OMC Y OTRAS ORGANIZACIONES

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Los responsables de los dos organismos señalaron que, en respuesta a la pandemia de COVID-19, algunos gobiernos han adoptado medidas para facilitar las importaciones de productos médicos, como la reducción de los derechos de importación, la simplificación de los procedimientos de despacho de aduana y la racionalización de las prescripciones en materia de licencias y aprobación.

Añadieron que se debería prestar una atención similar a la facilitación de las exportaciones de productos clave como medicamentos, equipos de protección y respiradores.

Si bien las normas comerciales mundiales permiten el establecimiento de restricciones temporales a la exportación para prevenir o remediar situaciones de escasez aguda, los responsables instaron a los gobiernos a “actuar con cautela al aplicar ese tipo de medidas en las circunstancias actuales”.

Advirtieron de que “lo que tiene sentido en una emergencia aislada puede ser gravemente perjudicial en una crisis mundial. Las medidas de este tipo perturban las cadenas de suministro, reducen la producción y dificultan el suministro de productos y trabajadores escasos y cruciales a donde más se necesitan.”

Esto “prolonga y exacerba la crisis sanitaria y económica, probablemente con efectos más graves en los países más pobres y vulnerables.”

La Sra. Georgieva y el Director General Azevêdo también expresaron su preocupación por la disminución de la oferta de financiación del comercio, que posibilita la importación de alimentos y equipos médicos esenciales por las economías donde más necesarios son. Además, a pesar de la solidez de la oferta, empiezan a aparecer restricciones a la exportación de algunos productos alimenticios.

Según señalaron, “la experiencia de la crisis financiera mundial puso de manifiesto que las restricciones a la exportación de alimentos se propagan rápidamente entre países y generan cada vez más incertidumbres y aumentos de precios”. 

Los responsables de los dos organismos añadieron que la OMC y el Grupo de los 20 constituyen dos foros para la coordinación mundial de políticas sobre estos importantes asuntos.

La declaración conjunta, que figura a continuación, se puede descargar aquí.

Declaración conjunta de la OMC y el FMI sobre el comercio y la respuesta a la COVID-19

Ahora que nuestros miembros lidian con su respuesta a la crisis sanitaria y económica mundial, instamos a que se preste más atención a la función de las políticas comerciales abiertas en el control del virus, el restablecimiento de los puestos de trabajo y la revitalización del crecimiento económico. En particular, nos preocupan las perturbaciones del suministro causadas por la creciente aplicación de restricciones a la exportación y otras medidas que limitan el comercio de suministros médicos cruciales y alimentos.

El comercio ha facilitado la disponibilidad en todo el mundo de productos médicos de tecnología de vanguardia a precios competitivos. El año pasado, se importaron a nivel mundial bienes fundamentales necesarios para la lucha contra la COVID-19, como mascarillas y guantes, jabón y solución antiséptica para las manos, equipos de protección, mascarillas de oxígeno, respiradores y pulsioxímetros, por un valor total de casi USD 300.000 millones. Reconociendo la importancia de este comercio, los gobiernos han adoptado decenas de medidas para facilitar las importaciones de productos médicos relacionados con la COVID-19: reducciones de los derechos de importación, simplificación de los procedimientos de despacho de aduana y racionalización de las prescripciones en materia de licencias y aprobación.

Acogemos con satisfacción estas medidas. El incremento de las importaciones de suministros médicos cruciales sirve para salvar vidas y proteger los medios de subsistencia. Se debe prestar una atención similar a la facilitación de las exportaciones de productos clave, como medicamentos, equipos de protección y respiradores. En previsión de la necesidad de los gobiernos de hacer frente a crisis internas, las normas de la Organización Mundial del Comercio (OMC) permiten las “restricciones a la exportación aplicadas temporalmente para prevenir o remediar una escasez aguda” en el país exportador. Instamos a los gobiernos a actuar con cautela al aplicar este tipo de medidas en las circunstancias actuales.

Esta vez es diferente

En conjunto, las restricciones a la exportación pueden ser peligrosamente contraproducentes. Lo que tiene sentido en una emergencia aislada puede producir efectos perjudiciales graves en una crisis mundial. Las medidas de este tipo perturban las cadenas de suministro, reducen la producción y dificultan el suministro de productos y trabajadores escasos y cruciales a donde más se necesitan. Otros gobiernos responden aplicando restricciones propias, lo que prolonga y exacerba la crisis sanitaria y económica, probablemente con efectos más graves en los países más pobres y vulnerables.

Para acelerar la producción de suministros médicos es fundamental aprovechar las redes de producción y distribución transfronterizas existentes.

Financiación del comercio y productos alimenticios

Nos preocupa también la disminución de la oferta de financiación del comercio. Es importante contar con una financiación del comercio suficiente para garantizar la posibilidad de importar alimentos y equipos médicos esenciales por las economías donde más necesarios son. Nuestras instituciones están analizando la evolución de la situación e interactuando con los principales proveedores de financiación del comercio.

Además de las restricciones impuestas a los productos médicos, empiezan a aplicarse restricciones a algunos productos alimenticios, a pesar de la solidez de la oferta. La experiencia de la crisis financiera mundial puso de manifiesto que las restricciones a la exportación de alimentos se propagan rápidamente entre países y generan cada vez más incertidumbres y aumentos de precios. También nos preocupa que los cultivos puedan echarse a perder en los campos si los trabajadores agrícolas imprescindibles no pueden desplazarse a los lugares de recolección. En las campañas agrícolas que comienzan, podría verse obstaculizada la siembra o plantación, lo que reduciría los suministros nacionales e internacionales y aumentaría la inseguridad alimentaria. Instamos a los gobiernos a que aborden estos problemas de manera segura y proporcionada.

La cooperación es necesaria

En 2008, durante la crisis financiera mundial, los dirigentes económicos mundiales se comprometieron conjuntamente a abstenerse de aplicar nuevas restricciones a la importación, la exportación y la inversión durante un año. Este compromiso contribuyó a evitar la generalización de restricciones comerciales que habrían agravado la crisis y retrasado la recuperación, al igual que las restricciones comerciales profundizaron y ampliaron la duración de la Gran Depresión de la década de 1930.

Hoy debe tomarse una decisión audaz semejante. Exhortamos a los gobiernos a que se abstengan de imponer restricciones a la exportación u otras restricciones al comercio, o de intensificarlas, y a que colaboren para eliminar con prontitud las medidas aplicadas desde el comienzo del año. Dos foros en los que puede tener lugar la coordinación de políticas a nivel mundial sobre estas importantes cuestiones son la OMC y el G-20.

La historia nos ha enseñado que mantener abiertos los mercados ayuda a todos, especialmente a los más pobres del mundo. Apliquemos las lecciones que hemos aprendido. 

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