DIRECTORES GENERALES ADJUNTOS

Más información

  

Primero, las buenas noticias

La Conferencia Ministerial de la OMC que tuvo lugar en diciembre en Buenos Aires fue muy útil. En mi opinión, se alcanzó un punto de inflexión de una importancia excepcional.

Por primera vez, tenemos buenas expectativas para mejorar el sistema mundial de comercio. Ahora, los países que así lo desean pueden afrontar nuevos desafíos, y además dejaron constancia de que eso es precisamente lo que piensan hacer.

Esos países realizaron una serie importante de declaraciones:

    • 71 países, que representan tres cuartas partes del PIB mundial, acordaron reunirse con miras a buscar un terreno común sobre las normas que han de regular las medidas gubernamentales relativas al comercio electrónico.
    • 58 países, que representan tres cuartas partes de las exportaciones mundiales, acordaron reunirse para buscar un terreno común sobre la reglamentación nacional en la esfera de los servicios.
    • 70 países, que representan tres cuartas partes del comercio mundial, acordaron reunirse para buscar un terreno común sobre la facilitación de las inversiones.
    • 85 países, que representan tres cuartas partes del comercio mundial, acordaron reunirse para buscar un terreno común sobre las necesidades de las microempresas y las pequeñas y medianas empresas (MIPYME).

Esto significa que la OMC puede adaptarse a la evolución de la situación para responder a las necesidades actuales y futuras del comercio internacional y muy probablemente lo hará. Estas declaraciones son como una bocanada de aire fresco para la Organización.

Esto no quiere decir que se vayan a concluir nuevos acuerdos de inmediato. Lo que comienza como una conversación proseguirá como una negociación, si así lo desean los participantes.

Lo importante es que se produce un movimiento que va en una buena dirección para el sistema mundial de comercio y mediante el cual se puede lograr un avance extraordinario.

Las nuevas iniciativas se nutren del valioso trabajo cotidiano que realiza la OMC. Una serie de esferas de la OMC con las que estoy más familiarizado, ya que son competencia de las Divisiones que dependen de mí, aportan un valor muy sustancial al comercio internacional. El Acuerdo OTC (Obstáculos Técnicos al Comercio) y las disposiciones del Acuerdo MSF (normas sanitarias y fitosanitarias) funcionan bien. Los Miembros notifican los proyectos de normas, recaban observaciones y las tienen en cuenta; y lo hacen así porque obtienen un trato recíproco. Los países en desarrollo reciben asistencia para cumplir las normas internacionales a fin de poder exportar sus productos. Esta asistencia les llega a través del Fondo para la Aplicación de Normas y el Fomento del Comercio (STDF), del que están a cargo conjuntamente el Banco Mundial, la FAO, la OIE y la OMS.

La ayuda a la producción, distribución y venta de algodón se hace efectiva través del Foro Consultivo de Asistencia para el Desarrollo en el Sector del Algodón, que presido en nombre del Director General de la OMC.

En el proceso de adhesión a la OMC, que conozco bien, participan los actuales Miembros de la Organización interesados, y funciona perfectamente. Una prueba que pone de manifiesto la importancia de la OMC es la voluntad de los países por ejemplo, Somalia, el Sudán, Sudán del Sur y Timor-Leste de adherirse a ella para integrar sus economías en el sistema mundial de comercio, adoptar reformas internas, mejorar el nivel de vida y, en muchos casos, para tener una oportunidad de lograr la paz.

Ahora, las malas noticias

Emprender una guerra comercial durante los primeros compases de una labor conjunta destinada a alcanzar posibles nuevos acuerdos no constituye una actuación óptima. Aunque no es imposible cooperar en tales condiciones, hacerlo requeriría un ejercicio férreo de compartimentación, por más que los intereses de muchos países se alineasen de otro modo.

La OMC, entendida como la Organización y sus acuerdos conexos, es la base sobre la que se realiza la mayor parte del comercio mundial, con inclusión de los denominados "acuerdos de libre comercio" bilaterales. La existencia de la OMC y de su predecesor, el Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT), ha sido fundamental para que hoy las transacciones comerciales sean 20 veces superiores a las de hace siete décadas, cuando se creó el sistema multilateral de comercio.

A pesar de esta trayectoria exitosa, o quizá debido a ella, el sistema multilateral de comercio llegó a darse por sentado.

Falta de inversión en la OMC

Si bien casi todos los países (aunque no todos) cantan las alabanzas del multilateralismo, en la práctica sus prioridades son otras. China centra su política económica exterior principalmente en su iniciativa denominada "Un cinturón, una ruta"; la UE va engrosando su inigualable colección de tratados comerciales bilaterales (96, si se suman los vigentes y los que se están negociando); el Japón trabaja en un acuerdo con la UE y procura recuperar lo que queda del Acuerdo de Asociación Transpacífico; muchos países en desarrollo no tienen en absoluto claro que la apertura al comercio sea un buen motor para el desarrollo; y el Presidente de los Estados Unidos, el único jefe de Estado que se refiere a menudo a la OMC, solo lo hace para criticarla. Cuando surge la amenaza de un problema comercial, los aspectos de esa cuestión que no pueden resolverse mediante el mecanismo de solución de diferencias de la OMC, como en el caso del acero, se abordan principalmente en la OCDE.

En resumen, esta situación es el resultado de una masiva falta de inversión por parte de los Miembros en el mantenimiento y la actualización del sistema mundial de comercio, que afecta por igual al sector privado y a la sociedad civil.

Esta falta de inversión quedó muy patente en Buenos Aires. El único Presidente de un Miembro de la OMC que convocó a otro para tratar de impulsar unos resultados positivos fue, hasta donde yo sé, el Presidente Macri, de la Argentina, el anfitrión de la Conferencia Ministerial. No tengo constancia de ningún Director Ejecutivo de alguna gran empresa que presionase a su Gobierno para que obtuviera resultados en Buenos Aires.

La falta de inversión conduce al escepticismo. Hace varias semanas visité a un alto funcionario europeo que me recibió con un desafío: ¿por qué creía yo que la OMC seguía siendo pertinente? Apasionante controversia: o bien la comunicación de la OMC es insuficiente o, básicamente, la Organización y sus normas no responden debidamente a las actuales preocupaciones comerciales de sus Miembros. El alto funcionario me sugirió que, tal vez, deberíamos adoptar el siguiente lema: "¡Hagamos que la OMC vuelva a ser grande!". Pero la pertinencia de la OMC está directamente relacionada con la inversión que hagan los Gobiernos, las empresas y la sociedad civil para que sea pertinente.

Es necesario un cambio, y sin duda parte de ese cambio se predefinió en Buenos Aires. El año pasado tuve el temor, y lo expresé públicamente, de que los Estados Unidos hubieran abdicado de su liderazgo en la OMC. El mundo estaba expectante tratando de averiguar qué harían los Estados Unidos. Lo que quedó claro a lo largo de la Conferencia Ministerial de Buenos Aires fue que los Estados Unidos deseaban participar en la OMC y que tenían un programa para el cambio. Los Estados Unidos querían que las normas y los procedimientos se reformaran en varios aspectos. Estas cuestiones tuvieron cierta resonancia entre los demás Miembros de la OMC. Los Estados Unidos señalaron también que estaban interesados en participar en la labor de la OMC a fin de alcanzar nuevos acuerdos en nuevas esferas de interés.

El anuncio de los Estados Unidos de que participarían en algunas de las nuevas negociaciones de la OMC supuso un avance extraordinario si se compara con lo que se tenía. Sin embargo, me pregunto si será suficiente. ¿Volverán a cargar los Estados Unidos con el liderazgo del conjunto del sistema? Actualmente no existe ningún indicio de que vayan a hacerlo. Si es cierto que los Estados Unidos han dado un paso atrás, lo cual pareció ser el caso durante casi todo 2017, ¿habrá otros Miembros o grupos de Miembros dispuestos a dar un paso al frente suficiente como para llenar el vacío que ha dejado ese país? Los Miembros con los que he hablado, y han sido muchos, tanto desarrollados como en desarrollo, no han detectado el cambio necesario en el comportamiento de los demás Miembros.

Durante los últimos 70 años, los Estados Unidos han sido un importante motor de progreso en el sistema multilateral de comercio. Cada vez me parece más probable que los Estados Unidos vayan a seguir desempeñando un papel decisivo, sea cual sea su forma de actuar. En parte, será así por defecto, por la ausencia de otros Miembros que den un paso al frente, establezcan objetivos para la OMC y lideren su consecución.

A menos que otros modifiquen sus prioridades y decidan invertir mucho más en la OMC, es probable que los Estados Unidos sigan marcando la pauta: bien sea tirando del carro, tratando de alcanzar un nuevo acuerdo comercial en la OMC (como hicieron para lograr la ampliación del ATI, para adoptar el AFC y para prohibir las subvenciones a las exportaciones agropecuarias, unos logros alcanzados hace apenas dos años en Nairobi), bien sea lanzándose por el precipicio, adoptando sus propias medidas comerciales, que otros condenan. Su actuación marcará la dirección de la política comercial mundial, y esta a su vez determinará si existe la posibilidad de avanzar. Y si los Estados Unidos se quedan quietos, temo que otros, muy probablemente, opten por marcar el paso sin hacer el más mínimo avance en la OMC.

Desearía equivocarme y ver un liderazgo más repartido en la OMC, pero actualmente hay pocos indicios que apunten en esta dirección. La OMC no podrá cumplir sus compromisos futuros si falla el liderazgo entre los Miembros.

Mejorar el sistema mundial de comercio

Corresponde a los Miembros decidir qué esferas desean abordar más allá de las que figuran en las declaraciones de Buenos Aires. Hay cinco esferas que, personalmente, creo que se deberían considerar, a saber:

Primera: El cumplimiento de los Acuerdos existentes. Se debería garantizar la transparencia: en los casos de políticas o medidas de notificación obligatoria, se deberían presentar notificaciones actualizadas y completas. Es necesario conversar abiertamente para valorar con honestidad hasta qué punto se respetan las leyes y el espíritu del sistema de comercio de la OMC, y el resultado de ello debería ser una mayor adhesión al sistema.

Segunda: Las subvenciones y otras medidas que distorsionan o pueden distorsionar el comercio deberían quedar sujetas a disciplinas antes de que causen daños a las economías de otros.

Tercera: Las desviaciones del sistema de comercio, en forma de acuerdos complementarios o arreglos comerciales preferenciales, deberían examinarse con detalle y regularse de forma estricta como excepciones a la norma.

Cuarta: Es necesario restablecer la confianza de todas las partes en la OMC como foro eficaz y equitativo para la solución de diferencias comerciales.

Quinta: Al establecer las políticas comerciales nacionales el interés nacional debería incluir un componente de bien público. Este planteamiento podría denominarse la regla 80/20, según la cual, el 80% del interés nacional guardaría relación con los intereses comerciales exclusivamente nacionales, y el 20% restante con un interés nacional más amplio, destinado a mantener un sistema comercial internacional abierto y equitativo.

Conclusión

Es evidente que ahora el sistema mundial de comercio que promueve la OMC será puesto a prueba como nunca antes. Ya no es posible dar por sentado este sistema.

Cuando sobreviene una crisis, como la que supuso el anuncio que hizo la semana pasada el Presidente Trump en relación con las medidas sobre el acero y el aluminio (así como su declaración en favor de una guerra comercial), hay prisa por comprobar si los Estados Unidos imponen sus medidas de conformidad con las normas de la OMC, y por saber si sus interlocutores comerciales pueden adoptar medidas de retorsión inmediatas en virtud de esas mismas normas. Todavía no se ha prescindido del compendio de normas del comercio internacional. Se ha retirado de la estantería, desempolvado y consultado. Las normas en las que se basa la OMC están diseñadas para establecer un cortafuegos contra la proliferación de medidas de protección y de retorsión, y confiamos en que funciona. No hay duda de que puede hacerlo.

Se abriría una situación de grave riesgo si alguno de los principales participantes empezase a actuar al margen del sistema de la OMC ya sea estableciendo medidas o adoptando medidas de retorsión, o ulteriormente, de contrarretorsión. Durante más de 80 años los países han evitado una escalada del proteccionismo. Repetir la experiencia de los primeros años del decenio de 1930 tendría unos costos catastróficos para trabajadores, agricultores, ganaderos y empresas. En una guerra comercial generalizada, ningún país gana.

Dicho esto, aparte del riesgo real de evolución negativa también existe un aspecto muy positivo, que se puede lograr con esfuerzos y buena voluntad.

El aspecto positivo se puede medir gracias a un memorando secreto del Gabinete del Reino Unido (que se filtró) sobre los costos del Brexit. El memorándum es instructivo para calibrar en qué medida el actual sistema mundial de comercio es comparable con uno casi completamente libre y equitativo. Muestra la diferencia existente entre un modelo de máxima apertura comercial entre países (que corresponde al mercado único de la UE) y otras modalidades caracterizadas por una menor apertura comercial. Unos funcionarios del Reino Unido compararon la situación de su país como parte del mercado único con la situación en la que se encontraría 15 años después del Brexit si mantuviese con la UE un acuerdo equiparable al de Noruega. Con arreglo a su acuerdo, Noruega se comprometió a adoptar algo más del 90% de las leyes y reglamentos de la UE aplicables a las mercancías. De esta manera Noruega puede acceder libremente al mercado de la UE. Se estima que, si concluyera un acuerdo similar con la UE, el Reino Unido registraría en 2035, es decir, 15 años después del Brexit, una pérdida equivalente al 2% de su PIB. En caso de que concluyera un conjunto de acuerdos, de menor alcance en forma de ALC general, perdería el 5% del PIB. Y de contar solo con los Acuerdos de la OMC, perdería en 2035 el 8% de su PIB.

Si estas estimaciones se aplican a escala mundial, la pérdida que supondría, solo en 2035, el hecho de no contar con un mercado único sería de 6,5 billones de dólares EE.UU., y el costo acumulado entre 2018 y 2035 sería de 89 billones de dólares EE.UU. A efectos de comparación, el actual PIB de toda África asciende a 3,3 billones de dólares EE.UU.

Esto no quiere decir que sea viable ni deseable un mercado único mundial. Con ello se pretende señalar que hay margen para mejorar las normas actuales con miras a incrementar enormemente el crecimiento económico mundial, lo que aumentaría el nivel de vida en todos los países.

Lo más importante para la OMC y sus Miembros es que hay mucho por lograr, y la vía para lograr resultados significativos está bien definida. A corto plazo hay que gestionar cuestiones difíciles, como la del acero y el aluminio, las fricciones entre los principales interlocutores comerciales, y la necesidad de lograr que el sistema de solución de diferencias vuelva a funcionar plenamente. Pero también se deben hacer planes a más largo plazo.

Los logros que alcanza cada uno de los Miembros en la OMC se deben en gran medida a los esfuerzos del sector privado y de otras partes interesadas. Por tanto, los miembros de la Cámara son partes indispensables.

Tanto en Ginebra como en sus países, todos tienen que intensificar su labor.

La posibilidad de obtener un resultado y positivo en las cuestiones de interés vital para sus empresas, sus accionistas y trabajos depende en gran medida de que ustedes y sus directores ejecutivos estén resueltos a hacer progresar el entorno comercial. Si la Ronda Uruguay dio lugar a la vez a un acuerdo sobre los servicios y a un acuerdo sobre la propiedad intelectual fue en gran parte porque los directores ejecutivos de las empresas trabajaron activa e incesantemente para obtener ese resultado.

Le recomiendo encarecidamente a cada uno de ustedes que adopte el lema que todos deberíamos tratar de hacer realidad: "marquemos la diferencia".

Compartir

Compartir


Si tiene problemas para visualizar esta página,

sírvase ponerse en contacto con [email protected], y proporcionar detalles sobre el sistema operativo y el navegador que está utilizando.