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Me complace darles la bienvenida hoy a este Simposio sobre el Panorama de las Políticas Agrícolas. Como habrán visto en el programa, contamos con un impresionante elenco de oradores, procedentes de distintos entornos, desde círculos académicos hasta organizaciones internacionales, desde grupos de reflexión hasta el sector público. Tendrán ustedes la oportunidad de escuchar la opinión de expertos en política agrícola y comercio de países desarrollados y en desarrollo sobre las tendencias y las perspectivas futuras de la economía alimentaria y agrícola mundial, así como sus implicaciones para los agricultores, los consumidores y las empresas.

La agricultura ha sido siempre una cuestión problemática en el seno de la OMC. Y no es de extrañar. Los agricultores de todo el mundo hacen frente a condiciones medioambientales variables, fluctuaciones de los precios mundiales y cadenas de valor en rápida evolución. Cada país tiene un entorno único, determinado por el agua, el terreno y las condiciones meteorológicas. Los países que se proponen resolver los problemas de la seguridad alimentaria deben establecer un equilibrio entre las diversas necesidades de los consumidores y los productores. Por tanto, las perspectivas de los Miembros de la OMC sobre las formas de abordar los desafíos en este sector varían considerablemente; de ahí que sea difícil avanzar en las negociaciones.

El panorama económico de los sectores alimentario y agrícola ha experimentado una drástica transformación en los últimos 15 años. El conjunto de agentes, productos e instrumentos del mercado en constante cambio ha creado tanto oportunidades como desafíos. El mundo está interconectado mediante la tecnología de la información, los instrumentos de comunicación y el comercio. En los últimos 10 años, el comercio agropecuario mundial ha estado creciendo de modo constante, a un ritmo medio anual del 5,3%.

Los agricultores pueden acceder ahora a abundante información que hace unos decenios habría sido inaccesible. Los satélites reúnen información sobre la meteorología, el estado de los cultivos, la prevalencia de plagas y el abastecimiento de agua. Las empresas desarrollan servicios de información innovadores para ayudar a integrar y analizar una cantidad de información cada vez mayor. Están surgiendo nuevas oportunidades para que los productores se conecten a nuevos mercados de elevado valor.

Hay muchos desafíos a nivel mundial. En el año 2050, el sector agropecuario tendrá que procurar alimentos a 9.000 millones de personas con unos recursos naturales limitados y de una manera más sostenible. Aunque la proporción de la población mundial que padece hambre y pobreza está disminuyendo, las cifras absolutas siguen siendo inaceptables, y son necesarios los esfuerzos concertados de todos los países para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) pertinentes adoptados por los Jefes de Estado y de Gobierno en septiembre de 2015 como parte del examen de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Se están produciendo cada vez con mayor frecuencia sequías, inundaciones y fenómenos meteorológicos extremos, y eso crea dificultades a los agricultores. Los cambios demográficos y medioambientales incidirán en la demanda y la oferta de productos agropecuarios, lo que influirá en las decisiones que adopten los consumidores y los productores. No hay un conjunto único de políticas que resuelva estas complejas cuestiones.

Un sistema de comercio abierto, transparente e inclusivo es un elemento esencial a la hora de abordar estos desafíos: todos los desafíos principales, entre ellos la seguridad alimentaria. Con esto no quiero decir que el comercio abierto pueda, por sí solo, resolver la inseguridad alimentaria en el mundo, pero sin duda sí es un instrumento indispensable que debe formar parte de un amplio conjunto de políticas internas encaminadas a lograr la seguridad alimentaria que comprenda, por ejemplo, políticas macroeconómicas coherentes y apropiadas, políticas en materia de nutrición, la investigación y el desarrollo, y los servicios de extensión agrícola.

El riesgo al que nos enfrentamos es que pueda resultar difícil que todos accedan a las numerosas oportunidades que surjan. Para muchos pequeños agricultores, representa aún un gran esfuerzo conectarse a los mercados por numerosas razones, entre ellas, una infraestructura deficiente y la falta de acceso a las tecnologías. Debemos asegurarnos de que, a medida que se transforme el sector agropecuario, los más desfavorecidos tengan un acceso equitativo a las oportunidades que se crean.

Esta mañana deseo subrayar los tres aspectos fundamentales de la posible contribución de la OMC a un sistema de comercio agropecuario más resistente e inclusivo.

En primer lugar, deseo poner de relieve el papel esencial del intercambio de información y la transparencia en el establecimiento de condiciones de igualdad para todos y en el apoyo al comercio inclusivo.

La transparencia desempeña un papel cada vez más importante en el esfuerzo de garantizar que los mercados funcionen para todos. Sin embargo, la gran cantidad y la diversidad de la información que están generando las nuevas tecnologías no propiciarán automáticamente la mejora de la transparencia. La transparencia en un entorno tan dinámico como este exige un esfuerzo adicional. Es necesario integrar distintas fuentes de datos antes de poder analizarlos. Se necesitan instrumentos de análisis cada vez más sofisticados para extraer la información utilizable de enormes conjuntos de datos.

La transparencia es un aspecto integrante de las normas y los procesos de la OMC. Los Miembros presentan notificaciones a sus interlocutores comerciales sobre la ayuda interna a la agricultura, las importaciones realizadas en el marco de contingentes arancelarios y las políticas de competencia de las exportaciones. En el Comité de Agricultura, los Miembros se formulan preguntas unos a otros sobre estas notificaciones y sobre otras cuestiones relacionadas con la aplicación de sus compromisos contraídos en el marco de la OMC. Mediante estos intercambios, los Miembros de la OMC pueden adquirir un valioso conocimiento del panorama normativo de sus interlocutores comerciales.

En la OMC, se están poniendo en aplicación nuevos sistemas de datos. Este mismo año, los Miembros podrán introducir sus notificaciones directamente en un sistema de presentación en línea de las notificaciones. Este sistema mejorará la transparencia fomentando la presentación armonizada de datos y garantizando la precisión por medio de cálculos automatizados. La base de datos recopilará datos de todos los Miembros sintetizando la información de un modo que permita una mayor comprensión de las políticas. En la Secretaría se están desarrollando y ampliando otros sistemas que vincularán las bases de datos, lo que permitirá la búsqueda y el análisis en todas las fuentes de información sobre políticas comerciales de que dispone la OMC.

Una mayor disponibilidad de información no garantiza la adopción de políticas prudentes que tengan en cuenta tanto las necesidades nacionales como los intereses de los interlocutores comerciales. Pero sin la información adecuada, resulta más difícil evitar errores perjudiciales en la elaboración de políticas.

En segundo lugar, deseo poner de relieve la importancia de crear y mantener perspectivas amplias. En un mundo como este que cambia rápidamente, es preciso establecer un equilibrio entre las opiniones divergentes planteadas tanto a nivel nacional como en el seno de esta Organización, a fin de atender los intereses de todos siempre que sea posible.

Conforme se acelera el ritmo de los cambios debido a la mayor interconexión mundial, es necesario adaptar las políticas agropecuarias a fin de aprovechar las nuevas oportunidades y hacer frente a los nuevos desafíos.

Las decisiones de política adoptadas a nivel nacional pueden tener efectos sistémicos de gran alcance: en los resultados económicos amplios, en los resultados relativos a la agricultura, en los resultados en materia de medio ambiente y en la calidad de vida. En último extremo, estas decisiones tendrán una repercusión en la sostenibilidad y la salud del sistema agroalimentario mundial y en todos aquellos que dependen de él. Ampliando nuestras perspectivas, podemos entender mejor las formas en que estos complejos sistemas interactúan y cómo las decisiones de política determinan las decisiones de los agricultores, las decisiones de las empresas y las decisiones de los consumidores.

Las normas de la OMC se crearon para minimizar los posibles efectos secundarios negativos de las políticas causantes de distorsión del comercio, pero queda en las normas mucho margen de mejora para que el sistema multilateral de comercio pueda dar una respuesta eficaz a la transformación del sector agrícola a fin de lograr que todos los países se beneficien del sistema. Un acceso equitativo a las oportunidades que se van presentando facilitará la consecución de los ODS pertinentes.

Un sistema multilateral de comercio en buen funcionamiento es indispensable para la consecución del ODS 2: "hambre cero". La contribución que podría hacer la OMC se reconoce asimismo en el ODS 17, que subraya la necesidad de "promover un sistema de comercio multilateral universal, basado en normas, abierto, no discriminatorio y equitativo en el marco de la Organización Mundial del Comercio".

La OMC puede contribuir brindando oportunidades para que podamos reflexionar y debatir juntos. En el programa de actividades celebradas esta semana en la Secretaría se incluyen este Simposio, la reunión del Comité de Agricultura y las presentaciones de las políticas de los países Miembros. En otras salas, se celebra hoy otra reunión organizada por el Marco Integrado mejorado, cuya finalidad es inspirar una colaboración más profunda y compromisos en apoyo de una mayor integración de los PMA en el comercio regional y mundial. Estas actividades y reuniones proporcionan foros para que se expresen y debatan distintos puntos de vista.

Durante los próximos dos días de este Simposio, tendrán ustedes la oportunidad de entablar un debate con expertos sobre las cuestiones más acuciantes para el comercio y la agricultura. Las cuatro sesiones abarcan una amplia gama de temas, desde la trascendencia económica del comercio agropecuario hasta los cambios en los modelos comerciales, pasando por la evolución de las cadenas de valor y las tendencias en las políticas agropecuarias. Los ponentes ofrecerán perspectivas específicas de los países, poniendo de relieve la importancia del sector agropecuario en sus propios contextos nacionales. Y lo que es más importante, dispondrán ustedes de tiempo para intercambiar opiniones entre sí sobre estas cuestiones de vital importancia.

Los complejos desafíos a los que nos enfrentamos no se resolverán mediante medidas adoptadas por cada uno de los distintos países. Tengo la firme convicción de que si compartimos el compromiso de proseguir juntos la labor, encontraremos nuevas soluciones a estas difíciles cuestiones.

La OMC debe tratar de estructurar una visión de los objetivos comunes y a la vez asegurarse de que se respeten y se tengan en cuenta las diversas perspectivas.

Es necesario que comprendamos mejor los problemas comunes a que nos enfrentamos a fin de poder utilizarlos para aprender y adaptar las propuestas con el objetivo de proporcionar las soluciones necesarias.

Si queremos mejorar la resistencia del sistema agroalimentario mundial, los Miembros de la OMC deben comprometerse a intercambiar información, ampliar sus perspectivas y dialogar entre ellos con una actitud abierta.

Para concluir, los animo a que saquen pleno provecho de este Simposio: a que muestren curiosidad, a que analicen ideas nuevas y a que dialoguen entre sí. Si aprendemos unos de otros, podremos fortalecer nuestra interconexión. Juntos, podemos identificar oportunidades para reforzar el sistema agropecuario y alimentario y crear soluciones sostenibles por medio de nuestro empeño común como Miembros de la OMC.

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