DIRECTOR GENERAL ADJUNTO ALAN WM. WOLFF

Más información

  

Buenas tardes, es un placer estar hoy aquí con ustedes para debatir un tema de importancia tanto para la salud de nuestro planeta como para el futuro de la OMC.

Muchas gracias a Finlandia y a Costa Rica por su liderazgo en la organización de este importante evento.

Este es uno de varios actos que tendrán lugar paralelamente a la reunión del Comité de Comercio y Medio Ambiente que se celebrará mañana. Quisiera felicitar a los organizadores de estos eventos, así como a los muchos Miembros que contribuyen a los debates del Comité. Me complace mucho la celebración de esta “Semana del Medio Ambiente de la OMC”, como algunos de ustedes la han bautizado.

El empeño, compromiso y entusiasmo que hacen posible que la Semana del Medio Ambiente de la OMC tenga lugar son otra muestra alentadora del creciente reconocimiento de los Miembros:

  • de que el comercio va evolucionando a medida que los riesgos ambientales, las nuevas tecnologías y las presiones sociales reconfiguran nuestra forma de comerciar;
  • de que el sistema mundial de comercio debe adaptarse a las nuevas circunstancias;
  • y de que la necesidad apremiante de adaptarse puede crear nuevas oportunidades para la labor que desempeñamos en la OMC.

Los animo a que se aparten de los caminos trillados y reflexionen sobre esas oportunidades y sobre cómo aprovecharlas con vistas a apoyar la reforma de la OMC.

Los debates que tienen lugar esta semana son sumamente oportunos. Es posible hacer del comercio una palanca para mejorar el medio ambiente . Es mucho lo que está en juego:

  • Está en juego nuestra disposición a estar la altura de la letra y el espíritu del Acuerdo de Marrakech, documento fundacional de la OMC. El párrafo inicial del Acuerdo de Marrakech consagra el desarrollo sostenible como un principio básico de la OMC.(1)
  • Está en juego la contribución del comercio a la consecución de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. La Agenda cuenta con el comercio y la OMC para hacer realidad los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible.
  • Está en juego la capacidad continua del comercio de poder ofrecer beneficios de amplio alcance, en vista de los fenómenos meteorológicos extremos cada vez más frecuentes que delatan la vulnerabilidad de las cadenas de suministro, transporte y distribución que hacen posible el comercio en primer lugar.

Es necesario resaltar mejor las oportunidades que ofrece el comercio

Es imprescindible que la OMC siga siendo pertinente y creíble en un mundo en el que los riesgos ambientales se han convertido en una de las mayores preocupaciones para los Gobiernos, las empresas y los consumidores, y sobre todo para los jóvenes. El futuro es suyo, y se merecen una respuesta positiva de nuestra parte, de parte de quienes están reflexionando sobre las normas y directrices del comercio mundial que configurarán ese futuro.

En una encuesta reciente en la que participaron cerca de 1.000 expertos de los sectores público y privado, el círculo académico y la sociedad civil, los fenómenos meteorológicos extremos y la incapacidad de afrontar el cambio climático fueron señalados como las amenazas más graves de los próximos diez años en una larga lista de riesgos geopolíticos, económicos y tecnológicos.

Los enfoques comerciales proactivos y con visión de futuro son elementos clave de toda solución coordinada y eficaz orientada a gestionar esos riesgos. Por ejemplo:

  • El comercio puede contribuir a amortiguar los efectos negativos del cambio climático en la seguridad alimentaria. Según un estudio, la malnutrición resultante del incremento de los precios de los cultivos a escala mundial por causa del clima aumentaría en 15 puntos porcentuales entre los hogares de ciertas partes del mundo si se detuviera el comercio en lugar de permitirse que fluya libremente.
  • El comercio también puede ayudar a los países a tener acceso a los bienes y servicios que necesitan para hacer frente a los urgentes retos ambientales. Otro estudio reveló que, si 18 países principales eliminaran los obstáculos que imponen a las importaciones de bienes ambientales, podrían aumentar en un 63% sus importaciones de productos de alumbrado de alta eficiencia energética, en un 23% las de equipos de generación de energía eólica y en un 14% las de equipos de generación de energía solar.

Estos son tan solo dos ejemplos que ilustran formas concretas de utilizar las políticas comerciales para promover la sostenibilidad del medio ambiente. Los Miembros de la OMC han señalado muchas otras.

Existen numerosas oportunidades sin explotar para conseguir que el comercio y la sostenibilidad ambiental vayan en mayor consonancia. Si estas se llevaran a la práctica, el sistema multilateral de comercio se vería como un sistema que responde a las necesidades de los pueblos en todo el mundo, sobre todo las de las generaciones más jóvenes, que serán las que tengan que soportar las consecuencias del rápido deterioro del entorno natural.

Para poder avanzar en este frente es necesario reforzarla colaboración y establecer asociaciones innovadoras en las que participen no solo los Gobiernos, sino también los consumidores, el sector privado y las demás partes interesadas.

El año pasado, el Director General de la OMC Roberto Azevêdo y el Director Ejecutivo de ONU-Medio Ambiente anunciaron que sus organizaciones estaban aunando esfuerzos para ofrecer una plataforma a las partes interesadas de todos los sectores de la sociedad con el fin de intercambiar ideas, dar a conocer experiencias positivas y mejorar la comprensión acerca de la forma en que el comercio puede contribuir de manera más eficaz a lograr el desarrollo sostenible.

A fin de poner en marcha esta labor, durante el Foro Público de la OMC del año pasado, la OMC y ONU-Medio Ambiente organizaron conjuntamente un evento de alto nivel sumamente fructífero que se acompañó de la exposición de un conjunto de soluciones innovadoras en materia de sostenibilidad y de la presentación de una publicación conjunta.

Esta iniciativa ha dado resultado. Varios Miembros de la OMC han indicado que este programa tuvo un papel catalizador, al impulsar la formación de algunas de las asociaciones que participan en los eventos de esta semana. El diálogo conjunto entre la OMC y ONU-Medio Ambiente ha ayudado a generar nuevas ideas sobre los vínculos positivos entre el comercio y el medio ambiente y ha dado impulso a los debates sobre esta cuestión en las capitales.

Comercio y economía circular

El tema de esta reunión, la economía circular, es un buen ejemplo. El hecho de que todos tuviéramos cada vez más claro que la acumulación de desechos en nuestro planeta no era sostenible no dio lugar a una respuesta inmediata. La reducción de los desechos mediante la reutilización, el reparto, la reparación, la renovación, la remanufactura y el reciclaje ya era posible desde hacía tiempo, pero la mayoría no lo consideraba un imperativo. El despertar se resume en las palabras "economía circular", que reduce al mínimo la generación de desechos y subproductos perjudiciales, al hacer que los productos, equipos e infraestructuras sean utilizables durante más tiempo, e incrementa la productividad como un objetivo social y no solamente económico.

El diálogo conjunto entre la OMC y ONU-Medio Ambiente fue determinante para promover un debate centrado en esta cuestión en la OMC. Las deliberaciones que se mantengan hoy mejorarán aún más nuestra comprensión de los aspectos comerciales pertinentes.

Con el fin de fomentar estas conversaciones, destacaré algunas de las formas en que la OMC podría apoyar los objetivos de eficiencia y sostenibilidad que ocupan un lugar central en la economía circular.

La primera consiste en “no causar perjuicio”. Las normas de la OMC no limitan la capacidad de los Gobiernos de promover la sostenibilidad, en particular mediante estrategias de economía circular.

Las normas de la OMC dan a los Miembros un amplio margen de actuación para perseguir objetivos legítimos de política ambiental o de otro tipo, pero manteniendo el proteccionismo firmemente bajo control.

En los dos últimos decenios, varias medidas relacionadas con el medio ambiente se han sometido al sistema de solución de diferencias de la OMC para determinar su conformidad con las normas de la Organización. Las medidas en cuestión tenían por objeto alcanzar una serie de objetivos de política, que van desde reducir los riesgos para la salud relacionados con los neumáticos recauchutados hasta el control de la contaminación atmosférica. Estas diferencias han confirmado que los Miembros pueden aplicar medidas ambientales, incluso medidas restrictivas del comercio. Pero estas medidas deben cumplir determinadas condiciones para garantizar que se ajusten al propósito perseguido y no que se adopten por razones proteccionistas. Hace tiempo que se ha reconocido, en el artículo XX del GATT, relativo a las excepciones generales, que cuando una medida es necesaria por el bien del medio ambiente o de la salud de los ciudadanos de un país, esta puede mantenerse siempre y cuando se aplique de manera justa, no discriminatoria y no arbitraria.

El que las normas de la OMC permitan invocar excepciones generales no significa que las restricciones comerciales sean necesariamente una forma eficaz de promover la circularidad y la sostenibilidad. Por el contrario, lo que debemos preguntarnos es qué tipo de enfoques comerciales permitirían que los modelos empresariales y prácticas circulares y sostenibles se expandan y prosperen.

La segunda forma en que la OMC puede apoyar la economía circular es promoviendo la transparencia y facilitando los diálogos sobre políticas.

La Base de Datos sobre Medio Ambiente de la OMC muestra que existe una amplia gama de medidas comerciales que afectan a las actividades clave que respaldan la economía circular, que van desde la reutilización y la reparación hasta la remanufactura, el reciclaje y el diseño ecológico. De unas 470 medidas comerciales relacionadas con estas actividades que figuran en la base de datos, el 44% consiste en medidas oficiales de ayuda, el 28% en reglamentos técnicos y procedimientos de evaluación de la conformidad y el 22% en prohibiciones y prescripciones en materia de licencias, y el resto consiste en medidas de otro tipo.

Muchas de estas medidas apoyan activamente la economía circular, al establecer, por ejemplo, normas de diseño ecológico o de reciclaje o al exigir a los Gobiernos que compren productos que satisfagan las normas ambientales.

Otras, sin embargo, son susceptibles de obrar inadvertidamente contra el comercio circular, lo cual es reflejo de que las políticas comerciales se han concebido tradicionalmente teniendo en cuenta una economía lineal en lugar de circular. Esto puede provocar un desajuste entre las políticas comerciales, por una parte, y las estrategias de economía circular, por otra. Los instrumentos de trasparencia y el diálogo sobre políticas en el marco de la OMC pueden ayudarnos a comprender mejor los puntos de coincidencia entre las políticas comerciales y las estrategias de economía circular y de este modo evitar ese desajuste. Se pueden encontrar soluciones que se apoyen mutuamente.

Es igualmente importante que adoptemos medidas tangibles para ayudar a los países a superar los obstáculos que limitan su participación en el comercio circular y los beneficios que pueden obtener de él. Ejemplo de ello son:

  • las limitaciones de capacidad de algunos países en desarrollo para tratar de manera inocua para el medio ambiente los productos posconsumo importados o para combatir el comercio ilegal de desechos;
  • la ausencia de una infraestructura nacional y regional de la calidad que funcione correctamente a fin de garantizar que el comercio circular cumpla las prescripciones en materia de inocuidad y calidad; y
  • la limitada participación de los países en desarrollo en la elaboración de normas internacionales relacionadas con las actividades de la economía circular.

Superar estos y otros obstáculos al comercio circular no es una tarea exclusivamente de política comercial. Esta tarea implica:

  • que los responsables de la formulación de políticas colaboren en el ámbito de las políticas comerciales y de otras esferas con miras a adoptar políticas que apoyen a la vez el comercio y la circularidad;
  • el establecimiento de asociaciones público-privadas que fomenten el desarrollo de mercados para materiales secundarios;
  • la creación de capacidad específica para los países más pobres, sobre todo para ayudarles a fortalecer su infraestructura de reglamentación y de la calidad.

La tercera vía por la que la OMC puede apoyar los objetivos de una economía circular guarda relación con las normas.

Aunque la propia OMC no elabora las normas, sus reglas y su labor cotidiana alientan firmemente a los organismos de reglamentación a que adopten normas internacionales, sigan las mejores prácticas y cooperen más allá de las fronteras. De este modo, la OMC ayuda a los Gobiernos a mejorar la coherencia entre los objetivos comerciales y los demás objetivos legítimos de la política de reglamentación. El Acuerdo sobre Obstáculos Técnicos al Comercio de la OMC exige que los reglamentos técnicos se basen en normas internacionales. Cuando un reglamento técnico se basa en una norma internacional pertinente, se presume que es compatible con las reglas de la OMC y que no restringe el comercio más de lo necesario.

Esta labor pragmática fomenta la confianza entre los organismos de reglamentación y entre estos y los productores y los consumidores. La confianza es un elemento clave para que el comercio pueda desempeñar plenamente su función de fortalecer las cadenas de valor de la economía circular y garantizar la participación de todos los países.

Próximas etapas posibles

El esfuerzo por convertir el comercio en un motor de circularidad y sostenibilidad más enérgico no parte de cero, ni mucho menos.

Es más, el debate sobre comercio y medio ambiente ha evolucionado considerablemente desde que se creó la OMC en 1995. Ahora entendemos con mucha más claridad que ningún país puede elegir entre el comercio abierto y la sostenibilidad del medio ambiente. Ambos son de importancia vital para asegurar el bienestar de las personas en todo el mundo.

Esta mejor comprensión permite contar con una base sólida para los trabajos en curso sobre comercio y medio ambiente. Se lo debemos en gran parte a la visión de futuro que demostraron los Ministros de Comercio reunidos en 1994, que decidieron añadir un elemento sumamente innovador a lo que pronto sería la OMC, a saber, un foro dedicado a impulsar el diálogo y a mejorar el entendimiento mutuo entre los ámbitos del comercio y del medio ambiente: el Comité de Comercio y Medio Ambiente.

A lo largo de los años, este foro ha ayudado a los Miembros a poner en práctica el principio de “apoyo mutuo”, al ser un canal abierto para la comunicación entre ellos y con la comunidad de la política ambiental, incluidas las secretarías de muchos de los acuerdos multilaterales sobre el medio ambiente.

Los animo encarecidamente a que, al reflexionar sobre las próximas etapas, aprovechen plenamente el Comité. Este es particularmente idóneo para celebrar debates prácticos y basados en ejemplos que puedan ayudar a dar paso a una fase más orientada a los resultados en la labor que ustedes realizan y a dar mayor impulso a esta.

Debates como el de hoy garantizan que el enfoque de la OMC respecto del medio ambiente pueda evolucionar y adaptarse a la cambiante realidad. Conforme trabajamos para responder con urgencia a las cuestiones sistémicas más amplias a las que nos enfrentamos en el sistema de comercio, también debemos prestar una atención urgente a las esferas que afectan directamente a los valores y sensibilidades de una parte importante y creciente de la población mundial.

La Conferencia Ministerial que se celebrará en Nursultán en junio de 2020 es un claro hito para todas las conversaciones que están teniendo lugar actualmente en la OMC. Ustedes deben reflexionar sobre cómo desean utilizar la Duodécima Conferencia Ministerial.

Gracias por darme la oportunidad de reunirme con ustedes hoy. Les deseo una tarde productiva.


Notas

  1. En el Acuerdo por el que se establece la OMC, las Partes reconocieron que sus relaciones en la esfera de la actividad comercial y económica deben tender a elevar los niveles de vida, a lograr el pleno empleo y un volumen considerable y en constante aumento de ingresos reales y demanda efectiva y a acrecentar la producción y el comercio de bienes y servicios, permitiendo al mismo tiempo la utilización óptima de los recursos mundiales de conformidad con el objetivo de un desarrollo sostenible y procurando proteger y preservar el medio ambiente e incrementar los medios para hacerlo, de manera compatible con sus respectivas necesidades e intereses según los diferentes niveles de desarrollo económico. Volver al texto

Compartir

Compartir


Si tiene problemas para visualizar esta página,
sírvase ponerse en contacto con [email protected], y proporcionar detalles sobre el sistema operativo y el navegador que está utilizando.