DIRECTOR GENERAL ADJUNTO ALAN WM. WOLFF

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En nombre de la OMC, deseo dar una muy cordial bienvenida a nuestros distinguidos oradores y a todos ustedes, que se han unido hoy a nosotros desde todas partes del mundo.

Es justo preguntar por qué, cuando el mundo se enfrenta a la crisis sanitaria más grave desde hace un siglo y a la peor crisis económica de nuestras vidas, y cuando se corre el riesgo de dar marcha atrás en los avances en materia de desarrollo logrados con tanto esfuerzo a lo largo de los años, es importante centrarse ahora en el comercio sostenible.

Me gustaría señalar tres razones principales.

La primera es que estamos sufriendo no solo una, sino dos crisis mundiales que afectan a todo el planeta. Si bien ambas son existenciales, la crisis más inmediata es la de la COVID-19, que para el ser humano es una cuestión de vida o muerte, así como de posibilidad de trabajar, de gestionar un negocio, de invertir. La segunda crisis puede parecer remota, pero no lo es, porque lo que hagamos hoy, este año y el siguiente, moldeará el futuro de la humanidad.

  • La pandemia se ha convertido en un claro recordatorio de que la naturaleza, la salud humana y la economía no son independientes, sino que están estrechamente vinculadas.
  • Los científicos nos dicen que la degradación ambiental, especialmente la pérdida de biodiversidad y el cambio climático, hará que los posibles brotes de zoonosis como el de COVID-19 sean más comunes en el futuro. Esa evaluación tiene enormes repercusiones para el sistema de comercio y, de hecho, para el conjunto de la economía mundial.
  • Las perturbaciones y el inmenso sufrimiento causados por la COVID-19 anuncian los costosos daños que el cambio climático puede infligir a todos los países, especialmente a los más pobres.
  • El clima y otras perturbaciones afectan cada vez más a las cadenas de valor mundiales. McKinsey prevé que las empresas ahora pueden esperar que se produzcan perturbaciones de la cadena de suministro de un mes o más de duración cada 3,7 años de media, por todo tipo de causas, y que los acontecimientos más graves tengan importantes consecuencias financieras. La industria y la agricultura deben estar más preparadas, pero aquellos que participan en la política pública también deben estarlo.

Los funcionarios de comercio no pueden permanecer ajenos a esta nueva realidad.

La segunda razón por la que es importante centrarse ahora en el comercio sostenible es que las políticas comerciales tienen un fuerte potencial para influir en la tan necesaria recuperación económica.

Y que esa recuperación económica puede ser beneficiosa para nuestro planeta y para las personas en todo el mundo, de diferentes maneras.

Unas políticas comerciales acertadas nos ayudarían no solo a retomar el buen camino y recuperar parte del tiempo perdido en la crisis desde una perspectiva económica, sino también a orientarnos hacia un futuro más sostenible e inclusivo:

  • Cuando las políticas comerciales y ambientales actúan de modo concertado, ayudan a generar oportunidades para los trabajadores y las empresas, sin olvidar los 26 billones de dólares EE.UU. que, según las estimaciones, pueden resultar de la aplicación de medidas climáticas audaces de aquí a 2030.(1)
  • Cuando las políticas comerciales y ambientales actúan de modo concertado, ayudan a que los bienes y los servicios ecológicos sean mejores y más asequibles en todo el mundo.
    • La energía solar se está convirtiendo en la fuente de generación de electricidad más económica en muchas partes del mundo y el costo de la energía eólica marina como fuente se está reduciendo drásticamente.  
    • El comercio ha desempeñado un papel importante para permitir que los productores aprovechen los beneficios de las economías de escala, estimular la competencia y la inversión e impulsar la innovación. No solo ofrece eficiencia a través de la especialización más allá de las fronteras nacionales, sino que también hace que sea posible compartir los beneficios de los avances tecnológicos. 
  • Cuando las políticas comerciales y ambientales actúan de modo concertado, ayudan a crear empleos verdes y decentes. Para 2050 se prevé que existan en todo el mundo 80 millones de puestos de trabajo en los sectores de las energías renovables y de la eficiencia energética.

La tercera razón por la cual debemos centrarnos en el comercio sostenible es que los tiempos de crisis ofrecen con frecuencia oportunidades para actuar. Las mayores crisis económicas mundiales a menudo se han afrontado con un estallido de energía encaminado a mejorar el sistema de comercio. El mundo vuelve a estar en crisis, y tenemos la oportunidad de responder reformando la OMC.

Los fundadores de la OMC veían en el desarrollo sostenible un objetivo de la Organización y en la cooperación comercial mundial un medio para impulsar el crecimiento, aliviar la pobreza, elevar los niveles de vida y lograr el pleno empleo, protegiendo al tiempo nuestro entorno natural.

Los Miembros de la OMC, apoyados por una Secretaría proactiva, deben afrontar el desafío y encontrar vías para reducir los efectos perjudiciales de la pandemia de COVID-19 en la salud y la economía, a la vez que se enfrentan a los retos relacionados con la sostenibilidad.

Las futura generaciones juzgarán nuestra labor.

Es justo preguntar qué está haciendo la OMC concretamente para conseguir un comercio mejor y más verde para nuestro planeta, sus habitantes y el bienestar de estos.

Quisiera destacar tres esferas en las que la OMC ha actuado en apoyo del comercio sostenible.

En la esfera de la creación de normas que respondan a esos objetivos:

  • Los Miembros de la OMC han entablado negociaciones para reducir las subvenciones a la pesca perjudiciales, en el marco de un acuerdo que contribuiría a proteger nuestro entorno marino.
    • Los pueblos del mundo necesitan saber que esas negociaciones serán exitosas y que pronto generarán resultados.
  • Noventa Miembros de la OMC han procedido a la elaboración de normas comerciales adecuadas para la economía digital mundial. Son muchas las formas en que la economía digital beneficia y beneficiará al medio ambiente: logrando una agricultura sostenible, reduciendo la contaminación o pronosticando el tiempo. El comercio hace que esas herramientas estén disponibles más allá de las fronteras.
  • En un pasado no muy lejano, los Miembros trataron de disminuir el costo de la transición hacia una economía verde reduciendo los obstáculos al comercio de bienes ambientales.
    • Un grupo de 46 Miembros de la OMC estuvo trabajando para llegar a un Acuerdo sobre Bienes Ambientales hasta que en 2016 se suspendieron las negociaciones.
    • El objetivo del Acuerdo es eliminar los derechos sobre bienes ambientales clave, como los que se necesitan en la transición hacia una economía circular limpia, por ejemplo:
      • las máquinas para clasificar residuos y descomponer materiales difíciles de reciclar, junto con los insumos fundamentales para producir plásticos biodegradables;
      • los materiales aislantes para edificios de alta eficiencia energética y los equipos para economizar agua que ayudan a los agricultores a adaptarse a las cada vez más frecuentes sequías; y
      • los componentes fundamentales de las redes inteligentes y los instrumentos para la previsión meteorológica.
  • Redoblar los esfuerzos para retomar y concluir lo antes posible esas negociaciones es aún más importante en estos momentos, en que nos enfrentamos a la peor crisis económica de nuestras vidas. La apertura del comercio de bienes y servicios ambientales impulsaría la productividad, la inversión y la innovación. Podemos apoyar la recuperación económica y mejorar al mismo tiempo el medio ambiente.

La segunda esfera en la que ha actuado la OMC es en el fomento del diálogo y la cooperación.

La OMC se concibió para ofrecer a sus Miembros un foro en el que deliberar, solucionar problemas y afrontar desafíos. En los últimos años se ha producido un importante cambio en la manera en que los Miembros de la OMC abordan los debates sobre comercio y medio ambiente. Los numerosos eventos de esta semana son solo el último ejemplo de ello.

Los serios debates mantenidos en relación con las cuestiones apremiantes han contribuido a mejorar la transparencia, fomentar la confianza y la cooperación y sensibilizar sobre la repercusión creciente de los riesgos climáticos en la manera de comerciar y hacer negocios.

El Comité de Comercio y Medio Ambiente de la OMC es un foro dedicado a promover una mejor comprensión de lo que significan para el comercio esos cambios y de cuál debe ser la respuesta de la OMC.

Los Miembros han utilizado ese foro de manera provechosa para identificar las posibles esferas de acción. Por ejemplo:

  • el comercio y la economía circular: cómo reforzar las cadenas de suministro que hacen posible el reciclaje y otras actividades que permiten ahorrar recursos de manera eficiente y segura;
  • la eliminación de las distorsiones perjudiciales para el medio ambiente, en particular una iniciativa emprendida por un grupo de Miembros de la OMC para reformar las subvenciones a los combustibles fósiles; y
  • las iniciativas tomadas por grupos de Miembros para intensificar la labor sobre el comercio y la contaminación producida por los plásticos, y para iniciar debates estructurados que permitan adoptar medidas comerciales concretas de sostenibilidad ambiental. Ambas iniciativas se pondrán en marcha mañana.

La tercera esfera de la OMC que me gustaría resaltar es la inclusión, que es esencial si queremos avanzar hacia un comercio sostenible.

La iniciativa de Ayuda para el Comercio de la OMC ofrece una buena base para lograr un comercio sostenible e inclusivo. Puede dirigir la inversión al refuerzo de la capacidad de los países más pequeños y pobres para beneficiarse de la economía verde en rápida expansión.

La Ayuda para el Comercio puede ayudar a las pequeñas y medianas empresas de los países en desarrollo a cumplir las nuevas normas, de modo que puedan formar parte de las cadenas de valor circulares e inocuas para el clima.

Los Miembros de la OMC han mostrado un interés creciente en “dar un carácter más ecológico” a la Ayuda para el Comercio:

  • De los 340.000 millones de dólares EE.UU. desembolsados en el marco de la Ayuda para el Comercio entre 2006 y 2016, aproximadamente una tercera parte (112.000 millones) se han asignado a proyectos que tenían un objetivo ambiental.
  • Además, a principios de año los Miembros de la OMC respaldaron un nuevo programa de trabajo para el próximo bienio en el que la economía circular se considera una esfera prioritaria.

Otra forma de reforzar la inclusión es fortalecer la colaboración no solo entre los Gobiernos, sino también con el sector privado, los consumidores y las demás partes interesadas.

A tales efectos, la OMC y el PNUMA decidieron unir sus fuerzas para acercar a las comunidades del comercio y del medio ambiente.

El evento de hoy es una prueba más de nuestra positiva colaboración. Me siento muy alentado por el fuerte compromiso de nuestros Miembros de convertir en realidad la visión del comercio sostenible.

Es el momento de actuar.

Notas

  1. Global Commission on the Economy and Climate (2018), Unlocking the Inclusive Growth Story of the 21st Century: Accelerating Climate Action in Urgent Times, disponible en: https://newclimateeconomy.report/2018/. volver al texto

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