DIRECTOR GENERAL ADJUNTO ALAN WM. WOLFF

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Dificultades de abastecimiento de dispositivos médicos durante la crisis provocada por el coronavirus:
¿Es la constitución de existencias y menos comercio internacional la solución?

Observaciones de Alan Wm. Wolff, Director General Adjunto de la Organización Mundial del Comercio (OMC)

Mesa redonda con Andreas Freytag, Anabel González, Joerg Wojahn

Con motivo de la puesta en marcha de la Red de Investigaciones en materia de Comercio e Inversión del G-20.

4 de septiembre de 2020

Doy las gracias al Departamento de Política Económica de la Universidad Friedrich Schiller de Jena por organizar esta mesa redonda con motivo de la puesta en marcha de la Red de Investigaciones en materia de Comercio e Inversión del G-20 y por invitar a la OMC a participar en el debate titulado “Dificultades de abastecimiento de dispositivos médicos durante la crisis provocada por el coronavirus: ¿Es la constitución de existencias y menos comercio internacional la solución?

Introducción

La pandemia parece haber tomado a todos los Gobiernos por sorpresa. De inmediato se constató la escasez de equipo médico, desde los dispositivos de protección personal más simples, tales como las mascarillas desechables, hasta los más sofisticados, como los respiradores. Se necesitaban equipos para pruebas de COVID-19, desinfectantes y productos de esterilización; material médico fungible (por ejemplo, jeringas, agujas, determinadas máquinas, electrocardiógrafos y termómetros de infrarrojos), prendas de protección (por ejemplo, guantes o mascarillas) y mobiliario médico y quirúrgico diverso(1) — y no se podían satisfacer plenamente esas necesidades —.

Las existencias, donde las había, eran totalmente insuficientes. Las manufacturas nacionales no podían dar una respuesta inmediata. El comercio no parecía ser fiable. Las normas del sistema comercial, al no ser sumamente preceptivas, ofrecían pocas garantías a quienes buscaban fuentes de suministro extranjeras.

Seis meses después del inicio de la pandemia, su embate contra la población mundial no ha terminado. Los problemas de abastecimiento, en aquellos países donde la pandemia se ha debilitado, son menos graves, pero persisten.

El 14 de agosto, hace solo tres semanas, los Estados Unidos, que cabría prever que ocupan por lo menos una posición intermedia en el conjunto de países industrializados por su capacidad de afrontar las dificultades de abastecimiento, seguían señalando una escasez de dispositivos médicos de diversas categorías de material de protección personal, material de ensayo y equipos de respiración(2).  Si los países industrializados avanzados están experimentando escasez, se puede dar directamente por hecho que los países en desarrollo, y especialmente los menos desarrollados, están en una situación mucho peor.   

Esta mesa redonda se ha organizado con el fin de examinar distintas opciones para hacer frente a las crisis mundiales en las que se necesitan dispositivos médicos de manera inmediata y urgente. En el título de la mesa redonda se mencionan dos opciones: la constitución de existencias y el comercio internacional. Una tercera opción lógica son las inversiones respaldadas por el Gobierno en capacidad de fabricación pertinente. Cada una de las opciones tiene sus ventajas e inconvenientes. Cada una de ellas tiene una función que desempeñar con miras a articular una solución suficiente para hacer frente al desafío. La más pertinente de las tres para los Miembros de la Organización Mundial del Comercio (OMC) es, naturalmente, el comercio internacional. La cuestión que se debe abordar en la OMC es si se puede lograr que el comercio internacional sea más fiable durante el resto de la pandemia y durante futuros brotes mundiales de enfermedades y otras crisis mundiales. Esta pregunta se basa en otra más fundamental: ¿Crecerá o se contraerá el comercio mundial, en el que se basa gran parte de la prosperidad mundial, después de la pandemia?

Constitución de existencias

La creación de existencias es claramente una opción para aquellos países que poseen los recursos necesarios para ello. Las existencias se pueden crear a partir de la producción nacional o de suministros extranjeros cuando se disponga de cualquiera de ellos. Desde el punto de vista del comercio internacional, la creación de existencias de material médico de emergencia normalmente no suscita gran preocupación. La creación de existencias no limita las importaciones. Aunque podría afectar a la cantidad de productos disponibles para la exportación, eso de momento solo constituye un problema teórico. 

Sin embargo, existen limitaciones prácticas a la constitución de existencias. Las mascarillas respiratorias, por ejemplo, con el tiempo se deterioran y dejan de ser fiables. Antes o después, las existencias acumuladas no se mantienen. Esto es lo que ha ocurrido en los Estados Unidos, donde al parecer hace un decenio el brote de gripe porcina redujo las reservas de mascarillas y no se repusieron las existencias.(3) A principios de este año, cuando se desencadenó la COVID-19, en un informe se estimó que las existencias de mascarillas en los Estados Unidos podían satisfacer solamente el 1% de las necesidades nacionales previstas. Al parecer, Francia tuvo una experiencia similar.(4) No cabe duda de que estos dos países no fueron los únicos a los que sucedió esto. 

Manufacturas nacionales

El Centro para el Control de Enfermedades de los Estados Unidos cita tres grados de capacidad — convencional (que satisface las necesidades normales), para imprevistos y para afrontar crisis —.(5)  Las necesidades convencionales no se cubren con existencias, sino utilizando inventarios comerciales y manufacturas que ya están creadas. Para hacer frente a los imprevistos se pueden utilizar estas fuentes complementadas por las existencias. 

Si bien las existencias pueden atenuar el problema, para hacer frente a un aumento de la demanda de productos esenciales hay que recurrir al comercio internacional, o como opción alternativa, aumentar la producción manufacturera. En la Segunda Guerra Mundial, la producción estadounidense de aeronaves adecuadas para la guerra creció de una cifra lamentable de 3.600 aeronaves en 1940 a una tasa de producción anual de casi 100.000 antes de 1944. Incluso entonces, el aumento de la producción llevó tiempo. En una pandemia, aun comparando con combatir en una guerra mundial, no se dispone de tanto tiempo.

Tanto en el caso de una guerra como de una pandemia, los Gobiernos deben intervenir. La capacidad de producción existente puede satisfacer una demanda comercial normal. No es probable que los incentivos de mercado por sí mismos basten para dar una respuesta inmediata de fabricación. Desde el punto de vista de la OMC, la participación de los Gobiernos en la creciente producción nacional durante la pandemia no ha sido motivo de preocupación. Actualmente en Ginebra, en la OMC, los Miembros no se han mostrado preocupados por el hecho de que los Gobiernos puedan invertir excesivamente en la producción de equipo de protección personal, creando un exceso de capacidad como el que caracterizó la producción de acero a lo largo del último medio siglo. Aunque las subvenciones a la industria en términos más generales son un tema que puede suscitar preocupación para futuros debates, debido a la escasez actual, no se insta a los Gobiernos a que eviten las inversiones no económicas (no justificadas por la coyuntura del mercado) en suministros médicos.

Un factor que hay que tener en cuenta al recurrir a las manufacturas en una crisis es si son suficientemente flexibles para convertir la producción comercial normal en productos para satisfacer las necesidades inmediatas, por ejemplo, pasar de ropa de moda a batas quirúrgicas, o de producir cerveza a fabricar desinfectantes (ambos son ejemplos reales de conversiones satisfactorias). La mano de obra debe ser igual de flexible que versátil la maquinaria. Jena es conocida como una fuente de gran talento científico, así como de conocimientos especializados sobre la actividad manufacturera. La aplicación de la ciencia a la producción industrial es especialmente necesaria para afrontar un aumento de la demanda durante una crisis. Una parte de la agilidad exigida se necesita no solo para responder a la demanda, sino para poder reconvertir las operaciones a operaciones normales que contribuyan a la recuperación, una vez que se haya atenuado la emergencia sanitaria. Una vez más Jena muestra lo que se puede hacer, pasando de un sistema económico dominado por el Estado a una economía impulsada por el mercado, con la reunificación de Alemania.

En pocas palabras, la industria debe ser igual de resistente a las conmociones y al calor que el vidrio de Jena para estar preparada para futuras crisis, cuya configuración y, por lo tanto, sus necesidades, no se pueden predecir con precisión.

Comercio internacional

La tercera opción para acceder a los suministros médicos — basarse en las importaciones — funciona bien en general, pero no necesariamente a corto plazo. Al inicio de una pandemia, la demanda de productos esenciales se dispara en todas partes — si no inmediatamente, en oleadas que llegan lo suficientemente cerca unas de otras para ejercer presión en los suministros disponibles para el comercio —. También puede que se disponga de menos importaciones debido a los controles de exportación realizados en el país de fabricación o a las compras preventivas efectuadas por los Gobiernos extranjeros. Además, en la práctica, las importaciones pueden verse limitadas por la capacidad financiera de un país importador.

Las normas de la OMC no impiden la aplicación de restricciones a la exportación en los casos en los que haya una penuria. El artículo XX del Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT) establece la siguiente excepción general:

A reserva de que no se apliquen las medidas enumeradas a continuación en forma que constituya un medio de discriminación arbitrario o injustificable entre los países en que prevalezcan las mismas condiciones, o una restricción encubierta al comercio internacional, ninguna disposición del presente Acuerdo será interpretada en el sentido de impedir que toda parte contratante adopte o aplique las medidas:

*.    *.   *

(j)  esenciales para la adquisición o reparto de productos de los que haya una penuria general o local; sin embargo, dichas medidas deberán ser compatibles con el principio según el cual todas las partes contratantes tienen derecho a una parte equitativa del abastecimiento internacional de estos productos, y las medidas que sean incompatibles con las demás disposiciones del presente Acuerdo serán suprimidas tan pronto como desaparezcan las circunstancias que las hayan motivado. (6)

Las normas de la OMC son exigibles, pero en una crisis mundial, los Gobiernos deciden por sí mismos — sin tener que coordinarse o mantener consultar con otros — limitar sus exportaciones o no. En cuanto a las restricciones a las exportaciones de alimentos y otros productos agropecuarios, el Acuerdo sobre la Agricultura de la OMC requiere que el país que imponga una restricción a la exportación tenga en cuenta el impacto sobre los demás países. No existe un requisito paralelo con respecto a los bienes fabricados. En las exigencias de una pandemia mundial no hay un proceso establecido ni se entiende cómo se hará operativo el derecho de un Miembro de la OMC a “una parte equitativa del abastecimiento internacional de estos productos”, ni se dan orientaciones específicas sobre cuándo debería terminar una restricción a la exportación.

Lo que sí proporciona la OMC es transparencia. En esta crisis se instó a los Miembros a que notificasen sus medidas con prontitud. En general, estuvieron a la altura de ese desafío, proporcionando a los funcionarios de los Miembros la información necesaria para planificar mejor las respuestas de sus países a la emergencia sanitaria y económica mundial.

Garantizar la disponibilidad de suministros médicos esenciales

Las dos primeras opciones debatidas supra — la constitución de existencias y la inversión en capacidad de fabricación adicional — implican costos adicionales e ineficiencias. Los Gobiernos suscriben acciones que el mercado no respaldará por sí solo. Por ello, la solución al problema de la escasez de suministros médicos se basará, al menos en el futuro inmediato, en los tres métodos para garantizar el abastecimiento — la constitución de existencias, la inversión en capacidad manufacturera y el comercio —. Las opciones elegidas por cualquier país dependerán mucho de sus capacidades financieras y tecnológicas, pero también de su evaluación de la fiabilidad del acceso a los suministros a través del comercio. De las opciones disponibles, la elección más eficiente y económica es basarse en el comercio internacional. Por estas razones, a largo plazo el comercio dominará el abanico de soluciones — si el sistema multilateral de comercio, la OMC, puede ayudar a garantizar la seguridad de este método de abastecimiento —. 

Soluciones presentadas por los Miembros de la OMC relativas a la pandemia de COVID-19

Para la OMC, la realidad de la pandemia se puso de manifiesto enérgicamente con el confinamiento de sus instalaciones el 16 de marzo de este año. La actividad no cesó, más bien al contrario, se desarrolló en línea. La OMC comenzó a recabar y divulgar información sobre las respuestas comerciales individuales de los Miembros a la pandemia. Algunos Miembros impusieron regímenes de control de las exportaciones para los productos esenciales. Un número sustancial de Miembros suspendió sus aranceles sobre las importaciones de suministros esenciales y facilitó de otro modo el comercio. A los nueve días del inicio del confinamiento en la OMC, Australia, Brunei Darussalam, el Canadá, Chile, Myanmar, Nueva Zelandia y Singapur declararon su compromiso de mantener las cadenas de suministro abiertas y conectadas, velando por que el comercio se mantuviera abierto, en particular mediante el transporte aéreo y marítimo, a fin de facilitar la circulación de mercancías, en especial de suministros esenciales.

El 15 de abril, un mes después del confinamiento, Singapur y Nueva Zelandia acordaron formalmente entre sí:

a.  eliminar los aranceles aplicados a bienes esenciales como productos médicos, de higiene y farmacéuticos, así como productos agropecuarios;

b.  abstenerse de imponer prohibiciones o restricciones a la exportación de bienes esenciales como productos médicos, de higiene y farmacéuticos, así como productos agropecuarios;

c.  agilizar el movimiento de esos bienes esenciales a través de puertos y aeropuertos.

El 22 de abril, 49 países encabezados por el Canadá, que representaban el 63% de las exportaciones mundiales de productos agropecuarios y agroalimentarios y el 53% de las importaciones de estos productos, firmaron una declaración conjunta en la que expresaron su compromiso de no imponer restricciones a la exportación de productos agropecuarios y asumieron otros compromisos.(7)

El 26 de junio, el Grupo de Cairns (la Argentina, Australia, el Brasil, el Canadá, Chile, Costa Rica, Indonesia, Malasia, Nueva Zelandia, el Paraguay, el Perú y el Uruguay) publicó una declaración que incluía 15 compromisos con respecto a su propia conducta mientras se dedicaba al comercio de productos agropecuarios durante la pandemia.(8) 

Se han formulado otras declaraciones exigiendo una mayor coordinación internacional en respuesta a los efectos comerciales de la pandemia. Entre los ejemplos caben citar declaraciones ministeriales conjuntas

    • El 5 de mayo, promovida por Suiza, y suscrita por varios otros Miembros de la OMC, tanto desarrollados como en desarrollo (WT/GC/11);
    • el 12 de mayo, promovida por Corea y suscrita por Australia, el Canadá, Nueva Zelandia y Singapur, incluida la petición de facilitar los viajes transfronterizos esenciales (WT/GC/214);
    • el 15 de mayo, una declaración del G-20 en la que se instaba a los Gobiernos que aplicaban medidas relacionadas con la COVID-19 a no crear obstáculos innecesarios al comercio o a no perturbar las cadenas de suministro mundiales, y que incluía la fórmula reiterada con frecuencia de que las medidas sean “específicas, proporcionadas, transparentes temporales [y] compatibles con las normas de la OMC” (WT/GC/216), y una serie de medidas recomendadas que era preciso adoptar para facilitar el comercio, incluida la promoción del comercio electrónico de conformidad con las leyes nacionales;
    • el 4 de junio de 2020, 10 Miembros de la OMC alentaron a la Secretaría de la OMC a que prepara un informe fáctico que pudiera ayudar a los Miembros a comprender las medidas e iniciativas relacionadas con la COVID-19 y su repercusión (G/C/W/780);
    • el 16 de junio de 2020, el Grupo de Ottawa (Australia, el Brasil, el Canadá, Chile, el Japón, Kenya, México, Noruega, Nueva Zelandia, la República de Corea, Singapur, Suiza y la Unión Europea) se comprometió a “dar ejemplo” con respecto a la transparencia, retirando las medidas restrictivas del comercio, manteniendo abierto el comercio agropecuario, fomentando las negociaciones de la OMC sobre el comercio electrónico, promoviendo la aplicación del Acuerdo sobre Facilitación del Comercio y potenciando la identificación de los medios presentados para facilitar el comercio de productos médicos (WT/GC/217);
    • el 25 de junio, unos 30 Miembros de la OMC instaron a la Unión Europea a suspender toda medida destinada a reducir los niveles máximos de residuos para los productos de protección de plantas a la luz de la COVID-19 (G/SPS/GEN/1778/Rev.2); y
    • asimismo, el 25 de junio, el Grupo Africano indicó que, según las estimaciones del Programa Mundial de Alimentos, el deterioro del empleo y otros factores pueden haber empujado a casi 12 millones de subsaharianos a una situación de inseguridad alimentaria aguda desde febrero de 2020, agravando las crisis existentes en la región. El Grupo exigió que se negociara el margen de actuación, la eliminación de la ayuda causante de distorsión del comercio y otros objetivos de las negociaciones agrícolas; instó a los Miembros de la OMC a abordar los aspectos del comercio electrónico relacionados con el desarrollo, a considerar las necesidades en materia de balanza de pagos y a articular el trato especial y diferenciado en todos los acuerdos y negociaciones comerciales (WT/GC/219).

Los Miembros están examinando un documento conceptual de 11 de junio elaborado por la Unión Europea, que aún no ha sido presentado en la OMC. Cabe destacar su carácter integral. Propone una iniciativa “consistente en una posible mejora de las actuales disciplinas de la OMC aplicables al comercio de productos esenciales, un calendario de colaboración en tiempos de crisis y la eliminación recíproca de aranceles sobre los productos farmacéuticos y médicos con efecto vinculante”.

La propuesta se divide en tres partes — eliminación permanente de los aranceles, disciplinas relativas a los bienes esenciales en situaciones de crisis y otras disciplinas independientemente de la crisis —. En el documento se indica que las partes en el Acuerdo sobre Productos Farmacéuticos de 1994 representaban el 90% del comercio mundial en el momento de la entrada en vigor, pero actualmente solo suponen el 66% del comercio de estos productos. El Acuerdo sobre Productos Farmacéuticos no se ha actualizado por lo que se refiere a los productos comprendidos desde 2010. En el documento de la UE se propone añadir los productos médicos a este Acuerdo que prevé un régimen de exención de derechos.

Además, se indica también en el documento, la respuesta a la crisis podría incluir limitar la duración y el alcance de los controles de las exportaciones de productos sanitarios, prever un intercambio de información sobre las necesidades y la disponibilidad, aplicar suspensiones arancelarias, lograr que se comprenda la aplicación de la norma relativa a “[la] parte equitativa del abastecimiento” establecida en las excepciones del GATT, prever también la celebración de consultas, elaborar una lista de mejores prácticas para las normas, simplificar los trámites aduaneros, participar en un procedimiento de contratación pública conjunta eliminando la propia discriminación de los participantes en la esfera de la contratación pública, reducir la carga del régimen de licencias de importación y prever una mayor transparencia.

La tercera serie de medidas abordaría la regulación de los productos remanufacturados a los efectos del intercambio de conocimientos, así como la creación de un marco permanente de colaboración y transparencia.

Los debates sobre las propuestas relativas a la pandemia proseguirán este mismo mes.

Efectos a largo plazo sobre las cadenas de valor mundiales

El 14 de abril, los Estados miembros de la ASEAN en una reunión de Jefes de Estado encomendaron a sus Ministros de Economía a que estudiaran un arreglo para preservar la conectividad de la cadena de suministro para bienes esenciales, habiendo resuelto “aumentar a largo plazo la resiliencia y la sostenibilidad de las cadenas de suministro, concretamente mediante una mayor transparencia, agilidad y diversificación”. Las cadenas de suministro han experimentado perturbaciones no solo en sus puntos de partida y entrega, sino también entre esos puntos, dado que los sistemas de distribución perdieron su capacidad de funcionar como lo harían en circunstancias normales.

El 27 de agosto, el McKinsey Global Institute publicó un breve artículo que incluía el apartado Moving from globalization to regionalization (De la globalización a la regionalización), donde se indicaba lo siguiente —

La pandemia ha puesto de manifiesto la peligrosa dependencia mundial de nodos vulnerables en las cadenas de suministro mundiales. . . . Podemos observar una reestructuración masiva a medida que la producción y las fuentes de suministro se acercan a los usuarios finales y las empresas localizan o regionalizan sus cadenas de suministro.(9)

Tras examinar algunas causas principales de perturbación en las cadenas de suministro, McKinsey, en un importante estudio publicado el 6 de agosto(10),  estimó que

las cinco cadenas de valor más expuestas a nuestro conjunto evaluado de seis conmociones representan en conjunto exportaciones anuales por valor de 4,4 billones de dólares, o aproximadamente una cuarta parte del comercio mundial de mercancías (encabezadas por los productos de petróleo, ocuparon el tercer puesto en la clasificación general, con exportaciones por valor de 2,4 billones de dólares).(11)

El informe no especifica que cualquier reorganización de las cadenas de suministro resultará en una importante tendencia hacia la relocalización, sino que hasta una cuarta parte de las actuales cadenas de valor mundiales experimentará un cambio, para diversificarse y no depender de una única fuente extranjera dominante, con una mayor regionalización (deslocalización cercana) y una mayor dependencia de la producción nacional. Es importante señalar que, con arreglo al estudio realizado por McKinsey, la COVID-19 no es el principal motivo para modificar una cadena de suministro mundial para todas las industrias. El informe cita una serie de factores que pueden desempeñar una función dominante, en particular, la localización de los conjuntos de aptitudes, los fenómenos climatológicos u otros desastres naturales (terremotos, inundaciones y tsunamis, por ejemplo), las diferencias comerciales y la geopolítica. Cada uno de ellos puede forzar cambios.   

Conclusión

La dependencia de las importaciones de suministros esenciales no es una experiencia totalmente desconocida. En el decenio de 1970 hubo dos crisis petroleras debido a los embargos impuestos a las exportaciones realizadas por los principales productores de petróleo de entonces. Una de las primeras respuestas fue evaluar los riesgos de que el problema se generalizara. Durante el segundo embargo del petróleo, cuando yo ocupaba el cargo de Representante Adjunto de los Estados Unidos para las Cuestiones Comerciales, pedí que se realizara un examen interinstitucional de la dependencia de las importaciones que creó una posible vulnerabilidad para los Estados Unidos. El problema en ese momento obedecía a una única causa principal: la cartelización. La conclusión a la que se llegó era que nada era comparable a la dependencia de los Estados Unidos del petróleo extranjero.

Las advertencias de los riesgos de perturbaciones de suministro no siempre se traducen en la adopción de precauciones adecuadas. El Economista Jefe de la compañía petrolera Shell durante el decenio de 1970, Pierre Wack, predijo las dos crisis del petróleo. Para el primero, su empresa reorganizó sus activos, incluido el transporte marítimo, y capeó bien esa tormenta económica. Para el segundo, según lo que contó, la directiva lo escuchó pero no actuó. La compañía sufrió los efectos de su renuencia a incurrir en los costos de preparación para mitigar los peligros previstos.

En respuesta a la pandemia, garantizar la seguridad de los suministros médicos que ahora se consideran esenciales se ha convertido en una cuestión de alta prioridad. En el caso de estos bienes, al menos en un futuro cercano, es probable que la entrega justo a tiempo en el marco de las cadenas de suministro sea sustituida en cierta medida por una entrega por si surgieran imprevistos(12), con algunos aumentos de los inventarios mantenidos para las existencias de componentes y productos alimenticios esenciales

El mantenimiento de existencias voluminosas, así como la constitución de existencias públicas están sujetos a límites económicos, especialmente porque los recursos financieros de las empresas y los Gobiernos están al mínimo. La decisión de siquiera emprender estas medidas depende de una evaluación y valoración de los riesgos.

Teniendo en cuenta el conjunto de fuerzas operativas, cabe suponer que el informe McKinsey puede ser preciso en la predicción del potencial para cierta contracción de las cadenas de valor mundiales, y de ninguna manera debido únicamente a la COVID-19. En la medida en que la pandemia siga suponiendo una amenaza, se realizará un esfuerzo significativo para evitar basarse en un número limitado de fuentes extranjeras alejadas para suministros esenciales. Como se ha indicado, es muy probable que se produzca cierta relocalización y deslocalización cercana de suministros médicos esenciales (incluidos los productos farmacéuticos) para países y empresas que poseen la capacidad financiera necesaria. Pero tal y como se indica en el informe, pesan contra ello las relaciones existentes entre los proveedores, las inversiones realizadas y, siempre, los costos económicos, siendo todas ellas fuerzas poderosas que se resisten al cambio.

En toda la gama de productos, es probable que las corrientes comerciales retomen la tendencia de conformidad con las pautas establecidas a medida que la economía mundial se recupere de la actual contracción de la demanda. Las cadenas de suministro no se pueden agrupar y no se agruparán completamente. Eso no va a suceder. La respuesta a la seguridad en tiempos de pandemia es más comercio, no menos. Para que esto ocurra, es necesario que haya un compromiso activo entre los Miembros de la OMC de llegar a un acuerdo sobre normas en algunos casos, directrices en otros, relativas a la manera de lograr un mayor grado de seguridad mediante el comercio.

 

Notas

  1. Lista de la OMA resumida en el documento WT/GC/211 del Consejo General. volver al texto
  2. La Administración de Productos Alimenticios y Farmacéuticos es el organismo estadounidense que elabora esta listahttps://www.fda.gov/medical-devices/coronavirus-covid-19-and-medical-devices/medical-device-shortages-during-covid-19-public-health-emergency#shortage volver al texto
  3. https://www.nytimes.com/2020/03/25/opinion/coronavirus-face-mask.html volver al texto
  4. https://www.publicsenat.fr/article/politique/penurie-de-masques-une-responsabilite-partagee-par-les-gouvernements-successifs volver al texto
  5. https://www.cdc.gov/coronavirus/2019-ncov/hcp/ppe-strategy/index.html volver al texto
  6. GATT de 1997 — Notas explicativas (a)   Las referencias que en las disposiciones del GATT de 1994 se hacen a una “parte contratante” se entenderán hechas a un “Miembro”. volver al texto
  7. (Revisado el 28 de mayo en el documento WT/GC/208/Rev.2).   volver al texto
  8. Documento WT/GC/218. volver al texto
  9. https://www.mckinsey.com/business-functions/risk/our-insights/covid-19-implications-for-business. Aún más interesante es el hecho de que el 20 de enero de este año, antes de que hubiera conciencia de una pandemia en las oficinas, McKinsey publicó un artículo titulado “Supply Chain Risk Management is Back” (Vuelve la gestión de riesgos en la cadena de suministro), que estudiaba las perturbaciones de la cadena de suministro causadas por catástrofes naturales e intervenciones geopolíticas en el comercio. Véase: https://www.mckinsey.com/business-functions/operations/our-insights/supply-chain-risk-management-is-back volver al texto
  10. Risk, Resilience and Re-balancing in Global Value Chains, (Riesgo, resiliencia y reequilibrio en las cadenas de valor mundiales), 6 de agosto de 2020 https://www.mckinsey.com/business-functions/operations/our-insights/risk-resilience-and-rebalancing-in-global-value-chains volver al texto
  11. https://www.mckinsey.com/business-functions/operations/our-insights/risk-resilience-and-rebalancing-in-global-value-chains volver al texto
  12. Véase el editorial del Financial Times de 22 de abril de 2020 en https://www.ft.com/content/606d1460-83c6-11ea-b555-37a289098206 volver al texto

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