DIRECTOR GENERAL ADJUNTO ALAN WM. WOLFF

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Los caminos hacia la reforma de la OMC

Observaciones de Alan Wm. Wolff, Director General Adjunto de la Organización Mundial del Comercio

Instituto de Altos Estudios Universitarios de Ginebra, 10 de noviembre de 202

El libro electrónico publicado bajo la dirección de Simon J. Evenett y Richard E. Baldwin que se presenta hoy, Revitilising Multilateralism: Pragmatic Ideas for the New WTO Director-General(1)es a la vez oportuno y muy necesario. 

No solo porque el próximo Director General esté a punto de ser nombrado, sino porque el sistema actual, por más valioso que sea en comparación con las demás alternativas, no está funcionando lo suficientemente bien. Ya se ha tardado demasiado en adoptar medidas correctivas.

Poco tiempo después de haberme incorporado a la Secretaría de la OMC hace apenas más de tres años, una alta funcionaria francesa me dijo que la OMC no era pertinente para hacer frente a los problemas actuales ni era eficiente. Sugirió el lema “Que la OMC vuelva a ser grande”. No creo que su opinión haya cambiado en estos tres años. Sin embargo, en defensa del sistema, me gustaría destacar las iniciativas conjuntas que se pusieron en marcha durante la Conferencia Ministerial celebrada en Buenos Aires en diciembre de 2017. Aunque este hecho, por sí mismo, no es suficiente.

El libro electrónico publicado por Evenett y Baldwin será probablemente muy útil para el nuevo Director General de la OMC y los 164 Miembros de la Organización. La introducción de Evenett y Baldwin ofrece una evaluación clara de la situación actual de la OMC, que permanece estática en medio de la tormenta. Los capítulos siguientes proponen sugerencias pragmáticas sobre lo que se puede hacer: lo factible. Me interesa particularmente la parte más progresista del espectro de opciones: los elementos de un posible conjunto de respuestas a la COVID-19 que esbocé en mis observaciones de hace 10 días en el marco de un debate virtual celebrado en Chatham House (véase: https://www.wto.org/spanish/news_s/news20_s/ddgaw_30oct20_s.htm. Esas observaciones iban más allá de una respuesta a la crisis y abordaban otras cuestiones importantes sobre la reforma. 

Los editores señalan con razón que los Miembros de la OMC han de plantearse si comparten suficientes objetivos como para abordar las cuestiones que requieren atención. Creo que así es en muchas de las cuestiones, pero no se pueden hacer conjeturas a la ligera. El Secretario General de las Naciones Unidas expresó hace poco el temor de que el mundo experimente una “gran fractura”: la posibilidad de un mundo dividido. Muchas de las fallas que identificó — tensiones geoestratégicas, crisis climática existencial, desconfianza profunda y creciente y el lado oscuro de la revolución digital(2) — podrían perjudicar a la OMC, y lo harán, si no son atendidas.    

La loable Iniciativa de Riad lanzada en la reunión de los Ministros de Comercio del G-20 identificó objetivos en común en los que coincidieron todos los miembros del G-20. También se señalaron de manera implícita algunos objetivos en los que no había unanimidad. La Iniciativa puede ser un punto de partida para examinar las mejoras necesarias en el sistema mundial de comercio, una base para determinar las cuestiones que pueden resolverse más rápido y para comprender cuáles requerirán un serio esfuerzo si se quieren superar las diferencias.  

Recientemente, participé en una reunión en línea de organizaciones internacionales(3)  en la que se habló de “cómo generar un cambio”. Para generar un cambio es preciso centrarse en las tres funciones básicas de la OMC: 1) la elaboración de normas; 2) la solución de diferencias; y 3) la gobernanza. 

Personalmente, considero que para generar un cambio es necesario que la OMC sea ampliamente considerada como una institución pertinente para resolver los problemas actuales del mundo. No se trata de descartar el programa de trabajo de la OMC previo a la pandemia. Todo lo contrario. Actualizar la OMC para incluir el mundo del comercio digital sería una forma de demostrar su pertinencia, pero esto tomará tiempo. Salvar a los peces del mundo de las subvenciones a la pesca no reglamentadas es un empeño que lleva 20 años en curso y que va avanzando, y los Miembros están resueltos a llevarlo a buen término pronto. No obstante, está claro que el asunto más apremiante de los Gobiernos en el mundo de hoy es hacer frente a la pandemia y a sus efectos económicos. 

Por lo tanto, un camino adecuado para avanzar comprendería 10 elementos básicos (los subpuntos enumerados no son excluyentes):

  1. Gestionar la crisis provocada por esta pandemia (pero considerar también la forma de prepararse para crisis futuras); los dos objetivos relacionados con esta crisis son los siguientes:
    1. Garantizar que el comercio promueva y no obstaculice el acceso a suministros médicos, equipo médico, medicamentos y, cuando estén disponibles, vacunas.
    2. Apoyar la recuperación económica:
      1. Acordar el statu quo y el desmantelamiento de las restricciones al comercio.
      2. Codificar las mejores prácticas de facilitación del comercio.
      3. Aumentar el número de productos comprendidos en el régimen de exención de derechos en el marco del Acuerdo sobre Productos Farmacéuticos, con una sección adicional sobre los suministros médicos.
      4. Actualizar el Acuerdo sobre Tecnología de la Información (ATI), especialmente en relación con el equipo médico.
      5. Reunir a los principales agentes para restablecer la financiación del comercio.
  2. Ampliar las normas para abarcar la economía digital
  3. Reconocer la necesidad de gestionar el planeta:
    1. Concluir un acuerdo para someter a disciplinas las subvenciones a la pesca.
    2. Reactivar las negociaciones relativas al Acuerdo sobre Bienes Ambientales.
    3. Buscar formas de hacer frente a la contaminación producida por los plásticos y promover la economía circular (para reducir los desechos).
    4. Considerar la forma de compaginar un impuesto sobre el carbono con las normas del sistema de comercio.
  4. Garantizar la seguridad alimentaria y actualizar el Acuerdo sobre la Agricultura para abordar el acceso a los mercados y las subvenciones (ayuda interna).
  5. Promover la paz a través de las adhesiones de los países afectados por conflictos y emprender reformas en el marco de todas las adhesiones; nivelar las obligaciones de los Miembros actuales para conseguir una participación equitativa.
  6. Reducir la desigualdad: ofrecer equidad con un nuevo contrato social para el comercio
    1. Empoderar a las mujeres en el comercio.
    2. Extender los beneficios a las micro, pequeñas y medianas empresas.
    3. Intentar corregir la desigualdad de ingresos, lograr que el sistema funcione mejor en el ámbito laboral y comprender que las políticas nacionales son fundamentales.
    4. Prever medidas correctivas comerciales viables cuando sea necesario.
    5. Elaborar disciplinas relativas a las subvenciones a la industria.
    6. Fomentar el desarrollo económico, especialmente para los países menos adelantados.
    7. Crear más oportunidades para la gente joven.
  7. Incrementar las oportunidades para el comercio de servicios.
  8. Colaborar de manera más directa con el sector privado y la sociedad civil.
  9. Ejercer liderazgo:
    1. Los dirigentes, los ministros de relaciones exteriores, los ministros de comercio y finanzas deben velar por la aplicación de sus declaraciones e inculcar a su población el valor del sistema de comercio. 
    2. Mejorar la gobernanza:
      1. Designar al nuevo Director General.
      2. Mejorar la estructura de gobernanza de los Miembros.
      3. Ampliar la función de la Secretaría para que pueda:
        1. tomar iniciativas;
        2. realizar una labor de seguimiento;
        3. proporcionar análisis;
        4. mejorar la rendición de cuentas respecto de las disciplinas de la OMC.
  10. Construir una base de convergencia para preservar y mejorar el sistema multilateral de comercio. Aunque todas las medidas recomendadas tendrían este efecto, se debe reconocer que:
    1. Es necesario renovar los votos para atender los objetivos, principios y valores comunes acordados.
    2. Es necesario examinar los acuerdos comerciales preferenciales regionales y bilaterales para determinar si tienden a crear comercio o a desviar el comercio y ver así si son compatibles con la OMC.
    3. Es necesario clarificar la función de la OMC en materia de fomento del desarrollo económico.

No he mencionado las fallas propias de la OMC. El statu quo no es sostenible, así que la opción es avanzar o retroceder. Todo da a pensar que sería conveniente (o incluso imperativo) lograr durante la crisis de la COVID-19 los progresos significativos en la reforma de la OMC que se esperan desde hace ya demasiado tiempo. La introducción de Evenett y Baldwin acaba con dos listas valiosas: ocho imperativos que podrían servir de base para encontrar un terreno de convergencia entre los 164 Miembros tan diversos de la OMC y una propuesta que comprende seis medidas de fomento de la confianza para inyectar nuevos bríos a la OMC. Los Miembros podrían reflexionar sobre ellas y comenzar una serie más amplia de deliberaciones para concertarse y preparar el futuro de la OMC. Esta introducción, junto con los capítulos del libro electrónico dirigido por Evenett y Baldwin, a los que han contribuido numerosos expertos muy respetados de la OMC, ofrecen una especie de Guía Verde Michelin que señala un posible camino para seguir adelante. El próximo Director General no debería dejarlo de lado cuando comience ese viaje.  

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