DIRECTOR GENERAL ADJUNTO ALAN WM. WOLFF

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Expreso mi agradecimiento a la Arabia Saudita, que ocupa la presidencia del G-20, por haber organizado este acto dedicado a reunir Recomendaciones de política para un mundo post-COVID-19 y haber invitado a la OMC a participar.

Durante la pandemia, la OMC ha desempeñado diversas funciones fundamentales:

  • PRIMERO, ha reunido las notificaciones de medidas comerciales relacionadas con la COVID-19 de los distintos Estados Miembros y las ha puesto a disposición de todos los Miembros y del público en general. 
  • SEGUNDO, ha publicado sus previsiones sobre el comercio, en las que se estiman tanto la profundidad de la caída del comercio como los plazos para la recuperación. 

Estas dos actividades han permitido a los Miembros adoptar sus propias decisiones de política basándose en esta importante información.

  • TERCERO, ha servido como foro para que los Miembros intercambiaran propuestas y estudiaran posibles respuestas colectivas a la pandemia.

Afortunadamente, el número de medidas autónomas de liberalización del comercio introducidas por Miembros concretos, tanto por lo que se refiere a eliminar aranceles como a facilitar la entrada de suministros vitales, ha superado al de restricciones a la exportación. Además, en muchos casos las restricciones a la exportación de alimentos ya han sido retiradas y eliminadas.

Con esto no pretendo decir que el sistema multilateral de comercio no pueda hacer más para limitar los perjuicios para el comercio y la economía mundial en el futuro. Al contrario, es probable que siga habiendo desafíos mientras dure la pandemia. En 1918, la epidemia de gripe costó la vida a 50 millones de personas y se produjo en tres oleadas, la peor de las cuales fue la segunda. Cabe prever que cuando se haya conseguido desarrollar una vacuna haya problemas debido a que las vacunas estén disponibles en cantidades limitadas y a cuestiones de equidad a la hora de distribuirlas.

Además, hay una cuestión que debería abordarse, esto es, cuál sería la mejor manera de que el sistema de comercio contribuyera a la necesaria recuperación económica.

Lo que está claro es que los dos imperativos siguientes merecen atención:

  • Siempre que las normas actuales tengan un carácter menos prescriptivo, deben fortalecerse. 
  • Siempre que la actuación colectiva sea útil, debe llevarse a cabo.

La siguiente medida lógica sería trabajar a partir de las iniciativas lideradas por Corea, el Canadá, Singapur, Nueva Zelandia y Suiza, así como por el Grupo de Ottawa y el Grupo de Cairns, para dar una orientación coherente a la formulación de las políticas comerciales nacionales.

Entre las sugerencias concretas formuladas figuran las siguientes:

  • Puede llevarse a cabo un esfuerzo importante para aumentar la transparencia. Las notificaciones de los Miembros pueden complementarse mediante unas actividades más intensas de seguimiento y presentación de informes sobre las medidas por parte de la Secretaría.
  • Las normas de la OMC contienen pocas orientaciones sobre el uso apropiado de controles a la exportación cuando se considera que la oferta es insuficiente. Podrían prepararse orientaciones adicionales. En ocasiones, que haya un margen amplio de actuación en materia de políticas resulta contraproducente para los intereses comunes.
  • Las intervenciones gubernamentales para obtener los suministros necesarios reducen el margen para que las fuerzas comerciales determinen los resultados en materia de competencia. Durante los pasados tres meses se han observado diversas prácticas para responder a la pandemia que no están reguladas explícitamente en las normas vigentes de la OMC. En este apartado figurarían las subvenciones sujetas a la condición de abastecer el mercado nacional, y las compras e inversiones preventivas por parte de los Gobiernos. Podrían estudiarse disciplinas adicionales.
  • Dejar que la distribución de productos de primera necesidad escasos dependa únicamente de las fuerzas del mercado también puede resultar que no sea una alternativa completamente satisfactoria si los países más pobres se ven excluidos de participar en esa distribución porque no pueden asumir los precios.
  • Puede estudiarse la posibilidad de llegar a acuerdos, como en el Acuerdo sobre la Agricultura de la OMC, para requerir que un país que prevea imponer restricciones a la exportación tenga en cuenta el efecto que la aplicación de esa medida tendría en otros países. 
  • Otras disposiciones podrían prever la necesidad de anunciar de antemano las restricciones a la exportación que vayan a establecerse y de asumir el compromiso de celebrar consultas oportunamente.
  • Puede estudiarse la posibilidad de incluir en las restricciones que se adopten cláusulas de rescisión y de prever el desmantelamiento de las actuales restricciones del comercio.
  • Podrían impartirse orientaciones acordadas a nivel multilateral para el intercambio de los suministros médicos que escaseen, incluidas las vacunas.
  • Podrían efectuarse esfuerzos concertados para una liberalización arancelaria en las esferas pertinentes, que no solo abarcaría los productos y el equipo médicos y los productos farmacéuticos, si no que sería de mayor amplitud.
  • Puede estudiarse la creación de un grupo de trabajo de emergencia en el que estén representados los Miembros u otros mecanismos para formular las posibles opciones, a fin de que las examinen los Miembros. 
  • Cuando grupos de Miembros ideen posibles opciones, se requerirán iniciativas y procesos para lograr un apoyo más amplio de los Miembros a sus recomendaciones y para garantizar la aplicación de medidas concretas que permitan avanzar.
  • Podría crearse una red de planificación de políticas a largo plazo para el sistema multilateral de comercio. No se presta suficiente atención a evaluar las futuras necesidades del sistema multilateral de comercio, en parte debido a la necesidad cotidiana de ocuparse de los problemas del presente.

Por lo que se refiere a la recuperación, hay por lo menos tres formas que pueden observarse inmediatamente mediante las cuales el sistema multilateral de comercio podría contribuir a ella. Puede considerarse lo siguiente:

  • reducir el costo del comercio mediante una reducción amplia de los aranceles y otros obstáculos al comercio;
  • emprender un esfuerzo colectivo para acelerar la aplicación del Acuerdo sobre Facilitación del Comercio, y
  • trabajar con las instituciones financieras internacionales y los bancos para promover el restablecimiento de la financiación del comercio.

El sistema multilateral de comercio se encuentra en una posición excepcional para servir de foro en el que atender los desafíos de nivel mundial. Las disciplinas en materia de subvenciones no pueden limitarse a acuerdos bilaterales y seguir siendo suficientemente eficaces. Los acuerdos bilaterales sobre el intercambio de suministros médicos escasos solo seguirían socavando el principio de no discriminación en que se fundó el sistema de comercio.

No creo que el sistema multilateral de comercio esté a punto de dejar de funcionar, pero es evidente que necesita mejorar. Si bien es comprensible que la atención se centre en los casos en que las normas no son adecuadas, esto no debería ir en detrimento de apreciar el valor de lo que las normas aportan actualmente. La mayor parte del comercio mundial se realiza con arreglo a las normas de la OMC, no a través de acuerdos regionales o bilaterales, ni según acciones unilaterales. La tarea que nos espera es tomar lo que tenemos actualmente y mejorarlo.

No creo que las naciones del mundo que participan en el comercio vayan a replegarse demasiado en políticas de autarquía. No hay duda de que habrá cierto grado de relocalización de la producción médica, de creación de reservas de suministros médicos y farmacéuticos, y de mayor diversificación de las fuentes de suministro extranjeras. Pero la autosuficiencia total tiene límites económicos y límites prácticos de otros tipos, y no es necesaria. Los compromisos mutuos en materia de apertura comercial son una solución más eficaz que el cierre unilateral de fronteras tanto para alcanzar el objetivo de la seguridad alimentaria como garantizar el volumen necesario de existencias de suministros médicos y equipo de urgencia para hacer frente a esta pandemia y a las crisis que pueda haber en el futuro.

La OMC tiene la función de promover el bienestar a nivel mundial, y esto abarca el desarrollo. El incremento del comercio internacional puede beneficiar a todas las naciones. La creación de capacidad permite que los países en desarrollo acaben disfrutando de todos los beneficios del sistema de comercio y se sitúen en una posición que les permita cumplir todas las obligaciones de ese sistema.

El sistema multilateral de comercio debe aspirar a ser universal. Lograr que los países que todavía no se han unido a la OMC se adhieran a ella debería ser un objetivo para todos.

Soy optimista, pero realista, respecto de los desafíos ante el sistema multilateral de comercio. El populismo y el nacionalismo, y la dependencia excesiva de los enfoques bilaterales, no podrán prevalecer a largo plazo sobre una cooperación más amplia.

La crisis de la pandemia ofrece la oportunidad de conocer mejor lo que tenemos y lo que necesitamos en relación con el sistema multilateral de comercio a fin de mejorar su pertinencia y su resiliencia.

 

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