DIRECTOR GENERAL ADJUNTO ALAN WM. WOLFF

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Octava Mesa Redonda de China sobre las Adhesiones a la OMC — Sesión 1: Las adhesiones y la reforma de la OMC

Les expondré algunas opiniones sobre la situación en que se encuentra el proceso de reforma, así como mi impresión acerca de las conexiones que existen entre ese proceso y la labor relativa a las adhesiones a la OMC.

La reforma de la OMC

La reforma de la OMC es un proceso continuo, que se inició inmediatamente después del establecimiento de la OMC en 1995. En los Acuerdos de la OMC ya se incorporaron elementos de reforma, como el artículo 20 del Acuerdo sobre la Agricultura o el párrafo 4 del artículo VI del AGCS. La puesta en marcha del Programa de Doha para el Desarrollo (PDD), en 2001, fue un esfuerzo colectivo de reforma que no produjo el amplio resultado pretendido. A pesar de ello, sí se han alcanzado en la OMC algunos resultados importantes, entre los que cabe destacar el Acuerdo sobre Facilitación del Comercio, en 2013, el Acuerdo sobre Tecnología de la Información ampliado y el acuerdo sobre la eliminación de las subvenciones a la exportación de productos agropecuarios, estos dos últimos en 2015.

Obviamente, eso no es suficiente. Las normas comerciales mundiales deben actualizarse en respuesta a la Cuarta Revolución Industrial (1). Para fomentar la previsibilidad, la inversión y el crecimiento, la OMC debe adaptarse a un mundo en rápida evolución, un mundo con tecnologías perturbadoras, entre ellas la inteligencia artificial, y nuevas formas de hacer negocios.

El mundo reconoce que la OMC debe estar preparada para gestionar las necesidades y los desafíos de la realidad comercial del siglo XXI. En la Cumbre de Osaka celebrada en junio, los dirigentes del G-20 subrayaron y reafirmaron la necesidad de reformar la OMC. No hace más de una semana, sus Ministros de Relaciones Exteriores reiteraron la “urgencia” de la reforma de la OMC.

En respuesta, los Miembros han empezado a avanzar en esa dirección. A corto plazo, los Miembros esperan obtener resultados en la Duodécima Conferencia Ministerial, que se celebrará en Nursultán dentro de solo seis meses. Las prioridades son imponer disciplinas a las subvenciones a la pesca, prorrogar la moratoria sobre los derechos de aduana a las transmisiones electrónicas y hacer avanzar las negociaciones en el marco de las iniciativas conjuntas a fin de alcanzar resultados sustantivos con respecto a las normas sobre el comercio electrónico y la facilitación de las inversiones y los obstáculos a la prestación de servicios transfronterizos creados por las reglamentaciones nacionales. Se está trabajando para encontrar formas de hacer más inclusivo el comercio mundial mediante el empoderamiento de las mujeres y de las pequeñas y medianas empresas (pymes).

También se están dedicando esfuerzos significativos a restaurar la legitimidad y la eficacia del sistema de solución de diferencias de la OMC. Los Miembros están estudiando opciones para resolver la situación de bloqueo en relación con el Órgano de Apelación. Encontrar una manera de avanzar en lo que concierne a la aplicación de las normas, aunque sea imperfecta, será importante para preservar la integridad del sistema de la OMC.

Algunos Miembros se han centrado asimismo en los aspectos comerciales de las cuestiones ambientales, tales como los plásticos, la economía circular y las subvenciones a los combustibles fósiles. También sigue en curso la labor sobre la agricultura y la seguridad alimentaria, así como sobre otras esferas.

En resumidas cuentas, hace más de 10 años que el nivel de actividad entre los Miembros de la OMC no había sido tan intenso.

Los debates que se celebrarán en la reunión informal del Comité de Negociaciones Comerciales (CNC) el viernes de esta semana (6 de diciembre) y en la reunión del Consejo General de la semana próxima (de 9 a 11 de diciembre) brindarán la oportunidad de hacer balance sobre la situación en que se encuentran los Miembros con respecto a esas cuestiones. Tal vez esas reuniones orienten a los Miembros sobre lo que debe hacerse en el período previo a la Duodécima Conferencia Ministerial.

El ritmo al que cambia la naturaleza del comercio se está acelerando. Si bien las iniciativas conjuntas antes mencionadas no cuentan con el apoyo de los 164 Miembros de la OMC, 80 de ellos, que representan el 90% del comercio mundial, participan formalmente en la intensa labor en curso para establecer normas que rijan los aspectos de la economía digital relacionados con el comercio. El proceso está abierto a todos. Cincuenta y nueve Miembros están participando en deliberaciones para converger en un conjunto de disciplinas en materia de reglamentación para el comercio de servicios. Y el mes pasado 92 Miembros suscribieron una declaración sobre la facilitación de las inversiones en la que ponían de relieve la importancia de crear un entorno más transparente, eficaz y previsible para las inversiones transfronterizas. En opinión de numerosos países en desarrollo Miembros, sin la facilitación de las inversiones, la liberalización del comercio estimula las importaciones pero no las exportaciones.

Los debates sobre la reforma abordan también otras cuestiones importantes relacionadas con la mejora del funcionamiento de los órganos ordinarios de la OMC, mediante, entre otras cosas, la mejora de la transparencia y del cumplimiento por parte de los Miembros de las obligaciones de notificación de las medidas que afectan al comercio.

También ha sido objeto de debate entre los Miembros la cuestión de la diferenciación y la condición de país en desarrollo, y de a qué Miembros debía aplicarse esta designación. Toda distinción entre países desarrollados y países en desarrollo establecida por los Miembros con el fin de recibir trato preferencial ha generado gran controversia.

Los esfuerzos que estamos realizando con miras a reformar la OMC serán fundamentales para restaurar la confianza en la capacidad del sistema para satisfacer las necesidades de sus usuarios y adaptarse a las cambiantes circunstancias económicas. No hay un programa de reforma único, ni un paquete completo de medidas que lleve la etiqueta “reforma”. La amplia gama de desafíos y oportunidades con que se encuentran los Miembros de la OMC no se puede abordar, ni se abordará, de la noche a la mañana o siquiera en el espacio de unos pocos meses. Lo que sí puede suceder es que se presenten y debatan propuestas, que se encuentren los medios para poner en marcha la actualización de la OMC con miras a aumentar su eficacia y garantizar que se adecue a sus fines conforme evolucione la naturaleza del comercio mundial.

Las adhesiones a la OMC y el debate sobre la reforma

El debate sobre la reforma de la OMC debe ser abierto y creativo. En este contexto, los Miembros adheridos en virtud del artículo XII — que ahora representan el 20% de los Miembros de la OMC — tienen una papel especial que desempeñar en el debate de política. Los Gobiernos en proceso de adhesión — es decir, los futuros Miembros adheridos en virtud del artículo XII — también deben aportar ideas, puesto que en el proceso de adhesión se les exige que realicen un intenso examen de las disposiciones de la OMC desde la perspectiva de cómo les afectarán. Ningún Miembro de la OMC conoce mejor las normas que aquellos que se han adherido recientemente y aquellos que están ya inmersos en el proceso de adhesión.

Desde siempre, los procesos de adhesión han hecho contribuciones al sistema. Están a la vanguardia de la reforma de la OMC. En todas las negociaciones de adhesión se trabaja sobre la base de los resultados anteriores. A través de los procesos de adhesión de los 36 nuevos Miembros adheridos en virtud del artículo XII, se han incorporado al conjunto de normas de la OMC más de 1.500 párrafos relativos a compromisos. Cada nuevo protocolo de adhesión se ha adoptado con el objetivo de fortalecer las disciplinas multilaterales y ha representado un elemento básico del sistema multilateral de comercio. En muchos casos, eso ha establecido un nuevo modelo para las normas de la OMC. La transparencia es un caso ilustrativo, ya que hay más de 250 compromisos específicos solo en esa esfera.

Los compromisos de adhesión también han estimulado los debates sobre la elaboración de normas a nivel multilateral. Los Miembros se han propuesto sistemáticamente alcanzar un conjunto de objetivos comerciales en relación con determinados aspectos de las normas vigentes en las negociaciones de adhesión, que han abierto una vía para desarrollar enfoques nuevos. Las adhesiones ya han ido un paso por delante de las negociaciones comerciales multilaterales en las esferas de la facilitación del comercio, las disciplinas en materia de contingentes arancelarios y las subvenciones a la exportación.

Los Miembros podrían encontrar en la experiencia de la adhesión una inspiración adicional para el debate sobre la reforma en curso.

En la esfera de las notificaciones y la transparencia, muchos Miembros que se han adherido en virtud del artículo XII han hecho contribuciones significativas mediante amplias notificaciones, a veces en esferas donde los Miembros iniciales no han estado a la misma altura o en las que todavía no existen disciplinas multilaterales (como la notificación de programas de privatización). Y aunque, con la entrada en vigor del AAFC, las disciplinas multilaterales se han equiparado en muchos sentidos a los resultados de las negociaciones de adhesión, en algunos casos no se ha alcanzado todavía el nivel de transparencia de las adhesiones (por ejemplo, los requisitos de publicación). El hecho de que los candidatos en proceso de adhesión hagan más que algunos Miembros en lo referente a compromisos es por su propio beneficio. Forma parte tanto de sus reformas nacionales como de su programa de trabajo para la integración en el sistema mundial de comercio. Sus medidas, su nivel de implicación y los compromisos examinados y adoptados benefician al mismo tiempo al sistema multilateral de comercio porque muestran el camino a seguir.

En cuanto al debate sobre la diferenciación, el punto fuerte de las negociaciones de adhesión es que impulsan a los Gobiernos solicitantes a avanzar por la senda de la reforma institucional y económica basada en el mercado teniendo en cuenta las diferencias entre los niveles de desarrollo, las condiciones nacionales y los enfoques respecto de la organización económica. En los procesos de adhesión, se aborda la situación de los Miembros entrantes mediante flexibilidades específicas basadas en las necesidades que cada solicitante manifiesta explícitamente, que quedan reflejadas, por ejemplo, en períodos de transición. El Plan de Acción Legislativa también es un instrumento eficaz para definir esas necesidades de forma estructurada.

Si se encontraran maneras de conseguir que el sistema multilateral de comercio fuera más eficaz — lo cual es el elemento central del debate en curso sobre la reforma —, la OMC lograría más resultados para sus Miembros.

Las iniciativas conjuntas que he mencionado antes son de considerable interés para las economías en desarrollo pequeñas y medianas, que constituyen la mayor parte de los países en proceso de adhesión. Los Miembros adheridos en virtud del artículo XII participan ya activamente en estas iniciativas. Resulta también interesante observar que algunos Gobiernos en proceso de adhesión, como el de Belarús, han expresado su interés en participar en las iniciativas conjuntas, puesto que ya están examinando estas cuestiones a nivel nacional y desean ser informados sobre la elaboración de posibles nuevas normas comerciales. Estoy seguro de que mantendremos más debates al respecto en la próxima mesa redonda.

Las adhesiones y la OMC 2.0

Las reformas de la OMC llevarán su tiempo, como ocurre con las reformas internas en las que el proceso de adhesión a la OMC puede actuar como catalizador eficaz. Por lo tanto, del mismo modo que en las adhesiones se elabora una hoja de ruta, es razonable intensificar y dar una forma más concreta a la reforma. Tal como ha sucedido en los 36 procesos de adhesión concluidos, también los procesos en curso pueden ser un instrumento para mejorar la OMC. El objetivo no debería ser que los Miembros adheridos en virtud del artículo XII permanecieran eternamente a la vanguardia de la reforma, sino converger hacia un modelo común muy elevado de normas sustantivas, procesos y organización. Convendría que los Miembros debatieran sobre si, en general, estarían dispuestos a:

  • comprometerse de nuevo con ideales y objetivos compartidos, basándose en la premisa de que las fuerzas del mercado deben determinar los resultados en materia de competencia;
  • aceptar que la OMC se fundamenta en la participación de todos, basada en una contribución positiva neta, al margen del tamaño de cada economía, permitiendo la proporcionalidad en función de las capacidades;
  • reconocer el derecho de todas las naciones a comerciar en igualdad de condiciones y asegurar la igualdad de oportunidades para todos los participantes, sin distinción de género e independientemente del tamaño que pueda tener la empresa, y establecer al mismo tiempo el mismo nivel de obligaciones para todos, excepto cuando haya limitaciones de capacidad verificables;
  • reconocer explícitamente una vez más el vínculo entre la causa de la paz y la de los mercados abiertos, tal como se establecía en la primera cláusula de la Carta de la Habana para una Organización Internacional de Comercio de 1947. De hecho, esto lo han puesto de relieve muchos países afectados por conflictos actualmente en proceso de adhesión;
  • exigir el pleno cumplimiento de las obligaciones tal como se preveía cuando se creó la OMC;
  • promover la protección del medio ambiente (entre otras cosas, la gestión de los desechos plásticos en los océanos);
  • luchar contra la corrupción y promover la buena gobernanza suscribiendo y aplicando el Acuerdo sobre Contratación Pública;
  • promover el desarrollo sostenible a través de todas las actividades pertinentes de la OMC, a través de la formación y la creación de capacidad y a través de una estrecha coordinación con otras organizaciones internacionales.

Otro tema de debate es si la OMC debe tener una nueva estructura de gobernanza mediante la cual:

  • se pueda en mayor medida elaborar normas coherentes con los objetivos de la OMC;
  • el sistema de solución de diferencias de la OMC pueda responder mejor a las necesidades de los Miembros; y
  • la gestión del sistema por los Miembros y la Secretaría sea más eficaz y ágil en lo que se refiere a atender las necesidades de los Miembros, lo que incluye los ámbitos siguientes:
    • iniciar temas de negociación,
    • ocuparse de la vigilancia y de asegurar el cumplimiento de las obligaciones vigentes,
    • proporcionar análisis pertinentes, y
    • recomendar medidas para asegurar la promoción de los objetivos de la carta renovada de la OMC.

Confío en que las negociaciones de adhesión, que han producido de manera sistemática resultados positivos netos útiles que han fortalecido el sistema multilateral de comercio, puedan propiciar nuevas reflexiones sobre estos y otros temas que los Miembros puedan plantear y proporcionar elementos básicos sustantivos que ayuden a promover la puesta en marcha de la reforma de la OMC solicitada por los dirigentes del G-20. Recientemente, un representante de un importante Miembro de la OMC encargado de las negociaciones de adhesión dijo: “Para nosotros (los Miembros) lo ideal sería que la OMC funcionara como un proceso de adhesión”. Pese a las dificultades y desafíos que ustedes como Gobiernos en proceso de adhesión puedan afrontar en sus países o con los Miembros durante el proceso de adhesión, les ruego que recuerden siempre que, con sus aportaciones, a la vez que contribuyen a mejorar sus propios niveles de progreso económico, hacen el sistema multilateral de comercio más fuerte e inclusivo.

Espero con interés el debate que vamos a celebrar.

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Notas

  1. Este término lo acuñó el Profesor Klaus Schwab, del Foro Económico Mundial. El Profesor Schwab tiene la firme convicción de que nos hallamos en el comienzo de una revolución que está cambiando de manera fundamental la forma en que vivimos, trabajamos y nos relacionamos. Las anteriores revoluciones industriales liberaron al género humano de la fuerza animal, posibilitaron la producción en serie y acercaron las capacidades digitales a miles de millones de personas. No obstante, esta Cuarta Revolución Industrial es esencialmente distinta. Se caracteriza por la aparición de diversas tecnologías nuevas que están fusionando los mundos físico, digital y biológico, incidiendo en todas las disciplinas, economías e industrias, e incluso poniendo en tela de juicio el significado mismo de ser humano. Como consecuencia de los cambios y las perturbaciones resultantes, vivimos en una época muy prometedora y plagada de peligros. El mundo tiene la posibilidad de conectar a miles de millones de personas más a las redes digitales, de mejorar drásticamente la eficiencia de las organizaciones e incluso de gestionar activos de maneras que ayuden a regenerar el entorno natural, con lo que incluso podrían repararse los daños causados por las revoluciones industriales anteriores. Su análisis se centra en la convicción de que la Cuarta Revolución Industrial estará bajo el control de todos siempre y cuando haya cooperación entre las regiones geográficas, los sectores y las disciplinas para aprovechar las oportunidades que se presenten. Volver al texto

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