DIRECTORES GENERALES ADJUNTOS

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Muchas gracias por la invitación a participar en la reunión de la Cooperación Mundial sobre Normas.

El pasado verano regresé a Ginebra después de una ausencia de varias décadas. La primera vez que estuve aquí trabajaba para el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos. Se me encomendó, entre otras, la tarea de asistir durante tres semanas a una sesión de redacción de lo que se convirtió en el Acuerdo OTC. Cuatro años más tarde, ocupaba el cargo de Representante Adjunto de los Estados Unidos para las Cuestiones Comerciales, celebré la conclusión de la Ronda de Tokio y pronuncié discursos públicos sobre ese trascendental acuerdo sobre las normas.

Según me dicen los Miembros de la OMC, este código ha funcionado bien.

Durante el año que pasé negociando con el Japón en nombre del Gobierno de los Estados Unidos, recibí cartas de consumidores japoneses de automóviles estadounidenses, una rareza, en las que se quejaban de que, a causa de las normas, no podían conducir los automóviles en las autopistas del Japón sin hacerles modificaciones a un costo prohibitivo. El efecto de las normas sobre el comercio me ha quedado de nuevo muy claro con la compra de un coche en Suiza el pasado septiembre. Se me informó de que el automóvil que iba a comprar, un BMW, no podría matricularse en los Estados Unidos, y que si quería un BMW que pudiese llevarme a los Estados Unidos, tendría que pedir que me lo enviasen desde la planta de BMW de Carolina del Sur, pero que luego tendría que vendérselo a otro diplomático o llevármelo cuando dejase de utilizarlo en Suiza porque ningún ciudadano suizo podría matricularlo aquí.

El Acuerdo Transatlántico de Comercio e Inversión (ATCI), que en estos momentos está paralizado, se caracterizaba por procurar la armonización de las normas de la UE y los Estados Unidos relativas a los automóviles y los camiones. Según la UE:

Los Estados Unidos representan el 18% de las exportaciones totales de vehículos de la UE. Asimismo, más de uno de cada ocho automóviles importados por la UE procede de los Estados Unidos.

En la UE y los Estados Unidos, las reglamentaciones avanzadas consiguen, en general, niveles similares de seguridad. Por lo tanto, si en la UE un vehículo se considera seguro, también en los Estados Unidos debería considerarse seguro, y viceversa.

Pero nuestras reglamentaciones se han elaborado en paralelo, lo que ha dado lugar a diferencias que hacen que cumplir ambos conjuntos de normas resulte costoso.

Si se superaran los obstáculos al comercio, los intercambios comerciales de este tipo podrían aumentar entre un 70% y un 350% entre 2017 y 2027.

La OMC no fija normas, pero, a través del Acuerdo OTC, tratamos de garantizar que los reglamentos técnicos, las normas y los procedimientos de evaluación de la conformidad no sean discriminatorios y no creen obstáculos innecesarios al comercio. Con esta salvedad, las normas de la OMC reconocen que los Miembros conservan su pleno derecho a aplicar medidas para alcanzar objetivos normativos legítimos, incluida la protección de la salud y la seguridad humanas, o la protección del medio ambiente. El Acuerdo OTC recomienda firmemente a los Miembros que basen sus medidas en normas internacionales como medio de facilitar el comercio. Las disposiciones sobre transparencia del Acuerdo tienen por objeto crear un entorno comercial previsible.

A pesar del repunte de la hostilidad hacia el comercio, basado en el nacionalismo, el populismo, la globalización, las oleadas de emigración y las deslocalizaciones provocadas por los cambios tecnológicos, el sistema mundial de comercio de la OMC continúa obteniendo resultados muy positivos. La cooperación en la esfera de las normas OTC y MSF sigue siendo muy buena.

Esto no quiere decir que no existan dificultades que la OMC deba afrontar. Hasta diciembre del año pasado, el avance de las negociaciones en el marco de la OMC no era prometedor. Y en la Conferencia Ministerial de Buenos Aires, los Miembros no consiguieron llegar a un acuerdo sobre dos cuestiones que estaban listas para ser examinadas: la reglamentación de las subvenciones a la pesca y las condiciones en que tendría lugar la constitución de existencias públicas en relación con el comercio mundial.

Las informaciones en la prensa sobre la Conferencia Ministerial de la OMC destacaron las pocas cuestiones que quedaron por resolver. Esa no es mi interpretación de la importancia de la Conferencia Ministerial de Buenos Aires. Como resultado de la reunión, existe ahora un rumbo claro para las negociaciones sobre temas importantes que interesan en gran medida a los Miembros. Así pues, en Buenos Aires:

  • 71 Miembros de la OMC, que representan alrededor de tres cuartas partes del comercio mundial (77%) y la producción mundial (PIB), se comprometieron a realizar trabajos exploratorios que confiaban que conducirían a negociaciones sobre el comercio electrónico.
  • 58 Miembros, que representan el 74% de las exportaciones mundiales y el 59% del PIB mundial, acordaron examinar la reglamentación nacional de los servicios.
  • 70 países, que representan el 73% del comercio y el 60% del PIB, apoyan esta iniciativa y abogan por "una cooperación internacional más estrecha para crear un entorno más transparente, eficaz y previsible para facilitar las inversiones transfronterizas".
  • 85 Miembros, que representan el 78% de las exportaciones mundiales y el 64% del PIB mundial, decidieron crear un Grupo de Trabajo Informal sobre las Microempresas y las Pequeñas y Medianas Empresas (MIPYME) a fin de buscar maneras de fomentar un entorno normativo más previsible para las MIPYME; reducir los costos del comercio, incluso en ámbitos como el transporte y la logística, y los procedimientos y prescripciones relacionados con el origen; promover, incluso mediante la cooperación con otras instituciones multilaterales, un mejor acceso a la financiación del comercio para las MIPYME; y examinar la manera en que las iniciativas de asistencia técnica y creación de capacidad podrían tener en cuenta las necesidades y desafíos en materia de comercio a que hacen frente las MIPYME.

En la Conferencia Ministerial se distribuyó una Declaración Conjunta sobre el Comercio y el Empoderamiento Económico de las Mujeres que indica que "las políticas comerciales inclusivas pueden contribuir a promover la igualdad de género y el empoderamiento económico de las mujeres, lo cual tiene una repercusión positiva en el crecimiento económico y ayuda a reducir la pobreza". La Declaración hace referencia "[a]l Objetivo 5 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, que reside en lograr la igualdad entre los géneros y empoderar a todas las mujeres y las niñas".

En suma, hay un entusiasmo extraordinario y sentimientos positivos entre un numeroso grupo de Miembros de la OMC que confía en las posibilidades de lograr progresos en una serie de frentes para mejorar el sistema mundial de comercio.

En ocasiones, el camino a seguir resultará arduo. Los intereses de los países Miembros no son idénticos en modo alguno, pero se ha identificado la senda para avanzar.

Por otra parte, en lo que se refiere a la solución de diferencias, el sistema sigue logrando resultados, pero está claro que para conservar y mejorar este valioso sistema, este año se han de acordar reformas que sean generalmente aceptables para los Miembros de la OMC.

Las perspectivas globales son muy positivas. De hecho, el comercio mundial está creciendo. En 2017, el crecimiento fue más sólido y las previsiones para 2018 son también bastante alentadoras. Sin embargo, las normas, que reglamentan la práctica totalidad del comercio mundial, deben desempeñar un papel fundamental si queremos que el sistema mundial de comercio siga obteniendo estos resultados.

Y de esta forma llegamos a la conversación que me gustaría entablar hoy con los aquí presentes: como principales organismos internacionales de normalización, ¿qué pueden hacer para respaldar esos esfuerzos?

Permítanme proponer varias líneas de acción:

1. Mejorar la coherencia

La coherencia es crucial para una gobernanza mundial efectiva. Considero que esto es especialmente importante en el caso de las normas internacionales sobre tecnologías innovadoras. Las normas internacionales en nuevas esferas, como la fabricación aditiva, la inteligencia artificial, la robótica y la realidad aumentada/virtual, brindan una oportunidad importante de profundizar la interconexión y facilitar el comercio, porque estamos partiendo de cero.

Por otra parte, las normas competidoras o contradictorias pueden dar lugar a obstáculos infranqueables y a enfoques reglamentarios fragmentados.

A nuestros Miembros y a las partes interesadas les preocupa la creciente incoherencia en otros ámbitos de la elaboración de normas (como la política alimentaria y sanitaria), que genera problemas de acceso a los mercados. Para abordar este tipo de problemas, los Miembros acordaron que la coherencia debía ser uno de los principios del Comité OTC de la OMC que había de regir la elaboración de normas internacionales. Para que esta tarea llegue a buen fin es preciso que los responsables de la elaboración de normas hagan un esfuerzo concertado.

Sabemos que existen otros organismos de normalización, incluidos varios en los Estados Unidos, además de los tres aquí presentes. Pero creo que los que están presentes, que son algunos de los más importantes, están bien situados para dar un ejemplo a los demás de coherencia proactiva, una práctica basada en los puntos fuertes de cada organismo, que asegure la coherencia y evite las duplicaciones. Y confío en que sean indiscutiblemente transparentes acerca de estos esfuerzos.

2. Apoyar el desarrollo de la infraestructura de la calidad

Nos llegan peticiones insistentes de que apoyemos a los Miembros para que desarrollen su infraestructura nacional de la calidad. Si las pymes y las empresas no tienen acceso a una infraestructura adecuada en materia de evaluación de la conformidad, normalización y metrología, particularmente en los países en desarrollo y los países menos adelantados, no pueden participar eficazmente en el comercio. De esta forma se corre el riesgo de aislar aún más a quienes se quedan al margen del sistema multilateral de comercio y de generar una mayor reacción negativa contra la globalización y la integración.

La infraestructura nacional de la calidad proporciona beneficios considerables por lo que se refiere a la facilitación del comercio. La coordinación entre los organismos de reglamentación y los responsables de distintas partes de la infraestructura nacional de la calidad puede ayudar a reducir los obstáculos al comercio, también en la esfera de los procedimientos de evaluación de la conformidad. La alternativa suele consistir en prescripciones en materia de pruebas y certificación que son redundantes o demasiado onerosas y que aumentan los costos comerciales. En este sentido, resulta beneficioso recurrir a guías y sistemas internacionales de evaluación de la conformidad.

La OMC participa en el Fondo para la Aplicación de Normas y el Fomento del Comercio (STDF), una asociación fructífera que mantiene con otras cuatro organizaciones (la FAO, el Banco Mundial, la OIE y la OMS), con el fin de mejorar la capacidad de los países en desarrollo para cumplir las normas sanitarias y fitosanitarias.

El STDF propicia que las actividades de los donantes sobre MSF sean coherentes ya que actúa como un centro mundial de coordinación y conocimientos. En el marco del STDF se respaldan asimismo proyectos específicos de creación de capacidad en la esfera sanitaria y fitosanitaria (más de 75 desde 2004). Por ejemplo:

  • incremento de los controles fitosanitarios para impulsar el crecimiento de las exportaciones de flores de Uganda;
  • mejora del régimen de medidas sanitarias y fitosanitarias de Belice y de los controles zoosanitarios para facilitar las exportaciones de ganado bovino vivo;
  • impulso de las exportaciones de frutas y hortalizas de Tailandia y Viet Nam con garantías de inocuidad.

Tengo dos propuestas:

1) No disponemos de un mecanismo paralelo para los OTC y la infraestructura de la calidad. Creo que merece la pena reflexionar sobre esta carencia, teniendo en cuenta la contribución positiva del STDF. Un centro común de recopilación de datos sobre OTC podría ayudar a identificar y priorizar las deficiencias de capacidad en materia de infraestructura nacional de la calidad.

2) También se podría presentar como un sistema de clasificación del nivel de desarrollo de la infraestructura nacional de la calidad en los distintos países, de forma parecida a la clasificación en función de la facilidad para hacer negocios que elabora el Banco Mundial.

En este momento crucial para el sistema multilateral de comercio y para la OMC, tenemos que hacer las cosas de manera distinta y mejorar la forma de trabajar juntos.

Debemos obligarnos a reflexionar acerca de cómo podemos apoyar mejor la creación de capacidad y el desarrollo de la infraestructura de la calidad. Algunos de los posibles asociados para realizar este tipo de iniciativa están sentados alrededor de esta mesa. Espero con interés poder continuar este debate.

3. Fomentar la inclusión y las pymes

Un grupo cada vez más numeroso de Miembros de la OMC está buscando formas de ayudar a las MIPYME a participar en el comercio. Algunos Miembros han expresado la preocupación de que, si bien las normas pueden ayudar a las pymes, también pueden generar costos, y las pequeñas empresas se enfrentan a limitaciones de capacidad que no tienen las grandes empresas. ¿Qué más se puede hacer para aliviar la carga que pesa sobre las pequeñas empresas? Por ejemplo, ¿habría alguna manera de facilitarles el acceso gratuito a los proyectos de normas? ¿Se podría ofrecer un portal centralizado para que las pymes identifiquen y accedan a las normas? Tendrán sus propias ideas acerca de cómo facilitar el acceso a las pymes.

También es motivo de preocupación el hecho de que las normas podrían no tener debidamente en cuenta los problemas a que se enfrentan las pymes. Estas pueden tener grandes dificultades para participar en los sistemas de normalización, o no ser plenamente conscientes de la importancia de las normas para el comercio. ¿Cómo pueden integrar más a las pymes en sus prácticas de normalización y mejorar la inclusión?

4. Apoyar abiertamente el comercio y la OMC

En general, las reacciones hostiles a la globalización se han centrado en el comercio, que es uno de los pilares más visibles de la globalización. Pero aparte del comercio, existen otros motores de cambio, como las nuevas tecnologías y las normas internacionales que las apuntalan. Todos formamos parte de la misma visión de una integración mundial encaminada a reducir las fricciones, mejorar la eficiencia y crear prosperidad.

Nuestras dos misiones son estrechamente complementarias. Para que el comercio tenga lugar, los productores y los consumidores de mercados distintos deben poder confiar en la calidad y la inocuidad de los respectivos productos. Los componentes, los productos finales y los sistemas deben ser compatibles.

Sin la conectividad que aportan las normas internacionales a los productos y los mercados, se impedirá que fructifiquen las oportunidades de acceso a los mercados que brindan los acuerdos comerciales. Al mismo tiempo, si los gobiernos asumen una posición más proteccionista y participan menos en el comercio internacional, perderán importancia otros motores de la integración, como las normas internacionales. Cualquiera de estas dificultades ensombrecerá las perspectivas de un futuro brillante para la economía mundial y el bienestar de los pueblos.

Somos aliados naturales. Esperamos con interés colaborar con todos ustedes.

Los Acuerdos OTC y MSF de la OMC abogan en favor de la utilización de las normas internacionales como fundamento para las reglamentaciones, así como para reducir las divergencias inútiles que, en caso contrario, podrían generar fricciones comerciales.

Esta labor fundamental de la OMC representa todo un éxito, pero no puede darse por descontado. Que dieran visibilidad a esta labor esencial entre sus miembros y partes interesadas sería una ayuda importante para la OMC.

Todos nosotros, sin sonrojo, sin excusas y sin reservas, necesitamos transmitir el mensaje al mundo entero de que una economía mundial integrada, con un sistema multilateral de comercio sólido y dinámico, y respaldada por normas internacionales, representa un mundo mejor para todos.

El apoyo de sus miembros y de las partes interesadas del sector privado es esencial para difundir este mensaje a todos los niveles y segmentos de la sociedad. Necesitamos que transmitan con optimismo lo que se puede conseguir y probablemente se consiga. Si somos capaces de hacerlo, estoy seguro de que juntos conseguiremos enormes progresos.

Gracias.

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