En sus observaciones a la reunión, el Director General señaló que las profundas perturbaciones de la oferta y la demanda, junto con el endurecimiento de los controles fronterizos y las restricciones a los viajes, habían supuesto un duro golpe para el comercio internacional, en particular para el sector agroalimentario. A pesar de las abundantes existencias de productos básicos de primera necesidad, advirtió de que “debemos evitar medidas que puedan cambiar el panorama actual y dar lugar a situaciones de escasez en el futuro”.

Destacó la importancia de velar por que los alimentos siguieran fluyendo de países con superávit de alimentos a países con déficit de alimentos, y subrayó que “3.000 millones de personas dependen del comercio internacional para su seguridad alimentaria”.

El Director General Azevêdo dijo que los dirigentes y Ministros de Comercio del G-20 habían destacado la importancia de mantener abiertos los mercados internacionales para los productos médicos y alimenticios esenciales, e insistió en que toda medida comercial relacionada con la COVID debía ser “específica, proporcionada, temporal y transparente”. Se refirió a la vigilancia de esas medidas por la OMC e instó a los gobiernos del G-20 a “dar ejemplo en materia de transparencia”.

El Director General concluyó sus observaciones pidiendo una mayor cooperación para garantizar que “los mercados internacionales sigan considerándose una fuente fiable de suministro de alimentos”. “La crisis sanitaria causada por la COVID-19 ya se ha convertido en una grave crisis económica y social. Hagamos lo posible por no añadir una crisis de seguridad alimentaria.”

El texto de la declaración puede consultarse aquí.

La reunión virtual extraordinaria de Ministros de Agricultura del G-20 fue organizada por el Reino de la Arabia Saudita, que ejerce actualmente la presidencia rotatoria del grupo.

Puede obtenerse más información sobre la respuesta de la OMC a la crisis provocada por la COVID-19 aquí.