FORO PÚBLICO DE LA OMC 2017

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Los panelistas hicieron hincapié en que en un momento en que los gobiernos tenían dificultades para comprender y explicar la mundialización y en que la oposición al comercio había aumentado en muchos países, era necesario acordar un programa de comercio progresivo que tuviera en cuenta el género, el comercio electrónico y la contribución de las pymes al crecimiento y la creación de empleo, y que incorporara de manera efectiva esas cuestiones en las políticas internas.

"Si el sistema no es inclusivo, no cumple su cometido. Si la gente no se siente incluida, empieza a cuestionar el sistema. A este respecto, es indispensable desplegar esfuerzos a nivel nacional para complementar lo que establecen las normas internacionales. A veces es más fácil culpar al sistema que a la reglamentación nacional", declaró Shunko Rojas, Subsecretario de Comercio Exterior del Gobierno de la Argentina, en una reunión organizada por el B-20 Alemania y el B-20 Argentina.

El Sr. Rojas añadió que la Argentina, que presidiría el G-20 en 2018 y acogería la Undécima Conferencia Ministerial de la OMC que se celebraría próximamente en Buenos Aires (del 10 al 13 de diciembre), promovía un programa completo que abordaba la compleja relación entre el comercio, el progreso tecnológico y la creación de empleo, prestando especial atención a las mujeres y a las pequeñas empresas.

John Danilovich, Secretario General de la Cámara de Comercio Internacional (CCI), dijo que los gobiernos y la OMC debían comprometerse a hacer que el comercio fuese más accesible para la mayor comunidad empresarial del mundo: las pymes. "El reto empieza con las pymes, que son la columna vertebral de la economía. El 95% de las empresas son pymes y el 85% del empleo puede atribuirse a estas empresas. En los próximos años se necesitarán 600 millones de empleos y es imprescindible que las pymes puedan poner de su parte".

Sin embargo, muchas de esas pymes siguen sin poder acceder a tecnologías digitales que contribuyen de manera fundamental al comercio mundial. Como consecuencia de ello, la brecha entre las pymes de los países desarrollados y las de los países en desarrollo y de bajos ingresos se está ensanchando a un ritmo alarmante. Si las pymes no pueden adaptarse a las nuevas formas de hacer negocios, la brecha seguirá agrandándose, afirmaron los panelistas.

En este contexto, Anabel González, Directora Superior de Prácticas Mundiales de Comercio y Competitividad del Grupo del Banco Mundial, dijo que el comercio electrónico ofrecía una oportunidad sin precedentes para las pymes. "El problema es que pocos países consideran que el comercio electrónico sea un medio para crear oportunidades de empleo y ofrecer oportunidades especificas a las mujeres", añadió en una reunión organizada por el Foro Mundial de las Pymes.

Lucia Cusmano, Analista Superior de Políticas de la OCDE, dijo que el comercio electrónico seguía siendo una esfera con más potencial que realidad. "Si examinamos los países de la OCDE, únicamente el 20% de las empresas con al menos 10 empleados recibieron pedidos electrónicos en 2014: no deja de ser un porcentaje considerable, pero representa aún una proporción relativamente escasa del comercio. Existe un gran potencial para los países en desarrollo, pero está aún lejos de haberse concretado; incluso en las grandes empresas dista mucho de ser un mercado bien desarrollado".

Hanne Melin, Directora de Política Pública Global de eBay, dijo que para promover un desarrollo sostenible e inclusivo del comercio era fundamental llegar a comunidades alejadas y reducir los costos para los comerciantes ubicados en lugares remotos. "Las oportunidades que brinda el comercio electrónico son reales. Todos podrían beneficiarse de ellas, pero todavía no todos cuentan con las condiciones necesarias y siempre supondrá una desventaja estar en un lugar remoto", señaló.

Ser mujer representaba una desventaja adicional en la esfera del comercio, pero la tecnología podía ofrecer la oportunidad de salvar la brecha de género actual. En una reunión organizada por los Gobiernos de Islandia y del Canadá y el Centro de Comercio Internacional (ITC), Arancha González, Directora Ejecutiva del ITC, destacó que "solo una de cada cinco empresas que operan fuera de línea son propiedad de mujeres, mientras que la proporción es de cuatro de cada cinco entre las empresas que operan en línea. Esto representa una gran oportunidad: la de utilizar el comercio electrónico como promotor de la igualdad de género en el comercio internacional".

La Sra. González instó a los gobiernos a que "incluyan la cuestión de género en las políticas comerciales para que se refuercen mutuamente. El comercio es bueno para el género y el género es bueno para el comercio. La OMC tiene un papel que puede desempeñar, pero hay otros mecanismos, como las políticas internas y la Ayuda al Comercio. Queremos que esa cuestión forme parte integrante del panorama del comercio multilateral".

Asta Fjeldsted, Directora Gerente de la Cámara de Comercio de Islandia, recalcó la importancia de las políticas internas y puso como ejemplo su país: "El crecimiento sostenido de la economía y del comercio de Islandia en los últimos 50 años guarda relación con la mayor participación de la mujer en el mercado laboral, que ha sido posible gracias a un sistema sanitario universal subvencionado y de calidad, a una educación barata y a incentivos fiscales para las mujeres trabajadoras".

En una sesión organizada por la Misión de Suecia y el Grupo del Banco Mundial, los panelistas hicieron hincapié en la importancia del diálogo social para garantizar que los beneficios del comercio y la globalización se repartieron ampliamente.

Philip Jennings, Secretario General de UNI Global Union, recalcó la importancia de hacer participar a los trabajadores en la formulación de las políticas sociales y económicas. Deborah Greenfield, Directora General Adjunta de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), remarcó que el diálogo social seguía siendo un imperativo para lograr que se repartieran los beneficios del comercio.

El panel también insistió en que las competencias y la formación eran esenciales si se quería que los trabajadores estuvieran preparados para los empleos del futuro. El diálogo social entre trabajadores, empleadores y gobiernos era un componente importante para que las políticas reflejaran fielmente las necesidades de todas las partes interesadas.

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