DIRECTOR GENERAL ADJUNTO ALAN WM. WOLFF

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Doy las gracias a la Asociación Francesa de Grandes Empresas (AFEP) por invitar a la OMC a participar en el evento de hoy. El informe sobre comercio y cambio climático que presentan ustedes hoy demuestra que la AFEP está dispuesta y decidida a aportar su contribución para abordar los grandes desafíos a los que nos enfrentamos.

Son indiscutibles los efectos perturbadores del cambio climático y la degradación del medio ambiente en nuestras vidas y en nuestras economías, incluido el comercio.

La magnitud del desafío ambiental más importante de nuestros tiempos no se limita a un solo país. La suma de todas las medidas adoptadas — o, lo que es peor, no adoptadas — en las distintas economías influirá en la vida futura de las personas de todo el mundo. Los desafíos universales requieren una constante cooperación y acción a nivel multilateral.

Afortunadamente, las políticas comerciales y climáticas no son solo un imperativo de sostenibilidad, sino que también ofrecen valiosas oportunidades de diversificación y crecimiento económico.

Ante los importantes desafíos y oportunidades que presenta la lucha contra el cambio climático, no es de extrañar que un número creciente de Gobiernos haya empezado a adoptar planes climáticos cada vez más ambiciosos. Por ejemplo, la Unión Europea, el Reino Unido, el Japón, la República de Corea y la Argentina anunciaron recientemente su intención de alcanzar la neutralidad en emisiones de carbono de aquí a 2050, mientras que China y el Brasil prevén lograrlo de aquí a 2060.

En el marco del Acuerdo de París sobre el cambio climático, cada Parte debe presentar una contribución determinada a nivel nacional (CDN) para lograr que el aumento medio de las temperaturas mundiales se mantenga “muy por debajo” de los 2 ºC — procurando incluso que se mantenga por debajo de los 1,5 ºC — de conformidad siempre con el principio de responsabilidades comunes pero diferenciadas y capacidades respectivas.(1)

Cada país determinó el alcance de su contribución basándose en sus propios cálculos, en función de su historia, su capacidad y sus preocupaciones socioeconómicas. Ante unos objetivos nacionales ambiciosos, es hora de que las empresas consideren los posibles efectos (tanto positivos como negativos) que experimentará cada una de ellas en materia de competencia.

Abordar las cuestiones relativas a los efectos de las medidas ambientales en la competencia no es ninguna novedad en el sistema multilateral de comercio. Fue una de las principales razones por las que se creó el Grupo de las Medidas Ambientales y el Comercio Internacional del GATT en 1971, precursor del actual Comité de Comercio y Medio Ambiente (CCMA) de la OMC.

Desde entonces, y en particular tras la creación del CCMA, la OMC ha proporcionado un foro para que los Miembros examinen las medidas comerciales y ambientales que puedan tener repercusiones importantes en el comercio y alcancen las soluciones coherentes que sean más adecuadas.

Además de la UE, en la que han centrado ustedes su estudio, varios países han comenzado recientemente a examinar la adopción de medidas de ajuste en frontera de las emisiones de carbono para apoyar sus ambiciosos planes de mitigación del cambio climático. Por ejemplo, el Canadá, en su reciente Declaración Económica de Otoño de 2020, y México, en su contribución determinada a nivel nacional, han mostrado interés en considerar esas medidas. El plan climático de la próxima Administración de los Estados Unidos también menciona la posibilidad de adoptar un mecanismo de ajuste en frontera de las emisiones de carbono.

Para evitar un conflicto sobre las medidas comerciales relacionadas con el clima, que sería contraproducente, debemos entablar debates específicos y constructivos en la OMC sobre la manera de garantizar que las medidas relacionadas con el comercio (y el comercio en general) contribuyan eficazmente a las ambiciones mundiales en la esfera del cambio climático. Habrá conflictos si las medidas de la UE y las medidas nacionales no se consideran justas y equilibradas desde el punto de vista de su repercusión en el comercio.

Las normas actuales de la OMC no suponen un obstáculo para la adopción de medidas ambientales. Nunca han entorpecido el progreso ambiental. El primer párrafo de la carta fundacional de la OMC — el Acuerdo de Marrakech — deja claro que el desarrollo sostenible y la protección del medio ambiente son objetivos fundamentales de la Organización.

Las normas de la OMC exigen que los Miembros sean transparentes y brinden a los demás Miembros la oportunidad de manifestar sus opiniones y preocupaciones respecto de las políticas comerciales susceptibles de afectar a sus intereses. Las medidas adoptadas para abordar objetivos de política legítimos deberían ser coherentes y adecuadas. No han de crear una discriminación injustificable o arbitraria.

En resumen, los Miembros de la OMC pueden perseguir objetivos legítimos, como luchar contra el cambio climático, pero no pueden utilizar las medidas ambientales como medio encubierto para adoptar medidas proteccionistas. La normativa de la OMC ofrece una vía clara y constructiva para explorar la mejor manera de evitar los conflictos internacionales relacionadas con las políticas de ajuste en frontera de las emisiones de carbono y de mejorar la cooperación.

En la OMC, nosotros, los miembros de la Secretaría, estamos dispuestos a ayudar a los Miembros a avanzar con respecto a esta cuestión.

Desde el punto de vista de la OMC, tengo algunas recomendaciones que formular para la UE y los países que planeen adoptar medidas de ajuste en frontera de las emisiones de carbono en los próximos años.

En primer lugar, creo que la UE y los Miembros de ideas afines deben ser proactivos, lo que es esencial para hacer frente a este desafío.

Como he señalado antes, las normas de la OMC no impiden adoptar medidas ambientales y, de hecho, los Miembros de la OMC están adoptado cada vez más medidas comerciales relacionadas con el medio ambiente. Según nuestra Base de Datos sobre Medio Ambiente, entre 2009 y 2018 se notificaron a la OMC unas 11.500 medidas relacionadas con el medio ambiente, es decir, aproximadamente el 16% de todas las notificaciones presentadas a la OMC. Es evidente que las normas de la OMC dejan un margen de actuación suficiente para adoptar políticas ambiciosas, incluso cuando estas pueden tener repercusiones considerables sobre el comercio.

Las preocupaciones comerciales no son reclamaciones, sino solicitudes de información adicional motivadas por el deseo de comprender si la medida anunciada podría tener repercusiones desfavorables para el comercio de otras naciones. El plan de la UE de adoptar una medida de ajuste en frontera de las emisiones de carbono ya ha comenzado a debatirse en la OMC y se han presentado solicitudes de información en forma de preocupaciones comerciales en tres comités diferentes.

Mi segunda recomendación es que más vale anticiparse a los problemas.

La UE ha reconocido expresamente que la adopción de una medida de ajuste en frontera de las emisiones de carbono es una de las posibles políticas que considera aplicar para impulsar sus ambiciones climáticas. El estudio indica que los avances en otras esferas podrían incidir positivamente en la disminución de las posibles fugas de carbono y conducir a resultados favorables en el ámbito económico, laboral y ambiental .

En particular, destacan ustedes en el estudio una serie de ámbitos que los Miembros de la OMC deberían examinar para acordar resultados específicos, como por ejemplo:

  • prestar apoyo a las tecnologías de baja emisión de carbono, así como a la investigación y al desarrollo en este ámbito;
  • reanudar y ultimar las negociaciones para la conclusión de un Acuerdo sobre Bienes Ambientales (ABA) a fin de reducir los obstáculos arancelarios y no arancelarios a los bienes y servicios ambientales;
  • abordar las subvenciones a la industria teniendo en cuenta los resultados de sostenibilidad; y
  • reformar las subvenciones a los combustibles fósiles.

No existe actualmente ninguna exención de las disciplinas sobre subvenciones de la OMC para las subvenciones bien intencionadas, como las aplicadas con fines ambientales. De manera general, las normas actuales no prohíben las subvenciones (las prohibiciones se limitan a las subvenciones para la sustitución de importaciones y las subvenciones a la exportación) y permiten imponer medidas correctivas únicamente en el caso de que sean perjudiciales.

En su día, algunas subvenciones pertenecían a una categoría especial permitida y no recurrible. Algunos Miembros de la OMC han sugerido que se reactive este enfoque. Puede considerarse esa opción, pero quizás resulte polémica.

Las negociaciones en el marco del ABA no se han retomado desde la Conferencia Ministerial celebrada en Ginebra en 2016, pero varios participantes han indicado su deseo de reanudar esas conversaciones de manera significativa.

Algunos Miembros han entablado debates serios para examinar las normas sobre las subvenciones a la industria. Sería constructivo e importante tener en cuenta las preocupaciones ambientales al reformar las normas.

Además, varios Miembros de la OMC consideran imprescindible reformar las subvenciones a los combustibles fósiles como contribución clave para combatir el cambio climático.

Está en manos de los Miembros decidir qué cuestiones quieren proponer para su negociación en el marco de la OMC. La UE representa un porcentaje del comercio mundial mayor que cualquier otro Miembro. Con el apoyo de otros Miembros de ideas afines, la UE puede generar un cambio en la manera en la que el sistema de comercio facilita las políticas y medidas ambientales positivas. Dando muestras de ingenio y de empuje, la UE puede allanar el camino para lograr cambios positivos importantes y mejorar la cooperación multilateral. Por supuesto, para lograr los resultados más satisfactorios posibles se deberían tener en cuenta los intereses de todos los colectivos interesados, en particular los de los países en desarrollo y los países menos adelantados.

Recientemente, en la OMC hemos observado un creciente interés entre los Miembros por abordar de manera constructiva las cuestiones de sostenibilidad. Durante la Semana del Comercio y el Medio Ambiente organizada por la OMC en diciembre de 2020, varios Miembros dieron un importante paso adelante para mejorar la contribución del comercio al desarrollo sostenible mediante la puesta en marcha de dos iniciativas. La primera de ellas, iniciada por 50 Miembros de la OMC, consiste en “debates estructurados” sobre el comercio y la sostenibilidad medioambiental. La segunda, encabezada por otro grupo de Miembros, es un diálogo informal sobre la contaminación provocada por los plásticos y el comercio de plásticos ambientalmente sostenible.

El objetivo de los debates estructurados es identificar esferas de interés común y trabajar para lograr resultados concretos en materia de comercio y sostenibilidad. No cabe duda de que se abordará la cuestión del comercio y el cambio climático. El grupo tiene previsto celebrar su primera reunión formal a comienzos de año. No obstante, ya se celebró un debate inaugural del diálogo informal durante la Semana del Comercio y el Medio Ambiente.

El reciente dinamismo y el renovado compromiso observados últimamente en la OMC con respecto a estas y otras cuestiones de comercio y medio ambiente pueden llevar a mejorar la forma en que el sistema de comercio y los objetivos medioambientales pueden apoyarse mutuamente. Estos debates requerirán inevitablemente la contribución del sector privado.Me complace observar que la AFEP aporta sus propias competencias y puntos de vista al debate. Su voz puede contribuir positivamente a las políticas, medidas y normas que consideran aplicar los Gobiernos.

 

Notas:

  1. Cabe destacar que, en el marco del artículo 4 del Acuerdo de París, el principio de las responsabilidades comunes pero diferenciadas y las capacidades respectivas establece que, para cumplir el objetivo a largo plazo referente a la temperatura, “las Partes se proponen lograr que las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero alcancen su punto máximo lo antes posible, teniendo presente que las Partes que son países en desarrollo tardarán más en lograrlo, y a partir de ese momento reducir rápidamente las emisiones de gases de efecto invernadero [...] para alcanzar un equilibrio entre las emisiones antropógenas por las fuentes y la absorción antropógena por los sumideros en la segunda mitad del siglo, sobre la base de la equidad y en el contexto del desarrollo sostenible y de los esfuerzos por erradicar la pobreza”. vuelta al texto

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