DIRECTORES GENERALES ADJUNTOS

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The University of International Business (UIB) 
La promesa de la Organización Mundial del Comercio
Alocución del

Ambajador Alan Wm. Wolff,
Director General Adjunto de la OMC
Almaty (Kazajstán)

Dr. Darkhan Akhmed-Zaki, Presidente de la University of International Business (UIB), miembros del personal de la UIB, distinguidos invitados, señoras y señores. Buenos días. Me complace tener la oportunidad de dirigirme a la generación que llevará a cabo cambios sustanciales en el comercio, a la generación que puede transformar el sistema mundial de comercio y así lo hará.

En este país se están produciendo tantos cambios que casi se puede ver el futuro. Aquí la historia se acelera, basta con observar las transformaciones de las últimas décadas. Los resultados han sido muy positivos para Kazajstán. La UIB apenas ha cumplido 25 años y ya cuenta con miles de graduados que están aportando su contribución a la sociedad dentro y fuera del país.

Antes de comenzar, quiero agradecer a Kazajstán, que se ha adherido recientemente a la OMC, sus contribuciones positivas, en particular la labor incansable de la Embajadora Zhanar Aitzhanova, Representante Permanente de Kazajstán ante la Organización Mundial del Comercio y, por supuesto, su ofrecimiento para acoger la Duodécima Conferencia Ministerial de la OMC, que se celebrará en Astaná en junio de 2020.

En nombre de la Secretaría de la OMC, también desearía dar las gracias a la Universidad por ser un valioso interlocutor para la OMC y acoger, desde el año pasado, el Curso Regional de Política Comercial de la OMC para la región de Europa Central y Oriental, Asia Central y el Cáucaso (ECOACC), que puede ser una pieza fundamental del sistema multilateral de comercio en el futuro.

Muchos de vosotros ocuparéis puestos de directivos y algunos tendréis funciones de apoyo igualmente importantes en la administración pública o en el sector privado. Cualquiera que sea el lugar del planeta en el que desempeñéis vuestro cargo, podréis hacer una contribución importante para vuestro país y para el mundo. Con independencia de la trayectoria profesional que sigáis, a menudo estaréis en condiciones de ayudar a impulsar la política pública, lo que supone todo un desafío y resulta apasionante. Esta tarea me ha motivado a lo largo de toda mi vida y sigue motivándome hoy de la misma manera.

En el futuro se producirán grandes cambios en el mundo del comercio, debido en gran medida a la tecnología. El comercio utilizará canales distintos y abarcará productos diferentes en cuanto a bienes, servicios y obras del espíritu. La inteligencia artificial (IA) modificará radicalmente nuestra forma de trabajar, de viajar y de comerciar. El ingenio y el talento humanos y una base moral determinarán el éxito de la humanidad. La IA tiene sus límites. Una cuestión muy humana será la naturaleza de los valores que aportaréis al servicio público, al Gobierno, a las empresas y a la sociedad civil. Es probable que esos valores os los haya inculcado vuestra familia en la primera infancia y vuestros profesores en las etapas posteriores de vuestra educación. Pero los valores también pueden adquirirse a través de la lectura, no solo de manuales escolares, sino también de libros de Historia e incluso de buenas novelas. Leer obras instructivas es como contemplar un buen cuadro o fotografías excelentes: se adquiere mayor capacidad para ver las cosas de forma distinta, con más claridad.

El cambio tecnológico no es algo nuevo. Cuando se inventó la rueda, alguien perdió su puesto de trabajo. Lo que es distinto hoy día es la velocidad a la que se producen los cambios impulsados por los adelantos tecnológicos, así como la tendencia permanente a la aceleración. Tengo entendido que todo kazajo que se precie conoce los nombres de siete de sus abuelos. Pensad también en el mundo en el que vivían y en cómo era.

Mi padre, cuando era niño, conoció la época en que los caballos fueron sustituidos por coches y la iluminación de gas por la electricidad, y vivió lo suficiente para ver al hombre en el espacio. El período entre nuestras dos generaciones bastó para que el hombre viajara a la luna. Yo he visto buques portacontenedores inmensos transportar enormes cargas a través de los océanos a bajo costo, y también los inicios de Internet y la introducción y expansión del comercio electrónico.

Vuestra generación será testigo de progresos aún mayores. Uno de los principales cambios que se prevén es que un día la inteligencia artificial de los ordenadores igualará a la inteligencia humana y luego empezará a superarla. Los técnicos llaman a este fenómeno “singularidad” y calculan que tendrá lugar en 2045. Nos dicen que estamos contribuyendo diariamente a la creación de la IA a través de nuestras actividades en las redes sociales y los motores de búsqueda, que crean y analizan montañas de datos de forma continua.

Tenéis la suerte de ser estudiantes que inician su carrera en una época de cambios revolucionarios.

La tecnología se ha integrado en nuestras vidas a muchísimos niveles y está teniendo efectos importantes en la manera de interactuar de las naciones, al reducir los costos de las actividades comerciales transfronterizas entre las personas y entre las pequeñas, medianas y grandes empresas, al facilitar la creación de cadenas de valor mundiales con proveedores ubicados en muchas naciones y al abrir un mercado mundial. Incluso en este preciso momento cualquiera de vosotros puede participar en el comercio internacional simplemente utilizando su teléfono inteligente. Podéis comprar y pedir mercancías prácticamente de cualquier parte del mundo. De la misma manera, podréis vender vuestros servicios intelectuales a empresas en el extranjero. No cabe duda de que el mundo en el que vivís va a seguir cambiando, y esto no es más que el principio de ese proceso de transformación que algunos llaman Cuarta Revolución Industrial.

En este contexto, es fundamental que la OMC se adapte a los futuros cambios del comercio mundial. No hay ninguna razón para creer que cualquier sistema de gobernanza internacional podrá mantener el ritmo de los cambios del mundo que nos rodea o incluso seguirlos de cerca. Siempre habrá un desfase. Sin lugar a dudas, un sistema de normas requiere actualizaciones periódicas para conservar su pertinencia. La evolución de las normas es fundamental e irresistible y se basa en principios básicos, como los que figuran en la Carta del Atlántico redactada en 1941, cuando Winston Churchill y Franklin Roosevelt se reunieron en Terranova para estudiar qué mundo querían que surgiese de lo que en Occidente se conoce como la Segunda Guerra Mundial y la URSS denominó la Gran Guerra Patriótica. Uno de los principios enunciados fue el siguiente: “extender a todos los Estados, pequeños o grandes … la posibilidad de acceso a condiciones de igualdad al comercio que [es necesario] para su prosperidad económica”. Cuando paséis ante el monumento a la División de Panfilov, a poca distancia de aquí, recordad que esos soldados lucharon y sacrificaron sus vidas no solo para salvar Moscú, sino también para crear un mundo mejor que poder dejar a sus hijos y a las generaciones futuras. Sus sucesores, los dirigentes y sus pueblos, creyeron en un sistema internacional más abierto que crearía condiciones económicas mucho mejores y sentaría las bases para la paz. Debemos valorar, conservar y mejorar este legado.

Ya ha pasado más de un cuarto de siglo desde que se creó la OMC y se negoció la mayoría de las normas actuales. La economía mundial ha crecido y evolucionado desde entonces. La estructura del comercio ya no es la misma y las medidas comerciales han cambiado radicalmente. Son tiempos difíciles para proponer iniciativas comerciales de liberalización, habida cuenta del aumento del populismo y la insatisfacción de muchos ante lo que consideran un desequilibrio entre los beneficios y los costos del comercio internacional. Ahora bien, el ritmo de los cambios en la economía mundial va a seguir aumentando. Muchos tendrán que mostrar un liderazgo firme y positivo para estar a la altura de las transformaciones futuras.

¿Dónde nos encontramos hoy?

En primer lugar, el punto de partida es que todos los Miembros de la OMC declaran estar de acuerdo en la importancia del sistema multilateral de comercio. Para lograr unas relaciones comerciales sostenibles, es necesario contar con normas y compromisos que se respeten. Dondequiera que uno mire, en cualquier sociedad, existen normas. Si no, reina el caos.

Para que el comercio fluya es necesario un alto grado de certidumbre. Las empresas, incluso las integradas por una sola persona o por unas pocas, necesitan que las normas sean claras y previsibles para decidirse a enviar una mercancía o prestar un servicio a través de las fronteras. En el caso de las grandes multinacionales, la incertidumbre ralentiza o congela la inversión. Ya han aparecido los primeros signos de una desaceleración de la inversión transfronteriza. La incertidumbre reduce la actividad económica y, en consecuencia, nos afecta a todos, consumidores, distribuidores y productores por igual, es decir, la mayor parte de los habitantes del planeta que participan en el comercio.

No se puede asegurar que si existen leyes no habrá conflictos. Al contrario, las leyes existen porque siempre habrá diferencias que no puedan resolverse automáticamente. Pocos pueden ignorar que en los últimos seis meses han aumentado sobremanera las nuevas medidas de restricción del comercio.

A pesar de todo, casi todo el comercio mundial, que supera los 11 billones de dólares EE.UU. solo en lo que respecta a las mercancías, sigue circulando tan libremente como antes. Esto se explica porque las normas de la OMC se aplican a la mayoría de los intercambios.

Gracias al sistema de comercio, los aranceles se han reducido a la mitad desde 1995, han disminuido los trámites burocráticos y han aumentado la certidumbre y la estabilidad. Esto es lo que necesitan las empresas para prosperar y crear empleo. Sin las normas del sistema mundial de comercio aumentarían los aranceles, la burocracia y la incertidumbre. Si regresáramos al mundo anterior al sistema multilateral de comercio las corrientes comerciales caerían un 60%, lo que significaría una reducción mucho mayor de la actividad económica mundial que la registrada durante la crisis financiera de hace un decenio.

De hecho, en los últimos años esas normas se han mejorado con la ampliación de la cobertura de productos del Acuerdo sobre Tecnología de la Información, la entrada en vigor del Acuerdo sobre Facilitación del Comercio y el acuerdo alcanzado por los Miembros de la OMC de eliminar las subvenciones a la exportación de los productos agropecuarios. El efecto de esos acuerdos es que el comercio circula aún más libremente y hay menos distorsiones.

En secondo lugar, los Miembros utilizan la OMC como un foro para examinar cuestiones comerciales que les preocupan. Los Miembros continúan participando activamente en los comités permanentes de la OMC. Notifican los proyectos de normas y reciben observaciones que posteriormente pueden tener en cuenta al elaborar las reglamentaciones definitivas. Examinan medidas sanitarias y fitosanitarias para garantizar que las prescripciones necesarias también restrinjan el comercio lo menos posible. Hacen propuestas de negociación sobre un amplio abanico de temas a fin de seguir mejorando las normas. Expresan cada vez más abiertamente sus preocupaciones e intereses (aunque hay margen para una apertura aún mayor).

Se buscan activamente caminos para mejorar las condiciones del comercio agropecuario, en lo relativo a las subvenciones internas, el acceso a los mercados, las restricciones a la exportación y la seguridad alimentaria. En la Conferencia Ministerial de Buenos Aires el pasado mes de diciembre, los Miembros de la OMC renovaron su compromiso de elaborar disciplinas sobre las subvenciones a la pesca y evitar así el agotamiento de las poblaciones de peces marinos. Los Miembros han fijado como plazo para la conclusión de un acuerdo a este respecto la próxima Conferencia Ministerial de la OMC, que se celebrará dentro de menos de dos años.

Kazajstán desempeñará una función de liderazgo al acoger la próxima Conferencia Ministerial de la OMC, que reunirá por primera vez a un amplio espectro de Miembros en esta parte del mundo. Kazajstán tardó 20 años en convertirse en Miembro de la OMC, y el proceso de adhesión acompañó la transformación del país de un puesto de avanzada soviético a una economía moderna basada en el conocimiento. Adhesiones como la de Kazajstán refuerzan el sistema.

En tercer lugar,el valor del sistema ha quedado confirmado por los que desean adherirse a sus derechos y obligaciones.

Desde 1995, año en que se creó la OMC, 36 países han completado su adhesión a la Organización y actualmente 22 países están en proceso de adhesión. Su tamaño y sus condiciones económicas son diferentes, pero todos tienen capacidad para utilizar la pertenencia y la adhesión a la OMC para acometer reformas internas e integrarse en la economía mundial. Todos ellos comparten una visión común: formar parte de la OMC, cuyas normas rigen más del 98% del comercio mundial.

Todo esto confirma que sigue habiendo interés en el sistema y la propia Organización. Los países en proceso de adhesión impulsan la evolución del sistema mundial de comercio cuando negocian su integración en el sistema.

El futuro del sistema mundial de comercio.

El proceso de adhesión y las conversaciones en curso entre los Miembros pueden llevarnos a la OMC 2.0, incorporando una serie de cambios importantes en las normas e instituciones actuales de la OMC. El animado debate que tiene lugar en el Reino Unido sobre la diferencia entre un mercado único y el comercio en el marco de las normas y compromisos de la OMC indica que aún queda mucho por hacer. Así lo demuestra sobradamente la preocupación que suscita el comercio transfronterizo entre Irlanda del Norte y la República de Irlanda en caso de un “Brexit duro”.

La creación de la OMC 3.0. estará en manos de vuestra generación. Esa versión podría elevar a un plano superior la imagen que tienen los países del papel que desempeña el comercio y de las normas que lo rigen.

La búsqueda de un sistema mundial de comercio más abierto se remonta a la época de la Ruta de la Seda. En 1609 en Occidente, Hugo Grocio, en su tratado Mare Liberum (o De la libertad de los mares) sostenía que la regla certísima del derecho de gentes, llamado primario, cuya razón es clara e inmutable, es que “todas las gentes pueden relacionarse y negociar entre sí”.

Se podría considerar incluir los siguientes principios en la OMC 3.0: que la pertenencia al sistema sea universal; que la condición por defecto de las fronteras y las economías nacionales sea la apertura y que el cierre de una frontera o los obstáculos a la participación económica extranjera requieran una justificación sólida; que en relación con el comercio exista una obligación de garantizar la equidad no solo entre las naciones, sino también dentro de ellas; que se preste apoyo a los desfavorecidos; que el suelo, el aire y el agua del planeta se consideren una patrimonio que hay que legar.

Albergo grandes esperanzas sobre el futuro aquí, en Kazajstán, donde se está construyendo una nación y está renaciendo una tierra ancestral. Este país lleva en la sangre la Ruta de la Seda y el comercio. El Presidente Nazarbayev declaró: “Les digo a los jóvenes de aquí que deben ser ciudadanos del mundo y que, para ellos, solo debe existir una nacionalidad: la humanidad”. Ese mensaje es ahora más importante que nunca. En particular para promover la cooperación y mejorar las disposiciones que rigen el comercio internacional.

Antiguamente, cuando los jóvenes de Atenas alcanzaban la edad adulta debían prestar juramento. Se comprometían a dejar su ciudad, su mundo, en una situación mejor que la que tenían cuando los recibieron. Prometían, con el consentimiento de los miembros del sistema, mejorar constantemente el Estado de derecho y respetarlo.

Ese es el objetivo por el que debe luchar la generación actual. Vosotros podéis conseguirlo.

El futuro aún no está escrito. Se os ha otorgado a vosotros y a vuestra generación el privilegio y la responsabilidad de rellenar sus páginas.

Confío en que la OMC se pueda mantener y mejorar, pese a los desafíos a corto plazo que hay que afrontar y superar. Y tal vez algunos de vosotros estéis dispuestos a asumir los próximos desafíos, pues cada vez habrá más.

El futuro está en vuestras manos.

Muchas gracias.

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