DIRECTOR GENERAL ADJUNTO YONOV FREDERICK AGAH

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Señoras y señores, es para mí un honor tener la oportunidad de dirigirme a ustedes con motivo de la 10a Conferencia Asiática de Logística, Operaciones Marítimas y Aviación. Nuestros anfitriones merecen un reconocimiento por organizar este evento a pesar de los tiempos difíciles que estamos viviendo como consecuencia de la COVID-19.

La logística, el transporte marítimo y la aviación constituyen colectivamente la columna vertebral de la infraestructura física del comercio mundial, al suministrar bienes a los consumidores de todo el mundo y facilitar al mismo tiempo una producción eficiente a través de las cadenas de valor mundiales. Las empresas de este sector se han enfrentado a enormes desafíos durante la pandemia, pero también han encontrado excelentes maneras de adaptarse que prometen hacerlas más productivas y rentables en el futuro. Gracias a sus esfuerzos, el comercio ha desempeñado un papel fundamental en la respuesta a la pandemia al permitir que los países accedan a suministros médicos indispensables, muchos de los cuales se producen en Asia. En nombre de la Organización Mundial del Comercio, quisiera transmitirles a ustedes algunas perspectivas sobre los efectos a corto plazo de la crisis para su sector y para el mundo en general, así como algunas ideas sobre la forma en que los Gobiernos, las organizaciones internacionales y el sector privado pueden colaborar para asegurar un futuro más brillante a largo plazo una vez que se haya vencido a la COVID.

La pandemia de COVID-19 perturbó enormemente la economía mundial, provocando una crisis de salud pública sin precedentes y desencadenando la recesión más grave en casi un siglo. Según las estadísticas de la OMC, el comercio mundial de mercancías disminuyó un 21% en dólares de los Estados Unidos y un 17% en volumen en el segundo trimestre con respecto al mismo período del año anterior. El comercio de servicios se vio aún más afectado, sufriendo una caída del 29% en dólares y del 23% en volumen durante el mismo período. Esto incluye los servicios relacionados con el transporte, como la aviación, el transporte marítimo y la logística.

A la luz de estos acontecimientos, la OMC publicó una previsión actualizada del comercio mundial el 6 de octubre, en la que se pronosticaba una disminución del comercio de mercancías del 9,2% para 2020, acompañada de una contracción del PIB mundial del 4,8%. Estos resultados comerciales serían los peores desde la crisis financiera de hace más de una década, mientras que el descenso del PIB sería el peor desde la gran depresión. Se prevé que el comercio se recupere en 2021, con una expansión del 7,2% acompañada de un crecimiento del PIB del 4,9%, pero con ello el comercio y la producción seguirían estando muy por debajo de su tendencia anterior a la pandemia.

La disminución del comercio estimada para 2020 es menos grave de lo que los analistas temían a principios del año, pero la recuperación prevista para el año próximo es más débil de lo esperado. A pesar de los indicios de resiliencia en el tercer trimestre, las perspectivas del comercio siguen siendo muy inciertas, ya que muchos países se están viendo afectados por la segunda ola de COVID-19.

Aunque la pandemia redujo el comercio en todas las regiones, Asia fue la menos afectada. Las exportaciones disminuyeron un 24% en Europa y un 22% en América del Norte en el segundo trimestre, pero los envíos de Asia solo disminuyeron un 6%. En cuanto a las importaciones, en Europa y América del Norte disminuyeron un 19% y un 15%, respectivamente, pero en Asia solo disminuyeron un 7%. El hecho de que la disminución de las exportaciones e importaciones haya sido menor en Asia refleja la menor incidencia de la COVID-19 en la región, así como la resiliencia de las cadenas de suministro asiáticas.

Habida cuenta del nivel inusualmente elevado de incertidumbre económica en este momento, la OMC consideró diferentes trayectorias del comercio en sus últimas previsiones. En un escenario optimista, se gestionaría mejor la segunda ola de COVID y se dispondría de vacunas antes. Esto podría añadir 3 puntos porcentuales al crecimiento del comercio el próximo año. Por otra parte, en un escenario pesimista se produciría un crecimiento más lento del PIB debido a un fuerte repunte de la COVID y a la limitada disponibilidad de vacunas. Esto podría reducir el crecimiento del comercio hasta 4 puntos porcentuales en 2021. En estos momentos parece haber elementos de ambas hipótesis, lo que indica que el resultado real estará en algún punto intermedio.

Si bien los sectores del transporte y la logística pueden estar ahora bajo menos presión que hace unos meses, siguen enfrentándose a enormes desafíos. Para convertir estos desafíos en oportunidades se requiere un pensamiento estratégico y un entorno favorable al comercio internacional.

En las dos últimas décadas, el 80% del comercio mundial ha tenido lugar en el contexto de las redes de producción, donde el transporte y la logística han sido el “pegamento” que las mantenía unidas. La pandemia ha puesto de relieve el papel fundamental que desempeñan estos servicios en el mantenimiento del funcionamiento de las cadenas de suministro. Una dura lección de la pandemia es que la vulnerabilidad de las cadenas de suministro puede y debe preverse. En particular, prácticas como la producción “justo a tiempo”, la obtención de insumos de un solo proveedor y la utilización de insumos personalizados con pocos sustitutos pueden ampliar el efecto de perturbaciones económicas externas como la provocada por la COVID-19.

Al igual que otros sectores, el de la logística ha experimentado recientemente una profunda transformación digital, y la pandemia no ha hecho más que acelerar este proceso. La digitalización y las cadenas de suministro sin papel están creando una “nueva normalidad” en el transporte y la logística al tiempo que plantean nuevos desafíos a los Gobiernos, como la estabilidad de las operaciones, la ciberseguridad y la disponibilidad de trabajadores cualificados.

Dada la función del transporte y la logística en el suministro de insumos para otras actividades económicas, las perturbaciones sufridas en este sector suelen tener repercusiones económicas y comerciales más amplias. Del mismo modo, las estrategias para abordar las cuestiones a las que se enfrenta el sector del transporte y la logística deben basarse no solo en los esfuerzos del propio sector, sino también en la política gubernamental. La cooperación internacional es necesaria para mejorar la previsibilidad del entorno comercial en el que operan las compañías navieras, los transportistas aéreos y los proveedores de servicios de logística, y el foro ideal para plantear estas preocupaciones es la OMC.

Al reconocer que las medidas comerciales unilaterales perjudican a la economía mundial, los Miembros de la OMC optan por cooperar en el marco del sistema multilateral de comercio, que ofrece condiciones basadas en normas, transparentes y previsibles para el comercio de servicios. Un grupo de Miembros de la OMC ha puesto en marcha recientemente una iniciativa para una mayor cooperación en materia de reglamentación nacional de los servicios. Las negociaciones sobre el comercio electrónico también podrían tener profundas repercusiones tanto en el comercio de mercancías como en el de servicios. De tener éxito, esas iniciativas aumentarían la transparencia y eficiencia del comercio de servicios y beneficiarían al sector del transporte y la logística.

A pesar del progreso gradual de las negociaciones en los últimos años, hay motivos para el optimismo acerca de la capacidad de la OMC para llevar a cabo estas y otras reformas necesarias. En muchos sentidos, el sistema mundial de comercio ha demostrado ser sorprendentemente resiliente durante la pandemia, más de lo que nadie predijo. Tras las perturbaciones iniciales, las cadenas de suministro mundiales se adaptaron en gran medida y las mercancías siguieron circulando a través de las fronteras. Se han derogado las primeras prohibiciones a la exportación, en particular con respecto a los productos alimenticios. Casi una cuarta parte (el 22%) de las medidas restrictivas del comercio relacionadas con la pandemia aplicadas por las economías del G-20 desde el comienzo de la crisis se han suprimido. Tampoco se ha materializado la escasez prevista de materias primas, productos de consumo y suministros de alimentos, con algunas excepciones notables.

En el marco de sus actividades de vigilancia, la OMC documenta las nuevas medidas comerciales adoptadas por los Miembros desde el comienzo de la crisis. Estos esfuerzos muestran que los Gobiernos añadieron rápidamente medidas para facilitar las importaciones de suministros esenciales, entre ellas, la reducción de los aranceles aplicados a las mercancías que se necesitaban con urgencia y la simplificación de los procedimientos aduaneros. Uno de los instrumentos más importantes — si bien algo infravalorado — para lograrlo es el Acuerdo sobre Facilitación del Comercio de la OMC, que ayuda a los países a simplificar y automatizar sus procedimientos aduaneros. Al crear un sistema de comercio que cada vez requiere menos contacto, el AFC ha permitido a muchas economías adaptarse a las limitaciones físicas que exige la pandemia y, de ese modo, reducir al mínimo las perturbaciones de la cadena de suministro. En cambio, los países que han tardado en reducir la burocracia han obtenido resultados menos satisfactorios.

De los varios cientos de medidas específicas adoptadas en el contexto de la COVID y recopiladas por la Secretaría, casi dos tercios han sido medidas de facilitación del comercio. Un estudio reciente sobre la respuesta temprana de los Miembros a la pandemia mostró mejoras significativas en el acceso a la información relacionada con el comercio. También se registraron mejoras con respecto al tráfico en tránsito, esencial para la circulación fluida de los productos médicos indispensables para combatir la COVID.

La pandemia de COVID-19 representa un gran desafío para el sistema de comercio, pero también una gran oportunidad. Del mismo modo que puede acelerar la reforma económica — desde el trabajo a distancia hasta la dependencia del comercio electrónico — también puede acelerar la reforma comercial. Tenemos que asegurarnos de que no menoscabe los logros en materia de desarrollo obtenidos con tanto esfuerzo por muchos países de todo el mundo. Un desafío mundial como el de la COVID requiere una respuesta mundial, y la OMC es el foro apropiado para hacer avanzar estas cuestiones.

Mantener los mercados internacionales abiertos al comercio es un paso esencial para asegurar que se afiance una sólida recuperación económica después de la pandemia. Asimismo, un sistema comercial sano es un requisito previo para un sector de transporte y logística sano. Les insto a que apoyen a sus Gobiernos para que colaboren con la OMC y se siga mejorando el sistema en beneficio de todos.

Gracias.

 

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