Me gustaría pronunciar unas palabras con motivo del fallecimiento de James Wolfensohn hace unos días. Fue una figura prominente del orden liberal multilateral creado hace más de 70 años en Bretton Woods, en San Francisco y en La Habana. Se habría encontrado muy a gusto presentando el ciclo de seminarios virtuales de esta semana sobre el comercio para la paz. He aquí un extracto del discurso que pronunció ante los Gobernadores del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional en su primera reunión conjunta en 1997:

“Vivimos en un mundo que solo el año pasado fue testigo de 26 guerras interestatales y del desplazamiento de 23 millones de refugiados. No es necesario pasar mucho tiempo en Bosnia, en Gaza o en la región de los Grandes Lagos de África para saber que sin esperanza económica no hallaremos la paz.”

El mundo no ha desterrado los conflictos. No pasa una semana sin que la prensa publique historias sobre conflictos en diversas partes del mundo, a menudo en países que desean adherirse a la OMC para ganar estabilidad y mejorar sus perspectivas de conseguir y mantener la paz, y a menudo con un programa o, al menos, una misión del Banco Mundial.

Durante su mandato en el Banco Mundial y en los primeros años de esperanza en la OMC, James Wolfensohn se reunía regularmente con los ministros de comercio en las Conferencias Ministeriales de la OMC. Esta práctica se prolongó durante los mandatos de al menos tres Directores Generales de la OMC sucesivos y consolidó el vínculo entre nuestras dos organizaciones, que ha perdurado a lo largo de este último cuarto de siglo de existencia de la OMC.

En la OMC deseamos mantener y fortalecer la colaboración con el Banco Mundial para apoyar nuestras respectivas misiones y trabajar juntos a fin de contribuir a lograr la paz en nuestros Miembros y entre ellos, así como con aquellos que desean adherirse a la OMC.