DIRECTOR GENERAL ADJUNTO YONOV FREDERICK AGAH

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El Director General Adjunto Agah señaló que las perspectivas del comercio mundial son algo más alentadoras que hace unos meses.

Los economistas de la OMC estiman ahora que el comercio mundial de mercancías se contraerá algo más del 9% este año. A pesar de que este sea un mal resultado desde un punto de vista histórico, es mejor que las perspectivas más optimistas expuestas en las previsiones anuales de la OMC sobre el comercio publicadas a principios de año (que pronosticaban una disminución de entre el 13% y el 32%). Datos recientes indican que el comercio mundial de productos intermedios se ha reducido de manera menos acusada que el comercio de productos finales — lo que implica que, hoy en día, las cadenas de valor representan una proporción del comercio mundial de mercancías mayor que en el pasado — .

El Director General Adjunto dijo que la OMC continúa haciendo un seguimiento de las políticas comerciales de los Miembros relacionadas con la pandemia. Las políticas de facilitación del comercio casi han duplicado las medidas de restricción del comercio. Numerosas restricciones comerciales introducidas a principios de año se han suprimido.

Reconoció que algunas medidas de política comercial que se tomaron para responder a la pandemia de COVID-19 han puesto de manifiesto las fragilidades existentes en las cadenas de suministro mundiales. Esto es inherente a la interdependencia económica y ha hecho que el debate sobre la relocalización y la deslocalización cercana cobre más ímpetu. Si anteriormente se atribuía importancia a la creación de cadenas de suministro sencillas y eficientes, hoy en día se examinan más detenidamente la resiliencia y la sostenibilidad para reducir los riesgos de perturbaciones.

El Director General Adjunto consideró que equiparar la producción nacional con la resiliencia de la oferta es erróneo por una serie de razones.

En primer lugar, si bien una industria concentrada en el ámbito nacional podría ser menos vulnerable a las perturbaciones externas, el abastecimiento del mercado interno sería más vulnerable a perturbaciones internas, como las ocasionadas, por ejemplo, por un desastre natural.

En segundo lugar, si la producción nacional es más costosa que las importaciones, las restricciones permanecen, con la diferencia de que lo que primará será la asequibilidad en lugar de la disponibilidad.

Por último, las economías que estén en condiciones de hacerlo pueden tratar de aumentar la capacidad nacional de fabricación para determinados productos. Sin embargo, existen limitaciones en su capacidad para hacerlo. La rentabilidad es una de ellas. Los costos de oportunidad son otra. Los recursos que se destinen a reproducir lo que antes se hacía en otros lugares no estarán disponibles para actividades posiblemente más productivas. Si esta situación se prolonga demasiado, se producirá un empobrecimiento de la economía en general.

El Director General Adjunto Agah señaló que incluso las economías más avanzadas dependen de sus interlocutores comerciales para determinados productos médicos, agrícolas y otros productos intermedios. El comercio ha sido fundamental para acceder a suministros médicos esenciales y medicamentos, y también permitirá el acceso a la vacuna contra la COVID-19, cuando esté disponible.

Observó que la crisis relacionada con la COVID-19 ha puesto de manifiesto la acuciante necesidad de que los Gobiernos trabajen, no solo entre sí, sino también con las empresas y la sociedad civil en general. Las decisiones de política comercial, así como otras decisiones de política económica serán importantes para estimular la creación de empleo y el crecimiento. Por lo tanto, determinarán el ritmo de la recuperación económica.

El Director General Adjunto también recalcó la importancia de los mercados abiertos y previsibles para fomentar una recuperación sólida e inclusiva para todos los países, y pidió un nuevo y firme compromiso en favor de la cooperación internacional. Se necesitarán más intercambios comerciales, no menos, para alcanzar los objetivos en las esferas de la salud pública, la paz y la seguridad, la sostenibilidad ambiental y la economía. Cerrar los mercados solo haría que los países fueran más vulnerables, y también menos prósperos.

Señaló que las repercusiones de la pandemia de COVID-19 también ofrecen una oportunidad para que el sistema de comercio salga reforzado de esta crisis y mejor equipado para responder a las aspiraciones de todos los Miembros, convirtiendo los esfuerzos de reforma en curso en nuevos acuerdos y en una cooperación renovada.

Observó que en la OMC, varios Miembros han presentado ideas para reducir los incentivos a la restricción del comercio en futuras crisis. Otras iniciativas relacionadas con el comercio digital, la facilitación de las inversiones y las preocupaciones cada vez mayores en materia de medio ambiente (la pesca) podrían dar sus frutos durante el mes siguiente.

Para concluir, afirmó que el urgente desafío al cual se enfrentan los Miembros de la OMC es responder a los aspectos comerciales de la pandemia a fin de ayudar a la recuperación económica mundial. El sistema de comercio no puede resolver por sí solo los problemas que confronta el mundo. Sin embargo, puede ayudar a ofrecer soluciones, ya que el comercio sigue siendo un catalizador para el crecimiento, la productividad y las oportunidades económicas. La OMC se creó para facilitar la cooperación internacional, la transparencia y el establecimiento de marcos basados en normas para el comercio internacional.

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