DIRECTOR GENERAL ADJUNTO ALAN WM. WOLFF

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Comité de Comercio Internacional de la Cámara de los Comunes
Londres (reunión virtual)

Si hay algo incuestionable para el Reino Unido en la etapa posterior al Brexit, es que conserva su carácter de Miembro fundador de la OMC, con los correspondientes derechos y obligaciones.

La OMC es la única organización internacional que prevé compromisos de cumplimiento exigible cuya finalidad es mantener los mercados abiertos al comercio y evitar la discriminación. Es un foro donde estudiar iniciativas de política comercial colectivas, donde examinar medidas nacionales y donde negociar acuerdos comerciales. Es un espacio donde solucionar diferencias sobre la compatibilidad de las medidas comerciales con las normas del sistema multilateral de comercio.

¿Qué representa para el Reino Unido ser Miembro de la OMC? He aquí algunos de los elementos fundamentales:

Igualdad. Los 164 Miembros de la OMC gozan de igualdad de derechos. En la etapa posterior al Brexit, una diferencia para el Reino Unido es que, como ya no forma parte de la UE, vuelve a tener voz propia. Puede tomar la palabra, puede hablar, puede presentar propuestas.

Imperio de la ley. El 98% del comercio mundial se realiza conforme a las normas de la OMC. No obstante, puede haber, y hay, desviaciones con respecto a la plena aplicación de las normas. Lo que la prensa describe como “guerra comercial” acapara titulares, y desde diciembre del año pasado la solución de diferencias no cuenta ya con la estructura prevista inicialmente, pero eso no significa que el sistema esté en las últimas. Sigue funcionando bien. Dicho esto, debe admitirse que no cubre plenamente todas las contingencias, y eso es aplicable a la actual pandemia.

No discriminación y trato nacional. Salvo en el caso de las uniones aduaneras y los acuerdos de libre comercio bilaterales y regionales, las mercancías británicas no deben recibir en las fronteras extranjeras un trato peor que aquellas procedentes de otros países. A efectos de tributación y reglamentos internos, debe concederse a las mercancías trato nacional en cuanto entran en el territorio de cualquier otro Miembro.

Certidumbre. Con contadas excepciones, los aranceles máximos para casi todo el comercio mundial están consolidados contractualmente, las normas deben ajustarse a las normas internacionales, y otras restricciones al comercio están sujetas en gran medida a reglamentaciones. Las empresas pueden contar con que el comercio internacional permanezca en su mayor parte abierto y con que, en general, se cumplan los compromisos relativos al acceso a los mercados. Dicho esto, hay que añadir que las normas no han impedido — de hecho, en determinadas circunstancias permiten — que se apliquen restricciones a la exportación con motivo de la pandemia. 

Transparencia. Para que los Gobiernos y las empresas planifiquen, tiene que haber información actualizada sobre qué medidas comerciales ha introducido cada Miembro. La OMC tiene prescripciones en materia de notificación. Durante la pandemia, se ha hecho especial hincapié en las notificaciones pertinentes. Otras notificaciones, como, por ejemplo, las relativas a las normas nacionales, se presentan en forma de proyecto, para que se puedan formular observaciones y expresar preocupaciones. Este proceso no ha sufrido alteraciones a causa de la pandemia de COVID‑19.

Equilibrio. A fin de dejar a los países la flexibilidad necesaria para abrir sus economías al comercio internacional, el sistema mundial de comercio prevé que los Miembros puedan invocar medidas correctivas contra el dumping y las subvenciones. En los casos de las importaciones causantes de daño a gran escala, deben permitirse medidas provisionales más amplias.

Solución de diferencias. El sistema funciona porque, en general, los Miembros de la OMC optan de manera voluntaria por atenerse a las normas. Si no lo hacen, si las incumplen, los grupos especiales de solución de diferencias pueden emitir un dictamen para determinar si una medida objeto de reclamación ha infringido las normas. Este proceso requiere mucho tiempo, y pese al hecho de que actualmente no se dispone de un mecanismo de apelación uniforme, este aún funciona, aunque sea como último recurso. Como he señalado, al igual que en cualquier sistema de leyes, el cumplimiento depende principalmente de que los Miembros opten por atenerse a las normas.

Soberanía. El cumplimiento es voluntario. El nivel de cumplimiento es elevado porque los países desean proporcionar a sus empresas certidumbre con respecto al comercio. Ahora bien, la OMC no puede obligar a sus Miembros a adoptar medida alguna. Un Miembro puede tener que hacer frente a medidas de retorsión por no cumplir sus obligaciones, pero la OMC no es un gobierno supranacional. Se conserva la soberanía nacional.

Sostenibilidad. Si bien las normas de la OMC dejan la reglamentación medioambiental exclusivamente en manos de los Miembros, eso no ha de utilizarse como pretexto para conceder protección. Los Miembros tienen cada vez más interés en negociar acuerdos cuya finalidad sea proteger el planeta. El primero de estos posibles acuerdos es la creación de disciplinas convenidas sobre las subvenciones a la pesca.

Multilateralismo. Difícilmente podría abordarse la pandemia a través de acuerdos bilaterales. Tampoco la recuperación económica se alcanzará con éxito si no es a nivel mundial. No hay alternativa a la cooperación a través de la OMC. 

¿Qué está haciendo la OMC en respuesta a la pandemia?

  • La OMC ha pedido a los Miembros notificaciones de sus medidas comerciales, tanto las restrictivas como las liberalizadoras.
  • Procura mantener puntualmente informados a los Miembros y las empresas mediante la publicación de todo aquello que llega a su conocimiento.
  • Ha proporcionado una previsión del comercio para 2020, que pronostica una caída pronunciada del comercio, con una probable recuperación en 2021.

Hay, naturalmente, mucha incertidumbre. Hay ya, y seguirá habiendo, segundas oleadas del virus; nadie sabe cuáles serán las repercusiones. No todos los países pueden descubrir o producir vacunas y productos farmacéuticos. Si no hay una respuesta coordinada al virus, podemos encontrarnos más adelante este mismo año o el año próximo con problemas aún mayores que los que acabamos de padecer.

Las cadenas de valor mundiales no van a ser tan sólidas como lo eran antes de la pandemia. Tendrá que pasar mucho tiempo hasta que la entrega justo a tiempo desde lugares lejanos vuelva a ser como antes. La financiación del comercio no se recuperará plenamente hasta pasados varios años.

Antes de la pandemia, uno de los reclamos de la OMC/GATT era que, en lo relativo a las restricciones a la exportación, se permitía un amplio margen de actuación para la adopción de medidas nacionales. No obstante, las respuestas no coordinadas pueden ser especialmente perjudiciales para el comercio mundial cuando los acontecimientos llevan a muchos países a adoptar medidas de restricción del comercio sobre la misma gama de productos y al mismo tiempo. 

En respuesta a la crisis, han presentado iniciativas (se adjuntan copias) algunos países de nivel medio: Singapur, Nueva Zelandia, el Canadá, Suiza y Corea. En ellas se esboza una dirección política hacia una mayor cooperación internacional y se proponen medidas concretas que los Miembros de la OMC deberían plantearse adoptar en respuesta a la pandemia.

Son los Miembros quienes deciden de qué ha de ocuparse la OMC y cómo ha de resolverse cada cuestión. No existe una función ejecutiva como la que posee el Gobierno del Reino Unido para organizar sus asuntos. El sistema cuenta con que los Miembros propongan iniciativas relacionadas con la pandemia de COVID-19 para someterlas a la consideración de todos los Miembros. Este Comité debe examinar las iniciativas recién presentadas por el Canadá (con respecto al mantenimiento sin distorsiones del comercio de productos agropecuarios), Corea (una detallada lista de medidas y compromisos, que incluye la prestación de servicios), Singapur y Nueva Zelandia (con disposiciones sobre logística), y Suiza (la dirección general de las políticas comerciales durante la pandemia). Todas estas iniciativas están abiertas a la firma de otros Miembros y tienen numerosos signatarios.

¿Cuál es el estado de salud de la OMC? 

Todos, incluidos los dirigentes del G-20, quieren ver mejoras en el sistema. Antes de mencionar las esferas donde es posible intervenir, conviene ver las cosas con cierta perspectiva. El sistema multilateral de comercio ha prestado un excelente servicio a la economía mundial a lo largo de sus 70 años de historia, al igual que la OMC durante sus 25 años de vida. Los ingresos mundiales han aumentado espectacularmente en promedio y el número de personas que viven en la pobreza se ha reducido drásticamente. La apertura del comercio ha desempeñado un importante papel en este gran logro.

Aun así, la OMC es blanco de muchas críticas. No ha habido una amplia ronda de negociaciones comerciales con resultados satisfactorios desde la Ronda Uruguay, que concluyó en 1993, dando lugar a la creación de la OMC. Por emplear una analogía imperfecta, esto es en cierto modo como criticar a la Iglesia Anglicana por no añadir un nuevo libro a la Biblia desde su fundación. Debemos reconocer el mérito del conjunto de normas vigente, sin centrarnos exclusivamente en las esferas que requieren una mejora. Se ha prestado mucha atención al hecho de que el Órgano de Apelación, parte del sistema de solución de diferencias de la OMC, quedó inactivo el pasado mes de diciembre. Eran demasiados los que lo llamaban la “joya de la corona”, sin detenerse a pensar que lo más importante era la corona (la OMC), no la joya. Esta es una cuestión que debe entenderse bien en este país.

Si los Miembros aúnan fuerzas y responden a la pandemia, muchas de las críticas se debilitarán. Los desafíos no se han acabado. Habrá segundas oleadas de contagios — de hecho, ya las hay —, y todavía desconocemos su nivel de gravedad. En cuanto se desarrollen las vacunas, cosa que no sabemos cuándo ocurrirá, tendrá que haber una gran disponibilidad. La recuperación económica puede ser demasiado lenta. Y después de sobrevivir a la pandemia, el mundo tendrá que considerar qué mejoras han de introducirse en la OMC, ya que el G-20 lo estableció como prioridad antes de desatarse la pandemia de COVID-19.

Si la OMC estuviera bajo los cuidados del Servicio Nacional de Salud, este organismo quizá recomendara vigilar la salud de la OMC, pero nuestra institución multilateral no requiere hospitalización, y mucho menos cuidados intensivos. Una dieta sana y ejercicio, hacer frente a las dificultades actuales: ese es el tratamiento que debe prescribirse.

¿Qué ha de ocurrir ahora en la OMC?

En vista de las tensiones a las que ha estado sometido el sistema de comercio como consecuencia de la pandemia, en lo que atañe tanto a la sanidad como a las economías nacionales de todo el mundo, se requiere una labor de cooperación internacional. Una manera de actuar sería trabajar sobre las iniciativas que ya se han presentado y maximizar el alcance del consenso con respecto a los temas que se deben abarcar.

Para enmarcar el debate de hoy sobre las medidas colectivas esenciales, conviene responder a las cuatro preguntas siguientes:

  • En primer lugar: a la luz de la pandemia, ¿es el nivel actual del margen de actuación — el alcance de la adopción ilimitada de medidas nacionales de restricción del comercio — adecuado, o debe modificarse?

Las posibilidades incluyen:

  • tomar en consideración los efectos en los demás de aplicar restricciones a la exportación, tal como se establece en el Acuerdo sobre la Agricultura de la OMC para los productos agropecuarios,
  • informar previamente,
  • entablar consultas oportunamente,
  • proporcionar orientación en cuanto a la utilización de restricciones a la exportación por motivos de escasez de suministros,
  • incluir en toda restricción una cláusula de extinción.
  • prever el desmantelamiento de las actuales restricciones comerciales
  • proporcionar una orientación acordada multilateralmente con respecto a cómo compartir los suministros médicos escasos, en particular las vacunas,
  • suspender o eliminar los aranceles aplicados a los productos farmacéuticos, el equipo médico y los suministros médicos, y
  • asegurarse de que las prácticas reglamentarias, las normas y las evaluaciones de la conformidad satisfagan necesidades urgentes.
  • En segundo lugar: ¿Qué pueden hacer los Ministros de Comercio colectivamente para contribuir a la tan necesaria recuperación económica?
    • ¿Podría realizarse un amplio ejercicio de reducción y eliminación arancelaria, colaborando las instituciones financieras internacionales y los países donantes en la búsqueda de formas de compensar las pérdidas de ingresos aduaneros de los países menos adelantados?
    • ¿Se puede acelerar la puesta en aplicación del Acuerdo sobre Facilitación del Comercio?
    • ¿Puede haber una mayor coordinación de esfuerzos para restablecer la financiación del comercio?
  • En tercer lugar: ¿Debe la crisis actual dar lugar a iniciativas comerciales más amplias en el marco de la reforma de la OMC?
    • Las crisis del pasado se aprovecharon para crear extraordinarios bienes públicos mundiales. 
      • La Depresión y las políticas de empobrecimiento del vecino del decenio de 1930 dieron paso a acuerdos de liberalización del comercio, precedente del sistema multilateral de comercio. 
      • Las crisis del sistema monetario internacional se tradujeron en:
        • las Negociaciones Comerciales Multilaterales de la Ronda de Tokio, cuyos resultados fueron los primeros acuerdos sobre obstáculos no arancelarios, y
        • la Ronda Uruguay, que amplió el alcance del sistema multilateral de comercio y previó la creación de la OMC.
    • ¿Cabe contemplar algo más ambicioso que una reforma gradual de la OMC?
  • En cuarto lugar: ¿Hay medidas organizativas a corto plazo que adoptar con el fin de regularizar los debates? 
    • Se han hecho dos sugerencias: 
    • (1) la creación por iniciativa de los Miembros de un Grupo de Trabajo Especial de Emergencia en Respuesta a la Pandemia de la OMC, abierto a todos pero constituido, conceptualmente, por un grupo de Miembros de ideas afines, y
    •  (2) el establecimiento de una red de planificación de políticas del sistema multilateral de comercio dedicada a evaluar las dificultades futuras y velar por que la OMC esté a la altura de los desafíos que deberá afrontar.

Por el bien de la salud de todos y de la economía mundial, es imprescindible actuar ya de forma colectiva.

El papel del Reino Unido

El Reino Unido fue uno de los arquitectos del sistema multilateral de comercio. Para ejercer ese liderazgo en la situación de escasez de la posguerra, se requirieron sabiduría y valor. El Reino Unido ha apostado por tener su propia voz en los consejos de comercio mundiales. Sus funcionarios no tardarán en comunicar al mundo otra vez un entendimiento de lo que compartimos en el sistema multilateral de comercio, sus valores y su valor. En algunos sentidos, podemos considerarnos afortunados por vivir en tiempos de grandes desafíos, lo que hace aún más necesarios y significativos el liderazgo y la colaboración que ahora deben ponerse de manifiesto. 

Henry Kissinger, en un artículo escrito hace solo un mes, instó a los dirigentes a “luchar por sanar las heridas de la economía mundial” y a “salvaguardar los principios del orden liberal mundial”. Son los países de tamaño medio los que han planteado medidas concretas de cooperación internacional en el marco de la OMC en respuesta a la pandemia. Ahora el Reino Unido emergente puede sumarse y asumir de nuevo una función de liderazgo económico en el plano internacional.

La OMC perdura porque es necesaria. Como dijo en una ocasión un severo detractor de la Organización: Si no existiera, habría que crearla. Este es el momento de introducir en el sistema de comercio las mejoras necesarias para que afronte los desafíos actuales y futuros.


COMUNICACIÓN MINISTERIAL CONJUNTA SOBRE LA COVID-19

La siguiente Comunicación Ministerial Conjunta, de fecha 12 de mayo de 2020, se distribuye a petición de la delegación de Corea.

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COMUNICACIÓN MINISTERIAL CONJUNTA SOBRE LOS PLANES DE ACCIÓN PARA FACILITAR EL FLUJO DE MERCANCÍAS Y SERVICIOS Y LA CIRCULACIÓN ESENCIAL DE PERSONAS

El brote de COVID-19 supone un desafío mundial que exige una respuesta mundial coordinada. En la reunión extraordinaria celebrada el 30 de marzo de 2020, los Ministros de Comercio e Inversiones del G-20, junto con los Ministros de los países invitados presentes, reafirmaron su determinación colectiva de asegurar el flujo continuo de mercancías, servicios y personal, así como el mantenimiento de las cadenas de suministro mundiales.

Sobre la base de la Comunicación Ministerial del G-20, identificaremos medidas concretas que puedan aliviar la repercusión de la COVID-19 y colaboraremos con otros países para poner en práctica esas medidas como sigue:

  • Trabajar para asegurar el flujo de mercancías en las cadenas de suministro mundiales
    • Acelerar los procedimientos aduaneros con miras a reducir los plazos de tramitación y las cargas administrativas conexas de conformidad con las leyes y los reglamentos nacionales.
      • Fomentar un mayor uso de medios electrónicos para los trámites aduaneros a fin de reducir al mínimo las interacciones cara a cara sin alargar los plazos de tramitación.
      • Asegurar la facilitación del transporte y el despacho de aduana de mercancías esenciales, como los productos alimenticios, los suministros médicos vitales y los equipos de protección personal.
    • Facilitar el flujo oportuno de mercancías, incluidos los suministros esenciales, garantizando el funcionamiento de las redes logísticas para el transporte de carga por tierra, mar y aire.
      • Elaborar arreglos de cooperación bilaterales y/o multilaterales con el fin de acelerar los procedimientos de aprobación necesarios para la tripulación aérea y de utilizar aeronaves adicionales para las operaciones de carga.
      • Promover la transparencia de los reglamentos de importación y exportación para facilitar la circulación continua de mercancías.
    • Abstenerse de introducir prohibiciones o restricciones a la exportación, aranceles y obstáculos no arancelarios con respecto a las mercancías esenciales, incluidos los productos alimenticios, los productos farmacéuticos y los suministros médicos vitales. Esto pone de relieve la importancia de preservar la capacidad de los países de importar suministros médicos, productos farmacéuticos y productos alimenticios esenciales para satisfacer sus necesidades internas.
      • Si se establecen tales medidas:
        • Velar por que las medidas sean selectivas, proporcionadas, transparentes, temporales y compatibles con las normas de la OMC.
        • Notificar con antelación la medida a la OMC tan pronto como sea factible.
    • Trabajar con miras a eliminar esas medidas cuando la situación lo permita.
    • Establecer un mecanismo de consulta entre las autoridades competentes de los países signatarios con el fin de identificar y abordar las perturbaciones comerciales que afectan al comercio de mercancías esenciales.
  • Facilitar la circulación esencial de personas
    • Facilitar la reanudación de los viajes transfronterizos esenciales, con garantías mutuas por lo que respecta a las normas sanitarias, y velar al mismo tiempo por salvaguardar la salud pública en consonancia con nuestros esfuerzos para luchar contra la pandemia y minimizar las repercusiones socioeconómicas de la COVID‑19.
    • Establecer directrices para permitir, con carácter excepcional, los viajes transfronterizos esenciales con fines tales como el mantenimiento de las cadenas de suministro mundiales, incluidos los viajes de negocios esenciales, de conformidad con las leyes y los reglamentos nacionales, sin socavar los esfuerzos destinados a impedir la propagación del virus.
  • Minimizar las repercusiones negativas de la pandemia sobre el comercio y las inversiones con el fin de facilitar una recuperación económica inclusiva y sostenible
    • Reiterar y recabar un apoyo firme al sistema de comercio internacional basado en normas, con inclusión de las normas de la OMC, y trabajar en estrecha colaboración con las principales instituciones económicas multilaterales.
    • Proporcionar información pertinente a los países afectados y a la OMC de manera oportuna cuando se adopte una medida que se pueda prever que tenga repercusión en el comercio internacional y las inversiones.
    • Elaborar y compartir mejores prácticas, con inclusión de las destinadas a asegurar los flujos de mercancías y servicios, minimizar las restricciones a la circulación de personas y ayudar a los sectores que se vean afectados negativamente por la pandemia.
    • Participar activamente con el sector privado en la concepción y la aplicación de medidas que sean favorables a las empresas y colaborar para encontrar soluciones creativas.

MINISTRO DE COMERCIO, TURISMO E INVERSIONES DE AUSTRALIA, EXCMO. SR. SENADOR SIMON BIRMINGHAM

MINISTRA DE PEQUEÑAS EMPRESAS, PROMOCIÓN DE LAS EXPORTACIONES Y COMERCIO INTERNACIONAL DEL CANADÁ, EXCMA. SRA. MARY NG

MINISTRO DE COMERCIO Y CRECIMIENTO DE LAS EXPORTACIONES DE NUEVA ZELANDIA, EXCMO. SR. DAVID PARKER

MINISTRA DE COMERCIO DE LA REPÚBLICA DE COREA, EXCMA. SRA. YOO MYUNG-HEE

MINISTRO DE COMERCIO E INDUSTRIA DE SINGAPUR, EXCMO. SR. CHAN CHUN SING

1 de mayo de 2020

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 RESPONDER A LA PANDEMIA DE COVID-19 CON UN COMERCIO ABIERTO Y PREVISIBLE DE PRODUCTOS AGROPECUARIOS Y ALIMENTICIOS DECLARACIÓN DE: AUSTRALIA; BRASIL; CANADÁ; CHILE; COLOMBIA; REPÚBLICA DE COREA; COSTA RICA; ESTADOS UNIDOS; HONG KONG, CHINA; JAPÓN; MALAWI; MÉXICO; NUEVA ZELANDIA; PARAGUAY; PERÚ; QATAR; REINO UNIDO; SINGAPUR; SUIZA; TERRITORIO ADUANERO DISTINTO DE TAIWÁN, PENGHU, KINMEN Y MATSU; UCRANIA; UNIÓN EUROPEA; Y URUGUAY

La siguiente declaración conjunta, de fecha 22 de abril de 2020, se distribuye a petición de la delegación del Canadá.

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1.1.  La pandemia de COVID-19 es una cuestión mundial que requiere una respuesta mundial coordinada. Reconocemos que, por encima de todo, el mundo afronta una crisis sanitaria global, y que la atención inmediata de los Miembros se debe centrar en los esfuerzos para velar por la salud y seguridad de sus ciudadanos, sentando al mismo tiempo las bases para una firme recuperación económica. Como numerosos líderes mundiales han indicado, la cooperación internacional en diversos ámbitos es crucial para superar la pandemia de COVID-19. Es imperativo que las medidas que los Miembros adopten para hacer frente a la pandemia no tengan un efecto desfavorable en el comercio de productos agropecuarios y agroalimentarios, ya que, en última instancia, ello repercutiría negativamente en la seguridad alimentaria, la nutrición y la salud de la población de los Miembros. Respaldamos el llamamiento a mitigar la repercusión de la COVID-19 en el comercio agrícola y la seguridad alimentaria realizado el 31 de marzo por los Directores Generales de la OMC, la FAO y la OMS.

1.2.  Colectivamente, representamos el 63% de las exportaciones mundiales de productos agropecuarios y agroalimentarios, y el 55% de las importaciones mundiales de esos productos. Subrayamos la importancia de mantener las cadenas de suministro del sector agrícola y preservar la capacidad de los Miembros de importar productos agropecuarios y agroalimentarios para satisfacer sus necesidades nacionales. Mantener servicios de transporte y logística eficaces será esencial para el correcto funcionamiento de la cadena de suministro de los alimentos. Alentamos a los Miembros a aplicar soluciones prácticas temporales para facilitar el comercio, tales como permitir las copias digitalizadas o electrónicas de los certificados originales cuando no sea posible presentar el certificado impreso original, siempre que la autenticidad de esos certificados pueda ser validada por las autoridades competentes.

1.3.  La aplicación de restricciones a la exportación y medidas de restricción similares al comercio de productos agropecuarios y agroalimentarios crea un entorno comercial imprevisible que tendría un efecto desfavorable en la disponibilidad de alimentos y daría lugar a incrementos súbitos de los precios y a una mayor volatilidad de los precios, así como a la escasez de productos alimenticios importantes. La adopción por parte de numerosos Miembros de sucesivas medidas de restricción de las exportaciones, para garantizar su propia seguridad alimentaria, desencadenaría una crisis generalizada de inseguridad alimentaria, al perturbar las cadenas mundiales de suministro del comercio agrícola. También es importante evitar la pérdida y el desperdicio de alimentos causados por las perturbaciones de las cadenas de suministro, ya que podrían exacerbar los riesgos para la seguridad alimentaria, así como las pérdidas económicas. Además, las cadenas de suministro de los principales insumos agrícolas deben permanecer abiertas para ayudar a garantizar que se mantengan los niveles de producción actuales.

1.4.  Los mercados mundiales de productos básicos se encuentran en una sólida situación para responder a la crisis. El informe de seguimiento del Sistema de Información sobre el Mercado Agrícola (SIMA)1 de abril de 2020 determinó que los mercados mundiales de alimentos permanecen en equilibrio, y señaló que se prevé que las existencias de cereales alcancen esta temporada el tercer nivel más alto registrado, así como que las cantidades disponibles para la exportación de trigo, maíz, arroz y soja (soya) son más que suficientes para satisfacer la demanda prevista. No obstante, observamos que los países están reevaluando su propia seguridad alimentaria en respuesta a la COVID-19, y que algunos de ellos están imponiendo restricciones a la exportación. Las crisis anteriores nos han enseñado que las restricciones a la exportación aumentan la inseguridad alimentaria para las poblaciones vulnerables. La población pobre del mundo, incluidos los trabajadores agrícolas, sería la más afectada por el aumento de las restricciones a la exportación. Recordamos que los líderes del G-20 acordaron no imponer restricciones a la exportación de alimentos, ni impuestos extraordinarios sobre los alimentos adquiridos con fines humanitarios no comerciales por el Programa Mundial de Alimentos (PMA), y alentamos a todos los Miembros de la OMC a hacer lo mismo.

1.5.  El suministro oportuno de información exacta sobre las medidas comerciales, los niveles de producción, consumo y existencias, así como los precios, en relación con la agricultura y los productos agroalimentarios, reduce la incertidumbre y permite a los Gobiernos, los comerciantes, los consumidores y los productores tomar decisiones fundamentadas.

1.6.  Para ayudar a garantizar el buen funcionamiento de las cadenas mundiales de suministro de la agricultura y los productos agroalimentarios en respuesta a la presente crisis, nos comprometemos, por lo tanto, a lo siguiente:

a.  Garantizar que las cadenas de suministro permanezcan abiertas y conectadas, de manera que los mercados internacionales puedan seguir funcionando en su apoyo al movimiento de los productos agropecuarios y los insumos agrícolas, lo que contribuye de modo fundamental a evitar la escasez de alimentos y garantizar la seguridad alimentaria mundial.

b.  Actuar con contención al constituir existencias nacionales de alimentos de los productos agropecuarios tradicionalmente destinados a la exportación, de manera que se eviten perturbaciones o distorsiones del comercio internacional.

c.  No imponer restricciones a las exportaciones agrícolas y abstenernos de establecer obstáculos injustificados al comercio de productos agropecuarios y agroalimentarios y de insumos fundamentales para la producción agrícola.

d.  Que las medidas de emergencia relacionadas con los productos agropecuarios y agroalimentarios destinadas a hacer frente a la COVID-19 sean selectivas, proporcionadas, transparentes y temporales y no creen obstáculos innecesarios al comercio ni perturben las cadenas mundiales de suministro de productos agropecuarios y agroalimentarios. Toda medida de esa naturaleza será compatible con las normas de la OMC.

e.  Informar a la OMC tan pronto como sea factible de toda medida comercial relacionada con la COVID-19 que afecte a los productos agropecuarios y agroalimentarios, presentando pruebas científicas de conformidad con los Acuerdos de la OMC si es necesario, para garantizar la transparencia y la previsibilidad. Se debe dar a los Miembros la oportunidad de examinar las nuevas medidas.

f.  Garantizar la amplia disponibilidad de información actualizada y exacta sobre los niveles de producción, consumo y existencias de alimentos, así como sobre los precios de los alimentos, en particular a través de los mecanismos internacionales existentes.

g.  Apoyar los esfuerzos de la OMC y otras organizaciones internacionales para analizar las repercusiones de la COVID-19 en el comercio y la producción mundiales de productos agropecuarios y agroalimentarios.

h.  Entablar un diálogo para mejorar nuestra preparación y capacidad de respuesta ante pandemias regionales o internacionales, en particular la coordinación multilateral para limitar las restricciones injustificadas de las exportaciones agrícolas, especialmente en la OMC.

Anexo

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