comercio con menos efectos de distorsión y restringir la intervención gubernamental y las subvenciones cuyos efectos indirectos negativos puedan ser especialmente perjudiciales para los pobres. El aumento de la especialización y del comercio conlleva también la disponibilidad de una mayor diversidad de alimentos, y de los distintos nutrientes que estos aportan.

¿Pero qué ocurre con las políticas orientadas a resolver los problemas de salud pública derivados del consumo de alimentos poco saludables? Mi mensaje es sencillo. Las normas de la OMC sobre el comercio facilitan a los gobiernos un considerable margen de actuación para garantizar que los alimentos sean inocuos y cumplan los objetivos de las políticas de nutrición. O, dicho de otro modo, el comercio no prevalece sobre la salud, con la salvedad de que la intervención gubernamental debería evitar toda discriminación innecesaria y no restringir el comercio más de lo necesario.

Las normas de la OMC también promueven la utilización de las normas internacionales como fundamento de la reglamentación cuando resulte apropiado y eficaz, así como mejores prácticas en materia de elaboración de normas, incluida una mayor transparencia, apertura e inclusión. Esto ayuda a garantizar que los encargados de la formulación de políticas dispongan de la información que precisan para abordar las complejas decisiones a que se enfrentan. La transparencia también permite la participación de los organismos de reglamentación, los consumidores, los productores y otras partes interesadas. Además, promueve la cooperación entre países y contribuye a evitar fricciones innecesarias.

La malnutrición es un problema complejo, y las políticas comerciales son sin duda un complemento -y no un sustituto- de unas políticas sólidas en materia de nutrición. Una mejor aplicación de las normas de la OMC contribuirá a un mejor funcionamiento de los mercados mundiales de productos alimenticios. Los Miembros de la OMC están trabajando para mejorar esas normas, aunque el camino no siempre es fácil.

Para concluir, permítanme destacar la importancia fundamental de la cooperación multilateral en el ámbito de la nutrición. Debemos avanzar de la forma más coherente y eficaz posible a fin de elaborar un mejor conjunto de normas a nivel nacional, regional e internacional. Por este motivo tiene tanta trascendencia esta Conferencia Internacional.

Reciban de nuevo mi felicitación por la labor que están realizando aquí y por los dos documentos finales de la Segunda Conferencia Internacional sobre Nutrición. La OMC tiene más que nunca el firme propósito de participar en esta cooperación multilateral y contribuir a ella.

Muchas gracias.

 

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