DIRECTOR GENERAL ADJUNTO ALAN WM. WOLFF

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El mundo en la línea de fuego: el papel de la OMC en la respuesta mundial a la pandemia de COVID‑19

Observaciones virtuales

Expreso mi agradecimiento a Henry Wang (Wang Huiyan) y al Center for China and Globalization por acoger hoy este importante y oportuno debate sobre un tema bien elegido: El mundo en la línea de fuego: el papel de la OMC en la respuesta mundial a la pandemia de COVID-19.

La COVID-19 ha atacado a nuestro mundo como si fuera un fenómeno extraterrestre, que ha adoptado forma de patógeno.(1) Los Gobiernos no reconocieron de inmediato la agresión como una amenaza, como una pandemia. (2)  Ninguna organización internacional estaba plenamente preparada para organizar una respuesta coordinada durante las primeras horas o días de la acometida. No se percibió del todo el peligro. La amenaza no se manifestó en todos los países al mismo tiempo. Cada país respondió a su manera. Los Ministros de Sanidad fueron los primeros en atender la emergencia. Pronto los siguieron los Ministros de Finanzas. Llegado el momento, también los Ministros de Comercio desempeñarían un papel. 

No es de sorprender que la OMC, creada hace 25 años, y el sistema multilateral de comercio, creado hace casi 75 años, no tuvieran una respuesta a la pandemia a punto, ya confeccionada y lista para su uso. Hacía un siglo que no se veía algo tan letal, a una escala tan mundial. Existían instituciones financieras multilaterales para responder a las convulsiones económicas independientemente de la causa, y se ha dispuesto de crédito con relativa rapidez. Sin embargo, las medidas nacionales, al menos en los países industrializados, revestían mayor importancia. Los países, en la medida en que podían permitírselo, han desplegado medidas fiscales positivas para neutralizar en distintos grados los daños económicos. Muchos han aplicado también medidas comerciales.

En más de un caso se han concebido respuestas comerciales para facilitar el comercio(3), sobre todo a través de la suspensión de los aranceles aplicados a las importaciones de suministros médicos necesarios. No obstante, han sido motivo de preocupación las 102 medidas restrictivas del comercio adoptadas, que han consistido en su mayor parte en controles a la exportación aplicados a productos cuyo suministro, según temían los Gobiernos, podía ser insuficiente para atender la demanda interna.(4)

La primera respuesta internacional coordinada llegó el 26 de marzo en forma de compromiso de los dirigentes del G-20, seguida unos días después de una declaración de los Ministros de Comercio del G-20. Los países del G-20 se comprometieron a adoptar medidas que serían “específicas, proporcionadas, transparentes y temporales”. Sus dirigentes insistieron en “la importancia de la transparencia en el entorno actual y [se comprometieron] a notificar a la OMC todas las medidas adoptadas en relación con el comercio. Los Ministros de Comercio acordaron además lo siguiente: “las medidas de urgencia [...] no deben crear obstáculos innecesarios al comercio ni perturbar las cadenas de suministro mundiales, y [...] deben ser compatibles con las normas de la OMC”.

Como cabía esperar, hasta ahora el grado de cumplimiento de estos compromisos ha sido desigual. El número de notificaciones ha aumentado y, por tanto, hay más transparencia. Estas notificaciones incluyen tanto medidas positivas orientadas a favorecer un flujo comercial más libre de suministros médicos como medidas restrictivas del comercio.

Transparencia y análisis

El 24 de marzo, el Director General de la OMC Roberto Azevêdo pidió a todos los Miembros de la OMC que presentaran a la Secretaría de la OMC información sobre sus recientes medidas comerciales y relacionadas con el comercio en respuesta al brote de COVID-19. La primera respuesta multilateral operativa a la pandemia es aumentar la transparencia. Estas notificaciones pueden consultarse en el sitio web de la OMC. Hay menos de las que reflejan los datos de Simon Evenett en Global Trade Alert, proyecto de la Universidad de San Galo, puesto que en el sitio web de la OMC se publican solo las notificaciones oficiales.

En apoyo al esfuerzo para hacer llegar a los Miembros de la OMC y al público la información sobre las medidas comerciales, tanto las que restringen el comercio como las que lo facilitan, se estableció en la OMC un Grupo de Trabajo Especial interdivisional sobre la COVID-19. Como resultado de estos esfuerzos, la OMC publicó sus Previsiones sobre el comercio el 8 de abril de 2020. Las perspectivas son bastante sombrías:

  • se prevé una reducción del comercio mundial en 2020 de entre el 13% y el 32% como consecuencia de la perturbación de la actividad económica normal causada por la pandemia de COVID-19 [...] en todo el mundo: una caída de hasta un tercio del comercio mundial;
  • el descenso previsto [...] probablemente sea mayor que el [descenso] del comercio registrado a raíz de la crisis financiera mundial de 2008-2009;
  • casi todas las regiones sufrirán disminuciones de 2 dígitos en 2020;
  • es probable que la caída del comercio sea más pronunciada en sectores de productos caracterizados por la complejidad de las cadenas de valor;
  • el comercio de servicios bien podría ser el más directamente afectado, sobre todo en las esferas del transporte y los viajes;
  • las estimaciones de la recuperación prevista para 2021 son actualmente muy positivas, pero son inciertas, ya que los resultados dependerán en gran medida de la duración del brote y de la eficacia y el alcance de las respuestas en materia de política, y
  • yo añadiría que, según los epidemiólogos, en los últimos 250 años todos los brotes de gripe han tenido una segunda oleada.(5) 

Iniciativas de los Miembros

Mientras tanto, los Miembros han emprendido varias iniciativas.

  • El 21 de marzo, Nueva Zelandia y Singapur se comprometieron a mantener abiertas las cadenas de suministro.  
  • El 25 de marzo, el Canadá, Australia, Chile, Brunei y Myanmar se sumaron a Nueva Zelandia y Singapur en el compromiso de mantener abiertas las cadenas de suministro y eliminar todas las medidas restrictivas del comercio aplicadas a los productos esenciales, en especial los suministros médicos, en respuesta a la crisis generada por la COVID-19.

Esta iniciativa fue distribuida por la Misión de Singapur para que otros se sumaran si así lo deseaban.

El 15 de abril, Singapur y Nueva Zelandia concertaron un acuerdo bilateral más formal para mantener sus mercados abiertos a los suministros y los equipos médicos.

DECLARACIÓN SOBRE EL COMERCIO DE BIENES ESENCIALES PARA COMBATIR LA PANDEMIA DE COVID‑19, 15 de abril de 2020

Nueva Zelandia y Singapur

RECONOCIENDO la contribución significativa de la liberalización del comercio de bienes esenciales para combatir la pandemia de COVID-19 y proteger la salud pública;

Declaran:

Eliminación y aplicación de aranceles

1. Cada Participante eliminará todos los derechos de aduana y todos los demás derechos o cargas de cualquier clase, [...] con respecto a todos los productos enumerados [...].

Restricciones a la exportación

2. Los Participantes no aplicarán prohibiciones o restricciones a la exportación, [...] con respecto a todos los productos enumerados [...].

Obstáculos no arancelarios

3. Los Participantes intensificarán las consultas con miras a eliminar los obstáculos no arancelarios con respecto a todos los productos enumerados [...].

Facilitación del comercio de bienes esenciales

4. Los Participantes [...] agilizarán y facilitarán la circulación y el tránsito de todos los productos enumerados [...] a través de sus respectivos puertos y aeropuertos.

5. Los Participantes procurarán agilizar el levante de esos productos a su llegada [y reunir la información] para que se comience a tramitar antes de la llegada de los productos.

6. Los Participantes procurarán [...] permitir la libre práctica de los buques de carga, es decir, el permiso de entrada en un puerto y de carga o descarga de mercancías o provisiones.

7. Los Participantes [...] procurarán facilitar la entrada, el tránsito y la salida de cargas aéreas que contengan suministros médicos esenciales.

Aceptación y ampliación del número de Miembros

11. La presente Declaración estará abierta a la participación de cualquier Miembro de la OMC o Estado o territorio aduanero distinto en proceso de adhesión a la OMC.

Singapur y Nueva Zelandia han distribuido este texto a los Miembros de la OMC para que otros puedan sumarse si así lo desean.

El Canadá, que está al frente del Grupo de Ottawa, compuesto por 13 Miembros de la OMC (entre ellos, la Unión Europea)(6), se encuentra en las primeras fases de su búsqueda de apoyo a una declaración conjunta de Miembros interesados cuyo objeto es contribuir a garantizar el funcionamiento adecuado de las cadenas de suministro mundiales en los sectores de la agricultura y la agroalimentación.

Iniciativa prevista de la UE

El 16 de abril, el Comisario Europeo de Comercio, Phil Hogan, propuso que los Ministros de Comercio de los Estados miembros de la UE consideraran la posibilidad de que la UE negociara un acuerdo internacional para eliminar permanentemente los aranceles aplicados a los productos médicos. Comentó que, a corto plazo, se podía “suspender los aranceles sobre los equipos médicos más necesarios” y convencer a los actores internacionales de que hicieran lo mismo. La Comisión ha estado trabajando para coordinar las medidas comerciales de los distintos Estados miembros en respuesta a la crisis. 

Los Ministros de Finanzas del G-20

En otro tiempo los Ministros de Relaciones Exteriores y los Ministros de Finanzas eran los principales impulsores de las políticas comerciales liberales. Fue Cordell Hull, en su calidad de Secretario de Estado, quien en el decenio de 1930 guio al mundo hacia la no discriminación en el comercio por medio de acuerdos bilaterales y fue George Shultz, en su calidad de Secretario del Tesoro de los Estados Unidos, quien en 1979, junto con sus colegas, puso en marcha la Ronda del GATT, la primera que abordó con éxito los obstáculos no arancelarios.(7)

El 15 de abril, los Ministros de Finanzas del G-20, después de una reunión virtual, emitieron un comunicado en el que reiteraron las declaraciones de los Ministros de Comercio del G-20. Se declararon partidarios de asegurar la disponibilidad de suministros médicos y productos farmacéuticos esenciales. Reconocieron implícitamente la necesidad — o al menos la realidad — de que se impusieran restricciones comerciales a los suministros médicos necesarios para el tratamiento de la COVID-19.

Estamos de acuerdo en que las medidas de urgencia concebidas para hacer frente a la COVID‑19, en caso de considerarse necesarias, deben ser específicas, proporcionadas, transparentes y temporales, en que no deben crear obstáculos innecesarios al comercio ni perturbar las cadenas de suministro mundiales, y en que deben ser compatibles con las normas de la OMC. Estamos trabajando activamente para garantizar el flujo continuo de suministros y equipos médicos vitales.

También apoyaron el acuerdo de sus Ministros de Comercio para

seguir colaborando con el fin de crear un entorno de comercio e inversión libre, justo, no discriminatorio, transparente, previsible y estable, y de mantener nuestros mercados abiertos.

Dejaron en manos de los Ministros de Comercio la tarea de

identificar, entre otras cosas, las medidas que debían adoptarse a más largo plazo para apoyar el sistema multilateral de comercio y acelerar la recuperación económica.

Con respecto a la única medida relacionada con el comercio claramente abarcada por lo que podían considerar su mandato, acogieron con agrado las decisiones de los bancos multilaterales de desarrollo de

apoyar [al] sector privado, en particular las empresas y las instituciones financieras, especialmente a través de la financiación del comercio, la liquidez y los programas de capital circulante.

Las corrientes comerciales vienen determinadas más por factores macroeconómicos que por las políticas comerciales. Los Ministros de Finanzas del G-20 se mostraron firmes al abordar este aspecto de la labor, su principal función:

Hemos adoptado medidas inmediatas y excepcionales, a nivel nacional e internacional, para hacer frente a la pandemia de COVID-19 y sus efectos, en particular medidas fiscales, monetarias y de estabilidad financiera sin precedentes, y nos hemos asegurado de que las instituciones financieras internacionales puedan proporcionar un apoyo esencial a los países en desarrollo y de bajos ingresos.

Debemos proseguir y redoblar nuestros esfuerzos. Nos comprometemos a utilizar todos los instrumentos de política disponibles para apoyar la economía mundial, fomentar la confianza, mantener la estabilidad financiera y prevenir efectos económicos profundos y prolongados.

Si bien las fuerzas macroeconómicas determinan el nivel de comercio, las medidas comerciales pueden interferir, y de hecho interfieren, en el esfuerzo de responder a los desafíos sanitarios y económicos planteados por la pandemia de COVID-19. Sin duda las medidas restrictivas (o las liberalizadoras) del comercio generalizadas pueden incidir en la trayectoria de la recuperación económica. Esa es una curva que nadie querría ver aplanada. 

Relocalización

La relocalización es la antítesis de la especialización mundial. No puede coexistir cómodamente con un sistema multilateral de comercio basado en el principio de los mercados abiertos. 

Uno de los temas que, al parecer, fue objeto de debate en la reunión de Ministros de Comercio de la UE celebrada el 16 de abril es el mismo que están examinando muchos Gobiernos de países grandes. Me refiero al equilibrio que debe establecerse entre la dependencia de las importaciones y la autosuficiencia. Aunque es posible que las medidas de un país para garantizar el suministro interno no sean motivo de gran preocupación entre los responsables de su adopción, sí lo son para los países que dependen de suministros extranjeros de productos médicos esenciales (suministros, equipos y medicamentos). Ningún país es autosuficiente con respecto a toda la gama de productos esenciales relacionados con la respuesta a la COVID-19.

Lo que se ha descubierto es que cuando se trata de suministros médicos para luchar contra el coronavirus, ni la competencia ilimitada del mercado ni las intervenciones descoordinadas de los gobiernos nacionales son un método satisfactorio para gestionar la escasez.

El deseo de alcanzar independencia en lo que respecta a los suministros médicos se pone de manifiesto a través de una combinación de controles a la exportación, compras preventivas, la presunta confiscación de mercancías en tránsito patrocinada por el Estado, la producción prescrita por el Estado y las subvenciones a la industria nacional. 

Si bien la OMC se ha enorgullecido de dejar margen de actuación para aplicar restricciones a la exportación encaminadas a hacer frente a la escasez de suministros, ahora no se trata de una cuestión de margen de actuación sino de falta de coordinación de las políticas en el plano internacional. Aparte del requisito de no discriminación, es mucho lo que, en el marco de las normas de la OMC, queda a discreción del país que impone la medida.(8) Análogamente, son muy pocas las limitaciones a las subvenciones internas en el marco de las normas de la OMC. Fuera de los temas abarcados por la OMC quedan las compras agresivas, la confiscación de suministros, las subastas públicas que excluyen del mercado a los compradores con menos recursos, y la inversión estatal u otras intervenciones gubernamentales que destinan los suministros disponibles al uso interno. Ahora estos son motivos de preocupación.

En la reunión virtual de los Ministros de Comercio de la UE celebrada el jueves pasado, según se informó, el Comisario Hogan “insistió en la importancia de ‘garantizar la autonomía estratégica de la UE’, a la vez que señaló que una relocalización total de las industrias europeas sería imposible”.(9) Al parecer, declaró: “La autonomía estratégica no conlleva que debamos fijarnos como meta la autosuficiencia. Dada la complejidad de las cadenas de suministro, eso sería un objetivo inalcanzable”. Seleccionar la inversión extranjera y promover la inversión pública, como propuso la Comisaria de la UE Vestager, es otra manera de intentar asegurarse de que las fuentes de suministro sigan disponibles, y tal vez cautivas. 

Antes de la acometida del coronavirus, el conflicto comercial entre los Estados Unidos y China estaba llevando a las empresas a reexaminar la viabilidad de sus cadenas de suministro. Aunque las presiones actuales podrían dar lugar a cierto grado de relocalización, lo más probable es que inicialmente causen una diversificación de las fuentes de suministro. Eso no ocurriría de la noche a la mañana, sino con el paso del tiempo, mediante cambios en las pautas de inversión. Ninguna empresa estaría dispuesta a apostarlo todo a un solo número en lo que se ha convertido en una especie de juego de la ruleta. La COVID-19 paralizó las cadenas de suministro no solo porque los trabajadores no podían acudir a las fábricas del inicio de la cadena de suministro, sino porque el tráfico aéreo comercial prácticamente dejó de existir (al parecer, Singapore Airlines solo tiene en servicio 10 de los 210 aparatos de su flota). Los mercados se contrajeron en el extremo de la cadena correspondiente a la distribución y el consumo.

La globalización, tan denostada, puede de hecho proporcionar resiliencia a la secuencia producción-consumo si las fronteras permanecen en gran medida abiertas y los Gobiernos no interfieren con otras intervenciones. La reafirmación del Estado-nación, al menos como recurso para mantener los suministros de origen nacional durante una pandemia, sería algo que Colbert, el mercantilista del siglo XVII, reconocería y aceptaría como su propio legado, solo que instaría a que se aplicara de manera más generalizada.

Durante algunos decenios del siglo XX se debatió cuál debía ser la función del Estado en la producción destinada a los mercados comerciales. Ahora, en el siglo XXI, eso se está planteando de nuevo, como puede verse en los intentos de China de promover tecnologías avanzadas de fabricación y ahora en Occidente en la lucha contra la pandemia. Algunas políticas dirigistas, que promueven la investigación básica, deberían recibir la sincera aprobación de la mayoría de los partidarios de la economía moderna. Durante la guerra de Corea, el Gobierno de los Estados Unidos trató de crear una industria del titanio a fin de producir aeronaves de combate. Emitió un aviso público ofreciéndose a financiar la creación de la industria, y la financió. Ahora, el Gobierno estadounidense ha invocado la misma Ley de Producción de Material para la Defensa de esa época para ordenar la producción de mascarillas a 3M y de respiradores a General Motors. Otros países están presenciando también una expansión del Estado. El dirigismo no puede ser una política sostenible para el crecimiento mundial. 

Una buena noticia

Aunque las normas de la OMC sobre los derechos de propiedad intelectual incluyen un mecanismo de licencias obligatorias, en la actualidad esa flexibilidad es en gran medida irrelevante por dos razones. En primer lugar, no hay de momento una vacuna probada ni tratamiento alguno para la COVID-19; en segundo lugar, cuando los haya, probablemente los producirán en grandes cantidades numerosos fabricantes de todo el mundo. 

Entretanto, en la práctica, los actores privados han suspendido el enfoque normal de recompensar la innovación mediante derechos exclusivos. Investigadores de todo el mundo están compartiendo sus datos en un esfuerzo para reducir al mínimo el tiempo necesario para descubrir una vacuna eficaz. Análogamente, un importante productor(10) de respiradores ha colgado en la red su diseño de este dispositivo esencial, invitando a todos a replicarlo. En ambos casos, el instinto de propiedad se ha supeditado al deseo de ponerse al servicio del bien común.

Prioridades a corto plazo

El camino a seguir

El primer paso para que la OMC volviera a estar en pleno funcionamiento era que pudiera convocar una reunión virtual de los Representantes Permanentes de los Miembros de la Organización. Eso se logró el pasado viernes, transcurridas cinco semanas desde el cierre de la sede de la OMC. Doscientas cincuenta personas accedieron a esa reunión virtual de Jefes de Delegación, y tomaron la palabra 54 Miembros, disponiéndose de interpretación simultánea en los tres idiomas oficiales de la OMC, francés, español e inglés. Eso indica a los Miembros de la OMC que, mientras no sea posible mantener reuniones físicas, la utilización de medios virtuales es el camino a seguir para llevar a cabo su labor en los comités ordinarios y en lo relativo a las iniciativas conjuntas sobre el comercio electrónico, la facilitación de las inversiones, las microempresas y las pequeñas y medianas empresas, la reglamentación nacional en la esfera de los servicios, y el género, así como con respecto a las subvenciones a la pesca, entre otras actividades.

Es probable que, a corto plazo, el tema dominante sean las medidas comerciales que se están aplicando para hacer frente a la COVID-19. Por lo general, la OMC funciona a partir de las propuestas de los Miembros. En estas últimas semanas, aún no se ha presentado ninguna propuesta sobre cómo hacer frente a la pandemia. La ausencia de propuestas formales no equivale a parálisis, puesto que habrá vigilancia, se recopilará y distribuirá información, se proporcionarán análisis, y los Miembros examinarán la posibilidad de sumarse a las iniciativas de otros Miembros. Pero, en última instancia, un acuerdo multilateral requiere propuestas formales de los Miembros y su adopción por consenso.

Puntos del orden del día para una respuesta de la OMC a la COVID-19

Acreditados expertos en el ámbito del comercio han presentado numerosas propuestas (algunas de las cuales ya han sido adoptadas por Singapur y Nueva Zelandia en su acuerdo bilateral, abierto a todos). Entre estas se incluyen:  

    • una notificación más exhaustiva y puntual de las medidas: con las tecnologías actuales, las notificaciones pueden ser simultáneas a la promulgación de las medidas;
    • una vigilancia mejorada para asegurarse de que los datos sean lo más completos posible;
    • las suspensiones arancelarias sobre los suministros y equipos médicos y los productos farmacéuticos pertinentes;
    • la mejora de la facilitación del comercio para estas mercancías (por ejemplo, los canales verdes con sistemas de autorización previa);
    • los códigos de conducta, las mejores prácticas y entendimientos internacionales que den lugar a:  
      • directrices sobre la distribución de los suministros escasos;
      • un acuerdo sobre los controles a la exportación y otras medidas equivalentes (entre ellas, por ejemplo, las compras preventivas, sea cual sea su forma), que podría abordar;
        • la especificación de los procedimientos, en particular el aviso y las consultas previos sobre la justificación y la forma de aplicación de las medidas, que en todo caso no han de ser discriminatorias;
        • la creación de un proceso para que los países afectados registren el comercio específico, y
        • la duración de las medidas.
      • mejores prácticas para compartir la propiedad intelectual en relación con los suministros y equipos médicos, así como los datos relativos a las pruebas y las fórmulas para vacunas y medicamentos;
      • mejores prácticas en relación con las normas (MSF y OTC) durante la pandemia;
      • un entendimiento para garantizar la seguridad alimentaria que no dependa de las restricciones nacionales a la exportación;
      • la facilitación de la circulación transfronteriza del personal para los servicios esenciales, incluidos los servicios médicos y el trabajo agrícola;
      • esfuerzos coordinados para mejorar la fabricación de los equipos y suministros médicos; y
    • el establecimiento de un Comité o Grupo de Trabajo Especial de Emergencia en Respuesta a la COVID-19 compuesto por Miembros de la OMC.

Planificar las medidas para contribuir a la recuperación económica

No es demasiado pronto para estudiar las medidas de recuperación relacionadas con el comercio. Entre las que podrían ser de utilidad se incluyen

  • desmantelar las medidas de restricción del comercio que afectan a los alimentos, los bienes y los servicios, sea cual sea la forma que esas medidas adopten (entre ellas, los mandatos en materia de contratación pública, etc.);
  • aplicar amplias suspensiones arancelarias y una reducción y eliminación negociada de aranceles siempre que sea posible (se podría examinar la aplicación de aranceles nulos para los productos farmacéuticos, los productos de tecnología de la información, los bienes ambientales y los productos que ya están sujetos a aranceles bajos);
  • redoblar los esfuerzos orientados a la facilitación del comercio (apoyo a la aplicación del Acuerdo sobre Facilitación del Comercio);
  • trabajar sobre la base de las mejores prácticas en materia de MSF y OTC;
  • facilitar el suministro transfronterizo de servicios;
  • adoptar medidas para restablecer la financiación del comercio;
  • elaborar directrices con respecto a la intensificación de los exámenes de las entradas de inversión;
  • concluir satisfactoriamente las negociaciones sobre el comercio electrónico;
  • revertir la creciente intromisión del Estado:
    • un mayor comprensión de las prácticas de las empresas bajo influencia del Estado; y
    • disciplinas en materia de subvenciones a la industria nacional y de ayuda interna a la agricultura.

Seguir llevando adelante el programa de trabajo de la OMC

La labor que se estaba realizando en la OMC a principios de 2020 deberá proseguir sin dilaciones innecesarias. Eso incluye:

  • concluir las negociaciones sobre las subvenciones a la pesca;
  • buscar maneras de proceder con respecto a la agricultura;
  • avanzar en las iniciativas en relación con las declaraciones conjuntas sobre la reglamentación nacional en la esfera de los servicios, la facilitación de las inversiones, las mipymes y el género;
  • examinar las iniciativas de los Miembros sobre el medio ambiente;
  • dar carácter permanente a la moratoria sobre los derechos de aduana aplicados a las transmisiones electrónicas, y
  • mejorar las notificaciones y la transparencia, en particular mediante la utilización de herramientas digitales.

Planificar el futuro  

¿Será distinto el mundo después de la COVID-19? ¿Cuáles serán las consecuencias más probables? ¿Cuál será el resultado de una revaluación de las cadenas de valor mundiales por parte del sector privado y los Gobiernos? ¿Recurrirán los Gobiernos a lo que Pascal Lamy ha descrito como "precautionnisme", la antítesis de la fuerza impulsora dominante que llevó a la creación del sistema multilateral de comercio hace siete decenios? ¿En qué medida se extenderá el impulso a promover la autosuficiencia y la relocalización? ¿Cómo habrá de acogerse o configurarse eso? ¿La presión a la que estarán sometidos muchos países para compensar los ingresos perdidos dará lugar a un deseo generalizado de aumentar los tipos arancelarios (lo que en el caso de muchos países en desarrollo puede ser compatible con las obligaciones vigentes en el marco de la OMC, habida cuenta de que los tipos aplicados son ahora muy inferiores a los tipos consolidados contractualmente)? ¿Resistirá el statu quo eficazmente una oleada de medidas restrictivas del comercio o será necesaria una réplica positiva, una iniciativa de liberalización del comercio? ¿Dónde habrá de buscarse el liderazgo para el sistema multilateral de comercio, y cómo habrá de expresarse? ¿Hasta qué punto es necesario que todos inviertan en el sistema? ¿Se ve impulsada la participación en el sistema en cierta medida por el altruismo, o el altruismo es en realidad una forma de pragmatismo fundamentado? ¿Es útil distinguir y tratar de definir los propósitos comunes?

El gran interrogante para el mundo en el que debe funcionar la OMC es si predominará la deriva mundial hacia el nacionalismo y el populismo, o si esa tendencia, manifestada ya antes de la llegada de la COVID-19, dará paso a una nueva reafirmación de la importancia de la cooperación internacional. El sistema multilateral de comercio alcanzó algo parecido a una situación de estabilidad con la creación de la OMC. Desde entonces ha habido momentos destacados en favor de la liberalización, o al menos avances claramente positivos, como la conclusión del Acuerdo sobre Productos Farmacéuticos y el Acuerdo sobre Tecnología de la Información, que eliminaron los aranceles de manera no discriminatoria, la prohibición de las subvenciones a la exportación de productos agropecuarios y la concertación del Acuerdo sobre Facilitación del Comercio. Hace dos meses, antes de la COVID-19, se estaba avanzando, aunque todavía sin un impulso suficientemente fiable, en el empeño de imponer disciplinas en materia de subvenciones a la pesca e introducir el entorno del comercio electrónico en el ámbito de las normas del sistema de comercio.

Una vez superada la pandemia, las cosas pueden cambiar para mejor. Como consecuencia de la pandemia, el nivel de actividad económica en el mundo se reducirá aún más que a raíz de la crisis financiera. Eso puede crear una oportunidad para restablecer la cooperación internacional e introducir mejoras institucionales en la OMC. Habrá fuertes presiones en dirección contraria. El resultado de esa pugna de políticas contrapuestas dependerá del liderazgo. Es cuestión de dedicar atención y energía suficientes. 

Una medida concreta en la planificación del futuro del sistema de comercio sería el establecimiento de un Comité de Planificación de Políticas de la OMC. Es necesario asegurarse de que la Secretaría de la OMC dispone de la capacidad de planificación de políticas específicas necesaria y permanece conectada a través de redes con los Miembros, incluidos los expertos de las capitales, que podrían participar a distancia. 


Notas al pie

  1. Al atribuir un carácter extraterrestre a la amenaza de la COVID-19, me apropio descaradamente de una idea planteada por Ed Luce en un artículo publicado en el Financial Times. Pero él presentaba la amenaza como un asteroide, y, a mi manera de ver, un patógeno se acerca más a la realidad. El patógeno procede de animales exóticos, que, aun sin ser extraterrestres, son sin duda una especie extrahumana Vuelta al texto
  2. Una de las primeras personas que, por lo que yo sé, dio la voz de alarma fue Anthony S. Fauci, máximo responsable en cuestiones de epidemiología de los Estados Unidos. El 2 de febrero de 2020, el New York Times publicó la siguiente declaración del Dr. Anthony S. Fauci, Director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas: “Es muy, muy transmisible, y casi con toda seguridad causará una pandemia. Pero ¿será catastrófica? No lo sé”  Vuelta al texto
  3. En total 79, a fecha de 19 de abril, según Simon Evenett. Vuelta al texto
  4. Ibíd. Vuelta al texto
  5. Informe de la Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos.  https://www.nap.edu/read/25771/chapter/1. Vuelta al texto
  6. Australia, el Brasil, el Canadá, Chile, Corea del Sur, el Japón, Kenya, México, Noruega, Nueva Zelandia, Singapur, Suiza y la Unión Europea. Vuelta al texto
  7. La Ronda de Tokio de Negociaciones Comerciales Multilaterales. Fue la séptima de las ocho rondas de negociación realizadas en el marco del GATT.  Vuelta al texto
  8. Véase el párrafo 1 del artículo 12 del Acuerdo sobre la Agricultura de la OMC: 1. Cuando un Miembro establezca una nueva prohibición o restricción a la exportación de productos alimenticios de conformidad con el párrafo 2 a) del artículo XI del GATT de 1994, observará las siguientes disposiciones:

    (a)    el Miembro que establezca la prohibición o restricción a la exportación tomará debidamente en consideración los efectos de esa prohibición o restricción en la seguridad alimentaria de los Miembros importadores.

    (b)    antes de establecer la prohibición o restricción a la exportación, el Miembro que la establezca la notificará por escrito, con la mayor antelación posible, al Comité de Agricultura, al que facilitará al mismo tiempo información sobre aspectos tales como la naturaleza y duración de esa medida, y celebrará consultas, cuando así se solicite, con cualquier otro Miembro que tenga un interés sustancial como importador con respecto a cualquier cuestión relacionada con la medida de que se trate. El Miembro que establezca la prohibición o restricción a la exportación facilitará, cuando así se solicite, la necesaria información a ese otro Miembro. Vuelta al texto

  9. Político, informe de Giorgio Leali, 16 de abril de 2020. Vuelta al texto
  10. eMedtronic. Vuelta al texto

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