DIRECTOR GENERAL ADJUNTO ALAN WM. WOLFF

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Me siento muy entusiasta con respecto a las perspectivas de futuro del sistema multilateral de comercio encarnado en la Organización Mundial del Comercio. La pregunta sin respuesta es cuánto se tardará en hacerlas realidad.

Entretanto, aunque la incertidumbre en torno al comercio es mucho mayor, el sistema multilateral de comercio no se ha derrumbado ni ha sido marginado. De hecho, a pesar de todos los titulares sobre los aranceles adicionales y los varios centenares de acuerdos comerciales bilaterales y regionales, el 80% del comercio mundial sigue siendo no discriminatorio, de acuerdo con el principal principio fundacional y requisito del sistema multilateral de comercio.

Es importante entender con qué se cuenta actualmente y lo que se necesita de cara al futuro. Si reducimos los Acuerdos de la OMC a su esencia, nos damos cuenta de que esa esencia es la equidad. Cualquiera que produzca algo que pueda comercializarse internacionalmente, ya sea un agricultor, un trabajador o una empresa (independientemente de que esa empresa esté formada por una persona o por decenas de miles de trabajadores), se encontrará con unas condiciones más equitativas a nivel mundial gracias a la existencia de la OMC. En cuanto a los innovadores, hay más posibilidades de que se respeten sus derechos de propiedad intelectual.

Las normas de la OMC abarcan el 98% del comercio mundial. Proporcionan un nivel mayor de previsibilidad, sin el cual no se realizarían inversiones. El sistema está diseñado para recompensar el trabajo duro, las inversiones de capital y la inventiva. Las fuerzas del mercado son las que deben determinar los resultados en materia de competencia. Esta es la promesa última, y será positivo para todos que esa promesa se cumpla.

Esto no significa que el sistema no se pueda mejorar.

El mundo en que vivimos hoy es diferente del que existía cuando se establecieron las normas, es decir, de 1947, cuando se estableció el sistema multilateral de comercio, y de 1995, cuando se encomendó la gestión del sistema a la OMC.

Es necesario actualizar las normas para que sean más pertinentes, y en particular para:

  • adaptarse al mundo del comercio digital;
  • cumplir los objetivos ambientales comunes;
  • velar por que las pequeñas y medianas empresas puedan participar más plenamente en el comercio;
  • dejar claro que las mujeres no deben estar en situación de desventaja.

Dos de los actuales objetivos a corto plazo de los Miembros de la OMC que han tenido mejor acogida son: 1) reducir las subvenciones a la pesca, que están acabando con los recursos alimenticios de los océanos y privando a los pescadores costeros de sus medios de subsistencia, y 2) garantizar el crecimiento del comercio digital sin intervención contraproducente por parte de los Gobiernos. Estas iniciativas han de tener éxito y terminarán teniéndolo.

La OMC es fruto de ocho amplias rondas de negociaciones comerciales multilaterales que se celebraron a lo largo de siete décadas. Existe gracias al liderazgo de algunos y a la cooperación de muchos, y todos ellos compartían metas y objetivos. La confianza es el pilar principal de la OMC: la confianza en que las obligaciones se cumplirán y los derechos se respetarán.

Este es un momento en que se ponen a prueba los vínculos existentes y hay que tratar de ampliar los puntos de entendimiento. Es necesario restablecer la función de negociación del sistema multilateral de comercio, para que sea tal y como fue durante el medio siglo que siguió a la segunda guerra mundial. Asimismo, hay que volver a poner en pie un sistema de solución de diferencias plenamente funcional, cuya legitimidad sea aceptada por todos, pues el sistema que se estableció en virtud de los Acuerdos de la OMC ya no es del todo el mismo.

Algunos datos recientes que demuestran el valor actual de la OMC son los 23 países y territorios aduaneros que desean adherirse, así como los 164 Miembros actuales que tratan de mejorar la Organización.

Sin embargo, aún queda mucho trabajo por hacer para mantener el dinamismo del sistema. Con respecto al comercio mundial, afirmar que la época actual es meramente interesante sería quedarse muy corto. La humanidad ha hecho grandes cosas cuando se le ha desafiado a hacerlo. Esta es una de esas ocasiones en las que nos enfrentamos a la vez a un reto y a enormes oportunidades para mejorar las relaciones comerciales internacionales.

La mayor carga que soporta el comercio internacional no son los aranceles visibles. Los economistas estiman que los obstáculos derivados del transporte de un producto desde fábricas o explotaciones agrícolas a través de una frontera internacional hasta los clientes extranjeros equivalen en promedio al 270% de los aranceles. Eso tiene que cambiar.

Serán necesarios más esfuerzos concertados por parte de todos para reducir el tiempo que llevará lograrlo, y las empresas y otras partes interesadas del sector privado pueden contribuir positivamente a este respecto. Es necesario intensificar la colaboración para mantener y aumentar los beneficios del sistema multilateral de comercio. No se puede seguir dando por sentado lo bueno que ya existe, del mismo modo que no se puede seguir tolerando aquello que no beneficia. Todo lo que puede lograrse depende en gran medida de ustedes.

 

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