DIRECTOR GENERAL ADJUNTO ALAN WM. WOLFF

Más información

  

Quisiera dar las gracias al Center for China and Globalizationy al Profesor Wang Huiyao por haberme invitado a dirigirme a ustedes esta mañana para hablarles sobre la situación actual de la OMC, la Organización Mundial del Comercio, y sus perspectivas cara al futuro.

Trataré brevemente cinco cuestiones:

  1. ¿Cuál es el motivo de que el sistema mundial de comercio haya acabado en crisis?
  2. ¿Son los acuerdos bilaterales una respuesta a los problemas del comercio mundial?
  3. ¿Es siquiera posible llegar a normas universales?
  4. ¿Qué medidas deberían adoptar ahora los Miembros de la OMC? y
  5. ¿Qué función debería desempeñar China para hacer progresar el sistema de comercio?

¿Cómo se ha llegado a la crisis actual del sistema multilateral de comercio?

Varios factores han confluido y han creado lo que parece una “tormenta perfecta” derivada de una combinación excepcional de factores meteorológicos adversos.

Entre estos factores figuran el aumento del populismo en muchos países; las supresiones de empleo que se han atribuido al comercio y no a la causa principal — el cambio tecnológico, que muchos consideran un progreso —; la elección de gobiernos que no comparten el mismo espíritu de multilateralismo que había inspirado a administraciones anteriores; el ascenso de una nueva potencia económica importante, China, cuya economía tiene unas características propias que son distintas de las de muchos de sus interlocutores comerciales; y la pérdida de la legitimidad indiscutida del sistema de solución de diferencias de la OMC, que ha llevado al colapso de la instancia de apelación de ese sistema.

Hay quien dice que la OMC parece haber perdido su pertinencia ya que no es capaz de resolver una guerra comercial, cuando todo el mundo debería ser consciente de que en la historia de la humanidad ningún tratado ha podido jamás detener una guerra, del tipo que fuera, si las partes estaban decididas a dejar que esta tuviera lugar. Se utilizan medidas de restricción del comercio sin hacer referencia al derecho de hacerlo en el marco de las normas internacionales vigentes. Diversos países utilizan cada vez más la seguridad nacional como justificación de la imposición de medidas.

Algunos de los elementos que han dado origen a la crisis actual son relativamente recientes. Otros se han estado gestando desde hace mucho tiempo. La insatisfacción de los Estados Unidos con el sistema de solución de diferencias de la OMC ha ido creando un resentimiento que ha acabado por traducirse en medidas. A las contramedidas han seguido otras contramedidas que no han servido para resolver las discrepancias en esta cuestión. Mientras iban aumentando las amenazas para el sistema de solución de diferencias de la OMC, la maquinaria de producción de normas del sistema multilateral de comercio quedó bloqueada y, con pocas y muy notables excepciones, no ha producido nuevos acuerdos para liberalizar el comercio durante los últimos 25 años. Para empeorar las cosas, tanto los Gobiernos como las empresas han dejado de invertir en el mantenimiento y la mejora del sistema multilateral de comercio.

¿Pueden los acuerdos bilaterales y regionales sustituir al sistema mundial de comercio? ¿Son los acuerdos bilaterales parte del problema o parte de la solución?

En el debate público pocos comentaristas parecen entender que todos los acuerdos comerciales, incluso los que no se han celebrado en la OMC, tienen su fundamento en ese sistema multilateral.

Algunos países pueden lograr, o han logrado, una integración más profunda con sus vecinos. Esto es realmente razonable. Es lo que han hecho los Estados de América y Europa, es lo que se hizo con el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (en menor medida, pero también de forma muy amplia) y es lo que ahora procuran lograr los países de África con el Acuerdo sobre la Zona de Libre Comercio Continental Africana.

Es perfectamente lógico que quienes no participan en ese tipo de acuerdos se pregunten si los acuerdos comerciales de otras partes han aportado algo positivo sea para ellos o para el mundo en general. ¿Es el acuerdo de que se trate más propicio a crear comercio o a desviarlo? ¿Cómo contribuye al bienestar a nivel mundial? ¿Son algunas de sus disposiciones un modelo para el progreso multilateral? Esto es lo que ocurre cuando se trata de aprovechar las disposiciones submultilaterales sobre el comercio electrónico contenidas en los acuerdos comerciales regionales. ¿Queda la discriminación, en caso de haberla, compensada por otros beneficios? La discriminación puede darse en dos formas que en ocasiones se superponen, esto es, la de otorgar acceso preferencial a los mercados para los signatarios (lo cual es generalmente deseable, aunque no siempre) y la de introducir disposiciones diseñadas para restringir las oportunidades de los demás (como las normas de origen y otras normas de protección discriminatorias).

¿Es posible llegar a normas universales?

El paso crucial consiste en decidir si las fuerzas del mercado son las que deben determinar los resultados en materia de competencia. Esta es la condición sine qua non, el ingrediente esencial, para tener un sistema multilateral de comercio que se pueda utilizar. Tanto si los problemas se plantean entre países comerciantes importantes, como si se trata de problemas norte-sur entre países desarrollados y países en desarrollo, lo fundamental es saber si el sistema comercial es una cuestión de convergencia o de coexistencia. El sistema actual, la OMC, se basa en la convergencia. Si lo que se desea es una situación de coexistencia, esta se puede lograr, pero solo al precio de una disminución importante del nivel de actividad económica mundial y de un menor grado de prosperidad, ahora y en el futuro, para todos.

Todos los países comerciantes dicen que tienen mucho respeto por el sistema multilateral de comercio y que están decididos a mantenerlo y reformarlo. Estas son palabras reconfortantes. Sin embargo, deben ir seguidas de medidas concretas para hacerlas realidad.

Hay quien piensa que el futuro de la economía mundial será de tipo bipolar, que se centrará en Beijing y Washington. Este modelo no es viable. En él se ignora la existencia de Bruselas, Nueva Delhi, Brasilia y muchas otras capitales, en las cuales el interés propio no divide el mundo en dos partes, como en tiempos hicieron el Papa respecto de América Latina, o Gran Bretaña y Francia en el Oriente Medio con la línea Sykes-Picot.

Se necesita capacidad de liderazgo, y esta no se presenta sin una visión más amplia, una visión del mundo que considere el interés propio como algo que se extiende más allá de las necesidades inmediatas de una nación y que reconozca la necesidad de mantener y mejorar los acuerdos mundiales en beneficio de todos.

Estoy leyendo un libro sobre la Revolución de los Estados Unidos. Se cometieron muchos errores tanto en Londres como en las colonias, unos errores que llevaron a la ruptura y el conflicto. No se puede permitir que esto ocurra ahora con el comercio mundial. Actualmente las comunicaciones físicas son muchísimo mejores de lo que eran hace dos siglos. Debemos demostrar que el entendimiento humano también ha mejorado y que ahora puede trascender las fronteras.

¿Qué deberían hacer ahora los Miembros de la OMC?

A corto plazo los Miembros de la OMC tienen ante sí una agenda importante.

  • Se están haciendo esfuerzos importantes para:
    • crear normas para la economía digital,
    • imponer disciplinas con respecto a las subvenciones a la pesca,
    • prorrogar la moratoria sobre la imposición de derechos de aduana a las transmisiones electrónicas, y
    • presentar iniciativas conjuntas abiertas a todos para facilitar las inversiones transfronterizas y aumentar los intercambios internacionales de los servicios regidos por la reglamentación nacional.

También se están dedicando esfuerzos significativos a restaurar la legitimidad y la eficacia del sistema de solución de diferencias de la OMC.

Pero hay que hacer más. Los países del G-20 han hecho un llamamiento unánime en favor de la reforma de la OMC. No debe permitirse que los desafíos actuales oculten la necesidad de examinar más a fondo el sistema en su forma actual y cómo podría mejorarse. Esto supone una oportunidad para ampliar el alcance del sistema multilateral de comercio, así como para aumentar los beneficios que genera y resolver sus posibles deficiencias.

  • Dado que cada vez hay más conmociones debidas a desastres naturales, es urgente encontrar un modo de mejorar los movimientos comerciales de productos agropecuarios sin que se produzcan distorsiones, de modo que se puedan llevar alimentos y piensos de zonas donde son abundantes a zonas donde son escasos.
  • La economía mundial podría beneficiarse en gran medida de la mejora de las condiciones en que se lleva a cabo el comercio de servicios.

El Gobierno de China conoce bien el concepto de planificación. La planificación presenta más desafíos en un entorno multilateral, pero es muy necesaria. Es razonable fijar el año 2025 como objetivo para proponer una OMC 2.0 para su adopción en la Decimoquinta Conferencia Ministerial, esto es, en la tercera Conferencia Ministerial de la OMC después de la próxima, que se celebrará en junio de 2020.

Ha llegado el momento de que el sistema multilateral de comercio cuente con una carta renovada:

  • en la que los Miembros se comprometan de nuevo con ideales y objetivos compartidos, basándose en la premisa de que las fuerzas del mercado deben determinar los resultados en materia de competencia;
  • que se funde en una participación basada en la contribución positiva de todos Miembros de la OMC, sin excepción, para el bien común;
  • en la que se reconozca el derecho de todas las naciones a comerciar en igualdad de condiciones y se asegure la igualdad de oportunidades para todos los participantes, sin distinción de género e independientemente del tamaño que pueda tener la empresa, y que establezca al mismo tiempo el mismo nivel de obligaciones para todos, excepto cuando haya limitaciones de capacidad verificables;
  • en la que se reconozca explícitamente una vez más el vínculo entre la causa de la paz y la de los mercados abiertos, tal como se establecía en la primera cláusula de la Carta de la Habana para una Organización Internacional de Comercio de 1947 (esto es particularmente importante para los países afectados por conflictos, de los cuales algunos se han adherido a la OMC en los últimos años y desean ser Miembros de la Organización);
  • en la que se exija el pleno complimiento de las obligaciones tal como se preveía cuando se creó la OMC;
  • que promueva la protección del medio ambiente (y, entre otras cosas, la gestión de los desechos plásticos en los océanos);
  • que promueva la lucha contra la lacra de la corrupción disponiendo que todos los Miembros suscriban y apliquen plenamente el Acuerdo sobre Contratación Pública;
  • que prevea que en todas las actividades de la OMC se promueva el desarrollo sostenible, y ello de manera mucho más eficaz, tanto de forma directa mediante actividades de capacitación como de forma indirecta a través de una estrecha coordinación con otras organizaciones internacionales;
  • que establezca una nueva estructura de gobernanza mediante la cual:
    • se pueda en mayor medida elaborar normas coherentes con los objetivos de la OMC,
    • el sistema de solución de diferencias de la OMC pueda responder mejor a las necesidades de los Miembros, y
    • la gestión del sistema por los Miembros y la Secretaría sea más eficaz y ágil en lo que se refiere a atender las necesidades de los Miembros, lo que incluye los ámbitos siguientes:
      • iniciar temas de negociación;
      • ocuparse de la vigilancia y de asegurar el cumplimiento de las obligaciones vigentes;
      • proporcionar análisis pertinentes; y
      • recomendar medidas para asegurar la promoción de los objetivos de la carta renovada de la OMC.
  • La función vital de China en el sistema multilateral de comercio

China se ha beneficiado enormemente de su condición de Miembro de la Organización Mundial del Comercio. Ha sacado a cientos de millones de personas de la pobreza. Para lograrlo ha sido imprescindible su integración en la economía mundial a través del sistema multilateral de comercio.

China tiene mucho en juego en la reforma y actualización del sistema mundial de comercio, pero también tiene mucho que aportar a esa reforma. En muchos ámbitos China es un país puntero, como en el mundo del comercio electrónico. Es evidente que hay muchas esferas en las que la plena participación de China será esencial si se desea que haya progresos a nivel multilateral. Por ejemplo, a corto plazo, será necesario concluir un acuerdo clave sobre subvenciones a la pesca.

Hoy China tiene que mirar hacia el futuro, para mejorar el sistema multilateral de comercio y apoyar sus propias reformas internas. En la Conferencia Ministerial de la OMC que se celebrará en Nursultán (Kazajstán) en junio de 2020 las cualidades de liderazgo de los Miembros de la OMC se pondrán a prueba. Para entonces algunas cuestiones ya se deberían haber concluido satisfactoriamente. Pero todavía quedará mucho por hacer, y a este respecto China puede contribuir a dar forma a la OMC de 2025 y a hacerla realidad.

Agradezco profundamente el liderazgo intelectual del Center for China and Globalization (CCG) en esta esfera y la oportunidad que me ha brindado de estar con ustedes esta mañana.

Espero con interés el debate que vamos a celebrar.

 

Compartir

Compartir


Si tiene problemas para visualizar esta página,
sírvase ponerse en contacto con [email protected], y proporcionar detalles sobre el sistema operativo y el navegador que está utilizando.