OMC Y OTRAS ORGANIZACIONES

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En su intervención ante los máximos dirigentes de las Naciones Unidas, del Banco Mundial, del Fondo Monetario Internacional y de otros organismos internacionales, el Director General Adjunto Wolff describió un panorama general de las tendencias actuales del comercio mundial y sostuvo que se necesitaría “más comercio, y no menos”, para lograr una serie de objetivos en materia de salud pública, paz y seguridad, sostenibilidad ambiental y economía. “El cierre de los mercados solo nos haría más vulnerables y menos prósperos”, afirmó, abogando por una firme renovación del compromiso de lograr que el multilateralismo funcione, a modo de antídoto.

“El sistema de comercio por sí solo no puede resolver los problemas a que se enfrenta el mundo, pero puede ayudar a proponer soluciones”, declaró. Una OMC con un funcionamiento adecuado sería un “foro propicio para salvar las diferencias y generar confianza”.

En el texto que se reproduce a continuación se recogen las principales observaciones del DGA Wolff:

Doy las gracias al Secretario General por sus esclarecedoras consideraciones generales, a la Alta Comisionada para los Derechos Humanos por presentar el panorama de los derechos humanos que debe informar todo lo que hacemos, y a los responsables del FMI y del Banco Mundial por exponer el contexto económico más amplio al que añadiré la dimensión comercial.

Si todo fuera como debería ser, no se habría perdido la conexión wifi en esta zona y yo no estaría participando en esta reunión virtual por telefonía móvil.

Si todo fuera como debería ser, la persona que les estaría hablando en este momento sería la primera Directora General de la OMC desde su fundación hace 25 años y, por lo tanto, la primera Directora General del sistema multilateral de comercio, creado hace 73 años.

Ahora que ha finalizado la primera oleada de la pandemia en algunas zonas y comienza la segunda oleada aquí en Ginebra, podemos afirmar que el sistema de comercio es resistente a pesar de las tensiones añadidas que soporta.

El sistema de comercio respondió mejor de lo esperado durante el segundo trimestre en lo que respecta al comercio de mercancías, pero esta evidencia no resulta muy alentadora.

  • El comercio mundial registró un modesto repunte en los últimos meses, impulsado por la adopción de medidas fiscales y monetarias extraordinarias, y por el hecho de que las restricciones comerciales han afectado a un número limitado de sectores y productos.
  • La disminución del comercio mundial de mercancías, que todavía era una tendencia grave cuando se formuló la última previsión, estimada en el 9%, superó con creces nuestras expectativas más optimistas de principios de año. 
  • En cambio, el comercio de servicios disminuyó un 30% en los 12 meses anteriores al segundo trimestre de 2020, con una afectación especialmente brusca en el sector de los viajes y el turismo, cuyas perspectivas actuales son, en el mejor de los casos, sombrías.

Hasta la fecha, la recuperación del comercio ha sido más sólida por el lado de la oferta que por el de la demanda. Sin embargo, una recuperación mundial firme y sostenida requiere también una demanda robusta. Aunque los datos de septiembre muestran a este respecto algunos indicios positivos, la continua incidencia de casos de COVID-19 y las medidas adoptadas para prevenir riesgos sanitarios ponen en duda la solidez y el ritmo previsto de la recuperación del comercio mundial.

    • La respuesta mundial a la pandemia no ha logrado frenar todavía ni la amenaza que esta crisis entraña para la salud ni el perjuicio continuado que causa a la economía mundial.
    • No está nada claro que vayamos a recuperar la trayectoria anterior a la pandemia en algún momento, y mucho menos en 2021.
    • Las decisiones de política comercial, junto a otras medidas de política económica, tendrán una importancia fundamental.

En resumidas cuentas:

  • Aunque la pandemia ha puesto de manifiesto algunas de las fragilidades que conlleva la interdependencia económica, también ha revelado algunos puntos fuertes significativos. Por ejemplo, el comercio ha sido un medio clave para ampliar el acceso a los suministros médicos.
  • Las cadenas de valor han mostrado un grado de resiliencia extraordinario: los datos preliminares indican que el comercio mundial de bienes intermedios ha disminuido de forma menos abrupta que el de bienes finales, lo que significa que las cadenas de valor representan ahora una proporción del comercio mundial de mercancías mayor que antes.
  • Por lo que se refiere a la capacidad de refrigeración a gran escala necesaria para distribuir una futura vacuna contra la COVID-19, carece de sentido tratar de desarrollar nuevas cadenas de suministro nacionales de equipos de cadena de frío especializados. Sería más eficaz aprovechar las cadenas de suministro existentes.
  • Incluso las economías más avanzadas del mundo dependen de otras para el suministro de determinados productos médicos, por no mencionar los productos agrícolas.
  • El sistema de comercio por sí solo no puede resolver los problemas a que se enfrenta el mundo, pero puede ayudar a proponer soluciones. Con un funcionamiento adecuado, la OMC sería un foro propicio para salvar las diferencias y generar confianza. 
  • Más comercio, y no menos, será lo que garantice el suministro de material sanitario esencial, medicamentos y, esperemos que muy pronto, vacunas allí donde se necesiten. 
  • Más comercio, y no menos, será la garantía de seguridad alimentaria frente a la pandemia y a los fenómenos climáticos extremos.
  • Más comercio, y no menos, será un factor clave para impulsar el crecimiento económico, como ha ocurrido durante los siete últimos decenios.
  • El cierre de los mercados solo nos haría más vulnerables y menos prósperos.
  • La apertura general de los mercados internacionales es esencial y ha de basarse en normas consensuadas de manera cooperativa.

El futuro del multilateralismo

Señor Secretario General, usted nos ha advertido de lo que denomina la “Gran Fractura”, un cúmulo de tensiones geopolíticas en aumento, crisis climática existencial, profunda desconfianza y los riesgos de la tecnología. A todo ello la naturaleza ha añadido la pandemia, con la amenaza que entraña para la vida, la salud y, desgraciadamente en demasiados contextos, la supervivencia económica de las personas.

Las fallas sísmicas que usted señala pueden poner en riesgo la contribución que la OMC debe hacer a la economía mundial y al bienestar de los pueblos del mundo. Corremos el peligro de llegar a un punto de estancamiento, que impida no solo las negociaciones, sino también el funcionamiento del mecanismo de solución de diferencias, y que prive al sistema mundial de comercio de una administración eficaz.

No se concede al sistema multilateral de comercio la importancia que merece. La Carta de una Organización Internacional de Comercio de 1948 y la Declaración de Marrakech de 1994, en virtud de la cual se apoyó el establecimiento de la Organización Mundial del Comercio, contenían ambiciosas aspiraciones que deben volver a tomarse en serio. (Véase en el anexo I una lista de valores identificables de la OMC)

La generación que se enfrentó a la tarea de reconstrucción y desarrollo después de dos guerras mundiales y de la Gran Depresión halló en la cooperación internacional algunas respuestas que hoy debemos recordar y aplicar.

La más importante de ellas era el compromiso de ampliar las perspectivas de consecución y mantenimiento de la paz mediante el comercio y otras formas de cooperación económica internacional.

Muchos de los países frágiles y afectados por conflictos tratan de adherirse a la OMC. Consideran que ser Miembro de la OMC afianza las oportunidades de paz a través de la integración en la economía mundial. El Programa Comercio para la Paz subraya nuestro compromiso con esta necesidad fundamental. 

Ahora debemos cumplir la promesa inherente a la creación del sistema multilateral de comercio. Se ha de proporcionar equidad y hacerla visible para todos. Es necesario abordar el problema de las desigualdades. No se puede permitir que las rivalidades enturbien los intereses comunes.

La OMC necesita un nuevo liderazgo sólido. Una vez que hayamos dado ese paso, los desafíos más apremiantes que se nos plantean son los de responder a los aspectos comerciales de la pandemia y contribuir a la recuperación económica mundial.

La ciencia nos dice que volverá a haber pandemias, que el cambio climático continuará y que el cambio tecnológico no tendrá fin. La historia nos dice que, a lo largo de nuestra vida, nunca veremos la erradicación total de las tensiones geopolíticas.

Afrontaremos y superaremos los grandes desafíos de nuestro tiempo por la simple razón de que es nuestro deber.

Hemos de revitalizar la OMC. Es imperativo superar lo que nos divide, y estoy seguro de que podemos conseguirlo.

Responder a los desafíos del presente

En el contexto de nuestra Organización, los cambios en la gobernanza mundial que redundarían en una mayor adecuación de la OMC a los desafíos y a la correlación de fuerzas de nuestro tiempo serían, entre otros, los siguientes: 

  • Es prioritario alcanzar un acuerdo sobre el comercio abierto de suministros médicos, medicamentos y equipo médico. De este modo se iniciaría el proceso de restablecimiento de la función negociadora de la OMC. 
  • También es esencial actualizar el reglamento de la OMC con respecto al comercio digital y a la creciente preocupación por el medio ambiente. Debemos llevar a buen término las negociaciones sobre las subvenciones a la pesca, que están muy avanzadas.
  • Se necesita un paquete de reformas para que la OMC sea más eficaz como foro en el que los acuerdos comerciales no solo se negocien sino que se apliquen mediante un sistema de solución de diferencias considerado legítimo y vinculante para todos, y en el que las funciones ejecutivas de administración del sistema multilateral de comercio, incluida la proposición de iniciativas, se confíen a una secretaría proactiva, responsable ante los Miembros de la Organización.

Si los Gobiernos consideran que la OMC no responde a sus necesidades, se irán a otra parte, lo que dará lugar a la fragmentación o, lo que es peor, a una reimplantación a gran escala del nacionalismo económico.

Para lograr un multilateralismo más inclusivo, interconectado y eficaz a nivel político, necesitamos un firme compromiso con el multilateralismo. Necesitamos que los jefes de Estado, los ministros de relaciones exteriores y los ministros de comercio y finanzas se pronuncien a favor de la cooperación multilateral en sus respectivos países. Tal determinación representaría un momento de solidaridad a la altura de las conferencias de San Francisco y Bretton Woods. Sería enormemente difícil, pero el marco está ahí: tan solo es preciso repararlo, actualizarlo y prepararlo para afrontar los desafíos que nos aguardan.

A nivel organizativo, las instituciones de Bretton Woods, las organizaciones miembros del sistema de las Naciones Unidas y la OCDE, entre otras, deberán estar más interconectadas y reforzarse mutuamente en el cumplimiento de sus respectivos mandatos. Será importante que haya complementariedad, en vez de una duplicación de esfuerzos. Cuando proceda, deberíamos actualizar y consolidar los acuerdos de cooperación que nos hemos dado. Estos esfuerzos deberán ampararse en prácticas justas y transparentes que sean inclusivas, procurando que todos los interesados puedan contribuir a nuestra labor en aras del bien común.

El comercio y el nuevo contrato social

A fin de preparar el sistema de las Naciones Unidas para el mundo posterior a la pandemia y apoyar el desarrollo de un nuevo contrato social, es preciso abordar las cuestiones del comercio y la desigualdad.

La función operativa de la OMC en el marco del nuevo contrato social será la de valedora de la equidad y la sostenibilidad en el comercio internacional. La equidad significa ausencia de discriminación; significa dejar que sean las fuerzas del mercado, y no los poderes públicos, quienes determinen los resultados en materia de competencia, sin perjuicio del derecho de los Gobiernos a aplicar políticas públicas en beneficio de sus ciudadanos, siempre que esta última prerrogativa no sirva de excusa para extender una protección injustificada.

La expansión del comercio y la actualización de los acuerdos comerciales internacionales siempre serán un chivo expiatorio político muy socorrido (en comparación con la relativa inmunidad otorgada al cambio tecnológico, a las políticas tributarias y otras políticas internas, incluidas las de orden social, laboral y de competencia, como causas de los actuales problemas). El hecho es que un gran número de personas, e incluso regiones enteras, sienten que el cambio económico y tecnológico las ha dejado atrás. Los acuerdos comerciales deben dar respuesta a las preocupaciones legítimas y generalizadas de la opinión pública.

Los acuerdos comerciales y las políticas internas deben reducir la desigualdad económica, en particular aumentando las oportunidades de adquirir conocimientos especializados y potenciando el rendimiento del trabajo. Deben establecerse disposiciones que permitan contrarrestar las prácticas causantes de distorsión del comercio y facilitar el ajuste cuando sea necesario y esté justificado.

Al mismo tiempo, el comercio es una fuente importante de crecimiento, productividad y oportunidades económicas. La renuncia a la búsqueda de nuevas normas comerciales (actualmente con respecto a los servicios, la sostenibilidad ambiental (subvenciones a la pesca) y el comercio digital), así como el repliegue en las normas vigentes, apenas ayudaría a avanzar hacia la consecución de los objetivos de un nuevo contrato social, y probablemente los menoscabaría.

En una publicación de 2017 de la OMC, el FMI y el Banco Mundial titulada “Making Trade an Engine of Growth for All”, se esboza un conjunto sustancial de opciones de política interna que los países pueden utilizar para distribuir más ampliamente los beneficios del comercio. Esas políticas serán beneficiosas para el rendimiento económico general y contribuirán a que el comercio sea menos conflictivo.

Anexo I

Los valores de la Organización Mundial del Comercio

Ante el actual repunte de las críticas a las deficiencias de las respuestas colectivas a la pandemia, la OMC está siendo objeto de una mayor fiscalización y de peticiones más urgentes de reforma. Antes de reformar el sistema multilateral de comercio es preciso comprender los valores que está llamado a promover.

Un examen detenido de esta cuestión serviría para tres fines:

  • conocer el valor del sistema actual;
  • determinar si los valores del sistema actual gozan del apoyo de todos los Miembros de la OMC; y
  • examinar hasta qué punto la OMC sigue siendo lo suficientemente pertinente tal como está concebida o si requiere cambios sustanciales.

Los Miembros de la OMC pueden avanzar en la mejora de la Organización para contribuir a crear un mundo más próspero basado en los valores que son inherentes al sistema. Estos valores son los siguientes:

  • Estabilidad y paz: la misión inicial del sistema multilateral de comercio fue impulsar el crecimiento económico para lograr la estabilidad y contribuir a la paz; actualmente, la OMC promueve la integración de los países en situación de conflicto en la economía mundial.
  • Bienestar: un objetivo fundamental de la Organización es el progreso económico de las personas a las que sus Miembros representan. El concepto de bienestar abarca la creación de empleo y, como estamos viendo, también la protección de la salud.
  • Imperio de la ley: la exigibilidad de las obligaciones es una característica esencial de la OMC, en comparación con la mayoría de las demás iniciativas internacionales.
  • Apertura: el sistema multilateral de comercio se basa en el principio de que, dentro de los límites establecidos en los Acuerdos de la OMC, los mercados estarán tan abiertos al comercio internacional y el comercio estará tan libre de distorsiones como sea posible.
  • Igualdad: la igualdad entre los Miembros brinda a cada uno de ellos la oportunidad de participar en la Organización, y de sus derechos y obligaciones, en la medida de su capacidad.
  • Soberanía: se respeta el principio de soberanía, es decir, ninguna decisión adoptada en la OMC tiene un efecto automático en las leyes o medidas de los Miembros.
  • Desarrollo: promover el desarrollo para que todos los Miembros se beneficien de sus derechos y asuman sus obligaciones en condiciones de igualdad en el marco de la OMC.
  • Cooperación internacional: la cooperación es una responsabilidad común de los Miembros para hacer posible el funcionamiento de la Organización.
  • Sostenibilidad: los Miembros adoptan cada vez en mayor medida una actitud responsable en la gestión del planeta y sus habitantes.
  • Primacía de las fuerzas del mercado: las consideraciones comerciales determinan resultados basados en la competencia.
  • Convergencia: la OMC no es simplemente un marco de coexistencia; las diferencias entre los Miembros que afecten al comercio y no se ajusten a los principios y valores esenciales de la OMC han de superarse progresivamente.
  • Reciprocidad: definida en sentido amplio, la reciprocidad es necesaria para que las negociaciones lleguen a buen puerto.
  • Equilibrio: se logra de diferentes formas: 
    • mediante la apreciación por cada Miembro de los costos y beneficios que conllevan los derechos de que disfruta y las obligaciones que ha contraído;
    • mediante su valoración de la forma en que sus costos y beneficios son o no equiparables a los de otros Miembros;
    • mediante el concepto que tiene un Miembro de su libertad de acción en comparación con la libertad de acción de los demás, y
    • concretamente, mediante su percepción de si tiene o no suficiente libertad de acción para moderar sus compromisos de liberalización del comercio (apertura) con medidas diseñadas para hacer frente a los posibles perjuicios resultantes.
  • Confianza: el comercio internacional se paralizaría en gran parte si las medidas con efectos de restricción del comercio e incompatibles con las normas se aplicaran regularmente y solo pudieran suprimirse a largo plazo tras largos litigios.
  • Moralidad: sin ella, sería difícil dar una explicación plena y alternativa a la disposición relativa a la disponibilidad de productos farmacéuticos en las emergencias sanitarias. En la Declaración de Marrakech de 1994 se afirma que el establecimiento de la OMC responde al deseo generalizado de actuar en un sistema multilateral de comercio más justo y más abierto.
  • Universalidad: todos los que deseen negociar las condiciones de entrada pueden adherirse a la OMC.

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