DIRECTOR GENERAL ADJUNTO ALAN WM. WOLFF

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Si suben la escalera principal del edificio de la OMC, el Centro William Rappard, verán una vitrina que contiene la Carta de la Habana de la Organización Internacional del Comercio, abierta por la página de firma.

Esta semana, en el Atrio pueden verse fotografías de muchos de los signatarios de la Declaración de Marrakech en el momento de la creación de la Organización Mundial del Comercio, así como de quienes han dirigido y apoyado a la OMC en los últimos 25 años.

Nos alzamos sobre los hombros de los fundadores y de nuestros otros predecesores, algunos recordados y otros olvidados, para construir el mundo del mañana.

Nuestro objetivo colectivo, al igual que el de las generaciones que nos han precedido, es forjar un mejor sistema multilateral de comercio, una unión más perfecta de naciones soberanas resueltas a mejorar la condición humana mediante un comercio más abierto en el marco de normas acordadas en el plano internacional.

Hoy debemos centrarnos decididamente en el futuro. Al tiempo que hacemos frente a las crisis actuales, debemos anticiparnos a las crisis futuras y poner en marcha los cambios institucionales y sustantivos necesarios para llevar a cabo nuestra misión. Nosotros -los representantes de los Gobiernos Miembros, el cuerpo diplomático aquí presente y la Secretaría- tenemos la responsabilidad conjunta de velar por que, cuando termine nuestro período de servicio, el sistema mundial de comercio que se nos ha confiado quede en mejores condiciones que en las que lo encontramos.

No dudo ni por un momento que las naciones del mundo terminarán por unirse con un espíritu de cooperación internacional para crear un sistema multilateral de comercio más sólido, más sensible a las preocupaciones de la humanidad, más adecuado para su propósito. Ese debe ser nuestro objetivo común; esa debe ser la meta que nos esforcemos por alcanzar.

¿Cómo será el futuro de la OMC?

  • Los Miembros de nuestra Organización ya representan el 98% del comercio mundial; su alcance llegará a ser universal gracias a las adhesiones.
  • La OMC del futuro promoverá la paz creando condiciones económicas que aporten mayor estabilidad a las tierras frágiles y afectadas por conflictos.
  • La OMC del futuro se esforzará por cumplir nuestra responsabilidad conjunta como guardianes del planeta, dando mayor agilidad a la agricultura para atender a las zonas necesitadas, allanando el camino del comercio de bienes y servicios ambientales, ayudando a salvar las poblaciones de peces del mundo, adoptando medidas para frenar la contaminación por plásticos y favoreciendo una economía circular.
  • La OMC del futuro reducirá la desigualdad entre las naciones y dentro de ellas mediante una mayor participación en el comercio.
  • La OMC del futuro aportará equidad, con un nuevo contrato social para el comercio basado en:
    • el empoderamiento de la mujer en el comercio,
    • la distribución de los beneficios para hacerlos llegar a las microempresas y las pequeñas y medianas empresas,
    • el acceso a medidas comerciales correctivas viables cuando sea necesario,
    • la reglamentación de las subvenciones industriales,
    • el fomento del desarrollo económico, especialmente para los países menos adelantados, y
    • la creación de nuevas oportunidades para los jóvenes.
  • La OMC del futuro integrará los arreglos comerciales preferenciales, aprovechando su mejor parte y descartando las discriminaciones.
  • La OMC del futuro garantizará el carácter exigible de las obligaciones mediante procedimientos de solución de diferencias vinculantes y sujetos a rendición de cuentas, cuya legitimidad sea reconocida por todos.
  • La OMC del futuro aportará una transparencia casi total para visibilizar tanto las medidas que promueven el comercio como las que lo obstaculizan o distorsionan.
  • La OMC del futuro se anticipará a las crisis y les hará frente con una visión previsora y estratégica, utilizando primero el comercio para ayudar a superar la crisis actual, es decir, la pandemia de la COVID-19, y promoviendo después la recuperación para subsanar los enormes daños económicos que está causando.

La OMC del futuro será más eficaz y resiliente, gracias a una mejor gobernanza por parte de sus Miembros, con el apoyo de una Secretaría independiente y proactiva que actúa como garante del sistema mundial de comercio, encargada de realizar actividades de vigilancia, llevar a cabo análisis, iniciar propuestas y reforzar la rendición de cuentas con respecto a las disciplinas de la OMC.  

Me dirijo a ustedes hoy actuando en lugar del Director General, hablando en nombre de mis tres colegas, los Directores Generales Adjuntos, y de los casi 700 profesionales que componen la Secretaría de la OMC, para celebrar el futuro de la Organización Mundial del Comercio. Dentro de unos pocos meses, una mujer ocupará por primera vez el cargo de Directora General de la OMC, lo que constituye un hito en sí mismo.

El camino que tenemos por delante no será fácil en su mayor parte. Será necesario que todos los Miembros de la OMC inviertan una gran cantidad de tiempo y energía, imbuidos de un sentido renovado de un objetivo común. Habrá que salvar las disensiones profundas. Pero todos acabarán por comprender que el sistema multilateral de comercio, parafraseando a Winston Churchill, es la peor forma de orden económico internacional, excepto todas las demás. 

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